Entre los días 27 de abril y 8 de mayo tuvo lugar en la Universidad de Zaragoza la edición número catorce de la Semana Cultural Japonesa, una cita ineludible para todos los amantes de Japón y el arte oriental.
La presente edición se centraba en la vida cotidiana del Japón tradicional del periodo Edo (1603-1868). Como nuestros lectores bien sabrán, el periodo Edo se trata de una de las etapas más importantes y trascendentales de la historia de del País del Sol Naciente. Durante este tiempo los shogunes de la familia Tokugawa, a través de una serie de rigurosas ordenanzas, hicieron que el país viviera un periodo de considerable paz y armonía. Unificado políticamente, a los extranjeros se les prohibió el acceso al país, permitiéndose únicamente a los comerciantes chinos y holandeses el comerciar a través del puerto de Nagasaki. El archipiélago disfrutó de una notable prosperidad económica gracias al desarrollo del comercio y de la producción artesanal. El nivel de la ciudadanía aumentó y el refinamiento cultural se extendió más allá de las clases dominantes. Los comerciantes y artesanos de las grandes ciudades, generaron una cultura popular, de gran variedad y carácter hedonista, que dio lugar a manifestaciones de gusto netamente japonés, de enorme calidad y originalidad.
La inauguración de la Semana Cultural contó con la asistencia de representantes de la Japan Foundation y del decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, dando idea del prestigio y reconocimiento que han ido adquiriendo año tras año, así como de los dos organizadores y verdaderos artífices de las jornadas, Elena Barlés y David Almazán. Tras el acto, en el que se dejó constancia de la importancia de la realización de este tipo de eventos en los que a su marcado valor académico se le añade una apuesta por la divulgación, tuvo lugar un concierto de koto interpretado por la concertista y compositora Yoshie Sakai, una afamada especialista en artes tradicionales de Japón, en el que se pudieron escuchar tanto obras de los más afamados compositores, caso de Yatsuhashi Kengyo, como canciones populares niponas, disponible aquí.
Posteriormente Fernando García Gutiérrez inició la serie de conferencias con una magnífica exposición acerca de la villa imperial de Katsura, uno de los principales edificios construidos en el periodo Edo y en el que podemos observar los rasgos más distintivos de la arquitectura tradicional japonesa, haciendo hincapié en la importancia que históricamente ha tenido la naturaleza para el pueblo japonés, el cual concibe a la construcción como un conjunto indivisible con el entorno que le rodea, siendo un ejemplo perfecto de esto la disposición de los edificios de Katsura. A continuación la Doctora Mónica Vázquez de la Universidad de Zaragoza se encargó de exponer los principales rasgos de la casa tradicional japonesa, así como de señalar la profunda influencia que estas, a priori humildes moradas, han tenido en arquitectos occidentales de primerísimo orden, caso de Bruno Taut, Frank Lloyd Wright o Ludwig Mies van der Rohe.
Siguiendo con las lecciones impartidas en la Semana Cultural, la Doctora Muriel Gómez de la Universidad Oberta de Catalunya nos presentó un interesante recorrido a través de las festividades populares del Japón tradicional. Contemplando los principales eventos festivos de todo el año fuimos conscientes de la importancia que el paso de las estaciones ha tenido para el pueblo japonés, disponiéndose cinco sekku o festividades principales para cada estación, entre las que se encuentra el Hinamatsuri o día de las niñas en el que se exhiben las famosas muñecas tradicionales, o el Tango no Sekku, renombrado en la actualidad como Kodomo no hi o día de los niños, en el que se disponen las tradicionales koinobori, unas espectaculares banderas con forma de carpa. Nuestra compañera Carolina Plou pudo también participar, ilustrándonos acerca del aspecto del Japón tradicional a través de una serie de fotografías realizadas por los primeros fotógrafos del archipiélago, tanto nipones como occidentales, caso de Felice Beato. A través de estas imágenes pudimos ser testigos de la apariencia de geishas y samuráis, del aspecto de las ciudades y templos así como de otros muchos temas en los que se distinguía y apreciaba el aspecto más tradicional de un periodo Edo que se resistía ante la incipiente modernización Meiji.
El tercer día de conferencias comenzó con la exposición a cargo de la Doctora Elena Barlés que versaba sobre la vida cotidiana en la gran cuidad de Edo, la actual Tokio. Pudimos comprobar cómo esta pequeña localidad de pescadores a comienzos del siglo XVII, tras ser escogida como capital y residencia por los dirigentes Tokugawa se convirtió en una importante urbe, a la que los poderosos señores feudales de todo Japón debían acudir a mostrar sus respetos a los shogunes, lo que hizo que se construyera toda una serie de lujosos palacios en la capital. El ajetreo y los importantes intercambios comerciales que se producían en la ciudad propició el surgimiento de una poderosa clase de comerciantes que mantenían un lujosa y hedonista forma de vida que discurría entorno a los barrios de placer, las luchas de sumo y las obras de kabuki, divertimentos que ocasionaron una de las manifestaciones más sobresalientes del arte japonés como es el grabado ukiyo-e. Posteriormente doña Kumiko Fujimura presidenta de la Asociación Aragón-Japón, realizó un interesante recorrido a través de la gastronomía típica del periodo en el que se mostraron tanto los alimentos favoritos de Tokugawa Ieyasu como recetas y platos consumidos por los habitantes de Edo, muchas de los cuales se siguen realizando en la actualidad, así como señalar el curioso caso de los samuráis que cambiaron las catanas por los cuchillos y útiles de cocina y alcanzaron gran fama como renombrados cocineros. El Doctor David Almazán de la Universidad de Zaragoza en su exposición acerca de los cuentos tradicionales japoneses, habló de alguna de las historias infantiles más populares del Periodo Edo (como “la medusa cándida” o “Urásima, el pescadorcillo”), recordando su pronta difusión en España de la mano de Gonzalo Jiménez de la Espada; uno de los personajes infantiles paradigmáticos de Japón, Momotaro, sirvió además de nexo entre pasado y presente, pues la charla finalizó con la proyección de ejemplos versiones recientes de su historia, como la de Hello Kitty o Shin Chan.
El cuarto día de la Semana Cultural contó con sendas conferencias a cargo de don Rafael Rodríguez de la Universidad de Zaragoza – quien habló acerca de los fantasmas y seres sobrenaturales del Japón tradicional, tratando tanto criaturas mitológicas tradicionales como el tanuki o el kappa, como figuras espectrales como Oiwa (de quien ya hemos hablado en alguna ocasión) – y de Félix Alcántara, también de la Universidad de Zaragoza, quien habló de lo cotidiano del haiku del periodo Edo. Mediante ejemplos concretos de haiku, el ponente describió la esencia del mismo -la unión de hombre y naturaleza, al mismo nivel, en el devenir cotidiano- abordando los principales temas del haiku de este periodo, como el trabajo, el viaje, la literatura, los niños, la comida, la pobreza, la religión o la muerte.
En la última jornada de conferencias, la cultura japonesa más contemporánea fue la protagonista, de la mano de una muy amena y participativa charla a cargo de doña Verónica Calafell, de la Universidad Autónoma de Barcelona, en la que se trató el tema del manga fuera de Japón, haciendo especial hincapié en la complicada labor del traductor. A continuación, tuvo lugar la proyección de la película Capitán Harlock, el futuro ya es pasado, una superproducción de 2013 dirigida por Shinji Aramaki.
El programa de la Semana Cultural no solamente se limitó a las conferencias que acabamos de mencionar, sino que también abarcó sendas visitas guiadas, una al Museo de Zaragoza y otra al Museo de Origami. En el Museo de Zaragoza la visita atendió a la exposición Hiroshige y su época, en la que se pueden observar toda un conjunto de grabados de este genial artista del ukiyo-e, así como otras obras características del periodo Edo. Durante la visita a la Escuela Museo de Origami, emplazada en el Centro de Historias, se pudieron apreciar una amplísima serie de magníficas realizaciones de este singular arte del papel, además de la exposición temporal “Gache Papier”.
Como colofón, el día catorce de mayo tuvo lugar en la Sala CAI Luzán de Zaragoza un concierto pedagógico que llevó por título Espejismos. Un paseo por el orbe con estrambote oriental, cuya dirección artística corrió a cargo de doña Luisa María Gutiérrez y que constó de un selecto programa de concierto para piano y canto con obras de Anglade, Offenbach y Debussy -entre otros compositores,- en el que se emuló el singular periplo que Julio Verne ofreció a sus lectores en La vuelta al mundo en 80 días, destacando los países que visitaron sus protagonistas y en el que confluyen distintos intereses y curiosidades, como distintas razas, costumbres y manifestaciones artísticas.
Esperamos que con este breve recorrido nuestros lectores hayan podido rememorar los eventos de la pasada Semana Cultural Japonesa, así como animarles a asistir a futuras ediciones.