La historia de Vietnam es amplia y convulsa por igual, especialmente, durante los últimos doscientos años. Durante todo este tiempo ha habido un edificio que ha sido testigo de excepción en el devenir de los sucesos del país, así como uno de sus centros más importantes de poder y toma de decisiones de manera informal: el Hotel Continental Palace de Saigón (hoy Hotel Continental Saigón).
En 1859, los españoles ayudaron a los franceses a tomar la ciudad de Saigón durante la expedición franco-española a Cochinchina (1858-1862) con el pretexto de castigar al estado vietnamita por el asesinato de sacerdotes católicos. Si bien durante el reinado de Isabel II la presencia europea en Asia se limitaba casi exclusivamente a españoles y portugueses, a partir de ese momento otras potencias entrarían en escena. La conquista de Saigón sirvió a los franceses de punto de partida para sus campañas de conquista de toda Indochina, mientras España no recibía nada a cambio de la ayuda prestada.
Saigón, convertida ya en la capital de la Cochinchina francesa, se dota de hermosos edificios a la française que le granjean el apodo de “la París del Oriente” o “La perla del Lejano Oriente”. Una ciudad de tal importancia requería de un alojamiento a la altura de los altos funcionarios coloniales, aventureros, comerciantes, y viajeros de lujo que se detenían en Saigón en su camino a los templos de Angkor desde Hong Kong o Shanghái. Surge así, en 1878, la idea de construir un hotel de lujo que se convirtiese en el centro de la vida económica y política de la ciudad, y en lugar de encuentro de la buena sociedad europea. Realizado por Pierre Cazeau, un productor de materiales de construcción, el Hotel Continental Palace Saigón fue inaugurado un año más tarde en una de las principales calles de la capital: Catinat Street (hoy Dong Khoi Street), popularmente conocida como “la Canebière de Saigón”, en referencia a la elegante calle de Marsella donde se ubican las grandes mansiones señoriales y los mejores hoteles.
A su vez se levantaron la catedral de Nôtre-Dame (a cinco minutos a pie del hotel), la Oficina de Correos y Telégrafos y el Ayuntamiento de la ciudad.
En 1911 el Continental fue vendido al Duque de Montpensier y durante los años veinte escritores como André Malreaux se instalaron en él durante sus largas estancias en la colonia francesa. Tras pasar por las manos de un empresario local, curiosamente acabaría viviendo su momento de esplendor en los años treinta, cuando fue adquirido por el gángster corso Mathieu Franchini, que lo administró con éxito hasta 1975 en compañía de su hijo Philippe.
Durante la Segunda Guerra Mundial, revistas estadounidenses tan prestigiosas como Time o Newsweek instalaron sus oficinas en las plantas primera y segunda del Continental respectivamente, desde donde narraron el desarrollo del conflicto en la zona. Conocido coloquialmente como “Radio Catinat” por ser el punto de encuentro de los corresponsales, periodistas, políticos y hombres de negocios de medio mundo, sus paredes han sido testigo privilegiado de numerosas historias de intriga y poder, ubicado como está en pleno corazón de Saigón, junto a la entonces Asamblea Nacional.
Durante la ocupación americana Catinat Street fue renombrada como Tu Do Street, volviendo a cambiar su nombre por Dong Khoi Street en 1975. En abril de ese mismo año el legendario Hotel Continental cerraba sus puertas, y se inauguraba así un periodo de marcada decadencia; el fin del estilo de vida colonial daba paso a la unificación de un Vietnam independiente y comunista con capital en Hanoi, alejando el centro de poder de las inmediaciones del hotel.
Un sinfín de personajes célebres ha sido alojado en sus habitaciones, tanto de la vida política (Jacques Chirac y el Primer Ministro de Malasia Mahathir Mohamed) como de la literaria y artística, entre los que destacan Malraux, el poeta indio Rabindranath Tagore o el escritor británico Graham Greene como algunos de sus huéspedes más destacados.
Precisamente este escritor alcanzó uno de sus éxitos más notables con su novela El americano impasible (1955), adaptada al cine en 2002 y ambientada en el Continental, en cuya habitación 214 se instaló durante las largas jornadas que dedicó a su creación. El libro narra los intentos de liberación del pueblo vietnamita de la dominación francesa a través de los ojos del corresponsal de guerra británico Thomas Fowler, justo en el momento en que los americanos intentan frenar la expansión del comunismo por el país.
Otras películas como Indochine, protagonizada por Catherine Deneuve y Vincent Pérez, ganadora del óscar a mejor película extranjera en 1992, también cuentan con escenas grabadas en la terraza del hotel. La película, que recrea la vida en la colonia de la propietaria de una plantación de caucho y de su hija adoptiva vietnamita reconvertida en heroína comunista, muestra la elegante y tranquila atmósfera europea que podía disfrutarse en el Continental en los años cincuenta.
Este tipo de historias ha servido para dar a conocer el hotel al gran público y redescubrir los años dorados del Continental, que en 1986 fue adquirido por la empresa turística Saigón Holding, reabriendo sus puertas, tras una respetuosa reforma de las instalaciones, como the Đồng Khởi. En 1989 se sometió a una nueva y más profunda restauración, y volvió a renombrarse como Hotel Continental Saigón, recuperando así su nombre original. La última de sus rehabilitaciones fue ejecutada en 2007, adaptando la lujosa infraestructura a los estándares de confort actuales, pero respetando laatmósfera colonial francesa que lo hizo conocido en todo el mundo.
Hoy en día el hotel continúa siendo punto de peregrinaje para viajeros internacionales, nostálgicos de una época desaparecida y turistas románticos que quieren conocer los escenarios ya míticos de este espléndido hotel que tanto ha supuesto en la vida política y social de Vietnam. Como dicen algunos de ellos ahora, el hotel permite “acostarse en Saigón y despertar en Ho Chi Minh”.
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