La apertura japonesa en la Era Meiji (1868), supuso la llegada a Occidente de nuevas influencias artísticas, y a su vez, una oportunidad renovadora para los revolucionarios artistas, sobretodo en el ámbito francés, que querían deshacerse de los viejos valores marcados por la Academia durante siglos. El Japonismo, que no era otra cosa que ese redescubrimiento de lo nipón que sedujo a Europa de forma irremediable. Este fenómeno, favoreció el desarrollo de grandes colecciones, como, por ejemplo, la de grabados japoneses del propio Vincent Van Gogh. Muchos fueron los artistas que intentaron tomar Japón como una fuente de inspiración renovadora, entre ellos destacó el artista holandés, que hizo suyas temáticas, técnicas y estética del arte nipón.
Este interés supuso que la época en la que vivió Van Gogh estuviera llena de manifestaciones culturales que reflejaban el gusto por lo japonés, como la célebre obra Madame Chrysanthéme, escrita por el francés Pierre Loti. En aquella época era posible visitar Japón sin salir de Europa, todo gracias a las Exposiciones Universales, estos intercambios generaron una serie de coleccionistas como E. Chesnau o L. Gonse, y publicaciones como Le Japon Artistique de S. Bing. Todo ello viene a mostrar la influencia japonesa en el ambiente cultural de la época.
En el caso concreto de Van Gogh, incluso en escritos como sus Cartas a Theo,[1] se ofrece un testimonio directo de la influencia japonesa en el artista, tanto en la observación de la naturaleza, como en su pasión por los grabados ukiyo-e, los cuales coleccionaba.[2]
Es evidente la amplia influencia que la estampa japonesa tuvo en el arte europeo, como ya puso de manifiesto Edward Strange en su obra Influences in European Art, The Colour Prints in Japan, “los ukiyo-e han ganado una merecida reputación en todo el mundo civilizado […], su método de producción es incluso con los tempranos grabados de claroscuro producidos en la Italia del siglo XVI”,[3] de hecho uno de los primeros artistas que destacó estas influencias plenamente fue Van Gogh, como señaló Émile Bernard a comienzos del siglo XX, o como también estudiaría Henri Focillon posteriormente, en 1923. Pese a estas evidentes influencias niponas, y las primeras publicaciones que suscitaron el interés por el artista holandés centrándose en la técnica aplicada y temática utilizada, no fue hasta la segunda mitad del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se llevaron a cabo los primeros estudios de carácter específico.
Básicamente, podemos afirmar que en los estudios generales sobre Japonismo siempre existe una especial atención a Van Gogh, que es presentado como uno de los artistas más cercanos a la estética japonesa, y más fructíferos en su relación con el arte nipón. De hecho sus obras han sido muchas veces las estrellas en grandes exposiciones dedicadas al Japonismo, exposiciones como Mutual influences Between Japanese and Western Art celebrada en Tokio en el año 1968, así como la gran exposición Japonisme, celebrada en el Grand Palais de París en 1988.
También existen importantes estudios de referencia sobre el Japonismo que contienen apartados específicos sobre Van Gogh, ejemplos de ello son el Dialogue in Art. Japan and the West (1976), Japonisme: The Japanese influence on Western art since 1859 de Siegfried Wichmann (1981), el de Michael Sullivan The Meeting of Eastern and Western Art (1989), o estudios un poco más recientes como el trabajo de Klaus Berger Japonisme in Western Painting from Whistler to Matisse (1993). También en nuestro país investigadores pioneros, como Federico Torralba, Fernando García Gutiérrez, o estudios recientes como los realizados por David Almazán, han puesto de manifiesto la influencia nipona en Vincent Van Gogh y la importancia de este fenómeno para entender su obra.
De todos estos excelentes trabajos destaca el estudio de Siegfried Wichamnn sobre el tratamiento de cuestiones estilísticas y técnicas japonesas, que son localizables en las propias obras de Van Gogh, y que fueron adoptadas gracias a la observación por parte del artista de los ukiyo-e de Hokusai o Hiroshige . Tan evidente ha sido la influencia tomada por Van Gogh del arte japonés que en la actualidad comienzan a realizarse estudios que tratan concretamente este tema, como el de la historiadora Tsukasa Kodera cuyo artículo “Van Gogh´s Utopian Japonisme”, incluido dentro de un libro sobre las estampas japonesas coleccionadas por Van Gogh publicado en 1991, esclarece las ideas que el artista había asociado a “lo japonés” para entender en qué medida el arte nipón ha influido en su obra, y dónde podían localizarse estas influencias. Más recientemente, el historiador del arte Guillaume Morel, publicó en 2013 un estudio en la revista Connaissance des Arts titulado “Van Gogh sous le charme du Japon” profundizando en un tema que, como vemos, sigue estando de rabiosa actualidad.
Con este artículo podemos ver qué influencia tuvo el arte japonés a través de manifestaciones como los ukiyo-e en el pintor Vincent Van Gogh, estableciendo una conexión con sus obras y escritos gracias a los estudios publicados sobre este tema. Mediante la observación de sus obras podremos saber también con qué ojos veía Van Gogh ese Japón idealizado por Occidente, hasta qué punto supo profundizar en este conocimiento y cómo esto tuvo ecos en su trabajo, ayudándole a su vez, a la introducción de novedades que harían evolucionar su pintura a lo largo de distintas etapas artísticas.
En próximas entregas analizaremos mediante el uso de las Cartas a Theo que Van Gogh escribió a su hermano a lo largo de toda su trayectoria artística, viajaremos a París, donde el artista entró en pleno contacto con las nuevas corrientes creadoras como el Impresionismo y Neoimpresionismo, fruto del ambiente cultural donde la idea de un Japón exótico era traspasada para adoptar técnicas artísticas que hoy son intrínsecas al arte occidental. Más tarde Van Gogh, enamorado por Japón, y habiendo hecho acopio de una nutrida colección aun en crecimiento de ukiyo-e, buscó su sueño japonés en Francia trasladándonos a Arlés.
Para saber más:
Notas:
[1] Van Gogh, Vincent, Cartas a Theo, (traducción, fragmentos biográficos, notas y epílogos de Antonio Rabinad), Barcelona, Paidós estética, 2004.
[2] Una catalogación completa de las más de 250 estampas japonesas coleccionadas por el artista puede consultarse en VV.AA., Catalogue of the Van Gogh Museum´s collection of Japanese prints, Amsterdam, Waanders Publishers, Zwolle, 1991.
[3] Strange, Edward, Influences in European Art, The Colour Prints in Japan, Londres, HMSO, 1931. Pp. 23,24.