Introducción
Las migraciones han marcado la vida de los seres humanos en todas las etapas de la Historia y es un fenómeno que existe desde que el ser humano habita en la Tierra. Así pues, las migraciones no entienden de raza, sexo, género, religión o voluntad; y han remodelado estados y sociedades afectando, en mayor o menor medida, a todos los países. En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo del gran crecimiento continuado que ha experimentado China, el cual ha hecho que esta se posicione como una de las potencias económicas a nivel global. Junto con su expansión económica, la diáspora china se ha hecho presente en todo el mundo. Continuamente aumenta el número de residentes de origen chino en España y en Andalucía; por ende, se construye una comunidad con un fuerte sentimiento nacionalista el cual, junto con el uso de las redes entre individuos, les permite mantener un vínculo con su país de origen, sus tradiciones y costumbres.
A pesar de que cada persona puede tener uno o varios motivos por los que migrar, podemos diferenciar seis grandes categorías: socioeconómicas, políticas, psicológicas, culturales, propias de la condición humana y medioambientales.[1] Cada una de estas categorías abarca varias subcategorías que, aunque pueden estar relacionadas entre sí, crean una red de posibles respuestas difícil de desentrañar tanto para quien investiga como para la propia persona migrante. De manera general, se atañe como causa principal de las migraciones las disparidades económicas, aunque “algunos pueden migrar por razones no económicas: clima, parientes o amigos, o simplemente ganas de variar…”[2]
Como consecuencia de la globalización y la mayor accesibilidad que esta supone, los flujos migratorios son cada vez más diversos y fragmentados. Esto se traduce en “un auténtico desafío para los académicos que pretenden investigar las migraciones contemporáneas”.[3] A pesar del continuo interés por comprender el fenómeno migratorio, García señala que, aún hoy día, es palpable “la ausencia de un corpus teórico único y global, bajo cuyos postulados alcanzar un conocimiento lo suficientemente satisfactorio de dicho fenómeno”.[4]
Por otro lado, los gobiernos se enfrentan ante nuevas regulaciones ajustadas a las características de nuestro tiempo para “controlar” las migraciones. En consecuencia, las migraciones no suelen ser bienvenidas y, en muchas ocasiones y por muchos gobiernos, se entiende la migración como un problema que hay que corregir. Por lo tanto, la mayoría de estas investigaciones parten de números y estadísticas con el objetivo de hallar la solución a un problema que se cree tener, dejando a un lado a las personas protagonistas del movimiento migratorio. A través de estas prácticas, De Tona subraya que lo que representan los estudios estadísticos son “people with the tears wiped off” y añade que “the tears of migrant people is what we often overlook and/or fail to understand”.[5]
Además, las diásporas, en su inmensa mayoría, tienen en común la racialización por parte de la sociedad receptora “tanto por su condición de migrantes como por su lengua y, en muchos casos, su fenotipo”.[6] Se crean prejuicios y expectativas que reavivan un racismo latente y que favorecen un caldo de cultivo perfecto para el auge y fortalecimiento de los grupos de extrema derecha que señalan los movimientos migratorios como uno de sus principales problemas. Así pues, la introducción de elementos culturales y sociales de personas migrantes se ve como una amenaza a las costumbres, hábitos y tradiciones de la sociedad receptora, por lo que “se lanzan, en este sentido, unos mensajes xenófobos que apelan a la unidad para luchar contra las amenazas extranjeras”[7]: estos mismos discursos han teniendo un fuerte auge durante la pandemia, cuando los grupos más extremistas de la política española, siguiendo un discurso bien afianzado en la ultraderecha a nivel global, han culpado a China del advenimiento del virus.
Durante la pandemia, hemos sido y somos testigos de los ataques xenófobos que vive la comunidad china por todo el mundo. Ante la situación de crisis sanitaria global, incertidumbre y miedo, se busca “a un chivo expiatorio, al que achacar sus males, extremo que explotan los populistas con ahínco”.[8]
Sin embargo, la diversidad cultural se hace cada vez más visible en las calles, escuelas e instituciones públicas, forma parte de nuestra vida diaria, y la comunidad china no puede seguir siendo ignorada, invisible, desconocida y acusada como “culpable” de la pandemia. Aunque el pueblo chino cuenta con una larga tradición migratoria hacia España, los estereotipos de una comunidad cerrada que poco se integra en la sociedad, la han hecho invisible.
Los principales destinos de asentamiento han sido, tradicionalmente, las grandes comunidades autónomas como Madrid o Cataluña, las cuales cuentan con 63 549 y 63 567 habitantes de origen chino respectivamente. Sin embargo, la diáspora china comenzó a expandirse por la Península, eligiendo zonas costeras donde se registran altas tasas de turismo tanto nacional como internacional. Por tanto, Andalucía se ha convertido en la cuarta comunidad autónoma con más residentes provenientes de China, por detrás de Madrid, Cataluña y la comunidad Valenciana.
En el año 2000 había 1880 personas de origen chino en Andalucía, sin embargo, en dos décadas, este número ha crecido hasta llegar a las 22 768 personas. Podemos apreciar este crecimiento, sobre todo, entre el año 2005 y el 2015, en los que la población pasó de 6 395 personas a 20 183. Si bien es cierto que Málaga y Sevilla son las provincias con un mayor número de personas migrantes chinas, Granada ha cobrado una gran importancia como destino preferente.[9]
Cada grupo migratorio tiene su complejidad y debe ser estudiado dentro del mismo. Por lo que considero esencial que, a pesar de que los datos estadísticos nos faciliten información sobre el fenómeno, no se estudien las migraciones con el fin de crear informes y cuantificarlas de manera general. Es imprescindible elaborar proyectos e investigaciones que acerquen la sociedad a la comunidad china, partiendo de las raíces de su propia cultura y a través de las voces y experiencias de las personas protagonistas de la diáspora.
Justificación del tema de investigación
Las razones que me han llevado a elegir este tema de investigación son muy variadas. Sin embargo, me gustaría resaltar dos en particular. La primera es que, a pesar de que la población china en Andalucía es cada vez mayor, considero que no se ponen los esfuerzos necesarios, tanto por parte de la población andaluza como de las administraciones, por entender la cultura y tradiciones chinas, y por hacer todo lo posible para conocer la situación de las personas migrantes chinas en ciudades que no tienen un peso económico fuerte a nivel nacional. A través de una extensa revisión bibliográfica, con publicación posterior a este artículo y dentro de la serie: la diáspora china en Granada, he podido comprobar que, en el campo de estudio de la comunidad china en España, las investigaciones se han centrado principalmente en grandes ciudades con una larga tradición de asentamiento de la diáspora china, especialmente en Madrid y Barcelona, mientras que en las ciudades que no presentan una gran comunidad, las investigaciones son escasas, concretamente ninguna en la ciudad de Granada.
La segunda razón tiene su origen en la pandemia, con la que llevamos conviviendo casi dos años. Esta crisis sanitaria ha traído un nuevo concepto a nuestras vidas: “la nueva normalidad”. Esta “nueva normalidad”, además de incluir las mascarillas, los geles hidroalcohólicos y la distancia interpersonal, también arrastra la incansable búsqueda de un culpable. Así pues, la COVID-19 se usa para estigmatizar y discriminar a la población china a escala mundial. Chen asegura que “el coronavirus no ha disparado la xenofobia, sino que ha ayudado a que esta se exprese más virulentamente”.[10]
En una sociedad occidental, ser chino no es normal: ser chino es ser una persona racializada, es ser una persona marcada, porque si bien ciertas actitudes o comportamientos se pueden disimular o esconder (…), la raza es una piel de la que uno no se puede deshacer.[11]
António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, ya enfatizó en mayo de 2020 que “the pandemic continues to unleash a tsunami of hate and xenophobia, scapegoating and scare-mongering”. Así, pidió una actuación social urgente “to strengthen the immunity of our societies against the virus of hate”.[12] No obstante, este virus del odio continúa extendiéndose sin control, discriminando y acechando a comunidades de personas migrantes, especialmente a la diáspora china. El uso de términos como “virus chino”, que culpabiliza a la comunidad del origen de la pandemia, han profundizado esta relación jerárquica de poder, aumentando los prejuicios y la sinofobia, y haciendo que se genere la falsa creencia de que las personas chinas, en conjunto, son portadoras del virus.
La xenofobia es un mal que han escondido y esconden todos los países. En lo cotidiano, la sociedad dominante se relaciona con las comunidades de personas migrantes como si fueran un ente, invisibles, “la otredad”. Esto genera una jerarquía a partir de la cual se fundamenta la creencia de que la sociedad dominante al “ser superior”, al “ser privilegiada” y al “no desviarse de la norma”, tiene el poder de señalar con el dedo y culpar a un colectivo con el que no se ha relacionado teniendo, en consecuencia, una imagen distorsionada llena de prejuicios en la que opera el desconocimiento y la ignorancia.
Preguntas y objetivos generales
Partiendo de lo escrito previamente, podemos distinguir una serie de preguntas que me han guiado durante la investigación y bajo las cuales se organiza esta serie de artículos:
Esta serie de preguntas se concreta en los siguientes objetivos generales:
En definitiva, las migraciones no forman parte del pasado, sino que están a la orden del día. Por ende, en un ambiente de crisis económica y sanitaria mundial, junto con el uso de discursos ultraderechistas que traen como consecuencia la violencia y discriminación de la comunidad china, se hace crucial el estudio de esta comunidad con el fin de debilitar los argumentos que promueven el odio y hacer que florezcan los puntos de unión y el entendimiento. Por este motivo, para conocer la situación de la diáspora china se debe estudiar desde dentro, no desde fuera ni sobre ella, no solo con un análisis cuantitativo que nos muestre cuántas personas de origen chino residen en Granada, sino completar estos datos a través de las historias de vida de las personas protagonistas de la diáspora.
Notas de campo
Se presentan a continuación testimonios obtenidos de las entrevistas realizadas a miembros de la comunidad china granadina entre los meses de enero a mayo de 2020. Las entrevistas se llevaron a cabo en chino putonghua y las traducciones son de elaboración propia.
“Ahora tenemos Wechat, es muy conveniente, siempre puedo estar en contacto con mis amigos y parientes en China” (Lin Yu,).
“Aquí no tengo muchos amigos, mi abuelo, mis abuelas y otros familiares están en China, pero por supuesto que hablamos” (Mo Ming).
“Después, entre mis conocidos se hizo muy popular marcharse al extranjero. Todos se fueron a Estados Unidos, Singapur, España u otros países. Yo también fui al extranjero con ellos. Mi esposo se marchó unos años antes que yo. En aquel entonces, nuestro sueño era ir al extranjero” (Xin Xiang).
“Es una pena el impacto del nuevo coronavirus, pero, además, el hecho de que el partido VOX ha promovido repetidamente la discriminación racial en la televisión, me hace sentir mucha tristeza, me siento realmente triste por mi hija. Me preocupa que mi hija tenga que soportar el rechazo y las críticas de sus compañeros de clase. Lo que me reconforta es que ella tiene una personalidad alegre y, aunque algunos de sus compañeros se han reído de ella, parece que no le afecta, sigue siendo optimista y amable” (Wu Ling).
Para saber más:
Notas:
[1] Gómez, Jaime. “La migración internacional: teorías y enfoques, una mirada actual”, Semestre Económico, número 26, volumen 13, 2010, pp. 81-99.
[2] Arango, Joaquín. “Las Leyes de las Migraciones de E. G. Ravenstein, cien años después”, REIS: Revista Española de Investigaciones Sociológicas, número 32, 1985, p. 23.
[3] Borkert, Maren; Martín, Alberto; Scott, Sam y De Tona, Carla. “Introducción: Comprender la investigación sobre migraciones (a través de fronteras nacionales y académicas) en Europa”, FQS Forum: Qualitative Social Research, número 3, volumen 7, 2006, p. 4.
[4] García, Rocío. “Un estado de la cuestión de las teorías de las migraciones”, Historia Contemporánea, número 26, 2003, p. 330.
[5] “gente con las lágrimas enjugadas (…) las lágrimas de los migrantes es lo que a menudo pasamos por alto y/o no entendemos” De Tona, Carla. “But What Is Interesting Is the Story of Why and How Migration Happened”, Forum: Qualitative Social Research, número 3, volumen 7, 2006, p. 2.
[6] Yúdice, George. “¿Una o varias identidades? Cultura, globalización y migraciones”, Nueva Sociedad, número 201, 2006, p. 111.
[7] Arabi, Hassan. “El discurso xenófobo en el ámbito político y su impacto social”, Entramado, número 1, volumen 16, 2019, p.168.
[8] Para saber más sobre el escritor inglés Thomas de Quincy y el porqué de su recelo hacia la comunidad china, puede consultarse el artículo “El coronavirus, Thomas de Quincey, Fu Manchú…” de La Vanguardia. Disponible aquí.
[9] Todos los datos han sido obtenidos del INE (Instituto Nacional de Estadística). De la misma manera, los resultados presentados de manera estadística son de elaboración propia a través de la información del INE. INE (Instituto Nacional de Estadística), a 16 de junio de 2021.
[10] Para entender la relación entre el coronavirus y los ataques xenófobos a lo largo de la pandemia es recomendable leer el artículo de opinión de Paloma Chen. Disponible aquí.
[11] Ídem.
[12] “la pandemia continúa desatando un tsunami de odio y xenofobia, búsqueda de chivos expiatorio y alarmismo (…) fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades contra el virus del odio”. Palabras del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en su discurso contra el odio. Disponible aquí.