“I am a Lolita. I do not believe in growing up. No matter how old I get, I shall remain devoted to ruffles and frills.”[1]
Novala Takemoto, Kamikaze Girls
Novala Takemoto es el autor de la cita que abre este ensayo, acerca de su novela Kamikaze Girls (De título original Shimotsuma Monogatari), publicada en Japón en el año 2002.
Podría considerarse a Takemoto como unas de las figuras más importantes dentro del Lolita propiamente dicho, ya no sólo por sus preciosos escritos y poemas, sino por ser un claro ejemplo de esa rebeldía tan característica de este mundo, al dejar de lado el rol propio de su sexo y su edad, convirtiéndose en portador de elaborados atuendos, tanto femeninos como masculinos, modelando para algunas de las marcas más importantes del panorama, como es el caso de Baby, The stars shine bright,[2] presente en la novela a tratar.
Kamikaze Girls nos cuenta la historia de Momoko Ryugasaki, una Lolita que se encuentra cursando bachillerato, amante empedernida de la época del Rococó francés. Su vida transcurre en circunstancias un tanto pintorescas: Su padre era un miembro de la yakuza dedicado a las falsificaciones de prendas Versace, su madre los abandonó por el médico que la atendió durante el parto, y su abuela parece ser que oculta un pasado un tanto escabroso. Momoko vive en Amagasaki, donde, según ella misma nos indica, todo el mundo nace y muere con el chándal puesto, además de tratarse de un lugar bastante alejado de la capital, lo que supone todo un incordio a la hora de realizar sus abundantes compras en su tienda predilecta, la ya mencionada Baby, the stars shine bright.
Los días de nuestra protagonista transcurren con total normalidad hasta que decide vender algunas de las imitaciones que su padre aún guarda para poder aumentar todavía más su guardarropa, entrando en contacto con Ichiko, una yankee[3] perteneciente a una banda de moteras, interesada en unas cuantas imitaciones. El encuentro supone toda una molestia para Momoko, sin embargo, Ichiko volverá a entrar en escena otras tantas veces, inmiscuyendo a la Lolita en bastantes conflictos: Desde las partidas de pachinko (un juego similar al pinball que podemos encontrar en los casinos japoneses) o la búsqueda de una bordadora legendaria, hasta un final, donde el lector se puede llevar toda una sorpresa.
Se puede considerar a Momoko como una caricatura del Lolita: Una chica obsesionada por llevar una vida mundana imitando a los nobles del XVIII, que se alimenta únicamente de dulces y basa su existencia en su guardarropa, dejando de lado amistades y familia. Bien es verdad que atendiendo al aspecto exterior del Lolita, puede parecer algo frívolo, que supone la conversión de mujeres en muñecas de otro tiempo. Pero no, pues esto es únicamente un aspecto superficial.
El Lolita surge en torno a los años 70’ del siglo XX, su principal característica es la rebeldía, pues aquellas japonesas que lo impulsaron buscaban acabar con el papel que tenía la mujer en la sociedad del momento, basado en ser una esposa complaciente y una buena madre; su protesta radicaba en un estilo fuera de lo común, inspirado en eras pasadas como es el caso del Rococó o la época victoriana sumadas a la cultura popular japonesa. El porqué de la inspiración en estas épocas, concretamente en las clases más elevadas, viene dado por ese espíritu de escapismo en busca de una utopía, un paraíso artificial en el que cualquier individuo puede expresarse y disfrutar libremente.
Lo que empezó con una protesta a día de hoy ha evolucionado bastante, tanto en lo referente al corte de los atuendos como en la mentalidad. El Lolita es una forma de ver el mundo subrayando la belleza de tantas cosas que pasan desapercibidas, se inspira en un mundo onírico y en cuentos de la infancia. Además, busca un nuevo canon que deja de lado las prendas predominantes en escaparates. Predominan así faldas de gran vuelo ajustadas a la cintura, blusas repletas de detalles y zapatos de punta redondeada. Igualmente, el Lolita ha acabado por entrar en contacto con otras tendencias, como es el caso del mundo gótico o el punk. Su estilo se ha ido adaptando dejando de lado las amalgamas de puntillas propias de Momoko para centrarse en diseño más sencillos caracterizados por un print o estampado con diferentes motivos (desde flores a mundos de dulces y animales adorables).
Creo que es necesario introducir una aclaración llegados a este punto, pues la denominación “Lolita” trae consigo toda una serie de malentendidos: La novela de Vladimir Nabokov nada tiene que ver con lo que se plantea en este ensayo, no encontraremos ademanes seductores ni un carácter pornográfico en la Lolita oriental. Realmente el porqué de esta denominación es algo que se desconoce, aunque podríamos subrayar esos vínculos con la infancia, referentes a los cuentos y los motivos que pueblan los vestidos propios de un estilo más dulce, pero ninguna relación guarda con la pequeña Dolores Haze.
Si profundizamos en Momoko, dejando de lado los aspectos más superficiales tratados anteriormente, veremos un claro ejemplo de su personal rebelión, al dejar de lado ese chándal que se espera que lleve para lucir preciosos vestidos de lo más femeninos y elegantes ante la sorpresa del resto de habitantes de Amagasaki.
Bien es verdad que, aunque al principio nuestra protagonista se muestre petulante y rechace todo contacto con el género humano, destaca su evolución, dada, principalmente, por los sucesivos encuentros con Ichiko. Podríamos considerarlas como “la extraña pareja” pues no podrían ser más diferentes, lo que supone toda una serie de escenas cómicas a lo largo de la novela y situaciones descabelladas que tienen como resultado el nacimiento de una sólida amistad.
Momoko la rechazará, se burlará de ella, huirá entregándole una col como su sustituta, y negará rotundamente el apreciarla, hasta que las circunstancias se desborden prácticamente al final de la novela, dejando al descubierto toda una serie de emociones nuevas para nuestra protagonista.
El mensaje resulta evidente en un primer vistazo, nos habla de la posibilidad de una convivencia y amistad entre dos personas completamente diferentes. Pero no nos podemos quedar en eso. Toda Lolita es una persona como otra cualquiera que únicamente viste de forma diferente o tiene una forma de ver la vida distinta, pero igualmente, siente y padece. Muchas son las veces que se da una imagen errónea de este universo, basada en el refinamiento y modales dignos de toda una dama, además de una serie de prohibiciones referentes a todo aquello que se salga de un comportamiento aristocrático. Nada más lejos de la realidad, y esto es algo que Momoko ha de comprender, pues no es tan diferente de Ichiko, ni de su padre o su abuela.
Terminar simplemente con una reflexión acerca de lo expuesto. He iniciado este texto con una cita que nos habla de no crecer y ser devoto de puntillas, evidentemente esto es algo completamente fuera de lugar, pero quizás, al igual que ocurre con Momoko, el Lolita sirva como una bonita excusa para trasladarnos momentáneamente a un precioso mundo digno de un cuento, una bella armadura para enfrentarnos al momento que nos ocupa desde un punto de vista completamente distinto al del resto, una obra de arte que se puede plasmar en una prenda.
Para saber más:
Notas:
[1] “Soy una Lolita. No creo en envejecer. No importa lo mayor que sea, permaneceré fiel a los volantes y puntillas.”
[2] Baby, the stars shine bright es una marca japonesa de ropa Lolita creada en 1988 por Akinori Isobe (Una figura presente incluso en la novela). Las prendas que vende esta marca se caracterizan por un estilo de lo más dulce que denominaremos Sweet Lolita. A día de hoy, las tiendas de Baby están presentes es ciudades europeas como es el caso de París.
[3] Se trata de lo que podríamos considerar como un macarra. Se caracterizan por los llamados “abrigos de kamikaze” de colores vivos y llamativos, normalmente cubiertos de bordados que remiten al lema de la banda a la que pertenecen. En este caso, Ichiko se nos presenta como una chica con el pelo decolorado y un maquillaje bastante llamativo, sus modales dejan bastante que desear además de ser un tanto vulgar.
Hola!
“Kamikaze Girls” ya está traducida al español, con el mismo título.
Un beso