Debido a su situación estratégica, el Imperio Otomano desarrolló un papel primordial en las relaciones que se produjeron entre Oriente y Occidente. En el siglo XVI, en su momento de mayor esplendor, sus dominios se expandían por tres continentes, dominando una amplia parte del sureste europeo, oriente medio y el norte de África. El Imperio acaparaba el comercio que se generaba a partir de la Ruta de la Seda y los intercambios marítimos del océano Índico, por lo que era el máximo receptor de productos e influencias provenientes de Oriente. Fue, precisamente, este control que ejercía sobre las transacciones lo que propició que los navegantes portugueses se echaran al mar en busca de nuevas vías de comercio con Oriente.
Uno de los objetos más característicos de este comercio fue la porcelana china, sobre todo la del tipo azul y blanco. Esta se caracteriza por las decoraciones en azul cobalto sobre un fondo blanco de porcelana. En el siglo XIV esta porcelana se empezó a fabricar en grandes cantidades y se destinaba principalmente a la exportación, alentada por el comercio con el mundo islámico, siendo objetos muy valorados tanto en China como en oriente medio y Europa.
Los sultanes otomanos llegaron a reunir una amplia colección de porcelanas chinas, que hoy día se encuentran expuestas en el Museo Topkapi de Estambul. Esta colección es un fiel reflejo de las transacciones e influencias que los objetos orientales han generado a lo largo de la historia. A continuación realizaremos un breve repaso de este fenómeno durante los siglos XV y XVI, momento de mayor esplendor y expansión del Imperio Otomano.
La fascinación de los otomanos por la porcelana china comienza en el siglo XIV, momento en el cual Anatolia estaba dividida en multitud de emiratos, entre los cuales el otomano era el más importante. Sabemos por los comentarios de un viajero árabe, llamado Ibn Battuta, que la porcelana ya se usaba en los banquetes que se realizaban en las distintas cortes de estos emiratos. Si bien de estos comentarios se desprende que la porcelana venida de China no era desconocida, su presencia era más bien escasa hasta las primeras décadas del siglo XV.
La cantidad de porcelanas que habría en la corte otomana en el siglo XV resulta imposible de cuantificar. Sabemos que en el banquete que se realizó en Edirne en honor de la circuncisión de los hijos de Mehmed el Conquistador (1444-1481), Bayerid y Mustafa en 1457, los dulces se sirvieron en valiosos cuencos de porcelana. En este período en las miniaturas otomanas empiezan a aparecer reflejadas porcelanas en las ilustraciones de las escenas de la corte. Por ejemplo, una miniatura del Külliyat, que data de la década de 1450, en la que se describe a un príncipe otomano atendido por cortesanos y músicos, y en la que frente al trono aparece un grupo de seis porcelanas blancas y azules (una jarra, un cuenco y cuatro botellas), pero resulta imposible valorar la fidelidad de la representación a una escena contemporánea real o si el reflejo de las porcelanas se debe a una licencia del artista.
El italiano Gian Maria Angionello, el cual fue capturado por los otomanos en 1470 y ascendió hasta una posición de responsabilidad dentro de la corte de Mehmed el Conquistador, relataba cómo en los días de audiencia, cuatro por semana, se servía la comida al sultán en platos de porcelana. Conocemos por otras fuentes que casi la totalidad de la vajilla imperial del siglo XV estaba realizada con metales preciosos. La porcelana china gozaba de gran importancia y consideración en la mesa imperial, valorándose casi a la par que los utensilios de oro y plata, como se refleja en el uso que de ella daba el soberano.
El reinado del sucesor de Mehmed II, Bayezid II (1481-1512), está mejor documentado. Por primera vez aparecen registros del tesoro y de las posesiones del sultán, en los cuales se hace referencia a las porcelanas, y en estos se observa un tímido aumento de las cantidades de objetos de este material. Durante este período probablemente también habría porcelanas en el harén, como se ha constatado en períodos posteriores.
El modesto incremento de las posesiones de la colección de porcelana en la primera década del siglo XVI contrasta con las adquisiciones que Selim I (1512-1502) realizó durante sus campañas de Persia (1514), Siria (1516) y Egipto (1517), y en las que como parte del botín de guerra se hizo con una gran cantidad de porcelanas en Tabriz, El Cairo y Damasco. Persia noroccidental, Siria y Egipto fueron importantes receptores de artículos chinos en el período anterior a la conquista otomana: en Tabriz parece que existía un marcado gusto y afán coleccionista por los objetos procedentes de China entre los dirigentes de finales del siglo XV. Así, los Mamelucos de Egipto (1382-1517) parece ser que empleaban la porcelana para multitud de funciones de corte o como presentes a otros estados: se sabe que los Mamelucos regalaron porcelanas a Venecia en 1442, a Carlos VII de Francia en 1447, al gobernador veneciano de Chipre en 1503 o incluso a Lorenzo de Medici en 1487.
La colección de porcelana del palacio otomano obtuvo un gran impulso debido a las victorias de Selim I, las cuales permitieron el control permanente sobre dos de los grandes centros receptores del comercio con el lejano oriente, Alepo y El Cairo; además, la campaña en Egipto les dio el acceso al Mar Rojo y al océano Índico. Los otomanos pronto tuvieron una ventaja decisiva sobre este comercio, que se manifestó en un incremento de los intercambios con el lejano oriente, que aseguraba un flujo continuo de importaciones de porcelana. El botín de Selim I fue trasladado a la colección imperial, por lo que debió de contar con ejemplos de gran calidad o antigüedad.
Durante el gobierno de Solimán el Magnífico (1520-1566) el aumento de las exportaciones de porcelana propició una interacción curiosa entre Oriente y Occidente: en Iznik, una ciudad de Anatolia occidental los ceramistas empezaron a realizar sus piezas tomando como modelo la porcelana china. Se puede hablar de una adaptación de los modelos chinos en lugar de una simple imitación, ya que esta influencia se constata en el empleo de motivos florales y abstractos provenientes de China, así como en el uso de una gama reducida de los tonos azules.
Con posterioridad a esta época de esplendor del Imperio Otomano, los contactos y el comercio con Oriente se siguieron produciendo: muestra de ello es la amplia colección de porcelana que alberga el Museo Topkapi de Estambul, perteneciente a este período y a siglos posteriores, y cuyo valor no solamente radica en la calidad de las piezas, sino como muestra de los contactos y del comercio con Oriente.
Para saber más:
Hola queria saber si la ceramica que que traian de china solo la utilizaban para vajilla o se utilizaba tambien en contrucciones arquitectonicas.
Gracias