Desde hace unos años Japón nos está deleitando con gran cantidad de películas que podríamos enmarcar dentro del género splatter o gore: películas cuyo género se encuentra entre la ciencia ficción y el terror y que normalmente cuentan con unos toques de comedia absurda o humor negro. Estas son protagonizadas, casi siempre, por jovencitas que no tienen más remedio que mostrar sus encantos mientras luchan por sobrevivir y se empapan de litros de sangre o de cualquier otra sustancia viscosa. Como todo género considerado prolífico, todos aquellos trabajos asociados al mismo no pueden contener la misma calidad ni estar exentos de la consiguiente sobresaturación. Podemos encontrarnos desde Meatball Machine, estrenada en 2005 y dirigida por Yudai Yamaguchi y Jun’ichi Yamamoto, donde al más puro estilo de Tetsuo: The Iron Man (Shin’ya Tsukamoto, 1989) nos recrean una historia de tintes cyberpunk demostrando que todo lo que tiene de pobre se puede compensar con unos exagerados efectos especiales y una buena creación de personajes, hasta la coproducción americano-japonesa Tokyo Gore Police, dirigida por Yoshihiro Nishimura en 2008 y cuya disposición a la acción violenta y el gore más extremo conquistó incluso al público en el festival de Sitges’08.
Dentro de esta vertiente podemos encontrar la actual ola de cine zombie, la cual ha llegado tarde a la pantalla grande del país a diferencia de casi todo el mundo, donde está dando sus últimos coletazos después de haber sufrido una sobreexplotación y repetición hasta el infinito. El género zombie ya había sido tratado en Japón anteriormente, mucho menos que en otros países pero sí habiéndonos dejado algunas películas inolvidables tanto por su originalidad como por lo que les rodea y los elementos que contienen. En 1999 se estrenó Wild Zero, dirigida por Tetsuro Takeuchi y protagonizada por el grupo de garage / rock n roll nipón Guitar Wolf, que nos presenta una original trama donde la banda debía salvar a la humanidad luchando contra alienígenas y hordas de muertos vivientes mientras combatían con la fuerza de su música. Otra película en la que los zombies japoneses hicieron acto de presencia es Versus, donde los muertos vivientes son los heraldos de una venganza milenaria contra los yakuzas. Esta última, estrenada en el año 2000, fue dirigida por Ryûhei Kitamura, conocido por ser el director de Godzilla: Final Wars o de la reciente No One Lives.
En la actualidad, en algunos círculos, ha obtenido gran popularidad la saga Rape Zombie. Dirigida por Naoyuki Tomomatsu nos ofrece altas dosis de gore, violencia, sexo, humor y terror siempre todo ello aderezado de lo absurdo que define el género. La primera entrega (Rape Zombie: Lust of the Dead) desarrolla el concepto de típica invasión zombie donde un grupo de supervivientes aúnan fuerzas para combatirlos. Es obvio que este argumento no tendría nada de especial si no fuera porque los supuestos muertos vivientes que están asolando Japón no son zombies al uso ni quieren tu cerebro, estos infectados solo son hombres y se caracterizan por un instinto nuevo en este género: quieren violar mujeres. Trama con múltiples referencias a la religión cristiana ya que incluso al final de esta película nacerá un niño que será nombrado nuevo salvador. La segunda entrega (Rape Zombie: Lust of the Dead 2) nos muestra lo ocurrido después de una guerra nuclear continuando con las vivencias de los supervivientes. Esta parte de la saga la protagonizarán en gran parte una pareja que se ha salvado del virus y aparecerá un nuevo grupo de supervivientes, los cuales estarán al margen de la infección aún cuando son todos hombres: los otakus. A su vez la sociedad contará con una nueva ayuda enviada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos: una androide usada como arma gubernamental. En Rape Zombie: Lust of the Dead 3 el argumento continuará incluso repitiendo escenas que aparecieron en la segunda parte y nos mostrará todos y cada uno de los bandos formados y la consiguiente lucha del bando de las mujeres, que deberán pelear para proteger del proyecto Herodes al niño que nació en la primera entrega.
Naoyuki Tomomatsu, el director de la saga, es conocido por muchas otras películas que abarcan el género zombie y la comedia de terror, siempre adornadas con pinceladas de erotismo claramente influenciado por el pinku eiga.[1] En cuanto a zombies es el creador de películas como Zombie Self-Defense Force y la considerada de culto, Stacy: Attack of the Schoolgirl Zombies. Destacó a su vez en la comedia de terror con la popular Vampire Girl vs. Frankenstein Girl donde compartió la autoría con Yoshihiro Nishimura, el denominado “Tom Savini de Japón” debido a sus destacados efectos especiales, los cuales podemos disfrutar en la ya citada Tokyo Gore Police o TheMachine Girl, esta última dirigida por Noboru Iguchi.
En cuanto a las actrices protagonistas de la saga no deberíamos olvidarnos de destacar a Asami, actriz que comenzó su carrera participando en el mundo de los videos para adultos y que desde hace unos años ha conseguido ganarse un gran hueco en el mundo del splatter y la comedia absurda de terror y ciencia ficción participando en gran parte de la filmografía de Iguchi donde ha protagonizado Sukeban Boy, The Machine Girl, RoboGeisha, Mutant Girls Squad, Karate-Robo Zaborgar, Zombie Ass y Dead Sushi, todas dirigidas por él. Otros directores especializados en splatter han seguido el ejemplo de este al contar con ella y por ello ha colaborado en muchos otros trabajos de género similar donde cabe destacar Gothic & Lolita Psycho o Helldriver.
Debido a que son películas dirigidas para consumo en vídeo, se tomarán muchas libertades en cuanto a los diálogos y las escenas hirientes para muchos colectivos que llenarán el contenido del metraje así como las escenas donde se puede apreciar una grabación y unos planos más cercanos a cualquier película pornográfica de dudosa calidad.
Todas estas películas están influenciadas por las tentacle movies, la sexplotation, el pinku eiga y Troma. No solo en Japón se está siguiendo este ejemplo, como bien podemos comprobar, entre otras, en títulos mucho más contenidos como la británica Doghouse (Jake West, 2009) o la americana Zombie Strippers! (Jay Lee, 2008), esta ultima protagonizada por la actriz de cine para adultos Jenna Jameson y que contará con la colaboración de Robert Englund, el famoso actor que dio vida a Freddy Krueger. La saga Rape Zombie en particular guarda muchas similitudes con The Taint, película estadounidense de 2010 dirigida por Drew Bolduc y Dan Nelson en la que un virus convierte a los hombres en misóginos sin vida aparente que sólo quieren aniquilar a las mujeres y donde, como en Rape Zombie, la única solución es la castración.
Aunque pueda parecer que todo esto no se puede superar, los japoneses no pierden comba y por ello se nos han presentado en estos últimos años películas como Dead Sushi, estrenada en 2012 y dirigida por Noguro Iguchi, donde como su propio nombre indica, el sushi se convierte en zombie y comienza a atacar a la población mediante situaciones realmente absurdas. O incluso Zombie Ass: The Toilet of the Dead, del mismo director, donde los no muertos y las heces se batirán en duelo contra nuestros estómagos.
Por todo esto me gustaría dar la enhorabuena a los fans del splatter porque amigos, aquí tenemos donde elegir para rato.
Para saber más:
Tráiler de Rape Zombie: Lust of the Dead. http://youtu.be/SLdSwXuRO9s
Notas:
[1] Pinku eiga o Pinky Violence: género cinematográfico japonés que surge en los años ‘60 y gana fama en los ‘70. Se caracteriza por la inclusión de escenarios eróticos y violentos en los que intervienen elementos como el asesinato, el abuso sexual, el secuestro, el porno blando y el BDSM.
No entiendo por qué os empeñáis en poner constantemente la palabra “zombie”, que es un término inglés, cuando existe la palabra española “zombi”.
Hola Pedro,
“zombie” (los comentarios no permiten cursivas) es una palabra aceptada por la RAE no hace tanto tiempo, bajo una forma diferente a la tradicional. Precisamente por ello, damos libertad a nuestros autores de escribirla como crean conveniente, siempre que indiquen en cursiva -como aquí- sucede que se trata de la forma extranjera. Recordemos que la RAE también incluye “güisqui” y que, ya en términos que nos afectan como revista, solo recientemente aceptó kimono (obligándolo hasta entonces a escribir con q), mientras que sigue proponiendo “sogún” -de diferente pronunciación- en vez de cualquier variedad con sh, forma que no se incluye en ningún material académico serio al respecto. Hace unas décadas, algunos libros españoles hablaban sin pudor de los “choguns del Japón”. La adaptaciones son mucho más mutables que la forma original…