Muchas han sido las aproximaciones a la situación de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, películas, manga o incluso novelas, como es el caso que nos ocupa. El Valle Oscuro es una novela de Andrea Tomé publicada por la editorial Plataforma Neo que vio la luz en el mes de octubre del año 2017 dentro de la denominación de literatura juvenil. A la hora de hablar de su autora, sabemos que ha publicado un total de cuatro novelas (incluyendo la que vamos a tratar en el presente texto) con el mismo sello editorial, ofreciendo a los lectores una serie de historias protagonizadas por jóvenes que abordan muy distintas temáticas, partiendo, por ejemplo, de la historia de una chica con un trastorno de la conducta alimentaria bajo el título Corazón de Mariposa (2014, con la que ganó la segunda edición del Premio Literario “la Caixa”), hasta llegar a la novel que nos ocupa. Su actividad como escritora la compagina con la impartición de charlas acerca de salud mental y literatura en diversos centros.
A la hora de comentar esta novela vamos a partir comentando la trama y los personajes para después abordar aquellos aspectos concretos que no hablan la Segunda Guerra Mundial y su desarrollo. En cuanto a la historia propiamente dicha, nos situamos en Japón, concretamente en la isla de Naha (Okinawa) durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de los capítulos, vamos a ver cómo el desarrollo de dicho conflicto afecta a los distintos personajes de una manera u otra, hasta finalizar con el rescate de algunos de los personajes y su situación en un campo de refugiados. Se podría decir que esta es una novela de personajes, ya que, fundamentalmente, vamos a estar siguiéndolos, conociendo su situación durante la guerra y los obstáculos con los que han de enfrentarse, partiendo de una de nuestras protagonistas, Momoko, que ha perdido la visión en un ojo a causa de un glaucoma, por lo que sufre acoso por parte de sus compañeras en el instituto y recibe visitas de una extraña criatura, un cuervo de tres patas denominado yatagarasu. Momoko forma parte de una familia que está ayudando en secreto a trasladar refugiados judíos desde Suiza a la embajada del país en Japón con el fin de protegerlos y terminará por ser enviada como enfermera al frente.
Por otro lado, hemos de hablar de Jun, otro de los personajes principales, la hija de un sepulturero que, por este motivo, forma parte de una casta inferior dentro de la sociedad nipona del momento, los burakumin. Momoko y Jun se conocen por casualidad una noche en pleno cementerio y, a partir de este momento, se establecerá una relación entre ambas que parte de una gran amistad para llegar, con el paso del tiempo, a algo más. En este caso, Jun pasará a formar parte de la plantilla de una fábrica de armas, obligada por su situación a casarse muy joven para, finalmente, ocultar su género y dirigirse al frente. Concretamente, a la hora de comentar este personaje, resulta muy interesante ver cómo sus interacciones y actitudes frente al resto están sumamente condicionadas por su pertenencia a esta casta, por lo que no recibe educación alguna y evita relacionarse o incluso tocar a otras personas.
Igualmente, podemos mencionar a otros personajes con un carácter más secundario, como es el caso de Takuma, hermano de Momoko, llamado al frente en un determinado momento para formar parte de las fuerzas aéreas, o Ryo, el primo de ambos, que constantemente está enfermo y termina, en un momento dado, ocupándose de pintar carteles para el cine de la zona. También podemos hablar de otros personajes aliados con los padres de Momoko y Takuma, desde una estricta profesora perteneciente al instituto al que asiste nuestra protagonista, diferentes refugiados que pasan por la casa de la familia, la madre de Ryo, que termina por delatarlos, y un largo etcétera. Todo este elenco conforma un universo propio y una historia bastante compleja que nos sumerge de lleno en la guerra y sus consecuencias, por ello, a continuación vamos a dar una serie de datos sobre una serie de acontecimientos y elementos concretos que aparecen mencionados.
Se podría decir que el contexto está deliciosamente construido, prestando una especial atención a cada detalle y contando, además, con una serie de notas que explican al lector determinados contenidos que figuran en la novela y que aparecen al final de la misma. Desde la existencia de una revista de corte feminista que fue clausurada, hasta expresiones mucho más coloquiales, todo tiene cabida en este particular glosario que complementa la lectura. Realmente estamos ante una narración que nos habla de una familia que quiere permanecer unida ante el conflicto que se les viene encima, muchas veces con una narrativa que parte de la propia Momoko, que no deja de ser una niña de catorce años que no entiende ciertas cosas del momento que le ha tocado vivir, por lo que es interesante ver todo desde su punto de vista, y es que ha de aceptar ciertas condiciones y actitudes por miedo y obligación. Esta historia es capaz de combinar la fantasía, de la mano de personajes, como el yatagarasu, o de algunos acontecimientos que ocurren en el ámbito privado de la familia (por ejemplo, tenemos una escena en la que el agua de una tetera se convierte en sangre), con la dureza y crueldad que empañan cualquier conflicto bélico. Atendiendo a esto, queremos señalar que esta es una novela dura, con momentos desagradables, un ejemplo más que pone de relieve el hecho de que la literatura juvenil dista mucho de historias simples y básicas, sin calidad o complejidad, todo lo contrario. Y, como ejemplo de ello, podemos hablar del estudio más que evidente de ciertas fuentes para construir personajes, como la baronesa Hentona, que está directamente inspirada en Chiune Sugihara, que también rescató a judíos durante el conflicto, aprovechando su situación como vicecónsul del Imperio de Japón en Lituania.[1]
Como ya hemos comentado, la familia de Momoko y Takuma son intelectuales y contrarios a las decisiones (o más bien imposiciones) por parte del Emperador: estamos ante una familia que lucha contra lo establecido. Como nos cuenta Andrea Tomé a lo largo de los capítulos, ambos están llevando a cabo una colaboración con la baronesa y con ciertos contactos con la embajada de Suiza, para intentar salvar al mayor número de personas posibles. Resulta interesante el desarrollo de las comunicaciones entre los miembros de este grupo, a través de cásicos pertenecientes a la literatura nipona, novelas de Natsume Sôseki o Kenji Miyazawa aparecen mencionadas en las páginas de este libro. Igualmente, su situación va a traer consigo ciertas sospechas e intervenciones por parte de la kenpeitai, la policía militar del ejército. A este respecto, vamos a ver ciertos trucos por parte de la familia para evitar una detención, como mutilar las novelas presentes en su biblioteca, trasladando las páginas de clásicos occidentales a portadas japonesas, la quema de revistas de corte feminista con el fin de evitar cualquier vínculo con las mismas o, igualmente interesante, el evitar que Takuma pase a formar parte del ejército.
Al principio de la novela, este personaje recibe un sobre rojo, símbolo de su próximo reclutamiento. Atendiendo a las condiciones señaladas por el ejército para pasar a formar parte de sus filas, Takuma tiene que enfermar de alguna manera para evitarlo. En este caso, se recurre a un consumo abusivo de salsa de soja con el fin de inflamar el hígado del personaje y hacerlo pasar por una hepatitis que evite su reclutamiento. Hay que decir que, aunque en un primer momento funciona, finalmente Takuma pasa a formar parte de las fuerzas aéreas, como ya hemos señalado.
Nos vamos a detener un poco más en el caso de Momoko y su papel como enfermera. Las alumnas y profesoras del instituto al que asiste son enviadas al frente como enfermeras; a través de la narración de Momoko, el lector es consciente de lo insostenible de la situación: la falta de espacio y recursos, la gran cantidad de infecciones por la falta de higiene del sitio, así como la más que evidente cercanía de disparos y soldados, que son una constante. Finalmente, el cuerpo de enfermeras se ve abandonado a su suerte, dada la inminente derrota del archipiélago nipón frente a las fuerzas americanas; Momoko termina salvándose, pero poco sabemos del resto de sus compañeras.
Este episodio que comentamos está basado en un hecho real, es el caso de las Himeyuri,[2] en el que un grupo de estudiantes acompañadas de sus profesoras (doscientas cuarenta en total) fueron enviadas al frente con el fin de ocuparse de los heridos, sin apenas conocimientos de medicina, para finalmente ser abandonadas. Sabemos que doscientas treinta y siete perecieron durante el conflicto. Nos gustaría señalar, además, que este mismo episodio ha sido representado en otros medios, como es el caso del manga, y más concretamente de Cocoon,[3] una obra de Machiko Kyo, que ha llegado a nuestro país a manos de la editorial Kodai.[4]
Otro aspecto que resulta interesante y al que se hace alusión en la novela es el racismo dentro de los soldados japoneses hacia aquellos llegados desde Okinawa, por no pertenecer los segundos al pueblo Yamato. El tema de las minorías étnicas se funde con el caso de las castas, encarnadas en el personaje de Jun, como ya hemos comentado. Así, se pone de relieve el hecho de que en ocasiones se les mandara a realizar trabajos menores que pudieran poner en peligro su vida o incluso se les restringiera su ración de comida. Estos son episodios que se narran a través de las voces de Jun y un personaje del que no hemos hablado, Yoichi. Este es el hermano mayor de Momoko, que ha roto prácticamente sus lazos con la familia dada su pertenencia a la kenpeitai. El tratamiento de este personaje es un tanto ambiguo ya que en ocasiones parece ser el culpable de los constantes registros y acusaciones que sufre la familia, pues se le muestra ocultando ciertas cosas o evitando, por ejemplo, el traslado de Momoko a una cárcel en Okinawa y una sentencia segura. Yoichi es una muestra de un japonés que se debe a su honor y a la propia nación pero, igualmente, quiere intentar proteger a su familia todo lo que pueda.
Este ha sido un breve repaso por algunos de los elementos que nos remiten a la Segunda Guerra Mundial en Japón presentes en la novela El Valle Oscuro, de Andrea Tomé. En resumidas cuentas, podemos hablar de una visión limitada al punto de vista de un elenco de personajes, pero mediante la cual es capaz de tratar varios temas y situaciones en el frente, que, a su vez, están inspiradas en personajes y hechos completamente reales. A esto se suma, además, el caso de un elemento ficticio,con la aparición de yatagarasu como heraldo de muerte y cambios que están por venir, y que afectan ya no sólo a estos personajes sino a un país entero, como fue el caso de Japón.
NOTAS:
[1] Para más información acerca de Sugihara véase: https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/chiune-sempo-sugihara
[2] Para más información acerca del caso de las Himeyuri véase: https://www.wayfarerdaves.com/?p=4092
[3] https://editorialkodai.com/tienda/productos/6-cocoon
[4] Para saber más acerca de la interpretación que hace Cocoon del caso de las Himeyuri véase: Ros Piñeiro, Iria, “Elementos que conforman la historia: el manga como testimonio de la Segunda Guerra Mundial”, en el XIV Congreso AEJE.
Para consultar el resumen: https://aeje.org/congresos/xiv-congreso-aeje/xiv-congreso-resumenes-y-cv
Para ver su intervención en el congreso: https://www.youtube.com/watch?v=4-vdKRfTut8