Christian Cailleaux (1967, La Garenne-Colombes) es uno de los ilustradores de moda en Francia: trabaja para varias publicaciones (de la talla de Le Figaro), campañas publicitarias y ha publicado catorce novelas gráficas. Casi siempre con cierto tono autobiográfico, a través de un dibujo estilizando y elegante, narra diferentes historias que giran esencialmente en torno a la idea del viaje. Cailleaux es un viajero consumado, que vivió una larga temporada en África trabajando para las Alianzas Francesas -una de las más importantes instituciones de difusión cultural francófona-.
Fue otro de esos viajes de trabajo el que en 2004 le llevó a la India,[1] y seguramente el responsable de que en 2007 el autor publicase Masala Chai: un monólogo en Hindi[2], una relajante novela gráfica en el que un dibujante –alter ego del propio autor- se embarca hacia la India con la intención de encontrar a un capitán de barco prófugo.
Con cierta sensación de película clásica de detectives -a la que contribuye el bricromatismo sepia elegido por el autor para su obra- el Sr. Mogo –alter ego de Cailleaux- realizará un periplo por la India en búsqueda del capitán, en el cual se verá casi siempre sumido en un profundo mundo de desconcierto e incomprensión -algo que, a tenor de sus palabras, también debió de suceder al autor-.[3] Sus convencionales pensamientos -el libro está lleno de lugares comunes sobre la India- se alternan con ensoñaciones que continúan en la misma línea, y son calificados por el autor como “algunas impresiones sin ton ni son”. Valgan estos fragmentos como ejemplo:
La India, tierra de contrastes. Los que afirman haber encontrado en la India aquello que esperaban encontrar seguramente no estén diciendo la verdad… Nadie está preparado para el primer encuentro con la India, y nadie permanece indiferente. Muchos llegan cargados de anticipación, ya que allá -eso les han dicho- encontrarán lo más extraordinario y lo más asombroso, lo más raro…[4]
El té era delicioso. ¿Quizás porque tenía el sabor del misterio de la India?[5]
Soy ateo (…) ¿Pero por qué aquí soy más receptivo al sentimiento religioso? ¿Por qué me parece más sincero, más auténtico?[6]
En este sentido, la obra -que a diferencia de otros trabajos previos, sí que está escrita por el propio Cailleaux-,[7] resulta bastante lineal y relajada, recordando muy poco al especiado té que le da título,[8] o al café del color que inunda sus páginas: lo dispar y poco sustancioso de la narración no consigue mantener la tensión en torno a la búsqueda del capitán, distrayéndonos de la línea principal mediante sus líricas y orientalistas ensoñaciones.
Masala Chai es, no obstante, un libro más que agradable de mirar -se trata de una de las obras más depuradas del autor, que acierta de pleno con la refinación de su estilo-, pero dejará con la sensación al lector de haber realizado una inmersión demasiado superficial en la cultura y los paisajes de la India, misma sensación que la atormenta al personaje protagonista: “¿Por qué me da la impresión de que me quedo en la superficie de las cosas? Este país no llega como una revelación, no se entrega. Tiene una sonrisa dulce…y una violencia contenida…entre belleza…y fealdad.”[9]
Como Cailleaux, el lector apenas podrá deslizarse sobre la superficie del país, desplazándose siempre lento, como si fuera la víctima de una monótona y anestesiante calma chicha. Parece en cierto modo que Cailleaux se hubiera inspirado más en el cine sobre la India colonial -con las que comparte los elementos más tópicos- que en una experiencia real, creando un delicado storyboard más que una novela per se. Pero al contrario de lo que sucede en las sobrecargadas películas de aventuras, la masala -”mezcla”, en hindi- le ha quedado a sumamente insípida, algo a lo que contribuye el desligarse de la experiencia personal en su relato, al contrario de lo que han realizado otros autores de como Guy Delisle, Joe Sacco o Nicolas Wild, en sus afamadas crónicas gráficas de viajes por Oriente.
No obstante, la obra presenta un final ciertamente inesperado. En el mismo, se da buena cuenta del universo literario del autor, que en este caso se centra en la figura del escritor Antoine de Saint-Exupéry. Quizás, como el celebérrimo aviador francés, Cailleaux se sentía heredero de la literatura francesa de viajes, y había planeado aportar al panorama una delicada ensoñación lírica a la manera del autor de El Principito; sin embargo, el resultado final dista mucho de la prosa referida.
“Soy el extranjero. No se nada de nadie. No penetro en sus imperios.”[10] – exclama, citando a Saint-Exupéry, el alter ego de Cailleaux al final la novela, quizás también a modo de excusa. Por todos los motivos expuestos, quizás la obra de Cailleaux sea, a su pesar,[11] una de las numerosas muestras de que la mentalidad colonial sigue, a veces de manía inconsciente, todavía más que vigente en nuestra sociedad, pero lo expresa de una manera tan estética y elegante que puede correr el riesgo de ser tomada por canónica.
Notas:
[1] Invitado por el Servicio Cultural de la Embajada de Francia en la India, surqué la India durante dos meses, en diciembre de 2004 y enero de 2005, de norte a sur, desde las estribaciones del Himalaya a las playas doradas de la costa de Malabar… En cada una de las ciudades en las que paré (Nueva Dehli /Chandigarh/ Ahmedabad/ Mumbai/ Pune/ Cochin/ Trivandrum/ Chennai/ Kolkata), he animado encuentros o talleres con artistas locales, en el marco de la red de las Alianzas Francesas en la India. Con el fin de dedicarme a la elaboración de una nueva obra, me quedé un poco más de cuatro semanas en Cochin (Costa sur-oeste) – relata Cailleaux en su web personal.
[2] En español ha sido publicado con este título por Dibbuks; el título original es Tchaï Masala y fue publicado en 2007 por Glénat.
[3] Tres meses viajando por la india es casi suficiente para no comprender nada y quedar conmocionado por los miles de rostros y las emociones de los descubrimientos que aparecen cuando tocas un mundo nuevo. Masala Chai sirve para compartir el sabor del té y algunas impresiones sin orden ni razón. Espero que os guste el paseo. Cita del autor publicada en Jiménez, Jesús, “Cómics de viajes, misterio y política-ficción para el fin de semana”. Recurso en línea, disponible aquí.
[4] Cailleaux, Christian, Masala Chai, Madrid, Dibbuks, 2012, p. 18.
[5] Ibíd, p. 64.
[6] Ibíd,. p. 72.
[7] El autor ilustraría varias obras escritas por Bernard Giraudau.
[8] El Masala Chai -té masala- es uno de los tés más característicos y conocidos del sur de la India, que hoy se comercializa en todo el mundo; consiste en diferentes variedades de te negro aromatizado con diversas especias (como cardamomo, clavo, pimienta, jengibre o canela) y que suele tomarse con leche.
[9] Ibíd, p. 44.
[10] Saint-Exupéry, Antoine. Vuelo nocturno, tierra de hombres. Santiago de Chile, Andrés Bello, 1979, p. 131.
[11] “No conozco la alta Sociedad pero por mis numerosos viajes a África he tratado con personajes importantes del postcolonialismo, que todavía siguen viviendo en las antiguas colonias y que son gente que se sigue dando un aire de superioridad y de alta sociedad. A esos les conozco perfectamente” – Cailleaux para RTVE, disponible aquí.