Casi un año ha pasado desde el estreno de la película india Padmaavat (2018)[1] que revolucionó la cartelera de Bollywood no solo por ser una de las películas más caras hechas en este país, con treinta millones de dólares de presupuesto, ni siquiera por ser el primer filme indio en ser estrenado en IMAX 3D, sino que su notoriedad se debe a las oleadas de protestas que desencadenó ya antes de su estreno, largamente postergado.
Para entender la enorme controversia desatada por la película debemos analizar primero su argumento, sus orígenes y el lugar que ocupa su personaje protagonista en los sectores más radicalizados del hinduismo rajastaní.
En primer lugar, debemos apuntar que la inspiración del filme se halla en un poema épico del siglo XVI escrito por el autor sufí Malik Muhammad Jayasi y, por lo tanto, como bien se advierte al inicio de la película, es una obra de ficción que no pretende ofender las sensibilidades de ninguna etnia o cultura. Su argumento gira en torno a dos personajes históricos bien documentados, como son Alauddin Khalji, el sultán de Delhi, y Ratan Singh, el rajá de Menwar, que vivieron en el siglo XIII. El objeto de deseo de ambos hombres y eje central de la polémica es la mítica reina Padmavaat, cuya existencia no es segura pero que se ha convertido en una figura casi divina en el acervo cultural del Rajastán.
Partiendo de esta base literaria, la película nos cuenta la historia de Padmavaat (Deepika Padukone), princesa del reino de Singala (que dio nombre a Ceilán, actual Sri Lanka), quien un día, mientras está cazando como una auténtica Diana, hiere por accidente a un hombre, que resulta ser el rey Ratan Singh (Shahid Kapoor). Herido por las flechas del amor (literal y figuradamente), el monarca queda prendado de su deslumbrante belleza y la toma en matrimonio. Juntos viajan al reino de Menwar y viven felices en la espectacular fortaleza de Chittorgarh.
Lejos de allí, Alauddin Khalji (Ranveer Singh) es un despiadado guerrero musulmán que, tras encabezar una rebelión, se hace con el trono del sultanato de Delhi. Su ambición sin límites le lleva a atesorar toda la belleza del mundo hasta que le llegan noticias de la existencia de la reina Padmavaat. Sin tan siquiera ver su rostro, el sultán se obsesiona con la que es considerada la mujer más bella, hasta el punto de declarar la guerra por poseerla.
La reina Padmavaat deberá hacer uso de todo su ingenio y actuar como estratega militar para defender su reino, a su esposo y su propio honor. Cuando todos sus intentos resulten infructuosos, el último acto de valentía que realizará la reina será inmolarse junto a todas las mujeres de la fortaleza en una ceremonia que se conoce como Jauhar. La salvaguarda de la virtud de Padmavaat supondrá la mayor derrota del sultán Alauddin.
Este relato simboliza el enfrentamiento entre el bien y el mal, entre los rajputs y los khiljis, entre el Hinduismo y el Islam. Es asimismo una batalla entre la ambición y el honor, entre la lujuria y la virtud, de forma que el sacrificio final de Padmavaat es visto como un símbolo de la honorabilidad de las mujeres del Rajastán.
El origen de la polémica radicó en los rumores que apuntaban a la existencia de una escena en la cual el sultán Alauddin soñaba con poseer a la reina Padmavaat, lo que fue interpretado por los sectores más radicales del hinduismo como una blasfemia y desencadenó protestas masivas, la organización de un boicot contra la película e incluso amenazas de muerte hacia el director de la cinta y la actriz protagonista por parte de líderes religiosos y políticos.
Tras pasar una exhaustiva censura, la película se estrenó por fin sin rastro de la ya citada escena de la discordia, rodeada de increíbles medidas de seguridad.[2]
Polémicas aparte, la cinta supone un bello relato épico de una calidad artística y técnica encomiable, con un dominio de los efectos especiales comparable al de los mejores estudios americanos. La suntuosidad de los decorados y el vestuario elevan la película a las más altas cotas del cine histórico, con el aliciente exótico que supone para los occidentales la representación de la India medieval.
A pesar de su largo metraje, que supera las dos horas y media de duración, la cinta posee una belleza hipnótica, como el de la propia Padmavaat, que se observa en lo cuidado de cada plano, impecable en términos de iluminación y encuadre. A ello hemos de sumar las increíbles batallas en las que los numerosos ejércitos combaten entre las arena, en unas secuencias de acción majestuosamente rodadas y con un tono épico que puede recordar a producciones como 300 (2006).
La pareja compuesta por Deepika Padukone y Shahid Kapoor ofrece una clase magistral de interpretación gracias a la sobriedad y emotividad que transmiten en cada plano, acentuada más si cabe por el histrionismo de Ranveer Singh, más propio de un malvado de cuento infantil que de un conquistador musulmán.
Aunque realidad y leyenda se fundan en los albores de esta historia, más nos valdría interpretarla por lo que es: un bello relato épico de impresionante calidad técnica, y dejar de lado los trágicos hechos que, una vez más en la historia, ha conseguido despertar la espectacular belleza de esta Helena de Troya india.
Tráiler oficial de la película.
Para saber más:
Notas:
[1] Padmavati / Padmaavat (2018) País: India. Dirección: Sanjay Leela Bhansali. Guion: Prakash Kapadia, Sanjay Leela Bhansali. Música: Sanchit Balhara, Sanjay Leela Bhansali. Fotografía: Sudeep Chatterjee. Reparto: Deepika Padukone, Ranveer Singh, Shahid Kapoor, Aditi Rao Hydari, Sharhaan Singh. Productora: Bhansali Productions / Viacom18 Motion Pictures. Distribuida por Paramount Classics. Idioma: Hindi.
[2] Sobre la polémica y la consecuente escalada de violencia que ocasionó la película, puede leerse el siguiente artículo, disponible aquí.
Bellisima película, sin duda cada escena es un poema de color y belleza. La historia es tan romántica y triste que las lagrimas no se pueden contener.
Me encantó el filme tremendos actores especialmente Deepika q una ves mas demuestra lo fantastica que es me gusta mucho su trabajo y la historia de la pelicula es muy jermosa gracias a todos los q hicieron posible semejante obra su trabajo es digno de admirar.