La cultura japonesa está de moda, como atestigua la ingente cantidad de libros, cómics, series, películas y otros productos que llegan a nuestras tiendas. Hay propuestas para todos los gustos, desde las que se centran en los aspectos más tradicionales como aquellas que reflejan la modernidad del país. Quizás una de las propuestas más originales la encontramos de la mano de la editorial Impedimenta: Pikunikku. Picnic japonés, de Monika Baudisova y Jordi Trilla.
Los autores son dos diseñadores gráficos enamorados del País del Sol Naciente, que han decidido crear una obra en la que plasmar su perspectiva sobre Japón inspirados por sus vivencias en el archipiélago.
Como bien anticipa Baudisova en una advertencia en la primera página, no se trata de un cuaderno de viajes al uso, ni un diario de viajes ni una guía, sino su propia experiencia. Así, el contenido no tiene mayor razón de ser que el impacto que distintos elementos de la cultura japonesa causaron en los autores.
Así pues, no hay una narrativa ni un discurso temático marcado, más allá de la agrupación del contenido en diferentes capítulos que hacen de hilo conductor. Áreas como el día a día, la sociedad y la cultura pop o la tradición y el folclore sirven para agrupar las imágenes con cierto sentido y coherencia.
En estos capítulos se alternan unas pocas escenas y viñetas con una multitud de motivos que se presentan dispersos a lo largo de las páginas, a veces con explicaciones textuales muy concisas. Lo que representan estos motivos son elementos de la cultura japonesa que se representan de manera muy esquemática, reduciéndolos a iconos.
El sushi, las tribus urbanas, la cultura tradicional… todo tiene reflejo bajo estos códigos visuales que captan la esencia de la cultura nipona. Godzilla comparte páginas con la marca de fideos instantáneos Cup Noodles, con yôkai y con salary man. Abundan los espacios genéricos, como el interior de hoteles cápsula o los templos tradicionales, pero también tienen cabida lugares concretos, como el fascinante cruce de Shibuya.
El estilo visual que adoptan Baudisova y Trilla parte de trazos gruesos e irregulares, muy limpios, que crean un efecto dinámico y espontáneo. Buena parte de los dibujos son en blanco y negro, aunque tampoco es extraño que utilicen el color, aplicado en ocasiones en detalles muy concretos y en otros casos coloreando los diseños prácticamente por completo, reforzando la idea subyacente de reconocer cada elemento con un golpe de vista.
Para completar el conjunto, cobra también gran importancia el uso de diferentes tipografías, que resultan muy elocuentes y presentan usos diferenciados. A pesar de ello, transmiten una cierta homogeneidad y un aire de improvisación y de cercanía con el lector.
De este modo, hojear Pikunikku es dar un paseo visual por algunos de los aspectos más llamativos de la cultura japonesa, lo que convierte esta obra en un regalo perfecto para cualquier amante de Japón. Impedimenta la presenta con una elegante edición de tapa dura en color blanco y con el título y los diseños en un llamativo color rosa, creando una obra muy atractiva y visualmente poderosa.