La editorial Satori lleva unos años acercándonos a la mejor literatura japonesa –tanto clásica como actual–, pero, además, ocasionalmente edita una serie de títulos sobre diferentes aspectos históricos y culturales de gran importancia. En esta ocasión, la propuesta invernal de la editorial gijonesa ha sido mucho más especial y, seguramente, de un mayor interés para el público general: un diccionario sobre cultura japonesa.
Aunque la lengua española cuenta ya con numerosos diccionarios de japonés –tanto genéricos como de terminología específica–, Sakura. Diccionario de cultura japonesa,[1] es un volumen tan sumamente necesario como transversal, y es de agradecer que haya sido llevado a cabo por profesionales de gran renombre y seriedad, adquiriendo desde el primer momento un merecido rigor académico.
Sin ser filóloga, lingüista o lexicóloga, resulta sumamente difícil reseñar y evaluar un diccionario; no obstante, tenemos la impresión de que esta obra no va dirigida a profesionales ni estudiantes de dichas disciplinas, sino, de manera mucho más general, a los amantes y/o interesados de la cultura japonesa. Por lo tanto, cabe advertir que mis apreciaciones están realizadas desde el ámbito del que provenimos, que es la Historia del Arte y el estudio de la cultura asiática. Para todos aquellos que compartan origen y/o destino formativo o de interés conmigo, esta obra resulta un acierto seguro.
Formalmente, el volumen, de poco más de trescientas páginas, se compone de una serie de preceptivos prólogos e introducciones, y del listado de palabras y conceptos, propiamente dicho. Cada una de las entradas del diccionario cuenta con una misma estructura: su transcripción en romaji, en hiragana y/o katakana, en kanji, el corpus de información (la abreviatura de su ámbito léxico, el género gramatical al que pertenece y una breve definición léxica en español y en inglés, adoptando así una clara vocación internacional), y en algunas entradas, un ejemplo de uso. En algunos casos, se incluyen otras informaciones, como fotografías, sinónimos o la transcripción aceptada por la RAE (que en muchas ocasiones no coincide con la del sistema Hepburn). Los vocablos se disponen alfabéticamente –en romaji–, lo que facilitará su uso a los no iniciados, pero, asimismo, podría confundir a japoneses, que, por el ya mencionado carácter universalista de la obra, bien podrían convertirse en sus usuarios principales. Además, al final incluye un índice léxico por temas.
En la presentación del diccionario, sus autores cuidan en explicar los criterios de selección de los 3400 artículos léxicos que finalmente han compuesto la obra. Así, se nos explica, desde un principio, que se han incluido términos de lo que se considera representativo de Japón, pero para un público extranjero, no japonés, lo que hace que, esencialmente, se trate de un diccionario enfocado hacia la cultura tradicional y la etnografía, aunque con algunas concesiones a aspectos más contemporáneos y globalizantes; la selección se ha reducido para incluir únicamente conceptos que poseen una “culturalidad” alta, incluyendo términos en franco desuso, pero que tienen gran relevancia a la hora de explicar y estudiar las tradiciones japonesas. Así, el grueso de la obra se dedica a ámbitos muy impregnados de “culturalidad” japonesa y que suscitan gran interés en occidente, como la gastronomía, el arte, la etnografía, la historia, la sociología y las artes marciales, que en su conjunto componen el 70% de las entradas. Además, se incluyen unas pocas referencias a eslóganes, advocaciones religiosas y obras literarias más significativas, vitales para poder comprender la idiosincrasia japonesa.
Una de las particularidades del libro es que sus principales fortalezas podrían consistir, asimismo, en sus mayores flaquezas. Por una parte, ya hemos mencionado el marcado carácter etnográfico del diccionario –que deja sin demasiada atención a asuntos relevantes del Japón actual–, pero por otra, sus definiciones son breves: más que adecuadas para aquellos que comienzan a adentrarse en la cultura japonesa, pero insuficientes para los investigadores especializados; no obstante, estos últimos, sin duda podrán recurrir al diccionario para conceptos que trasciendan su área de especialización.
Así, aunque las definiciones ofrecidas son breves, por la seriedad y rigor con la que han sido afrontadas, y por el nombre que las precede –tanto a nivel autoral como editorial–,[2] seguramente en poco tiempo sean las que prevalezcan como canónicas. En definitiva, esta obra se trata de un volumen minimalista y elegante –aunque derivado de un arduo y rigoroso proceso de documentación–, metodológica y conceptualmente sobresaliente, lo que, sumado al más que ajustado precio de venta, la convierte en un “instant classic”, imprescindible para todos aquellos interesados, amateurs o profesionales, por la cultura japonesa.
Notas:
[1] Flath, James, Orenga, Ana, Rubio, Carlos, y Ueda, Hiroto, Sakura. Diccionario de cultura japonesa, Gijón, Satori, 2016
[2] A los renombrados autores –en especial, Ueda y Rubio, autores de otros importantes diccionarios hispano-japoneses, y este último, uno de los principales difusores de la literatura japonesa en nuestro país–, se suman más de trescientos informantes y ayudantes que han contribuido a la selección y al rigor de cada uno de los términos; no todos están citados por sus nombres, pero de entre los que sí, destacan algunos de los popes de los estudios japoneses de España y Latinoamérica.