En otros artículos de Ecos de Asia hemos realizado un breve recorrido por la obra de maestros sobresalientes de la cerámica japonesa, caso de Tanzan Kotoge o distintas piezas que se siguen produciendo en la actualidad siguiendo los métodos tradicionales. En esta ocasión nos centraremos en la cerámica que se ha desarrollado en el antiguo reino de Ryûkyû, en la actual prefectura de Okinawa.
El reino de Ryûkyû desarrolló, a lo largo de la historia, un interesante papel en las relaciones entre China y Japón. Las distintas familias y dinastías que han gobernado el archipiélago de Ryûkyû a lo largo de los siglos, extendían su dominio sobre un conjunto de islas que trazan un arco desde el extremo sur de la isla de Kyûshû, hasta Taiwán, siendo un lugar natural de comunicación entre Japón y los pueblos del este de Asia. Este peculiar y ventajoso emplazamiento hizo que la cultura de dichas islas presentara interesantes influencias e interacciones de las culturas que las rodeaban. Los dirigentes de Ryûkyû estaban muy influenciados por las costumbres y tradiciones de la corte china, siendo vasallos del imperio Ming desde el año 1372.
Como hemos señalado, el reino de Ryûkyû desarrolló una importante actividad comercial con Japón, sirviendo de puente a muchos productos y realizaciones artísticas que llegaban al país del Sol Naciente. En esta serie de intercambios, jugaba un papel destacado la familia Shimazu, gobernantes de Satsuma, dominio o feudo japonés más meridional del archipiélago, que se lucraban al ejercer de intermediarios con el comercio entre China y las islas. Esta situación de territorio bisagra entre los imperios de China y Japón dio un giro decisivo en el año 1609, momento en que los Shimazu, con el consentimiento de los shogunes Tokugawa, gobernantes de Japón, anexionaron las islas más septentrionales y declararon al reino de Ryûkyû un estado vasallo de los japoneses, condición que mantendrían hasta el año 1879, cuando, tras mediación del presidente de Estados Unidos, Ulysses S. Grant pasarían a ser parte integral del imperio Japonés, conformando en la actualidad la prefectura de Okinawa.
En el antiguo reino de Ryûkyû, actual prefectura de Okinawa, se ha desarrollado una serie de interesantes realizaciones artísticas como consecuencia de esos intercambios entre los distintos pueblos de Asia Oriental. Resultan muy característicos los textiles, la pintura y las piezas de laca. En estas obras, a pesar de la relación manifiesta del arte de China y Japón, los artistas de Ryûkyû supieron conjugar estas influencias y dar salida a su creatividad. En esta ocasión, vamos a centrarnos en la cerámica tradicional que se realiza en la prefectura de Okinawa, cuyas piezas son herederas de esta rica tradición de contactos e influencias.
La cerámica de Okinawa se denomina cerámica de Tsuboya o Tsuboyayaki, en relación al distrito de la principal ciudad de Okinawa, Naha, en el que se concentra en la actualidad un gran número de talleres cerámicos y tiendas en las que se pueden adquirir sus realizaciones. Esta cerámica de Okinawa o Tsuboya presenta dos variedades, la denominada Arayaki, más sobria en su aspecto y que se ha venido usando especialmente para recipientes y contenedores de alimentos, y la más elaborada y decorada Jôyaki. La cerámica de Tsuboya siguió siendo muy popular en el archipiélago de Ryûkyû, a pesar de que la importancia de las piezas realizadas en Japón cada vez iba cobrando una mayor importancia, especialmente la porcelana japonesa, más barata y que se importaba en grandes cantidades en las islas, recobrado un gran interés en la actualidad a partir del movimiento Mingei[1] y la revitalización de las artesanías tradicionales que supuso.
Las piezas de Arayaki, también conocidas como nambanyaki, se realizan a través de una técnica denominada tatakizukuri, la cual consiste en ir conformando la forma de la pieza a través de cilindros de arcilla, que posteriormente son rebajados y compactados hasta formar las paredes a través de herramientas de madera, las cuales se pueden emplear también para realizar una sencilla decoración incisa. Mediante esta técnica se desarrolla un amplio repertorio de formas, siendo muy valorados y todavía usados en la actualidad los recipientes de Arayaki, jarros y botellas, para el almacenamiento de alimentos y bebidas, especialmente de awamori, una variedad local del licor sôchû.[2]
Por su parte, el otro tipo de cerámica que se realiza en Okinawa es la denominada Jôyaki. Para la factura de estas piezas los ceramistas se valen del torno de alfarero o del uso de moldes. A diferencia de la Arayaki, que no suele presentar vidriado sobre las paredes de las cerámicas, en el caso de la Jôyaki se suele cubrir la superficie de las piezas mediante vidriados de ceniza de paja de arroz o de caña de azúcar, a los que se les puede añadir distintas cantidades de hierro, manganeso, cobalto o cobre con el fin de conseguir distintas tonalidades de color. Las decoraciones más características que se realizan en estas piezas son incrustaciones de arcilla blanca (zôgan) o una serie de marcas y diseños incisos en la superficie con la herramienta denominada tobigana. Con estas técnicas se realiza una variada decoración de plantas, motivos acuáticos o patrones geométricos, los cuales se suelen acentuar mediante el uso de cobalto bajo cubierta, para que los diseños destaquen sobre el fondo. Las realizaciones más importantes de Jôyaki son piezas de vajilla japonesa, especialmente pequeños frascos denominados dachibin para contener agua o el licor awamori, así como urnas con exuberantes decoraciones, o los tradicionales leones o shîsî, criaturas mitológicas que sirven de figuras protectoras, los cuales podemos encontrar también en cerámica Arayaki.
Como hemos podido ver en el presente artículo, la cerámica que se produce en la actualidad en la prefectura de Okinawa, antiguo reino de Ryûkyû, supone una interesante manifestación cultural única y diversa, con dos tipos bien diferenciados de piezas, a lo largo de futuros artículos, iremos descubriendo diferentes tipos de cerámica tradicional japonesa que se siguen produciendo en la actualidad.
Para saber más:
Notas:
[1] El movimiento Mingei surgió con el fin de revitalizar el arte popular japonés y como una forma de reacción al proceso de industrialización del país. Este movimiento, basado en el Arts and Crafts inglés, contaba entre sus ideólogos con Yanagi Sôetsu (1889–1961), En Japón adquirió una gran relevancia en la recuperación y desarrollo de multitud de manifestaciones tradicionales, cobrando una especial importancia la conservación de la cerámica tradicional. Gómez Pradas, Muriel. “La mirada de Eudald Serra. El artista a través de las colecciones de cerámica japonesa del museo etnológico de Barcelona,” Archivo español de arte. nº 343, 2013, pp. 221-236.
[2] EL Sôchû es una bebida alcohólica tradicional japonesa, destilada a partir del arroz, cebada, batatas, trigo sarraceno o azúcar moreno, aunque a veces se produce a partir de otros ingredientes como castañas, semillas de sésamo, patata o incluso zanahorias. Suele presentar un 25% de alcohol en su composición.