Qué mejor día para concluir nuestro pequeño ciclo navideño que en Nochebuena, la noche más especial del año, cuando todo es posible, el momento en el que las expectativas están en lo más alto y una ilusión casi infantil reina en los corazones de cualquier mortal con una pizca de espíritu navideño. Como colofón, os traemos hoy el telefime Baking Spirits Bright, que fue emitido en la cadena estadounidense Lifetime el pasado 21 de noviembre, y tiene como protagonista a una familia india-americana.
El argumento de la película gira en torno al negocio familiar de los Varma, centrado en la producción de pasteles de frutas, todo un clásico de las navidades norteamericanas que en los últimos años ha ido perdiendo popularidad. Para tratar de revertir la situación, el patriarca Avi Varma (Manoj Sood) decide recurrir a una prestigiosa compañía de marketing, cuyo dueño es un antiguo amigo de la universidad. Sin embargo, la hija mayor Mira Varma (Rekha Sharma) no ve con buenos ojos esta intervención externa, temiendo que vaya a cambiar la esencia tradicional de un producto que, para ella, representa mucho más que un postre pasado de moda.
Brady Philips (Dion Johnstone), experto en marketing e hijo del dueño será el encargado de organizar una campaña navideña que sirva para incrementar las ventas del producto. El impulso renovador de Brady chocará irremediablemente con el conservadurismo de Mira, generando tensión entre los protagonistas. El anquilosamiento parece ser exclusivo de la hija mayor, puesto que tanto su hermano Jay (Praneet Akilla), quien sueña con ser entrenador de snowboard y coqueteará constantemente con el ayudante de Brady, y su hermana Maneesha (Aadila Dosani), una vlogger de talla grande cuyo deseo es mudarse a París, parecen estar a favor de cambiar la imagen de la empresa familiar.
Mira se sentirá entonces como la responsable última de defender lo que ella entiende como un legado familiar, y trabajará codo con codo con Brady para hacerle comprender la importancia del producto que tiene entre manos. La receta de este pastel de frutas es en realidad una versión del tradicional pastel de ciruela que trajo desde Kerala, en la India, su nani, y esta conexión con su abuela es lo que lo hace tan especial. Para lograr que Brady asimile el peso de la tradición y deje de ver sus pasteles como un mero producto a promocionar, Mira le obligará a realizar toda una serie de actividades navideñas: colgar las luces, decorar calcetines, recoger juguetes para los niños menos favorecidos… con cada nuevo encuentro, sus aparentemente irreconciliables posturas se van acercando, y surgirá el amor entre estos opuestos.
Cuando parece que la armonía comienza a reinar en el negocio de los Varma y que Brady ha recuperado por fin su perdido espíritu navideño, le asaltarán los celos y decidirá abandonar la campaña, dejando a su joven asistente al mando. Este empleará una estrategia basada en el uso de las redes sociales y los influencers, en un giro demasiado moderno que amenaza con destruir todas las esperanzas del negocio. ¿Conseguirá Mira revertir la situación y salvar su relación con Brady?
El componente oriental de la cinta queda patente desde sus primeras escenas, cuando la familia, claramente originaria del subcontinente indio, está decorando el árbol de Navidad, o el uso que los padres hacen del apelativo beti (“hija”) para referirse a Mira. A medida que la protagonista va abriendo su corazón a Brady, descubrimos detalles de sus raíces, como que ella y sus hermanos forman parte de una primera generación de indios-americanos, o que su abuela cuidaba a menudo de ellos porque sus padres, inmigrantes, debían trabajar para sacar
la familia delante. Fue precisamente la abuela (o nani) quien se esforzó por adoptar las costumbres navideñas, a pesar de que le eran ajenas, para favorecer la integración de sus nietos.
La película, aunque cuenta con todos los tópicos del género, incluye un buen plantel y un guion fluido, con diálogos interesantes entre los protagonistas, algo que a menudo escasea en los filmes de este tipo. Además, al presentarnos las tradiciones navideñas como algo que puede ser asimilado por cualquier cultura, nos permite integrar oriente y occidente bajo un manto de nieve y regocijo.
A lo largo de este ciclo navideño, hemos realizado un recorrido por algunas de las producciones televisivas estadounidenses estrenadas este año que contaban con protagonistas con raíces en Asia. No se han tratado todas (y desde aquí animamos a nuestros lectores a que busquen más ejemplos que podrían completar esta exigua lista), pero sí que nos permiten sacar algunas valiosas conclusiones. A pesar de que la Navidad parece un territorio limitado exclusivamente a Occidente, lo cierto es que cada vez más encontramos producciones que cuentan entre su reparto con miembros de distintas comunidades asiáticas. Esto nos habla, por un lado, del afán universalizador que busca ampliar el mercado de las películas navideñas para atraer a un público más diverso. Pero, por otro lado, deja de manifiesto la importancia de la representación en los medios de masas: la familia americana hace tiempo que ya no es un concepto uniforme, sino que en él tienen cabida una diversa variedad de etnias y culturas, que enriquecen los Estados Unidos y, con ello, su parrilla televisiva. Con estos artículos esperamos haber atraído la curiosidad del potencial público hacia un género televisivo de escasa reputación, ofreciendo variantes con un toque oriental, que puedan hacerlas más atractivas. A la vez, confiamos en haber sido capaces de trasladar al lector una parte, si quiera una migaja, del espíritu navideño que destilan estas producciones, aprovechando para desearos a todos una Feliz Navidad.
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