La editorial Gallo Nero continúa afianzándose, a paso lento pero seguro, como una de las editoriales independientes dispuestas a hacer llegar al mercado español aquellas obras de referencia de la historia del manga que, por su carácter alternativo, tienen más difícil llegar a nuestro país. Comenzó esta incursión con El hombre sin talento, de Yoshiharu Tsuge (publicado en 2015) y prosiguió en esta aventura con La chica de los cigarrillos (en 2016), de Masahiko Matsumoto.
Ahora, continúa recuperando la obra de Tsuge inédita en España con La mujer de al lado, un compendio de seis historias cortas, en las que se recogen la historia que da título al volumen, así como Días de paseo, Niño, Un autor sin nombre, Paisaje de vecindario y La asociación de los cien lugares de interés de Ikebukuro. Todas ellas cuentan episodios cotidianos, sin grandes pretensiones argumentales. Son pequeñas historias en las que Tsuge reflexiona sobre la vida cotidiana, tomando como protagonistas a personajes que se encuentran en los márgenes de la sociedad, que no han podido integrarse y beneficiarse del “milagro económico” que experimentó Japón entre los cincuenta y los setenta.
En los seis relatos que comprende La mujer de al lado, Tsuge transmite de manera magistral un sentimiento de amargura que, sin ser protagonista, deja un poso en el lector. Ninguna de sus historias posee un tratamiento especialmente dramático, sin embargo, mediante la acumulación de pequeñas frustraciones cotidianas, termina convirtiéndose en una obra triste, que permite empatizar con el autor.
La figura de Tsuge está indivisiblemente ligada al halo de misterio que envuelve su desaparición pública y el abandono de los pinceles. Quizás por eso, el componente autobiográfico que impregna sus obras queda destacado, subrayado dentro de esta construcción mitificada del autor como un genio torturado. No obstante, los personajes de Tsuge, que en esta obra son todos él mismo, están lejos de esa mitificación, y se presentan como gente corriente, sin ningún tipo de brillantez ni excentricidad, que pelean por sobrevivir en un mundo que les viene, en ocasiones, demasiado grande.
El fracaso es una constante en las distintas historias. Sin embargo, no se trata de un fracaso opresivo que destruye a sus personajes, sino que, por el contrario, es visto como algo cotidiano. Los protagonistas de Tsuge saben convivir y lidiar con el fracaso, quizás porque están acostumbrados a experimentarlo. Por otro lado, no se trata de grandes fracasos, sino de la sucesión de los pequeños fracasos del día a día. La mayoría de los protagonistas tienen dos aspectos en común: su deseo de dedicarse a la profesión de mangaka y su incapacidad para triunfar en ella. Sin embargo, esta frustración es secundaria, forma parte del trasfondo, recordándonos siempre que se trata del propio Tsuge hablándole al mundo. A nivel narrativo, las distintas historias se sustentan tanto en este como en otros problemas vitales de sus protagonistas, como pueden ser los desengaños amorosos o la necesidad de zonas de confort, materializadas en un barrio de chabolas o en tener trescientos yenes en el bolsillo.
Respecto a la edición de Gallo Nero, cabe destacar que se trata de una obra editada con mimo, algo que resulta evidente en la calidad de los detalles. Su diseño es idéntico al de El hombre sin talento, lo que constituye un acierto estético al tiempo que relaciona visualmente los dos libros como parte de una misma unidad. De este modo, Tsuge pasa de ser una publicación aislada en castellano para convertirse en una colección, todavía pequeña, pero que esperamos que crezca en el futuro. Material hay, desde luego. Lo que es necesario es que la respuesta comercial sea la adecuada. Merecerá la pena.