Con un desfase considerable, se pone por fin a la venta en DVD la película Occidente es Occidente (2010),[1] la muy desigual secuela de Oriente es Oriente (1999),[2] y desde Ecos de Asia aprovechamos la ocasión para analizar ambos filmes como un ejemplo más de las relaciones entre Europa y Asia en el cine.
El cine británico de temática social y cariz independiente a veces ofrece joyas como Oriente es Oriente, cuyo éxito internacional fue ratificado con la Espiga de Oro a mejor película en la Seminci, así como el premio Alexander Korda en los BAFTA, entre otros galardones. A pesar de su escaso presupuesto, el filme consiguió unos buenos resultados en taquilla, en parte gracias a la gran calidad interpretativa de un reparto encabezado por los veteranos Om Puri (Gandhi, 1982; El fundamentalista reticente, 2012; Un viaje de diez metros, 2014), Linda Basset (Las chicas del calendario, 2003; ¡Llama a la comadrona!, 2012-) o Lesley Nicol (Downton Abbey, 2010-). A todos ellos debemos añadir un elenco de jóvenes promesas del cine británico, entre los que destacan la por entonces juvenil Archie Panjabi (Quiero ser como Beckham, 2002; The good wife, 2009-).
Se trata de dos comedias escritas por Ayub Khan-Din, actor y guionista británico de origen paquistaní, la primera de las cuales se basa en la obra de teatro homónima del propio autor, que fue estrenada en el Royal Court en 1996. Oriente es Oriente, cuenta la historia de George Khan, un inmigrante pakistaní llegado a Inglaterra en 1937 y casado con Ella, una mujer inglesa, dando así lugar a una extensa y multirracial familia. La película comienza en 1971 en la localidad de Salford, Manchester, y a partir de este momento vamos conociendo las vidas y pasiones de esta pareja y sus siete hijos. En la continuación de esta cinta, Occidente es Occidente, el argumento se centra en el menor de los hijos del matrimonio, llamado Sajid, que cinco años después se encuentra en plena adolescencia y debe lidiar con sus orígenes paquistaníes realizando un viaje, físico y emocional, al país de su padre.
A pesar de su tono ligero, predominantemente cómico, con gags verdaderamente ocurrentes y efectistas, estas producciones contienen así mismo, una importante carga dramática, pues tratan temas de profundo calado como la familia patriarcal, la violencia de género, la confrontación entre padres e hijos, el bullying y, más profundamente, el desarraigo y la doble exclusión que sufren los llamados inmigrantes de segunda generación.
Es precisamente en este tema, el de los hijos de inmigrantes, en el que se centran ambos filmes, y que prácticamente desencadena la acción. El padre de familia, George Khan, pretende criar a sus hijos como “verdaderos pakistaníes”, inculcándoles el respeto por las tradiciones de su país de origen, la religión islámica y el deber familiar. Sin embargo, los jóvenes se consideran ingleses, puesto que han nacido en ese país y allí se han criado, y pretenden disfrutar de las ventajas que les ofrece la civilización occidental: desde comer salchichas con beicon, hasta elegir su propio destino. George Khan, encarnado magníficamente por Om Puri, trata de luchar contra lo que considera una rebelión y un desafío directo, tanto hacia su estatus como padre, como hacia todo su bagaje cultural. La crisis estallará definitivamente cuando el padre intenta forzar a sus hijos a contraer matrimonios concertados con muchachas paquistaníes.
La cultura del padre, simbolizada por la forma de vestir y el idioma urdu, resulta fuera de lugar en el ambiente obrero de los suburbios ingleses donde vive la familia (perfectamente representado en el filme), a lo que debemos añadir que la pareja protagonista trabaja en un Fish&Chips típicamente británico. Pero este contraste es aún mayor por la época elegida para situar la película, los años 70, un momento de cambio social, música pop, discotecas y hombres con pelo largo. La elección de estos años para ambientar la historia, bebe tanto del afán del guionista por plasmar una época de conflicto, como por la clara influencia autobiográfica del filme, pues el apellido Khan es un trasunto del propio nombre del escritor, Ayub Khan-Din, cuya infancia debemos situar precisamente en esos años.
El autoritarismo del padre se deja ver a lo largo de todo el filme, pues en diversas ocasiones va imponiendo sus deseos a todos los miembros de la familia. Ejemplo de ello es que su hija cambie de forma de vestir para llevar un sari tradicional, o que el más pequeño sea circuncidado. Ante estas situaciones de clara confrontación entre el padre y sus hijos, Ella, esposa y madre, presenta una actitud ambivalente, debatiéndose entre la obediencia a su marido, y el amor a sus hijos. Su deber como “buena esposa musulmana” –en palabras del propio George Khan- es aceptar a rajatabla las decisiones de su marido, y durante buena parte de la película el personaje de Ella pasa desapercibido, evitando las situaciones de conflicto y sin tomar partido. Sin embargo, cuando George pega a uno de sus hijos, Ella se interpone entre ambos, defendiendo el derecho de sus hijos a elegir su propio camino en la vida y ser felices. Esta posición le reportará insultos y palizas, momentos verdaderamente duros del filme en los que el tono cómico desaparece por completo. Es aquí donde radica la principal contrapartida de la película, pues la mujer asume como normal una situación de maltrato y vejaciones, sin oponer resistencia. Tal vez es una muestra de su afán por resultar realista, pero el filme acaba con la pareja reconciliándose y actuando como si nada hubiera pasado, en lo que supone una normalización de la violencia que resulta tan alarmante como peligrosa para las audiencias más jóvenes.
Esta situación nos hace reflexionar sobre la situación de la mujer en el Islam que muestra la película: en continua inferioridad al varón, sometida a sus decisiones, y relegada al papel de madre y esposa. Es curioso que Ella, que en un principio se encarga de subvertir este rol debido a sus orígenes británicos, sea a lo largo del filme un engranaje más del patriarcado islámico. Otro de los casos que muestra la película, es el de una madre cuya hija ha sido enviada a Pakistán para casarse, la cual confiesa entre llantos que no sabe si volverá a verla algún día.
Tanto Ella como esta última mujer son occidentales que han contraído matrimonio con paquistaníes, y en la película se nos muestran varias de estas relaciones interraciales y los problemas que conllevan. Uno de los hijos de la pareja protagonista, llamado Tariq, está totalmente integrado en el modo de vida inglés: lleva el pelo ligeramente largo, disfruta bailando y bebiendo en la discoteca, y tiene una novia británica, que vive en su mismo barrio. Cuando el padre expone sus deseos de que Tariq contraiga matrimonio con una muchacha paquistaní de su elección (no demasiado agraciada, todo hay que decirlo), el enfrentamiento entre ambos será brutal. Tiene entonces lugar un diálogo que resulta sumamente interesante, pues Tariq le dice a su padre: “Yo no soy paquistaní, nací aquí. Hablo inglés, no urdu”, pero el padre le hace ver que los ingleses nunca les aceptarán por sus orígenes orientales, recalcando que las mujeres inglesas son malas (a pesar de que su propia esposa es británica). La conversación concluye con el hijo reprochándole al padre su pasado, pues le dice que accederá a casarse con una paquistaní pero luego tomará otra esposa inglesa, tal y como hizo George.
Se inicia ya aquí un debate que se verá con más profundidad en el segundo filme, Occidente es Occidente, que es el de la poligamia en el Islam. George Khan llegó a Inglaterra procedente de Paquistán, donde abandonó a su mujer y sus hijas, y vuelvió a contraer matrimonio creando una nueva familia. A lo largo del filme la presencia de la primera mujer planea cual espada de Damocles sobre Ella, que en tono cómico escucha las amenazas de George al respecto de traer de vuelta a su “buena esposa”, la cual se limita a mantener enviando dinero regularmente a Paquistán.
Otro de los temas que suscitaba el diálogo entre Tariq y George, es el de la identidad de los inmigrantes de segunda generación, puesto que los hijos del matrimonio se consideran a sí mismos como ingleses, aunque el padre les hace ver que no encontrarán aceptación en esta sociedad occidental. George contrapone a esto la situación de la religión musulmana: “En el Islam todos somos iguales: blancos, negros…”.
Con todo ello se hace referencia al racismo y a las dificultades que encuentran los paquistaníes para integrarse en la sociedad británica. Esta situación se acentúa cuando los protagonistas van a la localidad vecina de Bradford, donde la población paquistaní tiene una mayor presencia, hasta el punto que el cartel de bienvenida a esta ciudad ha sido alterado con espray y ofrece el nombre de “Bradistan”, en lo que supone un insulto racista.
El rechazo hacia los inmigrantes está también muy presente en el barrio obrero donde habita la familia Khan, personificado en la figura de un vecino que se dedica a recoger firmas para secundar la petición de extradición de los inmigrantes y anima a la gente a acudir al discurso que dará el político Enoch Powell. John Enoch Powell (Birmingham, 1912 – Londres, 1998), fue un diputado del Partido Conservador del Reino Unido entre 1950 y 1974, y pasó a la posteridad por el discurso de tono racista que expuso el 20 de abril de 1968 en Birmingham, conocido como el “discurso de los ríos de sangre” (“Rivers of Blood speech”). Las referencias a este político quedan recogidas en el momento en que Meenah, la hija de la familia Khan, juega al fútbol en la calle (un deporte muy poco femenino y que su padre desaprueba), y rompe de un balonazo el cristal de un comercio, agujereando también el cartel que lucía la imagen de Enoch Powell, en lo que supone un desafío directo a las restricciones sobre la inmigración propuestas por este político.
Si la presencia de Enoch Powell es un vínculo entre la ficción familiar y la realidad política de la Inglaterra de los años setenta, también lo son las referencias al conflicto entre Paquistán y la India por el control de la región de Cachemira. Este conflicto, que George Khan sigue atentamente a través de la radio, se reavivó efectivamente en el año 1971, que es cuando se desarrolla la acción del filme, pero sus antecedentes pueden rastrearse hasta la descolonización y desintegración del Imperio Británico, en 1947. En este momento, gran parte de la población musulmana de Cachemira exigió su unión a Paquistán, pero el maharajá Hari Singh se opuso a este movimiento pro-paquistaní, lo que llevó al despliegue de tropas en la zona. Tras la mediación de las Naciones Unidas, en 1949 se puso fin al conflicto hasta que en 1965 se reavivaron las hostilidades, desarrollándose violentos combates en la frontera que delimitaba qué parte de Cachemira pertenecía a Paquistán y cual a la India. En 1971, el momento que muestra el filme, India y Paquistán se encontraban enfrentados por la independencia de Bangladesh, lo que desató un nuevo conflicto en Cachemira que finalizó con el acuerdo de Simla. En la década de los noventa, los enfrentamientos entre los separatistas de Cachemira y la India se reavivaron, y en la actualidad dicho conflicto aún no está resuelto.
En una región próxima a la zona de conflicto es donde habita la familia de George Khan, y allí decidirá volver en la segunda película de la saga, Occidente es Occidente. En este filme, el menor de los hijos de la familia Khan, Sajid, debe afrontar los problemas habituales de la adolescencia, a los que debemos sumar su origen mestizo, lo que desencadena una fuerte crisis de identidad en el personaje. Para intentar remediar estos problemas, George Khan viaja a Paquistán junto a su hijo con la intención de inculcarle el amor por su cultura. Sin embargo, al llegar allí se encontrará con un nuevo choque cultural, puesto que pese a sus orígenes paquistaníes él es un joven británico, mostrándonos ese desarraigo que sufren los inmigrantes de segunda generación. Tras las primeras y evidentes diferencias (el idioma punjabi, la vestimenta occidental…) Sajid conocerá sus orígenes y aprenderá a apreciar la sencillez de la vida tradicional paquistaní. El cambio de mentalidad se va operando en Sajid, ayudado por un joven de su misma edad y un anciano que actuará de maestro y guía.
En esta segunda película, lejos ya de los barrios obreros de Manchester, nos encontramos en el Oriente rural más tradicional, plagado de escenas coloristas, típicas y llenas de folclore, ofreciendo una visión muy arquetípica de Paquistán.
Al margen de la simplicidad del planteamiento y de lo previsible del argumento (el joven inadaptado que aprende a aceptar su legado cultural), la película resulta interesante porque en ella vemos de primera mano la cultura paquistaní, en la que el británico es ahora el inmigrante fuera de lugar que debe integrarse. Aunque palidece ante cualquier comparación con su predecesora, Occidente es Occidente es un bello retrato sobre el choque cultural y el viaje emocional acaecido en la adolescencia, por lo que sin duda recomendamos su visionado a todos aquellos enamorados de Oriente que deseen sumergirse en un entretenido vagar por el Paquistán más tradicional.
Para saber más:
Notas:
[1] Occidente es Occidente /West is West (2010). País: Reino Unido. Director: Andy De Emmony. Guión: Ayub Khan-Din. Música: Rob Lane, Shankar Ehsaan Loy. Fotografía: Peter Robertson. Reparto: Aqib Khan, Om Puri, Jimi Mistry, Linda Bassett, Robert Pugh, Vanessa Hehir, John Bramwell, Karamjit Anmol. Productora: BBC Films.
[2] Oriente es Oriente / East is East (1999). País: Reino Unido. Director: Damien O’Donnell. Guión: Ayub Khan-Din. Música: Deborah Mollison. Fotografía: Brian Tufano. Reparto: Om Puri, Linda Basset, Jordan Routledge, Archie Panjabi, Emil Marwa, Chris Bisson, Jimi Mistry, Raji James, Ian Aspinall, Ruth Jones, Kriss Dosanjh. Productora: Film Four / Assassin Films.