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Colecciones de arte japonés en la Barcelona de la segunda mitad del siglo XIX (II) – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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Colecciones de arte japonés en la Barcelona de la segunda mitad del siglo XIX (II)

En nuestro anterior artículo, abordamos las colecciones de arte nipón que fueron recopiladas por artistas durante la segunda mitad del siglo XIX en Barcelona, ahora retomamos el coleccionismo de las piezas japonesas, en este caso atesoradas por empresarios.

Al igual que los pintores, ilustradores, críticos, etc.  fueron muchos los empresarios que quedaron fascinados con esta rica cultura que les llevó a atesorar grandes colecciones. Entre ellos, destacamos al banquero Josep Ferrer-Vidal y Soler (1853-1927), también político, pintor, músico, experto en arqueología, crítico de arte y coleccionista, descendiente de una familia de la burguesía industrial catalana. Además, adquirió un papel muy relevante en la esfera cultural catalana puesto que gracias a sus estancias en el extranjero poseía una visión crítica de cómo debían ser los museos y los modelos que tenían que seguir, por ello participó en la organización del Museo Municipal de Historia de la ciudad Condal en los años noventa. En cuanto a su colección, constituyó un gabinete de curiosidades repleto de objetos japoneses en su taller, que fue abierto al público para aquellos que quisieran conocer las piezas. Entre ellas había braseros de bronce, jarras lacadas negras, textiles, abanicos, una figura de teatro bunraku (teatro de muñecas), dos armaduras completas de samurái y una catana entre otros objetos. Una parte de la colección la donó al Museo Martorell, en Barcelona, en el año 1883 y un año más tarde, cedió las jarras a la Biblioteca-Museo Víctor Balaguer, en Vilanova i la Geltrú.

Josep Estruch i Cumella (1844-1924) empresario y banquero, fue otro de los coleccionistas del momento, especialmente de armas y armaduras. La recopilación de estas piezas había sido iniciada por su padre, y en el año 1895 la componían más de dos mil, entre ellas armas y armaduras japonesas. Debido a la gran magnitud de la colección tuvo que trasladarla a un edificio en la Plaza de Cataluña donde habilitó una sala expositiva dedicada exprofeso a la exhibición de estas piezas, disponiendo de personal dedicado a la vigilancia de las mismas y que además contaba con un taller para la reparación y restauración de las armas, creando así el Museo Armería Estruch. Debido su pobre situación financiera vendió las piezas de su colección a un francés llamado Georges Pauliahc, que tenía un museo de armas y artes decorativas en París, hoy algunas de estas piezas se encuentran en el Museo de las Armas del Palacio de los Inválidos de París.

Aunque sin duda, uno de los coleccionistas más importantes de arte japonés en la Barcelona del momento fue el alemán Richard Lindau (1831-1900), perteneciente a una familia de intelectuales, se dedicó a la música y ejerció como profesor de canto de personalidades como la mujer de Richard Wagner, moviéndose en una esfera cultural muy enriquecedora. Uno de sus tres hermanos, llamado Rudolph, visitó por primera vez Edo (la antigua Tokio) en 1859 y tras un segundo viaje entre 1861 y 1862, se estableció como cónsul en Yokohama en el año 1865. Richard por aquel tiempo estaba en París pero seguía de cerca la pista de su hermano, tanto es así que realizó su primer viaje a Japón alrededor de 1866,ocupando el cargo de vicecónsul de Prusia en Nagasaki, donde vivió aproximadamente dos años. Durante esta estancia presenció el fin del periodo Edo, la caída del feudalismo de los señores Tokuwaga, un periodo también conocido como Bakumatsu, y la restauración Meiji (1866-1869). Entretanto tuvo lugar un movimiento nacionalista llamado Haibutsu Kishaku que defendía la religión sintoísta por encima de las demás, llevando consigo la destrucción de templos, libros, imágenes, bronces, pinturas, caligrafías, etc. fue entonces cuando se va hacer con las piezas niponas que van a conformar su colección y que posteriormente daría como fruto el Museo Lindau. Tras su estancia en el país del Sol Naciente fue nombrado cónsul en Marsella, Bayona y Barcelona, y además realizó viajes por el Pacífico, Indonesia y Australia.

La colección nipona se ubicaba en un piso del Paseo de Gracia decorado con motivos japoneses, poseía varias pinturas, dos biombos, una escultura de madera del dios sintoísta de la felicidad llamado Hotei (este personaje es una figura del budismo, fue un monje zen del siglo X cuya historia se popularizó y convirtió en divinidad), otra talla del buda Amida Nyorai o netsukes. Estas piezas son esculturas en miniatura, sobre todo de marfil, que se colocan con una cuerda en los inros, cajas de pequeño tamaño que cuelgan de los cinturones de los kimonos y que en origen servían para guardar sellos o tampones, y que con el tiempo evolucionaron sirviendo para guardar medicinas o cosméticos. La vasta muestra contaba con okimonos, (pequeñas piezas decorativas), bronces y jarrones con motivos vegetales, cerámicas y porcelanas de todas las tipologías (platos, jarras, botellas etc.,), muebles y una gran variedad de objetos decorados con laca, textiles como indumentaria, tapices y otros tejidos bordados de seda y oro, armas, armaduras y grabados ukiyo-e de los principales artistas de los siglos XVIII y XIX. Su vasta colección fue admirada por artistas e intelectuales como García Llansó entre otros muchos, convirtiéndose en punto de referencia para todo aquel interesado en el arte japonés. Pero en 1900, cuando Lindau dejaba su cargo, desaparecieron las noticias de esta colección y hoy en día no se sabe dónde se conservan.

Objetos de la colección de Richard Lindau, 1891 (Fuente: García Llansó, A. La Ilustración Hispano-americana).

Objetos de la colección de Richard Lindau, 1891 (Fuente: García Llansó, A. La Ilustración Hispano-americana).

De gran importancia fue también la colección del empresario Carles Maristany i Garriga (1849-1929), fundador y primer presidente del Centro Algodonero Nacional de Barcelona en 1903.En torno a 1870 viajó a Japón, donde compraría la mayor parte de las piezas que configuran su muestra particular, entre las que destacan veinticuatro estampas ukiyo-e, la mayoría de temática de bijinga, bronces, esculturas, lacas, armaduras, armas, pinturas, fotografías, porcelanas, etc., piezas que se exhibieron en el Pabellón Imperial Japonés inaugurado el 7 de octubre de 1881 en la Gran Vía de Barcelona.

Pabellón Imperial Japonés, Barcelona.

Pabellón Imperial Japonés, Barcelona.

Si bien estas colecciones tuvieron gran repercusión en los medios de comunicación y en el ámbito artístico, hay una que destacó por encima de las demás: la de la familia Mansana, quizás, la más importante gracias al impacto que causó en la esfera artística. La compilación, compuesta por más de tres mil doscientas piezas, tiene su origen en 1885 cuando Josep Mansana (fallecido en 1892), director general de la Compañía Catalana de Gas y Electricidad, durante una estancia en París adquirió unas sillas lacadas japonesas que resultaron ser falsas. A pesar de este fraude, la familia seguía interesada por el arte nipón y en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 compraron diversos objetos lacados. Allí establecieron relaciones con el comerciante de arte japonés Hayashi Tadamasa, que había sido trabajador de la Kiritsu Kosho Kaisha en París y cada vez que recibía un objeto nipón antiguo para su stand avisaba a la familia Mansana. Se convirtieron en los mejores clientes del pabellón japonés de la muestra de 1888, en la que se hicieron con pinturas, bronces, cerámicas, marfiles, sedas, muebles y esmaltes. Tras la exhibición, en 1889 viajaron a París donde adquirieron inros, netsukes y un portapipas, y un año más tarde realizaron una segunda estancia en París donde Josep Mansana compró dos pinturas de Utagawa Toyoharu(1735-1814) y Katsushika Hokutei (1790-1820), cerámicas, lacas y piedras de marfil. La vasta muestra también la componían máscaras de teatro, tapices bordados, una armadura samurái y grabados ukiyo-e de los principales artistas japoneses.

Cuando falleció Josep, en 1892, la colección estaba en pleno crecimiento y logrando un gran reconocimiento a nivel artístico por lo que su hijo se encargó de gestionar, aumentar y conservar la colección. Encargó al arquitecto Domenech Estapa(1858-1917) la reforma de un edificio, llamado el Palacio Mansana, para acoger y exhibir la colección, que además contaba con una amplia biblioteca de arte y cultura japonesa. Desafortunadamente, con la Guerra Civil, la colección fue perdida y no se ha vuelto a saber nada de ella, una lástima puesto que fue calificada como “seguramente la más rica colección española de arte de Japón”.[1]

Colección Mansana, 1927.

Colección Mansana, 1927.

Como vemos, Barcelona fue el foco artístico donde se concentraron las grandes colecciones de arte japonés, a la que debemos añadir la de la familia Masriera, de la que hablaremos en futuros artículos.

Para saber más:

  • Bru, Ricard. “Notes pel colleccionisme d’art oriental a la Barcelona vuitcentista”, Butlletí de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, vol. XVIII, 2004, pp. 233-257.
  • Bru, Ricard. “Richard Lindau y el museo de arte japonés de Barcelona”, Archivo Español de Arte, CSIC, nº 337, vol. 85, enero-marzo 2012, pp. 55-74.
  • Cid, Fernando., Japón y la Península Ibérica. Gijón, Saitori Ediciones, 2011
  • García, Antonio. “Barcelona: Colección japonesa de D. Ricardo Lindau”, La Ilustración Hispano- Americana, nº 548, volumen, 3 de mayo de 1891, pp. 285-286.
  • García, Antonio. “Barcelona: Colección japonesa de D. Ricardo Lindau”, La Ilustración Hispano- Americana, nº 557,5 de julio de 1891, pp. 420-421, 427.

Notas:

[1] Bru, Ricard. “Notes pel colleccionisme d’art oriental a la Barcelona vuitcentista”, Butlletí de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, vol. XVIII, 2004,  p. 248.

avatar Elena Pilar de Frutos (9 Posts)

Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte por la misma universidad. Actualmente realizando la Tesis Doctoral sobre el impacto del arte y la cultura japonesa en España, especialmente en la producción artística de una familia catalana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.


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