A pesar de que están estrechamente interrelacionados, el manga y el anime son medios diferentes, por lo que la adaptación del libro a la pantalla implica necesariamente aplicar una serie de cambios que, bien hechos, complementan e incluso realzan el material original. En esta serie de artículos hemos tomado como caso de estudio la adaptación animada del manga Jujutsu Kaisen de Akutami Gege, del que analizamos el primer episodio en nuestra primera entrega.
Continuando con el segundo episodio, titulado como el tercer capítulo del manga, Jibun no tame ni, aunque empieza adaptando el material del segundo capítulo, Hitoku Shikei, retomando lógicamente el final del primer episodio. En el anime se saltan el comienzo del capítulo dos, la conversación entre el profesor Gojô y Yûji en la sala de confinamiento, escena que ya fue elegida como punto de partida del anime, y empiezan directamente con Megumi dispuesto a sellar al recién despertado Sukuna. Por razones de impacto en el anime deciden ilustrar esta escena enseñándonos a Megumi preparándose para invocar a sus shikigami (merece la pena prestar atención a la cuidada animación del movimiento de las manos), en vez de una vista general de la escuela para contextuar la escena, como sucede en el manga. Durante la conversación entre Megumi y Yûji, el anime resalta cómo desaparecen los tatuajes de Sukuna, mientras que en el manga, aunque está dibujado cómo estos van perdiendo color, se confía más en que sean los lectores quienes se fijen en el cambio. Asimismo, el dilema interno de Megumi, quien no sabe distinguir cuándo Sukuna está tomando el control, se dramatiza en el anime enfocando la cara del joven hechicero cuando está dudando, y pasando a enfocar sus puños apretados cuando está pensando en cómo debe actuar, diferenciando las dos dimensiones del problema al que se enfrenta. La aparición de Gojô también está enfocada de manera ligeramente diferente en los dos medios. En el manga su entrada en escena, aunque sorprendente porque aparece de la nada, no es especialmente épica, mientras que en el anime la música ominosa que había estado acompañando la conversación entre los dos estudiantes se interrumpe en cuanto habla el profesor, por lo que su llegada viene acompañada de una repentina caída de la tensión. También se le dedican más primeros planos, algo lógico teniendo en cuenta que es un personaje nuevo, mientras que en el manga prefiere tratársele como una figura más, dándole un aire más natural al encuentro.
El siguiente cambio importante que podemos encontrar entre los dos medios es durante el primer intercambio entre Yûji y Gojô, donde podemos apreciar cómo en el anime éste se acerca a la cara del chico mucho más de lo que está socialmente aceptado, proporcionándole un aire sensual y amenazante a su presencia que hasta el momento había sido más bien cómica. Esta decisión resulta acertada ya que combina bien con la forma tan física con la que suele provocar a sus enemigos (Sukuna y Jôgo, principalmente) y, aunque en un primer momento puede sorprender que se acerque tanto (Yûji incluso se sonroja algo por la vergüenza, lo que no aparece en el manga), luego se descubre que gracias a su técnica maldita Gojô es literalmente intocable salvo cuando él lo permite, por lo que esta cercanía es sólo aparente, dando lugar a la reinterpretación de esta escena conforme el espectador va ganando información sobre los personajes y el mundo en el que habitan.
La conversación entre Yûji y Gojô se adapta prácticamente sin cambios. La música inquietante hace una breve reaparición cuando Gojô afirma ser el más fuerte, lo que indica el nuevo status quo de la situación (el peligro ya no está en Sukuna sino en él). También es un buen añadido de la versión animada cómo, para ilustrar el desconcierto de Megumi al ver que su profesor ha estado comprando dulces mientras él arriesgaba la vida, en vez de dejar el fondo negro incluyen una imagen del propio establecimiento de Kikusui-an. Como detalle aparte, esta pastelería hizo una promoción especial en colaboración con el anime vendiendo sus cajas de kikufuku con imágenes promocionales de JJK.
La siguiente parte constituye uno de los puntos álgidos del episodio, la pelea sakuga entre Gojô y Sukuna. El comienzo ya es diferente en los dos medios, ya que en el anime, después de aclarar que no son souvenirs, Gojô continúa su explicación sobre los kikufuku y es a mitad de la misma que Sukuna ataca. En el manga no da la impresión de que Sukuna estuviera esperando a que Gojô acabara de hablar, pero alargar la perorata de Gojô y resaltar así la interrupción de Sukuna provoca una transición más brusca hacia la acción. Además, en el anime esto permite que Gojô pueda no sólo contraatacar, sino ridiculizar a Sukuna sentándose encima, todo ello sin perder el hilo de su monólogo sobre los dulces, una escena ausente en el manga que deja muy claro que la maldición no tiene posibilidades de ganar. Siguiendo con la idea de que a Gojô le gusta utilizar la proximidad física como provocación, una vez más se modifica la escena para que, cuando comenta que quiere lucirse delante de su alumno, se lo susurre al oído a Sukuna. La coreografía del combate se ha creado prácticamente de cero para el anime, y una de las razones por las que resulta más dinámica es porque han introducido más movimientos aéreos, mientras que en el manga la mayor parte del combate se desarrolla en tierra y hay alguna pausa entre los ataques. En general vamos a apreciar una tendencia en el anime de hacer las peleas más espectaculares, tanto en movimientos como en la destrucción que causan al entorno, mientras que en el manga se integran más en el mundo real, dos versiones que resultan igualmente válidas y que aprovechan las fuerzas de cada medio. Otro detalle interesante durante esta pelea es el tipo de música que la acompaña, relajada y algo juguetona, diametralmente opuesta a la del comienzo del episodio, reforzando la idea de que es un combate fácil para el profesor Gojô y que ya nadie corre ningún peligro, excepto Sukuna.
En la siguiente escena se vuelve al presente, cuando Yûji está confinado y Gojô le explica en qué situación se encuentra. En el anime se aprovecha la mención a los altos cargos para introducir una imagen de Gakuganji como representante de esta facción, algo que prefiere dejarse para más adelante en el manga. Es después de que Gojô le dé a elegir a Yûji entre ser ejecutado al momento o después de absorber los dedos que el anime decide introducir el opening, por lo que este no se inmiscuye en la acción sino que actúa como transición hacia la siguiente parte del episodio, cuando Itadori va a visitar a sus compañeros del Club de Ocultismo al Hospital Sugiwara, donde la música y el remarcable trabajo del seiyû de Itadori ayudan a resaltar el dramatismo de esta escena. Así, aunque nuestro protagonista parece estar aparentemente tranquilo, la música triste y la voz ligeramente entrecortada revelan que nada podría estar más lejos de la realidad; incluso el pie de la cama se cambia en el anime para que Itadori pueda apretar los puños alrededor mientras explica lo que es el objeto maldito que les ha puesto en peligro. Además, si bien esta escena en el manga acaba con Itadori forzando una sonrisa a Sasaki, en el anime se prefiere cerrar la escena con Itadori volviendo a su expresión seria en cuanto deja de estar a la vista de su compañera, lo que nos da una idea de lo mucho que le estaba costando mantener la fachada durante esta conversación.
La conversación entre Gojô e Itadori delante del crematorio sucede prácticamente sin cambios, a excepción de la introducción por parte del anime de varias escenas grotescas durante la descripción de las maldiciones que ilustran las advertencias del profesor, así como la cara de miedo de Itadori al darse cuenta de a lo que quizá tenga que enfrentarse. Mucho más relevante es cómo se aprovecha que Itadori recuerde las palabras de su abuelo para cambiar el escenario al interior del crematorio, de tal manera que el resto de la conversación se desarrolle mientras el protagonista está recogiendo los huesos de su abuelo. Este cambio puede deberse a varios factores. Por una parte, tiene una función práctica, ya que comerse el dedo de Sukuna a la vista de todos sería arriesgado y tiene más sentido hacerlo dentro de un edificio, donde además sería más discreto retenerlo en caso de que Yûji no hubiera podido absorberlo. El cambio además contribuye a reforzar la tendencia que el anime lleva estableciendo desde el comienzo de tratar la muerte como algo natural, sobre todo en este caso, contrastando la muerte del anciano Wasuke en un hospital, y por tanto, teniendo la oportunidad de ser incinerado, con las víctimas de las maldiciones, de las que en muchos casos no quedan ni los restos. Mostrar cómo acaba los ritos funerarios de su abuelo también puede indicar el fin de una etapa y el comienzo de otra, y es interesante cómo se hace coincidir que Itadori cierra la tapa de la urna con su decisión de buscar los dedos de Sukuna, ya que este gesto le da un aire de finalidad a la escena. Por último, el hecho de que estén de pie y caminando por la sala permite que la escena sea menos estática que si estuvieran sentados en el banco como sucede en el manga, además de que la gama cromática oscura es más acorde al ambiente de la escena.
La escena salta a continuación a la Escuela Técnica de Hechicería del Área Metropolitana de Tokio, donde la explicación sobre la institución se ha delegado en Nakamura Yûichi, seiyû de Gojô, que hace un excelente trabajo al exponer toda la información a los espectadores sin aburrirles gracias a su cuidada entonación, algo que los seiyû de JJK tienen que hacer más de una vez dada la gran cantidad de datos que se dan en esta serie. Necesariamente, el interior del hall en el que sucede la entrevista con el director Yaga Masamichi está mucho más detallado en el anime, especialmente la iluminación con las velas colocadas dentro de los nichos en las columnas. Al inicio de la entrevista, mientras que el manga opta por pequeñas viñetas con diversos primeros planos de Yaga y de Yûji, el anime opta por un plano general con cada uno de los personajes en un extremo de la pantalla con la columna en medio, realzando el antagonismo que existe en este momento entre ellos. De hecho, en la versión animada, Yûji pierde la paciencia antes que en el manga con las continuas preguntas del director. En este caso, la pelea contra el jugai o muñeco maldito se adapta con pocos cambios: se hace interactuar a Yûji algo más con el entorno, principalmente estrellándose contra las columnas, y se cambia el ángulo con el que el jugai le propina un puñetazo (de dárselo en un lado de la cara pasa a dárselo en la barbilla) de tal manera que las reflexiones de Yûji sucedan mientras se está recuperando del golpe y no cuando está esperando el siguiente ataque, haciendo así que coincida que llega a una decisión mientras se recupera del impacto.
Tras recibir la aprobación para permanecer en la escuela, Gojô acompaña a Yûji a los dormitorios, donde el edificio es completamente diferente en ambas versiones: en el manga es una simple estructura de madera de cuatro pisos, similar a un almacén, mientras que la versión del anime sigue el diseño de los dormitorios tradicionales de una sola planta que pueden encontrarse en las universidades japonesas, a la vez que se integra más con el entorno de templos, pagodas y torii que componen el recinto escolar. No obstante, es curioso destacar cómo el fandom japonés toma como canon el diseño del manga, y así en los dôjinshi se prefiere dibujar la versión original. Algo similar ocurre con las puertas, que en el manga no tienen un diseño consistente (la puerta de la habitación de Yûji pasa de tener una apertura lateral a tener una cuadrada en la mitad superior en dos viñetas diferentes) y en el anime se ha optado por poner simples puertas de madera. La propia distribución de la habitación es diferente: la cama no se sitúa en perpendicular a la ventana sino en paralelo, y las posiciones de la mesa y del armario están invertidas e incluso el póster que está colgando Yûji en la pared representa mujeres diferentes, aunque la versión del anime es más similar a la que personalmente vi en el Dormitorio Shûgakuin de la Universidad de Kioto, por lo que suponemos que suele ser más común.
Durante la explicación de la labor de Yûji de ahora en adelante, una vez más Gojô se sitúa a pocos centímetros de la cara del chico, a la vez que acompaña toda la explicación con una sonrisa, mientras que en el manga suele tener una expresión más seria por defecto, algo que sucede en más de una ocasión. Esto no implica necesariamente un cambio en la actitud del profesor entre las dos versiones: dado que el anime permite una mayor movilidad, Gojô puede pasar rápidamente de sonreír a estar serio, mientras que en el manga tiene que optarse por elegir una expresión que mantener durante la mayor parte del diálogo, por lo que es normal que haya una mayor proporción de expresiones neutrales ya que si no podría dar la impresión de que es un personaje con una sonrisa permanente, similar a Ichimaru Gin de Bleach. Por último, el anime ha añadido la escena en la que Yûji se asoma a la habitación de Megumi y este le golpea con la puerta, lo que sirve para empezar a acortar la distancia en su relación.
El episodio acaba a la par que el capítulo tres, enfocando a Kugisaki Nobara, la última alumna de primero que va a matricularse en la escuela. Mientras que el manga opta por mostrar a Nobara cuando ya ha salido del tren, el anime prefiere enseñarla comiendo un bentô dentro del Shinkansen; esto ya nos revela algún detalle de Nobara, ya que lo que está comiendo es sushi colocado prístinamente en una caja que parece ser de madera lo que, unido a sus quejas sobre el campo, nos da la idea de que se toma muy en serio su viaje a la capital.
En esta segunda parte nos hemos centrado en el análisis del segundo episodio del anime, que se corresponde con los capítulos dos y tres del manga. En esta parte hemos incidido en la banda sonora así como en el trabajo de los seiyû, elementos en los que seguiremos incidiendo en las siguientes partes de esta serie.