Durante lo que llevamos de 2017, hemos podido asistir al estreno en las salas de cine españolas de la que es una de las últimas películas del realizador japonés Yôji Yamada (1931),[1] director que ha sabido abordar distintos géneros a lo largo de su obra y ha hecho partícipe al espectador de algunos aspectos socioculturales presentes en la sociedad japonesa, y cuya realización ha coincidido en el tiempo con el septuagésimo aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Nagasaki: Recuerdos de mi hijo es una película que retrata comopocas los acontecimientos posteriores al lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad de Nagasaki otorgando mayor importancia a las consecuencias personales que deja la guerra que al conflicto en sí, lo que la diferencia de este modo de otras películas basadas en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) más enfocadas en el tratamiento de aspectos bélicos o políticos.
Han pasado tres años desde el fatídico nueve de agosto de 1945, en el que la ciudad nipona de Nagasaki fue devastada a causa de la bomba atómica. La película nos hace partícipes del día a día de Nobuko (interpretada por Sayuri Yoshinaga), una de tantas madres que perdieron a un ser querido en aquel infierno y que ejerce como comadrona en una ciudad que busca recuperarse de las heridas de la guerra. Nobuko vive sola y acude siempre que puede a contemplar la tumba de Koji (interpretado por Kazunari Ninomiya), su hijo fallecido como consecuencia del bombardeo. Pero los acontecimientos darán un giro inesperado cuando justo el día del tercer aniversario de la tragedia, Nobuko reciba la visita del fantasma de su hijo. Desde ese momento ambos tratarán todos los temas de los cuales no han podido hablar desde la inesperada muerte de Koji.
Además de los actores ya mencionados, la película cuenta con otros rostros conocidos del cine japonés como Tadanobu Asano, Ken’ichi Katôe Isao Hashizume, siendo este último un habitual del cine de Yôji Yamada; y la banda sonora está a cargo del compositor Ryuichi Sakamoto.
El nueve de agosto de 1945, la ciudad japonesa de Nagasaki sufría el que a la postre sería el segundo bombardeo atómico de la historia, destruyendo casi por completo la urbe y causando miles de muertos. Es precisamente una de tantas historias referidas a la pérdida en tiempos de guerra la que trata de recrear la película, pudiéndose establecer cierto paralelismo simbólico en los temas que aborda la cinta al combinar dos temas que han sido tratadosde forma secundaria por la Historia: por un lado el bombardeo nuclear de Nagasaki, eclipsado en notoriedad histórica por el de Hiroshima, y por otro, el relato a posteriori de la contienda de una de las innumerables historias de duelo protagonizadas por las familias afectadas por la misma, y que tan a la sombra han quedado respecto a las listas de fallecidos.
La historia que se narra es una de tantas vividas por las personas que fueron sin quererlo partícipes de la tragedia, pero sirve para trasladar al espectador las sensaciones de duelo, soledad y remordimiento que acompañan a los familiares de las víctimas en su condición de actores secundarios de los conflictos armados, siendo primordial la relación madre hijo, pero teniendo también cabida la incursión de una serie de personajes secundarios en la cinta que ayudarán a completar la visión que el director nos quiere transmitir de la realidad vivida por sus personajes protagonistas. De todos ellos destacará el personaje de Machiko (interpretado por Haru Kuroki), prometida de Koji que trabaja como maestra en la ciudad y que tras la muerte de este se resistirá a rehacer su vida, visitando regularmente a Nobuko y acudiendo con ella al cementerio para velar la tumba de Koji.
Todas estas historias secundarias convergen en los diálogos que Koji mantiene con su madre desde su reaparición. Así, madre e hijo mantendrán una serie de conversaciones que versarán desde los recuerdos de la infancia de Koji hasta los últimos días de este como estudiante en la Facultad de Medicina, siendo patente la preocupación de Koji por el futuro de Machiko y la negativa inicial de este a aceptar que ésta pueda rehacer su vida con otra persona. En todas las apariciones de Koji a lo largo de la cinta será patente el hecho de que Nobukoes prácticamente la única persona capaz de ver a Koji, lo cual hace que a veces el espectador se pueda llegar a preguntar si el fantasma de Koji no es fruto de la imaginación de Nobuko.
Por otro lado, resulta interesante cómo el filme aborda en su desarrollo aspectos propios de la cultura japonesa, destacando la constatación de la influencia del cristianismo en el área de Nagasaki, teniendo en cuenta que fue allí donde llegaron los primeros misioneros cristianos en el siglo XVI.[2]
Sin lugar a dudas, lo más destacable de la película reside en las interpretaciones de sus protagonistas, dando pie a generar una relación entre madre e hijo que resulta creíble, como también resulta apreciable el esfuerzo por recrear la época que retrata la cinta, siendo el único punto negativo de la cinta el bajo ritmo de la misma, dado que estamos ante una película que se toma su tiempo para contar y desarrollar la historia, lo que la acerca, en cierto modo y en segúnqué escenas, al género teatral.
Nagasaki: recuerdos de mi hijoes, ante todo, una película que transmite lenta pero intensamente los sentimientos de los personajes implicados en la cinta y en la que el espectador podrá ser testigo de las consecuencias, no siempre tan evidentes, que deja la guerra tras de sí una vez se han limpiado los escombros y se ha disipado el humo de los bombardeos.
Para saber más:
Notas:
[1] Recientemente se ha estrenado en los cines de nuestro país, a la par con Nagasaki: recuerdos de mi hijo, la película Maravillosa familia de Tokio, que es obra del mismo director.
[2] Como ya se pudo ver en la película Silencio, dirigida por Martin Scorsese.