Conmemorando el vigésimo aniversario del final de la primera temporada, Toei Animation ha lanzado un nuevo anime de Digimon, titulado Digimon Adventure, un reboot de la serie original.
Esta nueva serie no es sino una reinterpretación de cómo hubiera sido Digimon si se hubiera creado ahora, en lugar de hace veinte años. Los personajes son básicamente los mismos, con algunas actualizaciones de vestuario y poco más (al menos, por el momento), y algunos elementos icónicos que marcaban el ritmo de la serie original se han conservado en el primer episodio (presumiblemente, podremos ver más referencias de este tipo conforme avance la serie), sin embargo, la historia cambia por completo.
Y es que en estos veinte años de diferencia, el mundo ha vivido su propia digievolución. La implantación de internet, que en 1999 era todavía algo minoritario y vinculado a aparatos, por lo general, de gran tamaño, afectaba directamente al concepto esencial de la serie, lo cual por otro lado justifica esta actualización en forma de reboot. En cualquier caso, en 2020 no tendría sentido contar exactamente la misma historia que nos presentaba Digimon, porque nuestra relación con la tecnología en general y con el mundo digital en particular ha cambiado muchísimo en apenas dos décadas.
Por ello, este reboot lleva a cabo un ejercicio complejo, a través del cual se apoya en algunos aspectos fundamentales de la serie original para crear un nuevo producto audiovisual que, aunque está en deuda con su antecesor, quiere desarrollar una personalidad propia.
Para lograrlo, este primer episodio presenta algunas claves de esta nueva concepción. El mundo digital pasa a ser, abiertamente, el interior de internet, un mundo de datos que, en lo que se ha podido ver, se relaciona más con interpretaciones del ciberespacio al estilo occidental (del que podríamos entresacar, a modo de cronología, algunos ejemplos de su heterogenia: Tron, Futurama, Rompe Ralph) que con la recordada Isla File en la que aterrizaron los Niños Elegidos hace veinte años. Sin embargo, esto no supone un cambio tan radical como podría parecer, puesto que el acceso a este mundo digital a través de dispositivos con conexión a internet es un elemento presente desde Digimon Adventure 02, la secuela de la serie original.
Para mantener el equilibrio, los Niños Elegidos poseen diseños muy similares a los originales, con algunos cambios en la vestimenta, pero manteniendo sus mismas personalidades (más allá de los rasgos principales que se materializaban en los emblemas, presentes aquí desde el primer momento). Del mismo modo, los digimon tradicionales conservan el mismo diseño, ya que existe la posibilidad (explorada durante años en todas las obras derivadas posteriores) de seguir ampliando la colección de criaturas mediante nuevos enemigos. Así, se mantienen dos aspectos fundamentales para apelar a la nostalgia, los personajes humanos y las criaturas, algo que este reboot no trata de esconder.
En este sentido, podemos destacar que, ya desde el primer episodio, se manifiesta de manera expresa una dosis de fanservice a nivel argumental: en este primer capítulo conocemos a Agumon y ya contemplamos su digievolución a Greymon, mientras que todavía no han hecho su aparición buena parte de los Niños Elegidos, más allá de una breve escena. Este cambio estructural también contribuye a la adecuación de la serie a un nuevo ritmo narrativo.
Al margen de sus cambios argumentales, también en estos veinte años la industria del anime ha vivido su propia evolución, y la manera de contar historias, como ocurre en cualquier medio, ha cambiado sustancialmente. Aunque en muchas ocasiones como consumidores nos cueste ser conscientes de estos cambios, una de sus causas principales es el propio paso del tiempo, que cambia no solamente las historias a contar, sino también el público al que se las cuentan, condicionando por supuesto la forma de hacerlo. Analizando solamente este primer episodio y lo que parece prometer, estos cambios le sientan muy bien a la serie, quizás más que las variaciones argumentales (a priori y a falta de más episodios que nos permitan tener una visión mucho más completa de qué tal funcionan los diferentes elementos).
Desde la perspectiva del factor nostalgia, lo único que se echa de menos en este primer capítulo son el opening y ending originales (así como la música que acompañaba a los momentos de digievolución), especialmente el primero. El tema Butterfly ya no introduce cada episodio y, doblajes aparte, resulta extraño que no sea Kôji Wada quien nos dé la bienvenida a cada nuevo episodio.[1] Algo que sería simplemente anecdótico posee un gran peso sentimental por la prematura muerte del artista, en 2016, tras trece años de lucha contra un cáncer de laringe.
Visualmente espectacular, la serie supone una interesante actualización en dos direcciones: por un lado, la que apela a la nostalgia, evidente y con un peso importantísimo, que ofrece nuevo material a los seguidores de la serie original. Por otro lado, y quizás más importante, la actualización de una serie de comienzos de los años dos mil, profundamente epocal, que recibe un nuevo planteamiento y un lavado de cara que la acercan a los nuevos públicos jóvenes.
Si bien aquí nuestra visión es sesgada, por la influencia que Digimon ha tenido en nuestra carrera, este primer capítulo resulta muy prometedor, sembrado de incógnitas. Los personajes están lo bastante próximos al Digimon original como para sentir que los conocemos como si formasen parte de nuestra propia familia, lo cual acelera la capacidad de crear vínculos con ellos (algo que, además, se refuerza por el hecho de que, aunque ambientada en 2020, Tai y sus compañeros tienen la misma edad que tenían en aquella primera serie, creando una clara separación con otras obras posteriores que han retomado la misma historia, como Digimon Adventure Tri), al tiempo que argumentalmente se desmarca por completo de la historia conocida, creando una nueva sensación de intriga que sigue siendo capaz de enganchar al espectador nostálgico.
Esta nueva aventura se puede seguir en simulcast a través de Crunchyroll en su versión premium, donde cada domingo está disponible un nuevo episodio. Por nuestra parte, vamos a seguir con ganas esta nueva propuesta, esperando que una serie que ha marcado ya a varias generaciones siga llegando a nuevos públicos.
Notas:
[1] Kôji Wada (1974-2016) fue un cantante japonés que se hizo célebre por la interpretación de los temas de la banda sonora de Digimon. Butterfly, canción que fue utilizada como opening de la primera serie, le valió su popularidad, aunque también participó en las bandas sonoras de las siguientes series de la franquicia, así como en otros proyectos, como la banda sonora de la serie Transformers: nueva generación, y publicó algunos álbumes con temas propios. En 2003 se le diagnosticó un cáncer de laringe, contra el que luchó durante trece años. A pesar de su delicado estado de salud, no dejó de trabajar en ningún momento, siendo su último trabajo su participación en la banda sonora de Digimon Adventure tri, la secuela estrenada en 2015.