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Influencias orientales en la faceta musical del polifacético Bruno Oro – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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This article was written on 03 Jun 2015, and is filled under Música y escenarios.

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Influencias orientales en la faceta musical del polifacético Bruno Oro

Bruno Oro caracterizado como Artur Mas, en una imagen promocional del programa Polònia (fuente: elperiodico.com).

Bruno Oro caracterizado como Artur Mas, en una imagen promocional del programa Polònia (fuente: elperiodico.com).

Bruno Oro es uno de los comediantes que integran el elenco del programa de humor político catalán Polònia. Es, de hecho, una de las estrellas del programa, por su imitación (ya casi con vida propia) de una figura clave en la política catalana de los últimos años: Artur Mas, además de otros personajes de aparición regular, como puede ser el ministro de Economía y Hacienda, Cristóbal Montoro.

Bruno Oro, en su faceta como músico (fotografía: Anahí Montfort, fuente: rottanopina).

Bruno Oro, en su faceta como músico (fotografía: Anahí Montfort, fuente: rottanopina).

Sin embargo, la gran versatilidad imitativa y vocal de Bruno Oro no solo están al servicio del programa en particular (su habilidad para el canto se pone de manifiesto frecuentemente en la sección de vídeos musicales) y del humor en general, sino que también se ha adentrado en otro tipo de proyectos, más personales, entre los que destaca la publicación de tres discos: Napoli (2008), Tempus Fugit (2011) y Viatge de l’Home que Esturnuda (2014).

El que centra nuestra atención en esta ocasión es el segundo, un disco plurilingüe (recoge temas en catalán, castellano e italiano) de influencias eclécticas abiertamente demostradas, en el que se combinan los ritmos y lugares comunes de los crooner norteamericanos, al más puro estilo de Frank Sinatra o Bing Crosby, con melodías más cercanas al swing, coqueteos con el italo disco, y temas intimistas a ritmo de jazz.

Además de las influencias en el plano estrictamente musical, las letras poseen también interesantes referencias a la cultura popular contemporánea, y algunas de ellas, como veremos, son evidencia viva de la afinidad y cercanía cultural que Cataluña posee con Asia en general.[1]

Portada de Tempus Fugit.

Portada de Tempus Fugit.

Tempus Fugit abre con una canción divertida, que tiene al futbolista Lionel Messi como protagonista. Le sigue Descalza por París, una canción amable con un deje melancólico que podría encajar perfectamente dentro de la esfera indie. El tercer tema, New York, posiblemente sea el más influenciado por los pop standards norteamericanos.  Geloso, por su parte, juega con la esencia del italo disco en un tema muy bailable (con un videoclip, por otra parte, muy divertido, en el que mezcla influencias de la estética del italo disco –y la imagen de Pino d’Angio– con ambiente inspirado en los gángsters durante la Ley Seca, con una dosis de humor e irreverencia alentada por sus compañeros del Polònia, que aparecen en el vídeo, dándole una apariencia de sketch del programa). A partir de Sr. Silenci, el disco da un giro, adquiriendo una dirección marcadamente más personal e intimista, que no aburrida: Sono Incazzato y Risotto en Fa Menor recurren a las raíces más tradicionales de la música italiana, Quina Mandra y, sobre todo, Cadaqués, son dos temas profundamente melódicos. Pero sin duda, los que nos resultan de mayor interés son Buda s’ha enamorat y Narayama.

Buda s’ha enamorat construye una historia de amor trascendente con referencias modernas y mundanas (el –omnipresente– Fútbol Club Barcelona y el gin-tonic). La figura abstracta y divina de Buda se ha enamorado de una chica, normal y corriente, que le resulta fascinante y le hace descuidar a sus feligreses. Cuando éstos le recriminan su abandono de la meditación, Buda les replica que hay otras cosas en la vida: que la creencia de una persona no tiene por qué ser mística, sino que puede existir fervorosa devoción hacia asuntos mundanos. Todo el canto de Buda hacia la belleza de los gestos cotidianos de su amada habla también de la iluminación (en el sentido budista) de las cosas cotidianas, un alegato a favor de las cosas más pequeñas de la vida, que otorgan una mayor felicidad y una mayor conexión con el universo que un rígido conjunto de normas religiosas. A través de frases poéticas y poderosas, con un lenguaje muy cotidiano, Bruno Oro defiende una vuelta al mensaje búdico más puro y aplicado a una vida contemporánea y aconfesional.

Resulta muy interesante, precisamente, esta adopción intuitiva de esos principios búdicos: no se habla estrictamente de budismo, sino que se toma a Buda y a los monjes budistas como personajes de una historia corriente.

iés tan màgic, que ho tinc al davant
i sembla que ho estigui somniant
i és tan màgic que ho tinc al davant…
i ho estic enyorant.

En esta frase, que significa “y es tan mágico que lo tengo delante / y parece que lo esté soñando / y es tan mágico que lo tengo delante… / y lo estoy añorando”, se describe una sensación cercana a la trascendencia mística de la iluminación búdica o satori,[2] sin llegar a abandonar del todo el plano mundano. Esta frase acompaña a una referencia sobre el viento de tramuntana, viento del norte al que tradicionalmente se ha asociado una connotación enloquecedora.[3]

Uno de los múltiples diseños de carátula de La balada de Narayama, de Shohei Imamura (fuente: sensacine.com).

Uno de los múltiples diseños de carátula de La balada de Narayama, de Shohei Imamura (fuente: sensacine.com).

El otro tema, Narayama, es el que cierra el disco. Resulta un cierre más que adecuado, ya que alude a una supuestamente antigua costumbre del Japón medieval en la que, en la aldea situada a los pies del monte Narayama, los hijos debían abandonar a sus padres ancianos, cuando éstos se convertían en una boca que alimentar y dejaban de poder ayudar a la familia (momento que se marcaba, simbólicamente, en el 70 cumpleaños), para que les sobreviniera la muerte en las nieves del invierno. Esta historia proviene en realidad de una novela que en 1957 publicó Fukasawa Shichiro, cuya dureza causó un fuerte impacto social, otorgándole al autor diversos reconocimientos, y adaptándose en distintas ocasiones a televisión, radio y cine. La versión más popular es la película La Balada de Narayama, dirigida por Shohei Imamura, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1983.

La canción se centra en una evocación de un final plácido, una muerte dulce y poética bajo una nieve que todo lo cubre y que acaba con todo el sufrimiento. Una experiencia dura, cargada de onirismo, en la que letra y música se unen para construir unas poderosas imágenes visuales de un frío que cala hasta los huesos, un frío real que deja entrever algo de metafórico en su existencia.

Si bien Narayama responde a una influencia más cotidiana, a través de una obra audiovisual galardonada y reconocida internacionalmente, Buda s’ha enamorat evidencia una sensibilidad muy en consonancia con la espiritualidad asiática, y una aplicación práctica de sus principios en la vida moderna. Ambas canciones, que aúnan estas referencias cultas con unos arreglos musicales muy cuidados, se convierten en dos gratísimas sorpresas para el amante de lo oriental, que se aparecen al oyente en un contexto en el que no podría esperarse estas influencias. Ambos temas, más allá de todo esto, reflejan el eclecticismo de un disco que posee una multiplicidad de referencias, de las cuales aquí solo hemos mencionado algunas, pero invitamos al lector a que se deje llevar y profundice, descubriendo las suyas propias.

Notas:

[1] Lo hemos podido ver en Ecos de Asia a través del festival de cine Casa Asia Film Week, celebrado en Barcelona, así como otros eventos, como un concierto de la Pochen Municipal Art Company, exposiciones como la de Tokyo Blur del barcelonés César Ordóñez; el Festival Asia o el protagonismo de distintas culturas asiáticas en el engalanamiento de las calles durante las Fiestas de Gràcia. Y más allá de nuestras páginas, la fuerte presencia de instituciones culturales (con Casa Asia, la Japan Foundation y el Instituto Confucio a la cabeza), de comunidades asiáticas y de comercios y negocios de hostelería (destinados a todo tipo de públicos, tanto emigrados como locales).

[2] Nombre que recibe la iluminación en el budismo zen desarrollado en Japón.

[3] Es un viento que suele soplar en la zona del Ampurdán, en Gerona. El mito de que resulta enloquecedor fue alentado, a lo largo del siglo XX, por figuras como el escritor Josep Pla o el artista Salvador Dalí, ambos nacidos y criados bajo este viento (en Palafrugell y Cadaqués, respectivamente). El primero por sus referencias literarias a la tierra de su infancia y el segundo por sus excentricidades contribuyeron a crear una leyenda que se ha mantenido viva en el imaginario popular a través de referencias cultas, en la literatura, y más populares, como por ejemplo en el rock catalán, con el tema L’Empordà de Sopa de cabra: “Nascut entre Blanes i Cadaqués/ molt tocat per la tramuntana/ d´una sola cosa pots estar segur / quan més vell més tocat de l´ala”, es decir, “nacido entre Blanes y Cadaqués, muy tocado por la tramontana, de una sola cosa puedes estar seguro, cuanto más viejo, más tocado del ala”.

avatar Carolina Plou Anadón (272 Posts)

Historiadora del Arte, japonóloga, prepara una tesis doctoral sobre fotografía japonesa. Autora del libro “Bajo los cerezos en flor. 50 películas para conocer Japón”.


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