En el artículo anterior se hizo un breve repaso del urushi, es decir, de sus técnicas y de su evolución principalmente.[1] A partir de éste, se tratarán maestros lacadores que han destacado a lo largo de los siglos, siendo el primero de ellos Matsuda Gonroku (1896-1986), uno de los mayores maestros de laca japonesa que han existido.
Gonroku nació el 20 de abril de 1896 en Kanazawa (Ishikawa), y en 1903, con tan solo siete años, comenzaron sus estudios en el urushi, concretamente en la técnica del maki-e, junto a su hermano mayor Kosaku. En 1914 se graduó en la Escuela Industrial de la Prefectura de Ishikawa y comenzó sus estudios en el Departamento de Laca o Departamento Urushi de la Escuela de Bellas Artes de Tokio (actual Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio), la cual dejó en 1919 tras graduarse. Fue a partir de ese momento cuando empezó a trabajar como artista profesional en el terreno del urushi, participando en exposiciones como la XI Exposición Noten, donde obtuvo el segundo premio.
Con el tiempo fue perfeccionando sus habilidades y creando trabajos de diseño industrial que aplicaban técnicas de laca a objetos como plumas estilográficas y picas de tabaco que se fabricaban en Japón para su exportación. Esto le llevó a ser contratado en 1926 por la fábrica Namiki para trabajar en la sección de laca. La empresa Namiki fue fundada en el año 1925 y continúa activa en la actualidad, y se dedica a realizar bolígrafos y plumas estilográficas lacadas. De todos modos, dejó de trabajar en dicha fábrica en 1926, momento en el que se quedó como asesor de la misma. El trabajo realizado aquí fue lo que le llevó a recibir contratos de los principales fabricantes en Europa y los Estados Unidos, incluidos Dunhill y Mont Blanc.
El mismo año en el que dejó de trabajar en Namiki, fue contratado como profesor en la Escuela de Bellas Artes de Tokio y comenzó a participar de manera más activa en las exposiciones de arte. Las muestras nacionales de arte se empezaron a expandir por Japón en el año 1907, siendo ese el momento en el que el Ministerio de Educación creó las exposiciones Bunten, en las cuales únicamente tenían cabida la pintura japonesa y la pintura y escultura de Occidente. Pocos años después, las artes acabaron bajo el mandato de la Academia Imperial del Arte, siendo ese el momento en el que las exposiciones Bunten pasaron a llamarse Teiten, pero hasta 1927 las Artes Aplicadas no tuvieron cabida en dichas muestras artísticas.
La razón principal por las que las Artes Aplicadas no eran bien recibidas en dichas exposiciones era porque carecían de modernidad.[2] Fue este rechazo lo que provocó que en 1925 se crease la Sociedad General de Artesanía, de la cual era miembro Akatsuka Jitoku (1871-1936), una de las personas más influyentes en el terreno de las artes niponas.
Junto a esto, la reivindicación de las Artes Aplicadas también fue realizada por dos movimientos nipones, el Mingei y el Mukei. El primero, encabezado por Sôgetsu Yanagi (1889-1961). Tenía sus bases en la sencillez, el anonimato, la perfección técnica y la tradición, y consideraba que las artesanías eran tan importantes como las Bellas Artes, algo muy similar al movimiento Arts and Crafts británico. Y Por otro lado, el movimiento Mukei, al cual pertenecía el propio Gonroku, quería acabar con los convencionalismos acerca del urushi y ensalzarlo al lado de las Bellas Artes, algo que pretendía hacer mediante la renovación artística. [3]
Fue todo esto lo que acabó dando lugar a que las Artes Aplicadas empezasen a participar en las exposiciones Teiten en 1927. Gonroku fue un habitual en dicha muestra desde ese año (VIII Exposición Teiten), participando en ella cada año desde entonces. Fue en 1929 cuando recibió una mención honorífica en dicha muestra (X Exposición Teiten).
Los trabajos de Gonroku se fueron haciendo cada vez más conocidos, lo que le llevó a que en 1930 fuese uno de los candidatos para formar parte de la Academia de Arte Imperial, aunque no ingresó ella hasta 1947. A partir de entonces recibió muchos honores y premios: en 1955 fue designado como un Tesoro Nacional Viviente,[4] en 1962 se convirtió en presidente de la Sociedad de Oficios de Japón,[5] en 1976 fue nombrado miembro de segunda clase de la Orden del Tesoro Sagrado,[6] en 1976 fue reconocida como Persona de Mérito Cultural,[7] y en 1978 se le concedió realizar una exposición individual en el Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio en la que se conmemoraba el hecho de dedicar toda su vida al arte de la laca japonesa.
Finalmente, falleció el 15 de junio de 1986, dejando a su paso un legado que ha cautivado a todo amante del arte nipón. De entre todas sus obras, la que sin duda ha destacado más es el Gabinete Horai, el cual fue realizado en plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), concretamente en 1944. Actualmente se encuentra en el Museo de Arte de la Prefectura de Ishikawa.
En él se representa a Horai, la legendaria isla china de la juventud eterna. Aparecen representados pinos, bambúes, ciruelos, grullas (símbolos de la esperanza) y tortugas que recorren las cuatro caras del gabinete. Estos elementos aparecen representados con capas de laca, takamaki-e,[8] nashiji-e[9] y hiramaki-e,[10] dando lugar a diferentes matices de dorados. El agua, realizada con laca roja, y las olas, realizadas con maki-e, forman una estructura ondulada bajo la cual estarían las tortugas y encuentran las veinte grullas.
En el interior se ve el anhelo de que acabe la guerra y de tener libertad, apareciendo un paisaje con diferentes matices de dorados, aves volando en la parte superior y mariposas en el interior de la puerta, aludiendo a la belleza del mundo. Todo ello es símbolo del horror vivido durante la Segunda Guerra Mundial, algo que el propio artista reflejó en una inscripción que puso a la obra:
Aviones enemigos están volando sobre nuestra patria imperial. Como sirenas aúllan mis estudiantes que no se han ofrecido como voluntarios para ayudar a las fuerzas militares, trabajan conmigo, con los pocos materiales que tenemos a mano. Estoy profundamente agradecido de que, a pesar de que una bomba nos pueda caer en la cabeza mañana, hayamos acabado el trabajo.[11]
Matsuda Gonroku, junto con Yamazaki Kakutaro (1899-1984), fue el gran maestro lacador del siglo XX en Japón, aunque se ha de señalar que se dedicó más a la enseñanza que a la creación de obras artísticas, siendo esa la principal razón de que haya pocas muestras de su arte. De todos modos, las obras que existen de él demuestran justamente la evolución del urushi, aunque a diferencia de sus contemporáneos, Gonroku se encaminó más hacia la tradición que la modernización. Fue su vida dedicada a la laca lo que hizo, en gran parte, que el urushi se convirtiese en uno de los símbolos más reconocidos del país nipón, elevando su categoría a una de las más altas, tal como pretendía hacer el movimiento Mukei del que formó parte. De este modo, Matsuda Gonroku no solo fue un genio excepcional en el terreno artístico, sino que también fue una de las personas que más han colaborado a la expansión y evolución artística del País del Sol Naciente.
Para saber más:
Notas:
[1] Para saber más acerca de la evolución de la laca japonesa, se recomienda consultar los siguientes artículos de esta revista: La laca japonesa urushi I: definición, elaboración y técnicas, La laca japonesa urushi II: evolución de la laca urushi desde el periodo Jômon hasta el periodo Taishô y La laca japonesa urushi III: la laca urushi en el siglo XX, periodos Taishô y Shôwa.
[2] Dees, Jam. Facing Modern Times. The Revival of Japanese Lacquer Art.1890-1950. Rotterdam, Optima Grafische Communicatie, 2007, p. 21.
[3] Barta, Eli, Omura, Kanae. “Arte y género en Japón: Lacas shunkei y edo hagoita”, Estudios de Asia y África, vol. XLIV, núm. 3. México, El colegio de México, 2009, pp. 649-652.
[4] En 1950 se promulgó la Ley para la Protección de los Bienes Culturales, dentro de la cual estaba la categoría de “Tesoros Nacionales Vivientes”.
[5] Creada en 1955 con la intención de promulgar las Artes Aplicadas.
[6] La Orden del Tesoro Sagrado fue creada en 1888 por el Emperador Mutsuhito (1852-1912) con el objetivo de conmemorar a las personas que han contribuido a la grandeza de Japón.
[7] Reconocimiento y honor oficial japonés que se otorga anualmente a personas seleccionadas que han realizado contribuciones culturales destacadas.
[8] El takamaki-e es un proceso que consiste en espolvorear polvo de oro y moldear el diseño en altorrelieve con un compuesto de laca cruda y sabi (pasta hecha con una mezcla de laca y arcilla fina.), aunque este núcleo del relieve también puede usar polvos de carbón vegetal. Mediante este proceso, las partes deseadas quedan elevadas del fondo, pudiendo ser esculpidas y pulidas.
[9] El nashiji-e es una técnica que se basa en espolvorear copos de oro sobre la laca aún fresca.
[10] El hiramaki-e consiste en espolvorear polvo de oro, cubrirlo con una laca transparente y abrillantarlo, quedando todo en bajorrelieve.
[11] Traducido de: “«Enemy planes are already flying over our imperial homeland. As sirens wail, those of my art students who have not already volunteered to aid the fighting forces, work with me, using the few materials we have on hand. I am profoundly grateful that, even though a bomb may well kill us all tomorrow, we have been able to finish this work”. Dees, Jam. Facing Modern Times. The Revival of Japanese Lacquer Art.1890-1950. Rotterdam, Optima Grafische Communicatie, 2007, p. 24.