A lo largo de los artículos anteriores nos hemos referido a muñecas orientales de carácter popular de la más diversa índole. Partimos de unos primeros ejemplos prácticamente fundamentados en modelos occidentales, como son Licca o Jenny. Además, a modo de continuación, hemos tratado el caso de dos muñecas que nada tienen que ver con sus predecesoras: Blythe y Pullip.
En el artículo presente volvemos a referirnos a una variación de fashion doll o muñeca de vestir, las Ball Jointed Dolls o BJD. Podemos afirmar que este es un caso que dista bastante de los anteriores, ya que no se trata de un modelo o molde concreto sobre el que varían aspectos como el maquillaje y el peinado. Ball Jointed Doll es un concepto que se refiere a una forma de construir y articular las muñecas, por lo que, en cuanto a las formas de las mismas, podemos encontrar un amplio abanico de posibilidades que comentaremos con posterioridad.
Ball Jointed Doll es una expresión inglesa que se refiere a las muñecas que cuentan con articulaciones en forma de bola que se unen entre sí a través de cuerdas elásticas tensas. Como nos muestra la imagen, estos cordeles se extienden por el interior del cuerpo mediante dos estructuras. La primera, de carácter horizontal, parte del pecho hacia los dos brazos llegando a las muñecas de la figura. La segunda, de desarrollo vertical, abarca desde la cabeza hasta los pies.
En cuanto a materiales, mayoritariamente están hechas de resina de poliuretano sintético, un material bastante frágil y perecedero en algunos casos (por ejemplo, la muñeca puede perder progresivamente la tonalidad original de su piel); si bien, podemos encontrar BJDs realizadas con otros materiales como el plástico, siempre conservando el sistema de articulaciones que las caracteriza.
Los tamaños y alturas de esta tipología son bastante variados, así como los tipos de cuerpo. En cuanto a su medida, podemos encontrar desde ejemplares que alcanzan los 90 centímetros hasta figuras mucho más pequeñas que no superan los 15 centímetros.
En cuanto al molde del cuerpo, en general, hemos de subrayar el hecho de que estas muñecas están mucho más proporcionadas que las vistas con anterioridad, dotadas con un cuerpo de largos miembros y normalmente bastante esbelto. Destacan por el preciosismo y cuidado en su manufactura, poniendo especial detalle en pequeños rasgos, como la forma de las uñas o las venas de manos y pies, dotándolas así de un aspecto mucho más realista. A través del modelado del cuerpo se representan tanto diferentes edades como personajes, es decir, podemos encontrar cuerpos infantiles, andróginos, muy musculados o con senos prominentes, todo ello condicionado por la estética con la que el coleccionista quiere dotar a su muñeca.
El rostro es también otro elemento en el que se pone especial atención. El maquillaje de las BJDs normalmente se realiza a mano, lo que lleva a un progresivo encarecimiento. A la hora de pintar se utilizan instrumentos como aerógrafos, diversos pinceles y una especie de barniz que fija los pigmentos y dota a la superficie de la muñeca de un acabado mate. Al igual que las Blythe y Pullip, los ojos son intercambiables, sólo que en este caso, no cuenta con ningún mecanismo que permita su movimiento o el cierre de los párpados. Los globos oculares suelen ser de cristal y se fijan en el interior de la cabeza gracias a una especie de masilla adhesiva que los mantiene fijos.
A la hora de hablar de los inicios y posterior expansión de esta tipología, nos remontamos al año 1999, cuando la compañía japonesa Volks Inc. lanzó al mercado una primera muñeca que cumplía con las características mencionadas con anterioridad.
Cabe destacar que esta es una empresa fundada en 1972 especializada en el maquetismo y todas sus vertientes, por lo que la mayor parte de sus productos se destinan a un público principalmente adulto, las BJDs no serían una excepción, tanto por los materiales que las caracterizan, por su coste y por los primeros planteamientos de las mismas. Volks lanzó al mercado un primer ejemplar de Ball Jointed Doll a modo de kit de montaje que el comprador tenía que encargarse de montar y “customizar” a su gusto. Una peculiaridad propia de esta empresa es el nombre que otorga a las muñecas, conocidas como Dollfies o Super Dollsfies. Esta es una denominación que ha terminado por adoptar un carácter general, es decir, las BJDs pueden aparecer denominadas así a pesar de no pertenecer a la compañía Volks.
A partir de 2003, el kit de montaje pasó a convertirse en una muñeca propiamente dicha, ya montada y con carácter limitado. No podemos dejar de resaltar el hecho de que estos primeros ejemplares estaban destinados a un público sobre todo femenino, poniendo de relieve su carácter como fashion doll, creada, principalmente, para ser ataviada al gusto de su propietaria.
El éxito de estas muñecas fue total, y no tardó demasiado en consolidarse, tanto en Japón como en otros países. Uno de los pioneros fue Corea, con marcas como Custom House, creadas con la finalidad de competir con las japonesas en un mercado bastante limitado que ha terminado por atraer a personas de todas las edades y sexos.
China no fue una excepción. A partir de 2005 ha pasado a formar parte de este mercado, ofreciendo al consumidor tanto moldes como estilos novedosos y distintos a los originales. Como algunas de las empresas o marcas más importantes tenemos a Dollzone o Dollmore.
Hong Kong es otra región que ha pasado a ocupar un lugar relevante entre las productoras de BJDs. Destaca, por ejemplo, la firma Doll Heart, que, además de muñecas propiamente dichas, ofrece a los consumidores diversos accesorios y atuendos atendiendo a la escala de las mismas. Esta es una iniciativa bastante acertada e inteligente, que pudo atraer a bastantes coleccionistas en busca de un nutrido armario para sus preciadas figuras.
En 2007, Estados Unidos se sumó a la producción de muñecas de colección, con empresas como Berdine Creedy, pionera en el continente americano.
Con posterioridad, podemos encontrar firmas europeas dentro del mercado de BJDs, como es el caso de la francesa Dust of Dolls.
A la hora de abordar la situación, podemos afirmar sin ninguna duda, que el consumo de esta tipología de muñecas se ha extendido a prácticamente todo el mundo. Algunas de las empresas mencionadas con anterioridad incluso han creado diversas sucursales en diferentes países con el fin de expandir todavía más este precioso mundo repleto de detalles. Incluso en Kioto, de la mano de la pionera Volks, podemos encontrar un pequeño museo y showroom centrado en estas muñecas y los nuevos lanzamientos de la compañía.
Por otro lado, a modo de reflejo de esta expansión y apasionamiento por las BJDs, tenemos una serie de eventos que se celebran en diferentes zonas de todo el mundo para reunir a todos aquellos que gustan de estas muñecas. Durante estas reuniones, se suele proceder a mostrar nuevos lanzamientos y moldes, además de novedades en cuanto a accesorios para los mismos. Se trata de una convención que reúne a todo tipo de admiradores de esta tipología, un momento idóneo para apreciar determinados modelos en primera persona, conocer a coleccionistas con los que compartir una afición y disfrutar fotografiando las muñecas ajenas y propias. A modo de ejemplo, destaca la organizada por Volks, conocida como Dolls Party[1] que se llevan a cabo en Japón varias veces al año; en este caso, la finalidad principal es comercial, disponiendo modelos limitados al alcance del público, además de exhibiciones y novedades como las ya mencionadas. En algunos de estos casos, las muñecas mostradas no se limitan a BJDs, sino que también podemos encontrar otras tipologías o incluso artículos por parte de diferentes compañías. No sólo en Japón, lugar de origen de esta tipología, se promueven este tipo de eventos: Europa y Estados Unidos también cuentan con sus propias convenciones.
Como hemos indicado a lo largo de los párrafos anteriores, las BJDs se han extendido por todo el mundo, dando lugar a todo tipo de empresas y, en consecuencia, de modelos, moldes, estéticas (más realista o más cercana al anime japonés)…
Al igual que ocurría en las tipologías anteriores, cada vez resulta más común encontrar artistas y creadores centrados en la elaboración y “customización” de estas muñecas, respetando siempre el sistema de articulación a través de bolas y cuerdas tensas a modo de unión. El maquillaje del rostro es uno de los campos en los que podemos encontrar una mayor cantidad de nombres propios procedentes de todo el mundo, así cada coleccionista puede adaptar la muñeca a sus preferencias prescindiendo del maquillaje ofrecido por la tienda, disminuyendo así el precio de la compra.
Igualmente, las tiendas se adaptan a estos nuevos cambios ofreciendo todo tipo de modificaciones y novedades a la hora de constituir un modelo completo. Por ejemplo, no es de extrañar que el coleccionista pueda encontrar con facilidad extremidades y apéndices similares a las de determinados animales, como patas de cabra, diferentes cuernos e incluso alas. Por otro lado, se han lanzado al mercado muñecas que más bien son una especie de animales antropomorfos con rostros humanoides complementados con rasgos como orejas o bien características animales, todos ellos determinados por la teórica especie a la que pertenezca el ejemplar.
Los cuerpos son otro mundo de posibilidades, por los diferentes tamaños y variaciones dentro de la masa muscular de los mismos. Por ejemplo, Dust of Dolls nos ofrece cuerpos con caderas de gran anchura que se complementan con rostros a medio camino entre la fantasía y el realismo. Los elementos fantásticos son una constante: criaturas como elfos, ángeles, demonios o personajes pertenecientes a la mitología tanto oriental como occidental son protagonistas.
Siempre se incide en aquellas zonas que pueden aportar cierta personalidad a la muñeca correspondiente, principalmente el rostro. Si nos centramos en los primeros modelos que salieron al mercado, podemos distinguir un afán de belleza prototípica occidental, de nariz recta y ojos grandes. A día de hoy, la pluralidad de modelos es un elemento característico que aporta rostros procedentes de todo el mundo que buscan distintos tipos de belleza, o que incluso rehúyen de ella defendiendo aspectos grotescos o terroríficos.
A modo de conclusión, queremos poner de relieve de nuevo la apreciación de las Ball Jointed Dolls, como denota lo expuesto con anterioridad, la gran cantidad de tiendas y, sobre todo, los coleccionistas y admiradores que dan a conocer los fantásticos ejemplares en su poder. No podemos dejar de destacar la especial atención que se pone ya no sólo en las tiendas y firmas que hemos mencionado, sino en los resultados por parte de los artistas dedicados a la customización de estos modelos, dando lugar a pequeñas obras artísticas. Las BJDs nos sirven de vínculo para conocer elementos de la cultura tradicional, tanto oriental como occidental, gracias al reflejo de trajes tradicionales o mitologías folclóricas; la cultura popular, sobre todo japonesa, o incluso distintos períodos históricos si atendemos, en algunos casos, a la fidelidad y cuidado en sus atuendos.
Para saber más:
Notas:
[1] Aquí podemos ver el video realizado a modo de recorrido por la Dolls Party que tuvo lugar en Tokio la primavera del año pasado.