ECC Ediciones sigue reforzando su línea de clásicos seinen con un nuevo título de Kazuo Kamimura, autor de la aclamadísima obra El club del divorcio, que nos llegó en 2017, y de Historia de una geisha, con la que ECC sumaba a Kamimura a su lista de grandes autores publicados. Una mujer de la era Shôwa es una de las más recientes incorporaciones a su catálogo y una muestra más de la apuesta de ECC por obras clásicas que todavía permanecían inéditas en España.
En esta ocasión, Kamimura se acompaña de Ikki Kajiwara,[1] junto a quien elabora el guion. Por ello, el corte de la historia difiere bastante de El club del divorcio, y puede sorprender al lector que espere algo semejante. La historia de Una mujer de la era Shôwa, publicada entre 1977 y 1978 en la revista Apache, relata la vida de Shôko Takano, nacida poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial e hija de un célebre pensador opuesto a la guerra que terminaría convirtiéndose en un importante líder de un grupo ultraderechista. Obligada a sobrevivir por su cuenta en los momentos más arduos de la postguerra, la muchacha muestra desde muy joven un carácter firme y un rígido concepto de la moral, capaz de empujarle a las mayores muestras tanto de lealtad como de crueldad, según el momento y el contexto al que se enfrente.
Aunque el contexto sociopolítico es importante y sustancioso, los derroteros por los que se conduce la historia hacen que la realidad japonesa trascienda de manera muy puntual, ofreciendo únicamente pinceladas que aportan cierto color sin imponerse en la historia de Shôko. La protagonista es hija de su tiempo, pero la situación histórica de Japón no es tan importante como la realidad cotidiana que ha impuesto la postguerra y que forjó a toda una generación traumatizada por la guerra.
La historia comienza con la infancia de Shôko, en la que se ve sometida a dos duras pérdidas: primero su padre, que desaparece, y posteriormente, su madre fallece a consecuencia de las torturas recibidas por la policía imperial japonesa. Shôko se desenvuelve como una pilluela, robando para subsistir, pero demuestra una gran inteligencia y un pragmatismo que sorprenden a los adultos que la rodean.
Así, se aleja del drama puramente emocional para incluir escenas de acción y violencia. La más descarnada es la ejercida sobre las mujeres, tanto de manera física con escenas durísimas como la tortura de la madre de Shôko o la venganza de las prostitutas de la postguerra, como de manera psicológica, recurriendo habitualmente al desnudo forzado como forma de humillación y de destrucción del amor propio de los personajes. Así, la violencia erótica ocupa un papel importante, especialmente en la etapa que Shôko pasa en el internado.
Por otro lado, esta idea se confronta con la capacidad de sacrificio de las mujeres más nobles de la historia, que se valen de sus cuerpos para cobrar las mayores deudas y protegerse entre ellas. Así, la sexualidad se ve como un mecanismo de defensa carente de romanticismo, al que las aciagas circunstancias de Japón impiden aspirar.
Sin embargo, a pesar de encontrarse en un mundo desesperanzador, Shôko encuentra en su rectitud la fortaleza para luchar, saldando sus deudas por duplicado y demostrando una gran generosidad. Cuando las cosas se tuercen e ingresa en un reformatorio, se ve obligada a endurecer su carácter todavía más para hacer frente a las adversidades. En su proceso de madurez, comienza a desarrollar sentimientos románticos que se amoldan retorcidamente a su coraza.
De la crudeza de la historia, posiblemente sea ese empleo descarnado de la violencia el que más pueda sorprender al lector. A diferencia de El club del divorcio, cuya dureza partía del plano emocional, en Una mujer de la era Shôwa el tono cambia radicalmente, gracias al guion de Ikki Kajiwara, que se aleja del estilo intimista de Kamimura. Abundan las escenas de acción y la narración se muestra explícita con las situaciones de castigo o tortura, conjugando la tensión psicológica y la agresividad ejercida por los personajes.
Kazuo Kamimura despliega todo su talento en composiciones y diseños de personajes con su sello particular. El argumento le lleva a dibujar escenas truculentas que bordean el eroguro, en las que el mangaka se desenvuelve con soltura. Pero sin duda, uno de los rasgos más destacados es el tratamiento de las miradas. Kamimura dota a las miradas, especialmente de su protagonista, de una expresividad gélida velada tras un muro de impenetrabilidad con el que Shôko se protege del mundo.
Desgraciadamente, la historia de Shôko Takano quedó inconclusa, ya que la serie dejó de publicarse en 1978. Para esta edición se recuperaron los originales que conservaba Kamimura en su estudio, con algunas páginas a color. Sin embargo, causa cierta desazón comprobar cómo la historia, que había comenzado a sembrar algunas ideas interesantes y que parecía que iba a alcanzar su pleno desarrollo junto con Shôko, quedó abruptamente interrumpida. A pesar de ello, el conjunto posee un enorme interés y funciona con solvencia de manera autónoma, dando lugar a un relato de aprendizaje centrado en las transformaciones de Shôko.
La edición que presenta ECC recoge las páginas a color conservadas de la versión original y presenta un formato en tapa blanda con sobrecubierta. Sorprende que se trate de una edición más cuidada que la obra fundamental de Kamimura, así como el precio mucho más ajustado. Una mujer de la era Shôwa es una magnífica oportunidad de disfrutar en castellano de los guiones y la capacidad narrativa de Ikki Kajiwara y una nueva ocasión para sumergirse en el arte de Kazuo Kamimura, que muestra aquí su versatilidad para adaptarse a las necesidades de la historia.
Notas:
[1] Aunque su nombre puede no resultar familiar para el mercado de manga en castellano, la influencia de Ikki Kajiwara en el manga ha sido enorme, ya que es el creador de Ashita no Joe, el clásico de boxeo publicado por la Weekly Shônen Magazine entre 1968 y 1973.