La finalidad de este artículo es analizar la película What a day de Xiaoku Wang (2017). En cuanto al género, es difícil clasificarla. Tiene elementos del cine dramático y fantástico, pero a veces todo el mundo, espontáneamente, se echa a bailar en un concierto improvisado, y pasa por un musical. Tampoco sería muy descarrilado considerarla una comedia. Además, tiene la peculiaridad de fusionar el podcast y el cómic con una representación fílmica más convencional. Con semejante panorama, tal vez no sea ninguna sorpresa que su creador Xiaokun Wang (Shijazhuang, Hebei, China, 12 de marzo de 1988) sea más conocido como cantante que como director, un oficio que ha aprendido, más por observación como actor que por una formación profesional. Sin embargo, personalmente, valoramos más lo que pueda aportar la sensibilidad de un músico que las supuestas carencias técnicas del autor. Se percibe, por ejemplo, un uso exquisito de la música en momentos claves para potenciar el efecto dramático.
Wang también es conocido por el drama romántico Shui zhai wo shang pu de xiong di (2016) y la comedia romántica Youth Never Returns (2015). En cuanto al argumento de la primera, parece ser otra película sobre universitarios como la ya analizada So Young de Zhao Wei (China, 2013), pero contada desde el punto de vista masculino y sobre chicos. En la cinta sobre la que trata este artículo también se han notado posibles influencias de Keep Cool de Zhang Yimou (China, 1997), e If you are the one de Feng Xiaogang (China, 2008), todas analizadas previamente por el presente autor.
El argumento de la película
El protagonista de la presente historia es Fan Chu, un repartidor humilde, divorciado, torpe, pobre y un poco bobo. El relato cuenta con un narrador en forma de personaje secundario: Fan Di, el hijo del repartidor. A diferencia de su padre, es un chico listo que ha sido seleccionado para representar a China en un concurso internacional de matemáticas en Japón. Tiene además un talento excepcional para el dibujo e irónicamente la vida de su padre actúa como inspiración para su cómic. Un día Fan Chu conoce a un personaje llamado Xin, que se hace pasar por un sabio. Muchos personajes se burlan de él pero éste sobrepasa a los demás, definiéndole un día en un supermercado como un perdedor. A pesar de su desprecio, Fan Chu le sigue el consejo de jugar a la lotería porque, según le cuenta Xin, es lo que hace la gente sin “habilidad” y “talento” para salir de la pobreza. Cuando finalmente le toca la lotería, resulta ser una broma para el día de los inocentes orquestada por los organizadores.
La vida amorosa del repartidor tampoco llega a un refugio seguro. Aprovechando la oportunidad de una reunión escolar para intentar impresionar a la hermosa profesora de su hijo Miranda, trata de hacerse pasar por un exitoso hombre de negocios, pero no resulta muy convincente, es más, escandaliza, no sólo porque se trata de una especie de engaño, sino también porque transgrede una norma social china muy importante, que tiene que ver con limitaciones en las relaciones sociales entre personas de status social o nivel económico muy diferente. De paso, se entera de que su hijo a veces hace dibujos de cómic cuando realmente debería estar prestando más atención en clase.
Siguiendo el consejo de una mujer taxista sobre cómo aparentar ser rico, sale de noche frecuentando discotecas donde normalmente sólo se encuentra la gente adinerada. Aquí es seducido por una chica hermosa, pero que resulta ser el cebo de un grupo de delincuentes de poca monta que intentan extorsionarle. Para su sorpresa, cuando quieren sacar dinero de su cuenta bancaria, se dan cuenta de que apenas tiene fondos, de modo que acaba quedando doblemente en ridículo.
Su suerte empieza a cambiar cuando el “sabio”, Xin, le organiza una cita a ciegas con la profesora. Ella sólo acude a la cita para quedar bien, porque no se encuentra dispuesta a empezar otra relación y, sobre todo, con el padre de un alumno. Aprovecha la ocasión para hablar de su alumno y para recordar al padre sus obligaciones hacia su hijo. Las citas se repiten y al final parece que él le cae bien, como amigo por lo menos, aunque no ha confesado todavía que sólo es un humilde repartidor. En otro de sus encuentros, ella le cuenta cuál es su canción favorita, lo que le da una idea sobre cómo enamorarla. Al día siguiente acude al pie del edificio donde ella da clase de inglés y empieza a cantarle con un megáfono. La profesora tiene que salir para hacerle parar, pero ya se han enterado todos los chicos de la clase del hijo del repartidor de que su padre está “saliendo” con la profesora, un hecho que, como ya se ha explicado, ofende a la norma de la sociedad china de no mezclar clases sociales. Como consecuencia, los chicos de la clase deciden dar una paliza al hijo para castigar el comportamiento de su padre.
En esta coyuntura el padre malinterpreta la reacción de su hijo y piensa que le ha defraudado. Esto le provoca unas ideas suicidas porque piensa que ha fracasado en la vida, ya que para él su hijo es lo único que le importa. Sin embargo, en una escena muy cómica en lo alto de un edificio, en la que parece que hay que hacer fila para tirarse del mismo, ya que le adelanta un joven a quién se le ha ocurrido la misma idea por un desengaño amoroso, recibe una llamada de la profesora en la que le cuenta la verdad. Resulta que el hijo no sólo sigue queriendo al padre, sino que, para él, es un héroe. Lo que viene a continuación es una repetición de escenas del principio de la película donde su padre intenta ser un héroe pero fracasa desastrosamente. Esta vez el hijo cambia la narrativa de algunas escenas que hemos visto al principio de la película para transformar la representación de la realidad. Se pregunta:
¿Cómo es que él nunca gana?…. ¡Ah! Ya tengo la respuesta… tengo que darle una armadura nueva…
Esta reflexión iluminada produce un cambio en el argumento de la película y unas secuencias fantásticas, grabadas a modo de podcast, en que vemos al padre transformado en superhéroe. Su hijo le dota con superpoderes para que pueda humillar una banda de delincuentes y hasta levantar su coche. Su heroísmo transmitido a través del podcast le gana el respeto de los compañeros de su hijo, su jefa y la profesora, provocando un desenlace final inesperado: se convierte en una persona admirada y en la pareja de Miranda.
Cómo la película transforma nuestra percepción de la realidad
Al presente autor le parece que la cinta funciona porque presenta una visión esencialmente irónica de la realidad. La distancia conceptual entre la forma de representar al personaje principal al principio de la película, y la concepción idealizada que se materializa, que tiene de él su hijo, nos hace cuestionar si las coordenadas de nuestra percepción inicial de la realidad son correctas. Si al principio se nos representa al personaje principal como una persona ingenua que es azotada por la vida porque no conoce ni las limitaciones de su fuerza, ni de su inteligencia, en la segunda parte de la película nos planteamos la posibilidad de que él es en realidad un superhéroe, al que solo le faltan los superpoderes para demostrarlo. Es decir, lo que propone su hijo es que la imagen exterior de su padre es engañosa porque en realidad su esencia, su espíritu, es el de un superhéroe.
Esta idea de que la esencia de las personas no es la imagen exterior que proyectan o el trabajo que hacen o el dinero que tienen o la idea que tenemos de ellos, sino algo interior, incluso subconsciente, también la ha planteado el filósofo Slavoj Zizek. Se pregunta, por ejemplo, si a un nivel subconsciente e invisible, nosotros y la gente que nos rodea somos más parecidos a los avatares que adoptamos en la realidad virtual del videojuego que a la imagen que proyectamos en al mundo exterior. Paralelamente, James Clavell a través de la voz narradora de su novela Shogun (1975), plantea la paradoja de la representación del ser humano diciendo que tenemos varias caras, una de las cuales ni siquiera conocemos. También este planteamiento parece muy interesante frente a una tendencia en la actualidad, que hemos visto en So Young de Zhao Wei (China, 2013) de deconstruir (1) la imagen del varón como si no hubiera hombres nobles, buenos padres, o maridos fieles que se sacrifican por sus mujeres o sus hijos, etc. En este sentido, es curioso que en todo momento el protagonista se comporte como un caballero, e incluso cuando una chica quiere seducirle plantee lo sucedido como el inicio de una relación seria y no como algo pasajero.
La obra como transmisor de un mensaje ideológico
Efectivamente, esta cinta es un buen ejemplo de la concepción que tiene Xi Jinping, el presidente de China del papel que debe tener la cultura – “una cultura socialista”, dijo en el decimonoveno Congreso del Partido, “debería promocionar el bienestar material socialista, elevar los estándares ético-culturales, y ser guiada por el Marxismo. Los escritores y artistas deberían simultáneamente reflejar la vida real y exaltar nuestro partido, nuestro país, nuestra gente y nuestros héroes…”. Es algo que reitera una idea que formuló en octubre del 2014, y que también fue planteada por Mao en 1942. En su caso dijo concretamente que el arte debería reflejar las vidas de la clase obrera y servir al desarrollo del socialismo.
La idea de que se puede considerar que la cinta tiene un mensaje social, e incluso ideológico, se sostiene con un análisis más detallado de sus temas principales, y, sobre todo, de la narrativa del cómic que crea el hijo. Ostensiblemente, trata temas sociales de la China actual como la delincuencia a nivel de barrio, la dificultad que tiene el varón para encontrar pareja, la presión social para formar pareja para las mujeres en edad para casarse, y la pobreza y la discriminación en función de diferencias en nivel de estudios o posición económica.
Por otro lado, mientras la cinta se inscribe dentro de esta realidad social, es evidente también que presenta una versión muy edulcorada de la realidad. Los gánsteres de barrio de la cinta hacen todo lo que pueden para intimidar a la gente, pero el complejo que tiene el líder sobre su acento en chino y su capricho de comer dulces a toda hora le hacen parecer un tanto ridículo. Lo mismo se puede decir por el hecho de que él conduce un coche con sus compinches que, por un descuido, carece de seguro de accidentes, o que se hayan equivocado pintando “please”, en lugar de “police” para intimidar a la gente. Estos detalles les hacen parecer unos personajes cómicos, un reflejo del personaje principal al principio. Por otra parte, a pesar de la sensibilidad que muestran los personajes sobre los temas de relaciones sociales en la cultura china, es difícil creer que una mujer china, a pesar de la presión social para casarse, se muestre tan encantada de quedar repetidamente con un hombre que de entrada no le interesa como pareja. A pesar de todo, merece la pena citar cómo el hijo define el personaje de cómic que es el alter ego de su padre:
Es el enviado de la justicia, el discípulo de la intrepidez, cuando se presenta para defender a desconocidos, tiene como meta defender el bien y castigar el mal, desafiante frente a las duras penas, inspira la solidaridad, poco importa lo humilde que sea su trabajo, lo dura que sea la vida, se trata a sí mismo con respeto… este es mi padre, el verdadero héroe… en mi corazón…
Vistas en su conjunto, la verdad es que estas palabras inspiran, sobre todo si uno se plantea un espectador teórico que es pobre y con un trabajo monótono que no le agrade, pero por otro lado, encajaría perfectamente en un discurso ideológico para promover la clase obrera.
Consideraciones técnicas
En cuanto a la aportación de la cinta a nivel técnico, ya se ha mencionado la calidad excepcional de la banda sonora. Junto a esto conviene agregar el uso de unas coreografías musicales que ayudan a animar al espectador, además de añadirse al efecto cómico de algunas escenas. También se puede argumentar que el uso combinado del podcast (2) con el comic en la cinta se hace valer como una forma de explorar la relación entre los personajes de cómics con los que nos sentimos identificados, y la manera en que la fantasía puede convertirse en realidad.
Dicho lo anterior, el autor de este artículo considera que la obra no destaca por sus logros en la fotografía. Paralelamente, las angulaciones de la cámara, los travellings y los planos son lo suficientemente hábiles para no impedir el disfrute de la película, pero no son sobresalientes. Dicho esto, el rodaje de las escenas de las citas entre el repartidor y la profesora, que recuerda mucho a las citas a ciegas del personaje principal de If you are the one de Feng Xiaogang (China, 2008), se salvan por el encanto y la buena actuación de los actores, sin impresionar por sus logros técnicos. Lo mismo puede decirse de la escena con el megáfono donde el repartidor intenta cantar desde la calle a la profesora en su clase. Aquí no hay comparación con el logro técnico de una escena parecida en Keep Cool de Zhang Yimou (China, 1997).
Conclusiones
En resumidas cuentas, mientras el director no destaca en los aspectos técnicos de la producción, tiene una sensibilidad especial hacia las posibilidades de la música y la bandera sonora para conquistar al espectador, algo en lo que su profesión de cantante le avala. Subsana sus carencias técnicas con un uso magistral del montaje de atracciones (3) en el cual aprovecha el uso de imágenes del cómic para transformar nuestra percepción de un pobre y humilde repartidor. A un nivel sensible esta película es muy entretenida y de alguna manera alivia el sufrimiento de aquellos que sienten que de alguna manera han fracasado en la vida. Quizás nos hace plantear la pregunta de si ser desgraciados o no solo depende de nuestra percepción de la realidad. Junto con una interpretación subjetiva, es innegable que la película promociona los valores de la sociedad china, convirtiéndose en cierto modo en un transmisor ideológico.
Para saber más:
Denyer, Simon y Lin, Luna, “China sends its top actors and directors back to socialism school”, The Washington Post, 1 de diciembre, 2017. Disponible en línea aquí.
Notas:
(1) La palabra “deconstruir”, hace referencia a la “deconstrucción”, término inventado por el filósofo posestructuralista Jacques Derrida. En esencia es una manera de hacer crítica que intenta socavar un pensamiento más tradicional revelando las contradicciones en el uso de lenguaje. El concepto no se aproxima a la idea de “destruir”, porque incluye la idea tanto de desmantelar una cosa determinada como de reconstruirla de otra manera.
(2) Un recurso en Internet que permite a un usuario de transmitir en tiempo real algo que alguien está haciendo en tiempo real.
(3) El montaje de atracciones es una técnica que aprovecha el efecto de la yuxtaposición de imágenes normalmente muy dispares para influir en el juicio de un espectador. Su éxito depende de un cálculo consciente del efecto de estímulos de acción psicológica y sensorial sobre el espectador. En cierto modo, las imágenes funcionan así como metáforas visuales. Fue muy utilizado para propaganda política por cineastas como Sergei Eisenstein para apoyar la ideología detrás de la Revolución Rusa.