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Maestros lacadores I: el urushi a lo largo del tiempo. – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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Maestros lacadores I: el urushi a lo largo del tiempo.

Como todos los amantes de Japón saben, la laca japonesa, conocida como urushi, es uno de los elementos artísticos claves del país. En Ecos de Asia ya se ha realizado una serie de artículos acerca de este arte, comenzando con la definición, técnicas y elaboración de la laca japonesa, y continuando con dos artículos sobre el desarrollo de este Arte Decorativo, el primero trata la laca japonesa desde el Período Jômon hasta el Período Taishô, y el segundo se centra en el siglo XX, es decir, en los períodos Taishô y Shôwa.

Dichos artículos, al igual que ocurre con la mayoría de los estudios acerca del urushi, se centran sobre todo en la técnica maki-e, pero no fue esa la única técnica que se desarrolló en el país nipón, aunque si es cierto que es la más significativa. En esta nueva serie de artículos se tratarán de manera indiscriminada los grandes artistas de laca, es decir, lacadores, que han existido a lo largo de la historia en Japón, centrándose muy especialmente en los autores del siglo XX, pues su obra es muy desconocida para los occidentales.

A modo de repaso, el urushi es el producto de purificar la savia del árbol llamado Toxicodendron vernicifluum o Rhus verniciflua, también conocido simplemente como árbol del urushi, con una serie de agentes deshidratantes. Una vez realizada la limpieza, al resultado se le añaden pigmentos –ya que la savia es transparente–, como podrían ser los procedentes del cinabrio, orpimento, azurita, malaquita o tiza, dando como resultados los colores rojo, amarillo, azul, verde y blanco. A su vez, era común que el rojo se obtuviese a través de la hematita. El negro, por otro lado, se puede conseguir a través del silicio, calcio, manganeso, aluminio, titanio, hierro y magnesio, siendo habitual la mezcla de diferentes de estos minerales para la obtención del color negro deseado. Actualmente los colores se pueden obtener de elementos químicos, por lo que el abanico de tonalidades en la actualidad es prácticamente infinito.

Tras la aplicación de los pigmentos al urushi purificado, es el momento en el que se aplica la laca a los objetos. Este proceso lleva mucho tiempo, ya que el objeto es lacado mediante capas, teniendo que pasar unos días entre la aplicación de una y otra; concretamente, el tiempo que hay que esperar es el mismo que tarda el revestimiento en adherirse al objeto, algo que se realiza mediante la oxidación de la capa que se lleva a cabo en el furo, una cámara de madera humedecida. Tras el aglutinamiento, se pule el objeto con carbón vegetal humedecido y se aplica otra capa, siendo lo normal que se realicen, como mínimo, veinte capas.

Una vez realizado todo este proceso, es el momento en el que se emplean las diferentes técnicas, siendo la más conocida del país nipón la del maki-e.[1] Esta técnica consiste, a grandes rasgos, en dibujar con un pincel motivos decorativos sobre el objeto lacado y espolvorear polvo de oro sobre esos dibujos.[2] Junto el maki-e es muy común que se usen otras técnicas como el kingin-e, motivos decorativos, aplicados a la laca, con una solución de cola mezclada con polvo de oro y de plata; el nashiji-e, polvo o copos de oro espolvoreados sobre la laca aún fresca,[3] el raden, incrustación de nácar, es decir, madreperla, o el sokin (conocido también como chinkin), incisiones realizadas sobre un fondo lacado de un solo color con un objeto punzante y rellenadas de oro.[4]

También hay que recordar que el maki-e puede tener relieve. De este modo, existen tres variantes, el takamaki-e, hiramaki-e y togidashimaki-e. El primero consiste en espolvorear polvo de oro y moldear el diseño en altorrelieve con un compuesto de laca cruda y sabi,[5] aunque este núcleo del relieve también puede usar polvos de carbón vegetal; mediante este proceso, las partes deseadas quedan elevadas del fondo, pudiendo ser esculpidas y pulidas. El takamaki-e, a su vez, se puede subdividir en tres tipos, el chu-takamaki-e, medio relieve, el sabiage-takami-e, alto relieve, y el usunsuki, bajorelieve. A esta terminología le acompaña también la técnica takamaki-eho, que consiste en adherir al objeto lacado elementos ornamentales con relieve.

El hiramakie, por otro lado, consiste, simplemente, en espolvorear polvo de oro sobre el objeto lacado y cubrir esta nueva capa con laca transparente, abrillantándolo después. Finalmente, en el togidashi-maki-e se espolvorea el polvo de oro y, sobre él, se aplica una capa de laca del mismo color que la del fondo, puliendo luego el objeto hasta que el oro salga a relucir. También existe el togisahi-raden, que consiste en realizar la misma labor pero con nácar en vez de oro.

Desde el Período Asuka (522-710) el maki-e es la técnica más usada en Japón, evolucionando hasta niveles sublimes. Esta variante, de hecho, es la más conocida para Occidente debido a la exportación que hubo de objetos lacados durante el Período Namban (1543-1639, aproximadamente) a Europa.[6] Son estas obras de arte las que se encuentran en la mayoría de los museos españoles y europeos, siendo un gran acumulador de dicho arte el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid.

Arca de estilo namban del Museo de Navarra, Pamplona.

Un ejemplo del arte namban es el arca vista en la imagen superior realizada entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Está decorada con un león chino en su frente rodeado de peonías, una iconografía basada en una leyenda china en donde un león necesita liberarse de sus parásitos, y para ello busca el rocío acumulado en las flores de peonía. Este mismo motivo se repite en la tapa, pero la diferencia principal entre ambos motivos es que en el inferior, el león salta sobre un suelo ondulado, doba, mientras que en el superior no existe ese suelo.

El resto de la decoración es una planta de clemátide en la parte trasera y en la tapa, naranjos mandarines en la parte izquierda y una planta de aguinaldo azul en la parte derecha; todo ello enmarcado en roleos namban. En el interior se encuentra una planta enredadera dorada sobre un fondo de laca negra.

Las técnicas empleadas en este objeto son el hiramaki-e, el nashiji-e, el raden, el tsukegaki y el harigaki. El tsukegaki es el subrayado de los contornos de líneas finas de oro o plata en kakiwari (líneas de contorno, no cubiertas, para entrar en la escena y ver el fondo), y el harigaki consiste en realizar incisiones con un objeto punzante sobre un fondo lacado.

Con el paso de los siglos, el maki-e se fue perfeccionando, pero en el siglo XX se fue dejando un poco de lado para realizar obras de arte más contemporáneas. De este modo, en los períodos Taishô (1912-1926), Shôwa (1926-1981) y Heisei (1981-actualidad) es normal encontrar, al mismo tiempo, obras de estilo clásico que emplean la técnica del maki-e y otras que se asemejan más a los preceptos occidentales del arte contemporáneo.

Tebako (caja de cosméticos) que se encuentra en el Kagedo Japanese Art, Washington.

Este tebako fue realizado por Terai Naoji (1912-1998) en 1943. Se trata de una caja rectangular de estilo modernista que está decorada con el diseño de una cesta y con hierbas de pantano. Está lacada en negro, y sobre ella se encuentra la decoración antes mencionada realizada con takamaki-e. Se realizó para la sexta exposición Shin-Bunten realizada en 1943.[7]

Vasos cilíndricos lacados que se encuentran en el Kagedo Japanese Art, Washington.

Junto a obras como la anterior, las cuales presentan un corte más clásico, se dieron otras como estos vasos cilíndricos realizados por Yamazaki Kakutaro (1899-1984) alrededor de 1942. En este caso, se trata de dos floreros adornados con conejos saltando. Están realizados en laca seca, kanshitsu,[8] ejecutando el rojo y el negro mediante capas de laca y el perfil de los conejos con chinkin.

Jarrones lacados que se encuentran en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

De un estilo similar a los anteriores, vasos, estos jarrones fueron realizados por Zohiko Nishimura (1887-1965) en 1950. El primero es un jarrón realizado en laca seca, cubierto de laca negra y decorado con flores realizadas con hiramaki-e y takamaki-e, dando lugar a un diseño modernista, sencillo y elegante; y el segundo es un jarrón de madera barnizado en el exterior con laca shunkei[9] y con conejos y motivos vegetales realizados con hiramaki-e y takamaki-e, mientras que el interior está lacado en rojo.

Caja ornamental que se encuentra en el The Nacional Museum of Modern Art de Tokio.

Pero con el paso del siglo XX, Japón empezó a tomar más en cuenta todavía el arte occidental, dando obras como esta caja ornamental realizada por Tatsuaki Kuroda (1904-1984) en 1957. Está realizada con laca seca y cubierta de laca roja. Se trata de un estilo bastante moderno a base de estrías que muestra la influencia del arte Occidental en el país nipón.

Caja ornamental que se encuentra en el Museo de Arte de Denver.

Algo similar a lo anterior es esta caja ornamental realizada por Taguchi Zenjiro, (1923-1998). Es una caja rectangular de madera que presenta, en los lados anchos, diamantes creados con chositsu[10] y pulidos y, en los lados estrechos, un fondo dorado creado con togidashi-maki-e y patrones de hierba creados con takamaki-e e incrustaciones (el remate). El interior de la caja está lacado en rojo, y dentro se encuentra otra caja exactamente igual que la exterior pero de dimensiones más pequeñas.

Fue realizada para la exposición Dai Ju Ikkai Nihon Dento Kogei Ten (1964). En esta obra se ve una fusión entre lo tradicional y lo contemporáneo, pues a pesar de que es un diseño tradicional, este no debería de haber sido tan imponente; aquí lo resalta, dando lugar a una obra estilizada y abstracta que la hace única.

Caja de té que se encuentra en el Ishikawa Prefectural Museum of Art.

Otros artistas de la época, al contrario que las dos obras anteriores, decidieron conservar la tradición al mismo tiempo que innovaban en ella. Eso es lo que se puede ver en esta caja de té, realizada en 1977. Siguiendo la línea de la artesanía, se creó este objeto en donde aparecen representadas flores de cerezo. El fondo está compuesto de ondas realizadas con takamaki-e, creando una especie de colina en donde hay flores ce cerezo, creadas con takamaki-e y raden, y arbustos lacados de verde, dando lugar a una obra tradicional pero con una elevada dificultad técnica.

Se puede ver cómo, con los objetos mostrados anteriormente, el arte tradicional y el moderno o contemporáneo coexisten en un mismo lugar y tiempo. Uno de los máximos representantes de esta vertiente, aunque siempre se basó más en la tradición que en lo moderno, fue el caso de Matsuda Gonroku (1896-1986), el artista que realizó la caja de té que se acaba de describir. Él, junto con Yamazaki Kakutaro fueron los principales exponentes de la estética y las técnicas tradicionales, en el caso del primero, y la expresión artística individual, en el caso del segundo. Ambos fueron los lacadores que más influyeron en el desarrollo del urushi en el siglo XX, siendo esa la razón por la que serán los primeros maestros lacadores en ser tratados, de manera individual, en los dos próximos artículos de esta serie.

Notas:

[1] El término “maki-e” es muy común que aparezca simplemente como “makie”, al igual que ocurre con “kingin-e” (“kingine”) y “Nashiji-e” (“Nashijie”).

[2] Para más información acerca de esta técnica, sería recomendable consultar el artículo Laca japonesa “urushi” I: definición, elaboración y técnicas.

[3] La combinación de maki-e y nashiji-e recibe el nombre de kôdaji-maik-e.

[4] El chinkin es una técnica que también es usual que se use con plata, recibiendo entonces el nombre de chingin.

[5] Pasta hecha con una mezcla de laca y arcilla fina.

[6] Para comprender mejor este Período, se recomienda la lectura de dos artículos: Las relaciones internacionales entre España y Japón durante el período Namban y Asia y Europa, dos continentes conectados mediante el comercio de obras artísticas: laca japonesa y su atracción en Occidente.

[7] Es el nombre dado a las exposiciones realizadas bajo la Academia de Arte Imperial desde 1936. Para más información, se recomienda la consulta del artículo La laca japonesa urushi III: la laca urushi en el siglo XX, Períodos Taishô y Shôwa.

[8] El kanshitsu es laca seca, es decir, se realizaba una estructura de madera, la cual luego se revestía de arcilla y se moldeaba con la forma deseaba; luego se le aplicaban estratos de tela que habían sido mojados en laca. Cuando la escultura se secaba, se retiraba la arcilla, dando como resultado una estatua de laca seca.

[9] La laca shunkei consiste en aplicar laca clara o transparente para así poder ver los rasgos del soporte (de la materia), siendo algo muy habitual en las obras de madera

[10] El chositsu es laca esculpida, es decir, un objeto de madera recubierto con laca y, luego, tallado.

avatar Daniel Rodríguez (208 Posts)

Profesor de Geografía e Historia. Graduado en Historia del Arte en la Universidad de Oviedo, con un Máster Universitario en Estudios en Asia Oriental cursado en la Universidad de Salamanca y otro Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional en la Universidad de Oviedo. Ha trabajado para el Museo Arqueológico de Asturias, la sala de exposiciones LAUDEO, la Universidad de Salamana, Satori Ediciones y la Academia Formación Sagan.


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