Desde Ecos de Asia hemos seguido muy de cerca la programación veraniega de la cadena británica BBC, centrada en la población asiática del Reino Unido a través de un especial titulado Big British Asian Summer. En artículos anteriores nos dedicamos a introducir esta iniciativa, para más tarde comenzar a analizar aquellos documentales que resultaban de mayor interés, como el dedicado al último maharajá de Lahore. Ahora es el momento de dejarnos llevar por el inconfundible ritmo del tumbi para estudiar los orígenes y evolución de un estilo musical surgido de la multiculturalidad gracias al documental Pump Up the Bhangra: The Sound of Asian Britain. Escucha mientras lees… si es que consigues no ponerte a bailar.
Mundian To Bach Ke, canción de Panjabi MC que convirtió el bhangra en un fenómeno mundial.
El 24 de agosto de 2018 se emitía en la cadena BBC Four el documental de casi una hora de duración Pump Up the Bhangra, presentado y narrado por Bobby Friction, un DJ que trabaja en la emisora BBC Asian y que con su punto de vista personal irá adentrándose en este peculiar estilo musical que es el bhangra. La historia de este fenómeno se remonta a los sesenta, cuando miles de inmigrantes punjabis, en su mayoría campesinos de etnia sij, llegaron al interior de Gran Bretaña para trabajar en las fábricas, en una región que se conoce como las Tierras Medias Occidentales (o West Midlands).
Estos inmigrantes de primera generación trabajaban duramente en las fundiciones y luego se reunían en los pubs, como el de la localidad de Smethwick, cerca de Birmingham, donde de forma espontánea surgió esta expresión musical. Nuestro guía en este camino, Bobby Friction, se reúne allí con Balbir Singh, el único miembro del grupo Bhujhangy que aún vive, quien relata cómo surgió todo. Entre pintas de cervezas, los inmigrantes reunidos allí después de una larga jornada laboral y añorando su hogar, pidieron a los hermanos Singh que cantaran algo y usando sus propias manos contra la mesa, a modo de acompañamiento de percusión, nació el bhangra: una música que combina los ritmos del Punjab pero con letras que reflejaban su nueva forma de vida en Inglaterra.
El nombre de bhangra se refiere al baile con el que los campesinos punjabis celebraban la cosecha, y retoma ese sonido tan particular de la India que se consigue con el tumbi, un instrumento tradicional de una sola cuerda, al que más tarde se fueron uniendo otros más occidentales, como el acordeón, los techados o la guitarra. Sin embargo, este ritmo tan característico se adecúa a la cadencia propia del idioma punjabi, lo que hace que aún a día de hoy, tres o cuatro generaciones más tarde, se mantengan las letras en el idioma originario, por la dificultad que implicaría adaptar este ritmo a la lengua inglesa.
Ya en los años setenta esta fusión de ritmos punjabis y letras que reflejaban las dificultades de adaptación de los inmigrantes se extendió por otras zonas de Gran Bretaña con importante presencia de población procedente del subcontinente indio, siendo un centro neurálgico clave el barrio de Southall Market en Londres, conocido como Little India. Sin embargo, es también en esta década cuando se producen las mayores tensiones raciales entre los inmigrantes indios y las marchas de skinheads que desembocaron en una enorme violencia, produciendo auténticas batallas campales. Cuando los altercados pasaron, estos sucesos sirvieron para unir las distintas etnias y religiones (hindúes, sijs y musulmanes) en una causa común, y el bhangra ayudó como elemento identitario de esta comunidad, siendo una expresión alegre –pero también desafiante- de quienes habían sobrevivido a estos ataques.
El más importante de esta nueva ola de grupos bhangra fue sin duda Alaap, creadores de la canción Bhabiye Ni Bhabiye, que se convirtió en un auténtico himno generacional. El líder de esta banda, Channi Singh, a quien se entrevista en el documental, es aún hoy una auténtica leyenda y no puede pasear por Little India sin ser reconocido continuamente.
La letra de esta famosa canción habla sobre un hombre que le pide a su cuñada que le encuentre una esposa parecida a ella, una costumbre propia de la tradición punjabi, y fue precisamente en las bodas en la década de los ochenta donde la música bhangra triunfó, por su ritmo propio de celebraciones, encumbrando a bandas como Heera. Grupos como este, gracias a la visión innovadora del productor Deepak Khazanchi, modernizaron el bhangra añadiendo sintetizadores, bajos y guitarras, pero también unos estilismos rompedores propios del Glam Rock.
El grupo Heera interpretando el hit Dowain Jaaniya en un video oficial de 1988.
Sin embargo, su enorme popularidad no se vio reflejada en ganancias equiparables, puesto que este estilo de música se vendía en las características tiendas de barrio (corner shops en inglés) que, si bien contribuyeron a su difusión, también formaban parte de una economía sumergida que impidió el reconocimiento de esta música por parte de la industria. En el documental se nos relata cómo los dependientes de las tiendas acostumbraban a conservar el casete original y vender copias realizadas a partir de cinta virgen, mucho más barata, haciendo imposible conocer la cifra real de ventas de estos éxitos. Esto afecta, de una parte, a los músicos, que no consiguieron enriquecerse con su arte; pero, de otra parte, se percibe en un vacío en las listas de los más vendidos del país, que para nada se correspondía con la realidad.
Otro aspecto interesante de este estilo musical es su difusión a través de conciertos en discotecas diurnas. Este extraño suceso responde a dos peculiaridades del ambiente asiático-británico de los ochenta, y es que, por un lado, les resultaba difícil acceder a estos establecimientos durante la noche, al estar dirigidas por blancos; y, por otro lado, para las chicas resultaba tabú salir a horas tan tardías. Esto provocó el auge de discotecas como Hummingbird, en Birmingham, a las cuales acudían en masa los adolescentes, saltándose las clases del instituto, lo que le otorgaba a toda esta experiencia un toque de rebeldía que lo hacía, aún si cabe, más atrayente.
En el panorama musical de los años noventa la música bhangra se abrirá a nuevas influencias como el pop, con el exitoso dueto compuesto por las hermanas Romi y Jazz, o incluso el reggae, gracias a la presencia de una numerosa comunidad afro-caribeña. En el Londres de esta época se fue configurando el denominado Asian Underground, combinando sonidos totalmente nuevos, pero sin llegar a popularizarse.
El salto al mainstream se dio en el año 2003, con el éxito Mundian To Bach Ke, del productor Panjabi MC, que alcanzó el tercer puesto en las listas del Reino Unido (y que podéis encontrar al inicio de este artículo). Pero esta canción se volvió verdaderamente global cuando el rapero Jay-Z realizó un remix de la misma y la interpretó en el famoso festival de Glastonbury ante miles de personas, en 2008.
Actuación de Jay-Z en Glastonbury.
Hoy en día el género sigue más vivo que nunca y, aunque los veinteañeros punjabis de Inglaterra no entiendan en su mayoría la letra de estas canciones, lo cierto es que les ayuda a conectar con la herencia cultural de sus ancestros. Si bien el ritmo básico se mantiene, la música bhangra sigue evolucionando, haciendo acopio de las tendencias musicales modernas, como el hip-hop, con las que los nuevos creadores se han criado. Este es el caso de JK y Tru-Skool, procedentes de Derby, que mantienen muy vivo el latir de los tambores tradicionales (llamados dhol) que han hecho bailar a tres generaciones de británicos-asiáticos.
Como hemos podido comprobar a través de este somero análisis, el documental Pump Up the Bhangra resulta informativo y entretenido a partes iguales, realizando un exhaustivo recorrido por seis décadas de evolución musical, pero sazonándolo todo con divertidos detalles, recuerdos y vivencias personales. Para los neófitos, resultará sorprendente descubrir un ambiente musical totalmente diverso y, para los que crecieron en estas décadas, será un emotivo regreso a la época del casete, los cardados y otras estridencias del mundo de la moda. Sin duda, un viaje para los sentidos que ningún amante de Asia debería perderse.
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