Shigeru Mizuki (1922-2015) es uno de los grandes nombres de la historia del manga. Aunque realizó grandes incursiones en la temática bélica (entre las que destaca Hitler, la biografía del dictador que tuvimos ocasión de reseñar con motivo de la nueva edición de Astiberri) e hizo de su vida su mejor inspiración (con numerosas obras autobiográficas, desde Nonnonba hasta los seis volúmenes de su Autobiografía),[1] el aspecto de su trayectoria que le valió el mayor reconocimiento fue el tratamiento de los yôkais y el mundo sobrenatural japonés.
Mizuki, fervoroso creyente de la existencia de estas criaturas que pueblan Japón, creó uno de los personajes más significativos de la cultura contemporánea nipona, Kitarô,[2] un niño nacido de una madre muerta (un rasgo relativamente habitual en la tradición popular) que se convirtió muy rápidamente en un icono cultural, gracias a su fuerte presencia no tanto en el manga (relativamente breve) sino en la televisión, donde contó con cinco versiones diferentes, todas bajo el título GeGeGe no Kitarô, en los años 1968-1969, 1971-1972, 1985-1988, 1996-1998 y 2007-2009, con hasta diez películas en paralelo a algunas de las emisiones.[3]
El manga de Kitarô, con sus adaptaciones a anime, fueron fundamentales en la configuración de sus respectivos medios. Sin ellos y sin el calado social que lograron, no hubiera sido posible (o, al menos, hubiera resultado mucho más complejo) el desarrollo posterior de obras como Pokémon, Digimon o Yo-kai Watch, títulos que han logrado a su vez un fuerte arraigo en la cultura popular, tanto nipona como a nivel internacional.
Sin embargo, aunque la importancia de estas obras ya es motivo suficiente para considerar a Shigeru Mizuki como una pieza fundamental de la historia del manga en el siglo XX, debemos destacar también que, en paralelo con estos trabajos de ficción, Mizuki realizó también un estudio sistemático y académico del folclore popular japonés relacionado con las criaturas fantásticas, es decir, su labor también fue importantísima en la conservación del patrimonio oral y etnológico, a pesar de que gustaba de jugar con realidad y ficción, creando nuevos yôkais e integrándolos en el Japón moderno, y narrando en sus autobiografías episodios de encuentros con esta clase de criaturas.
Fruto de este estudio sistemático, a medio camino entre la etnología, la antropología y la criptozoología, surgieron varios compendios en los que Mizuki realizaba completas y detalladas descripciones, explicaciones y dibujos de las diferentes criaturas de las que había tenido conocimiento en sus viajes por Japón. Este tipo de obras (entre las que destacan Zusetsu Nihon yôkai daizen en 1994 y Zusetsu Nihon yôkai daikan en 2007) suscitaron un gran interés en Japón, pero también fuera de sus fronteras, donde se publicaron diferentes ediciones en países como Italia o Francia. En España, sin embargo, teníamos una gran laguna a este respecto, a pesar de que las obras manga de Mizuki han sido publicadas en la última década.[4]
Ha sido Satori, la editorial asturiana especializada en literatura japonesa, quien ha querido cubrir este vacío historiográfico con la edición de Enciclopedia Yôkai, una completísima versión que parte del compendio más completo realizado en Japón. Es significativo, además, que este título comience a publicarse en 2017, año en el que conmemoran su décimo aniversario. Así pues, esta publicación puede entenderse también como una parte de la celebración que ha tenido lugar este año (con el lanzamiento de una línea de clásicos especialmente cuidada, por ejemplo, entre los que se encuentra Mi individualismo y otros ensayos de Natsume Sôseki) y como una declaración de intenciones de cara al futuro.
Lo que Satori nos ofrece es una edición muy cuidada, en la línea de lo que viene siendo habitual y esperable por esta editorial amante del papel y del libro físico. Una portada fantasiosa en la que aparecen algunos de los principales y más conocidos monstruos vaticina lo que podremos encontrar en el interior.
En primer lugar, un prólogo de Marc Bernabé y Eduard Terrades que contextualiza con breves pinceladas la presencia de yôkai en la cultura popular tradicional japonesa, la figura de Shigeru Mizuki y su relación con estas criaturas. Entre ambos logran, en unas pocas páginas, poner al lector en situación para poder disfrutar esta obra y entender su significado e importancia cultural.
A continuación, se suceden las fichas de los cuatrocientos quince yôkai que figuran entre la A y la M, ordenados alfabéticamente. Cada una de las criaturas se desarrolla siguiendo la misma estructura: en la parte superior, aparece en el extremo exterior de la página el nombre en japonés de la criatura, en sentido vertical, junto a la ilustración correspondiente, en la que suele aparecer el yôkai en cuestión en una escena cotidiana: asustando a los humanos, cazando, alimentándose o, simplemente, apareciéndose en un espacio vacío. En la mitad inferior de la página, un texto explica detalladamente el origen de la criatura, sus principales rasgos distintivos, sus costumbres sobrenaturales, los objetivos que puede tener o incluso la etimología de su nombre, así como diversas variantes regionales que puedan presentarse.
Completan la edición dos mapas, uno del Japón antiguo y otro del Japón actual, en el que se detallan las diferentes regiones y prefecturas, para permitir al lector situar el origen de las distintas criaturas.
El hecho de que se conciba realmente como una enciclopedia y no sea una simple referencia del título a lo completo de la obra subraya el hecho de que se trata de un estudio sistemático de criaturas sobrenaturales, y como tal, se ordenan alfabéticamente, con un índice al final. Así, aunque la obra invita a ser hojeada, más que leída, y a descubrir en cada ocasión un puñado de criaturas a través del paso aleatorio de sus páginas, también permite convertirse en un manual para el conocimiento profundo de los yôkai de manera sistemática, algo que puede resultar de extrema utilidad para estudios iconográficos de arte japonés.
En definitiva, Satori ha ofrecido a los aficionados al manga y a la cultura japonesa una obra única en su idiosincrasia, que resulta absolutamente indispensable para aquellos curiosos fascinados por el folclore y la mitología japonesa. Próximamente, la obra se verá completa con la publicación del segundo volumen, que abarcará los yôkai de la N a la Z. Ambos tomos no pueden faltar en cualquier biblioteca japonófila que se precie.
Notas:
[1] Además, cabría destacar la existencia de una publicación y una serie de televisión en esta misma línea. Bajo el título de GeGeGe no Nyôbô, esta serie creada en 2010 para la NHK era una producción que adaptaba la autobiografía sobre la esposa de Shigeru Mizuki, Nunoe Mura, en la que cuenta su vida juntos desde el arreglo de su compromiso. Esta obra, que se publicó en 2008, vendió más de medio millón de copias, lo cual facilitó su adaptación televisiva. A lo largo de ciento cincuenta y seis capítulos, desde la perspectiva de Nunoe, la serie nos acerca al proceso creativo de Mizuki, así como a su vida familiar y personal.
[2] Sobre Kitarô y la creación de un nuevo imaginario por parte de Shigeru Mizuki ya tuvo ocasión de hablarnos Pablo Begué en uno de los artículos de su serie De Sekien a Studio Ghibli: lo sobrenatural en la imagen dibujada del Japón.
[3] El manga original, titulado en un primer momento Hakaba Kitarô, es decir, Kitarô del cementerio, se publicó entre 1959 y 1964, alcanzando un total de quince volúmenes. Tuvo éxito y una buena acogida, pero su recepción no puede compararse con la que tuvieron los sucesivos animes.
[4] De las extintas Glénat y EDT nos llegaron dos ediciones de Hitler en 2009 y 2013, mientras que Astiberri publicó Kitarô, Operación Muerte y NonNonBa en 2010, 3: Calle de los misterios en 2011 y los seis tomos de su Autobiografía en 2012, además de la edición ya mencionada de Hitler.