Revista Ecos de Asia

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This article was written on 23 Mar 2017, and is filled under Crítica, General, Historia y Pensamiento, Literatura.

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CELEBRANDO LA CONTEMPORANEIDAD: “Mi individualismo y otros ensayos”.

La editorial Satori cumple diez años y lo celebra editando e imprimiendo una serie de charlas impartidas por Sôseki, un personaje tan peculiar como necesario para entender el Japón Meiji.  Aunque, de primeras, esta edición puede sonar a ejercicio académico que solo estudiantes e interesados en la literatura nipona quieren consumir, la escritura de este autor es válida y pertinente en cualquier época y para cualquier lector.

 Sobre todo los textos recogidos en “Mi individualismo y otros ensayos”, una serie de conferencias impartidas por Sôseki a lo largo de los años cuyos temas principales son perfectamente contemporáneos, así como los razonamientos que les acompañan.

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Pero, antes de sumergirnos en esta obra, hablemos un poco sobre su creador, Natsume Sôseki (1867-1916). Para muchos, el padre de la literatura japonesa moderna y uno de los escritores e intelectuales imprescindibles del periodo Meiji (1868-1912). Fue uno de esos brillantes académicos formado tanto en las letras niponas como en las occidentales que, llegado el momento, empezó a escribir su propia obra literaria. La primera muestra de esta fue Soy un gato en 1905, fue tal la acogida de esta novela y la siguiente (Botchan) que dejó su carrera como profesor  y, para nuestro deleite, se centró en la escritura de novelas, ensayos y artículos. En todos estos textos brillaba una honda caracterización psicológica de los personajes, además de un lúcido análisis de la sociedad nipona. Como nos muestra el texto que tenemos hoy entre manos, “Mi individualismo y otros ensayos”.

Dentro de “Mi individualismo y otros ensayos” podemos leer un buen reflejo de su filosofía. Una filosofía empañada con sus propias experiencias, principalmente negativas, que le apartaron de la sociedad japonesa contemporánea. Y, por supuesto, tampoco le acercaron, ni mucho menos, a  la tradicional. Desde ese lugar externo mira el devenir del país y lo critica centrándose en las durezas de la transición Meiji. Así como en las contradicciones y la falta de criterio de una sociedad que él tachará de inmadura llegándola a compararla con sus propios hijos, apenas unos infantes en el momento, que carecen de cualquier criterio. También en este volumen observaremos su desesperación ante una sociedad que simplifica y generaliza cualquier fenómeno natural o histórico, refugiándose en discursos como el nacionalismo o los academicismos más anquilosantes.

Esta sociedad es un terreno hostil para Sôseki, el cual se defiende  hablando de sus dificultades para encajar en ella como individuo. Y es que, como nos podemos imaginar por el título, el enfrentamiento del sujeto individual con la colectividad es una constante en su obra y se materializa en esa eterna lucha que mantuvo en sus escritos contra todo un país que exigía en un momento de crisis una conciencia grupal que Sôseki jamás pudo desarrollar. Incluso cuando  nos deja su versión de las razones del seppuku, alejadas de la  visión romántica occidental no comparte esa concepción de  lealtad y  honor. Su lectura es mucho más siniestra, para Sôseki es el ejemplo perfecto de una colectividad agresiva y aniquiladora en la que los errores y las particularidades individuales, lejos de adaptarse y alabarse, se pagan con el suicidio.

Pero, frente a este agresivo Japón tradicional, que claramente no le satisface, no coloca un futuro esperanzador ni un presente revolucionario, sino que los cambios que llegan a todas las sociedades no suponen a sus ojos motivo para la alegría, sino para la reflexión. Él en sus ensayos nos habla de un cambio espiritual en Japón debido a que las tecnologías occidentales han desarrollado y facilitado el mundo, a la vez que nos advierte de los peligros del nacionalismo y otros pensamientos románticos alejados de su visión científica y naturalista de la realidad.

Quizás lo más fructífero de este texto sea la lección de observación que nos da, sin grandes afirmaciones ni análisis estancados Sôseki nos enseña como la única constante es el cambio. Verdad tan válida en el Japón Meiji como en la España contemporánea.

 

avatar María Galindo (40 Posts)

Estudió la Licenciatura de Historia del Arte y un Máster de Estudios Avanzados especializándose en Arte Extremo Oriental en la Universidad de Zaragoza. Trabaja como profesora de Historia del Arte, cronista, divulgadora y conferenciante. Actualmente, sigue formándose en la Universidad Complutense de Madrid cursando un Máster de Gestión del Sector creativo y cultural.


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