Cerámica en Corea I. Desde el Neolítico a la unificación de Silla

En otros artículos de Ecos de Asia nos hemos acercado a la importancia que ha tenido la cerámica en distintas civilizaciones de Asia Oriental, como en el caso de China o Japón, y hemos podido comprobar cómo este material, que se ha desarrollado desde sus orígenes hasta el presente, ha sido empleado en multitud funciones que van, desde un uso utilitario y cotidiano, hasta el más simbólico relacionado con rituales religiosos y cortesanos. En esta ocasión realizaremos un breve recorrido por la historia de la cerámica que se ha desarrollado en Corea, y que, como podremos comprobar, ha tenido un papel destacado como nexo de unión entre El Imperio del Medio y el País del Sol Naciente, no sin por ello desdeñar el gran atractivo y creatividad que presentan sus realizaciones.

Cerámica coreana con decoración incisa; realizado el año 4000 a.C, en Amsa-dong, Seúl. Museo Británico. Fuente Wikimedia Commons.

Comenzaremos por las primeras manifestaciones cerámicas que se han encontrado en la península coreana. Los ejemplos más antiguos datan del año 7.000 a. C., durante el Neolítico, y se extienden hasta el siglo X a. C. Estas primeras piezas estaban realizadas con unas mezclas compuestas de arcilla y arena, y su cocción se llevaba a cabo en unos hornos abiertos que alcanzaban una temperatura, relativamente baja, de 700ºC. Este tipo de piezas presentaban unas paredes porosas y no se recubrían con ningún tipo de vidriado, pudiendo encontrar gran cantidad de formas distintas dependiendo de  su lugar de procedencia. Así, los ejemplos excavados en la zona norte del río Taedong, en lo que en la actualidad es Corea del Norte, suelen presentar una base plana y su superficie no recibe ningún tipo de decoración, lo que contrasta con las piezas descubiertas al sur del río y denominadas chûlmun t’ogi, o cerámicas con motivos de peine,  que presentan una base cónica o redondeada, y su superficie se decora con una serie de líneas incisas. Este tipo de piezas decoradas se consideran las más representativas del Neolítico coreano, desarrollándose con posterioridad multitud de variantes en las decoraciones, que van desde sencillas estampaciones a relieves aplicados.

La entrada de estas sociedades que habitaban la península coreana en la Edad del Bronce, siglo X a. C. al siglo III a. C., acarreó consigo cambios en los materiales, formas y usos de la cerámica. En los ejemplos correspondientes a este periodo podemos encontrar un tipo de piezas recubiertas de barnices rojos y negros, así como cerámicas  pintadas, cuyo uso se cree estarían destinadas a determinados rituales o celebraciones.

Las realizaciones cerámicas sufrieron un gran desarrollo durante el periodo denominado de los Tres Reinos, comprendido entre los años 57 a.C. – 668 d.C., etapa que toma su nombre debido a la aparición de los estados de Koguryo, Silla y Baekje[1], los cuales se caracterizaron por llevar a cabo una política expansionista y beligerante con sus vecinos. Debido a esta serie de luchas, no dudaron en entablar relaciones con los pueblos vecinos, como mongoles, chinos o japoneses, con el fin de contar con aliados para poder tomar ventaja respecto a sus competidores, con el fin de lograr su propio dominio y supervivencia. El periodo acabó con la victoria del reino de Silla sobre sus rivales, gracias en parte a que contó con el apoyo de la dinastía Tang, (618-907 d. C.) comenzando el periodo denominado como Silla Unificado (675-935 d. C.).

Recipiente con forma de aves, Periodo de los Tres Reinos (57 a.C. – 668 d.C.). Fuente Wikimedia Commons.

Durante la época, los mayores avances en el campo de la cerámica se llevaron a cabo en el reino de Baekje (18 a. C.-660 d- C.), debido a los contactos y comercio que se entablaron entre el reino y el Sur de China, ya que sus soberanos mantenían buenas relaciones diplomáticas con los estados de Zhejiang y Fujian. En el establecimiento de estos contactos, cobró una gran importancia el budismo, ya que hay constancia de la presencia de monjes budistas de Baekje que viajaban de peregrinación hacia templos chinos. Estas influencias también eran bidireccionales, ya que en Baekje se instalaron ceramistas chinos que emigraron como consecuencia de las inestabilidades que se desarrollaron tras la caída de la dinastía Han (206 a. C.- 220 d. C.). Estos movimientos de población se llevaron a cabo en ambos sentidos, ya que numerosas familias coreanas de Baekje y de Silla se instalaron en la costa china, en las que se dedicaron al cultivo, al comercio y al transporte fluvial.

Reconstrucción de un “Horno Dragón”, de influencia china, como los empleados durante el Periodo de los Tres Reinos (57 a.C. – 668 d.C.). Fuente Wikimedia Commons.

Recipiente del reino de Silla, Periodo de los Tres Reinos (57 a.C. – 668 d.C.), Colección Particular. Fuente Wikimedia Commons.

Este intercambio de ideas entre China y Corea, hizo posible el desarrollo de  los denominados “Hornos Dragón”, a una escala menor de los que se empleaban en China, haciendo que se pudieran alcanzar las para nada desdeñables temperaturas de cocción de 1000ºC, necesarias para la producción de cerámicas de alta temperatura (kyôngjil t’ogi). Con la excepción de las cerámicas chinas, estas piezas realizadas en Corea durante el periodo de los Tres Reinos son las piezas cocidas a alta temperatura más antiguas del mundo. A diferencia de las terracotas de tiempos precedentes, estas cerámicas eran más duras y presentaban una textura más suave. La mayoría de los ejemplares conservados, provenientes de enterramientos y de zonas de residencia,  son de un color grisáceo, resultante de la restricción en el flujo de oxígeno en la cámara del horno durante el tiempo en que se llevaba a cabo la cocción. Hacia el final del periodo de los tres Reinos se comenzaron a producir barnices a partir de cenizas con los que recubrir las piezas y dotarlas con el proceso de vidriado de una dureza e impermeabilidad adicionales. El vidriado surgió de manera accidental, cuando la ceniza entraba en contacto con las cerámicas durante el proceso de cocción, esta  se fundía con la arcilla, ocasionando un acabado de pequeñas motas amarillo-verdosas. Cuando se comenzó a controlar este proceso, las piezas se recubrían de ceniza antes de entrar en el horno, estando esta técnica del todo controlada durante la época de la unificación de Silla.

Así encontramos toda una serie de estatuas de personajes, guardias y caballos, similares a las estatuas de la dinastía Han en China (206 a. C.- 220 d. C..), además de todo un repertorio de piezas para uso doméstico, o votivas para los santuarios, o ajuares para las tumbas reales y de los nobles.  Algunas piezas de esta época fueron realizadas usando torno de alfarero, mientras que las resultantes simplemente se forman mediante la técnica de adición.

Para saber más:

• Rousset, Huguette. Arts de la Corée, Paris, Office du Livre, 1987.
• Finlay, Robert. The Pilgrim Art. Cultures of Porcelain in World History, Los Ángele, University of California, 2010.

[1] El estado de Baekje, cosmopolita y refinado, estableció tempranamente contactos con Japón, ejerciendo un papel destacado en la transmisión del Budismo y de la cultura asociada a este al archipiélago durante el periodo Asuka (552-710 d. C.) que tendría gran trascendencia e la formación de la cultura japonesa posterior.

David Lacasta (76 Posts)

Soy Licenciado en Historia del Arte y actualmente estoy cursando el máster en estudios avanzados, en la modalidad de Asia Oriental. Estoy trabajando en la cerámica Satsuma, y el fenómeno de su coleccionismo en occidente.También me interesa mucho todo lo relacionado con las armas y armaduras de los samurai, así como la historia militar de Japón.