En 1993, Planeta DeAgostini publicó Hotel Harbour View por primera vez, convirtiéndose en la primera obra de Jiro Taniguchi en ser publicada en castellano.[1] Había transcurrido mucho tiempo de aquella primera edición, y la figura de Taniguchi había pasado de ser prácticamente desconocida a ser una de las más respetadas (y publicadas) del cómic japonés en nuestro país. Títulos como El almanaque de mi padre, Barrio lejano o la propia El caminante habían generado una admiración por la producción de este autor como maestro del costumbrismo y la cotidianeidad, un tema en el que se desarrollaron sus obras más importantes.
Así pues, en 2017, en pleno auge de su popularidad y coincidiendo también con la fatídica noticia de su fallecimiento, Planeta Cómic publicaba una reedición de Hotel Harbour View. Acompañado por Natsuo Sekikawa al guion, Taniguchi sumerge al lector en una serie de historias puramente noir, en un registro muy diferente al que nos tenía acostumbrados.
El volumen se abre con Good-Luck City. Se trata de un relato articulado mediante escenas, en el que las páginas recurren constantemente a una misma estructura: entre dos y cuatro viñetas verticales, íntegramente a color, y en la parte inferior un pequeño recuadro de texto. La ausencia de diálogos (que, en el caso de producirse, se reproducen en el recuadro inferior, sin alusiones a los interlocutores) contribuye a crear la atmósfera y a potenciar el recurso del narrador como voz interior del protagonista. Ciertamente, las reflexiones que se vierten en estos recuadros son fragmentadas, y no permiten sino intuir qué ha sucedido para llevar al protagonista al punto en el que se encuentra. Tampoco importa mucho, realmente,pues el verdadero atractivo es una colección de estereotipos de género, pasados por el tamiz de las influencias underground, en la que lo importante es sumergirse en esa atmósfera angustiosa y desesperanzada que rodea a un protagonista que no tiene nada que perder.
Good-Luck City es una historia inconclusa, como bien comentan en una nota en la página final. Sin embargo, sirve de prólogo para los relatos que se suceden a continuación, que ya presentan un aspecto de cómic al uso, con viñetas que se adaptan a las necesidades de cada momento, en blanco y negro, con diálogos… y en las que Taniguchi adopta un estilo más cercano al de sus obras más populares, manteniéndose dentro del género negro, pero formalmente mucho más próximo a sus trabajos habituales, aunque sin prescindir de algunas páginas a todo color, cuya inclusión supone todo un acierto.
Sin embargo, aunque resulte paradójico, Taniguchi desarrolla mucho mejor sus capacidades a partir de la segunda historia, Hotel Harbour View, donde ha abandonado ya la experimentalidad y el uso sistemático del color. Esta proximidad estética con obras como Barrio lejano, encauzada hacia el género negro, se desarrolla de una forma mucho más fluida e interesante. Los misterios de Hotel Harbour View, así como del resto de historias, adquieren un mayor atractivo, atrapan mejor al lector y, además, encuentran más a menudo una respuesta más satisfactoria.
Breve encuentro, otra de las historias recogidas en este volumen, también estructurada en dos capítulos o escenas, supone una vuelta de tuerca al estereotipo de la femme fatale, mujer fatal que resulta letal por sus habilidades como asesina y no (o no solo) por sus encantos femeninos.
Finalmente, Un asesinato tokiota cierra el tomo. Se trata de una historia creada por un occidental, el francés Alain Saumon, en la que se reflejan los bajos fondos japoneses desde una perspectiva eminentemente occidental, a través de un francés que se ha incorporado a una pequeña organización criminal, integrada dentro de la estructura de los yakuza, para conocer y comprender mejor la sociedad japonesa a través del mundo del crimen.
Así pues, Hotel Harbour View aglutina entre sus páginas una serie de historias muy diferentes, que tienen en común el género negro, la maestría de Taniguchi a los lápices y la imaginación de Natsuo Sekikawa para jugar con los estereotipos y plantear una serie de relatos originales dentro de un género tan codificado. Aunque quizás la primera historia sea más complicada a la hora de enganchar al lector, merece mucho la pena darle una oportunidad y disfrutarla, para sumergirse en una faceta diferente y menos conocida de un Taniguchi espléndido.
Para saber más:
Para conocer mejor la figura de Jiro Taniguchi, puede consultarse el especial que le dedicamos a propósito de su fallecimiento, en marzo de 2017:
Notas:
[1] Previamente, en 1992 se había comenzado la publicación de El caminante, de manera seriada, como parte de la revista El Víbora. Hotel Harbour View fue el primer álbum o volumen completo del autor que se publicó en España.