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This article was written on 12 Nov 2014, and is filled under Cine y TV.

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Sombras de la China de hoy – A touch of sin (2013)

Se ha dicho de la nueva obra maestra del director chino Jia Zhangke, A Touch of Sin, que su título pretende ser un homenaje a A Touch of Zen (Taiwan, 1971), película wuxia[1] que la precedió con honores en el Festival de Cannes.

Cartel oficial de A Touch of Sin, con el actor Jiang Wu en uno de los papeles principales.

Cartel oficial de A Touch of Sin, con el actor Jiang Wu en uno de los papeles principales.

Pero, entre nosotros, ¿por qué no pensar también en A Touch of Evil? Conocida en España como Sed de Mal, esta perla negra de Orson Welles nos mostraba un mundo sin justicia, tan ligado a la fatalidad, tan alienado, que por momentos se hacía insoportable de ver.

Algo similar ocurre con A Touch of Sin(2013). El film enhebra con fluidez cuatro historias basadas en sendos incidentes ocurridos en China durante la primera década del siglo XXI, sucesos todos ellos que dan testimonio de una nación gris.[2]

Así, la vida de un gruñón y honesto minero rural se cruza por un momento con la de un criminal de mirada clínica. Éste compartirá (sin saberlo) autocar con el amante de una desgraciada mujer de mediana edad, el cual da empleo en su fábrica a un joven dispuesto a ganarse la vida en cualquier parte.

La China de Zhangke es un gigante expansivo y vacío, industrioso y distópico, donde arde la hoguera de las vanidades de una nueva clase media sin escrúpulos.Su lista de pecados es larga y degradante:volver, altivo, al pueblucho natal cuyo patrimonio se ha esquilmado. Ordenar crímenes y después ‘compensarlos’. Explotar empleados hasta el suicidio. Abofetear mujeres fajo de billetes en mano. Regodearse con desfiles de jovencitas vestidas de militares en parques temáticos del sexo a precios prohibitivos… ¿cuántos magnates no habrán sido ‘distinguidos clientes’ en lugares como el Golden Age?

El pueblo llano no sale mucho mejor parado. Pobre, codicioso y brutal, se deja entender que, de adquirir el mismo poder adquisitivo que la burguesía, llegaría a sus mismas bajezas. La China de hoy, para Zhangke, confunde ciudad con paraíso, progreso con felicidad, emigración con futuro, riqueza con totalidad. Y sálvese quien pueda.

Así, en un muestrario de dos horas de vilezas humanas difícil de superar, los personajes de Un toque de pecado se mueven, unidos por pequeños hilos (el guión ha sido distinguido con la Palma de Oro de Cannes), jugándose el todo por el todo, hacia sus destinos personales.

La soledad, esencial y mecánica, es el quinto protagonista del film. Imagen de unsplash.imgix.net (usuario ‘Sam’), con licencia Creative Commons Zero.

La soledad, esencial y mecánica, es el quinto protagonista del film. Imagen de unsplash.imgix.net (usuario ‘Sam’), con licencia Creative Commons Zero.

El relato de Zhangke tiene por quinto protagonista, en curiosa sintonía con ciertas películas de Wong Kar Wai, la soledad. En el caso del último, ésta existe en una clave de esteticismo consolador, de belleza y sabor agridulce. En el del primero, la soledad del hombre es simplemente esencial y mecánica, y habita, junto a la polución,en mega urbes impersonales o en comunidades rurales de mala muerte donde no cabe la fábula. Y, al final, ese toque de soledad, y de pecado, y de violencia, estará siempre ahí.[3] Como la pizca diaria de oscuridad que en la vida no puede elegirse, porque tan sólo llega.

La película de Zhangke tiene la virtud del documental, y el efecto que, por eso mismo, produce leer a un Céline o a un Dostoievski: no juzga tanto como simplemente expone. Y no siempre es edificante mirar a la humanidad al espejo.

Por el retrato radicalmente pesimista que nos presenta de la China actual, se le hace a uno extraño pensar en cómo A Touch of Sin ha podido sortear a la censura política para llegar a nuestras pantallas. ¿Es tan fiero el león chino como lo pintan? Veamos la opinión del propio director:

(…) creo más bien que las autoridades están empezando a entender que ya no podemos evitar por más tiempo los problemas a los que nos estamos enfrentando ahora mismo. Pienso que si queremos apostar por la apertura y el cambio tenemos que creer en la libertad creativa (…) Con A Touch of Sin, no tenía ni idea de si pasaría la censura, porque no lo habría podido hacer en el pasado, ni siquiera hace unos pocos años. Pero por qué lo he conseguido ahora, no lo sé muy bien. El mensaje que estoy enviando a las autoridades de la censura es que en mi mundo todo es posible. Puedo hacer una película sobre cualquier cosa que quiera, y voy a seguir haciéndolo.[4]

A este respecto, no está de más volver la vista algunos años atrás: algunos recordarán los inicios de Zhang Yimou, el rostro más conocido de la “Quinta Generación” de cineastas chinos. Tras vivir la reeducación en granjas de trabajo que la Revolución Cultural reservaba a los intelectuales, y editar films tan críticos como Sorgo Rojo, La historia de Qiu Jiu o La linterna roja, que le valieron tantos problemas en su patria como elogios fuera de ella, Yimou acabaría convirtiéndose en artista oficial del régimen.[5] ¿Los argumentos del Gobierno chino serán igual de convincentes algún día para el hoy tan íntegro Zhangke?

Pero dejemos el terreno de los futuribles, y volvamos al Zhangke de hoy. La desesperanza que nos presenta en A Touch of Sin tiene la nobleza del justo medio: sin exageraciones ni teatralismos, y con la asistencia de un elenco contenido y sabio. El buen hacer de Zhao Tao, musa de este director a quien se tiene por punta de lanza de la “Sexta Generación” del cine chino, no pasa en modo alguno desapercibido.

En cuanto al propio Jia Zhangke, hay quien le tiene nada menos que por uno de los mejores cineastas mundiales en activo.Nosotros sólo podemos decir que A Touch of Sin es cine con mayúsculas. A su obra anterior y futura esperamos poder hacerle justicia lo más pronto posible.

Para saber más:

  • ‘A Touch of Sin: Interview with Jia Zhang-ke’, en Electric Sheep Magazine, 16 de mayo de 2014. La entrevista está disponible online aquí.
  • Página oficial de la película: http://atouchofsin.com/

Notas.

[1] El término alude a un género particular de películas de artes marciales que, en cierto modo, podría equipararse a la convención occidental “(de) espada y brujería”.

[2] Se trata de los catorce asesinatos cometidos por el vigilante Hu Wenhai en la provincia de Shanxi (2001), de los crímenes cometidos por el ex mercenario Zhou Kehua (2004-2012), del homicidio en legítima defensa atribuido a la pedicurista Deng Yiujao en 2009, frente al intento de abusos sexuales por parte de un alto funcionario, y de los suicidios masivos por parte de trabajadores de la empresa Foxconn, entre 2007 y 2013.

[3] A Touch of Evil ha contado con el apoyo financiero de Office Kitano, agencia de producción del famoso actor y director nipón Takeshi Kitano, en cuyas películas Jia Zhangke ha señalado apreciar, precisamente, “(el haber encontrado) una notable manera de conectar violencia y soledad”.

[4] Fragmento extraído de la entrevista con Jia Zhangke publicada en Electric Sheep Magazine en mayo de 2014, disponible aquí. La traducción de este extracto se debe a la autora de esta reseña.

[5] Etapa a la que pertenecen, en igual escala faraónica, su incursión en el dramón de época (destacando, por ejemplo, el montaje de Turandot en 1998, o la abigarrada La maldición de la flor dorada, 2006), o su dirección de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

avatar Claudia Sanjuan (15 Posts)

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y Máster en Nineteenth Century-Studies por el King's College de Londres. El fin del XIX, los estudios de género y la historia cultural figuran entre sus mayores intereses. Actualmente, reside en Viena.


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