Revista Ecos de Asia

“Hasan Minhaj: Homecoming King” y la comedia en tiempos de “Netflix”

Vivimos una Edad de Oro de la comedia americana bajo el innegable influjo del presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, cuya caricaturesca personalidad ha dejado momentos estelares para los anales televisivos (desde The Apprentice hasta Wrestlemania). Pero sin duda la estrella fulgurante este año ha sido Hasan Minhaj (California, 1985), un actor y comediante musulmán de origen indio, hijo de inmigrantes quien, además de trabajar como colaborador en The Daily Show, presentado por el sudafricano Trevor Noah, fue el maestro de ceremonias en la cena con los corresponsales de la Casa Blanca en abril de este año y cuenta también con un especial en Netflix, estrenado el 23 de mayo de 2017.

Progresivamente, Hasan Minhaj ha ido ganando renombre gracias a la stand-up comedy (monólogos en directo) pero el empujón definitivo le llegó de la mano de The Daily Show en 2014, cuando el programa de sátira política aún estaba encabezado por el legendario Jon Stewart. Como corresponsal, Hasan lleva casi tres años tratando temas que van desde la identidad cultural, la religión o, más recientemente, el veto a los inmigrantes musulmanes decretado por Trump (conocido como travel ban).

Trevor Noah (en primer plano) junto a los colaboradores habituales de The Daily Show, incluyendo a Hasan Minhaj (derecha).

Sin embargo, vamos a centrarnos ahora en analizar el reciente especial de más de una hora que Hasan Minhaj grabó para Netflix en su localidad natal, Davis (California), y que lleva por título Hasan Minhaj: Homecoming King. En este monólogo cómico de fuerte carácter autobiográfico, juegan un papel trascendental sus raíces orientales, así como la religión musulmana, y utiliza en muchas ocasiones su experiencia personal para tratar temas de profundo calado, como la crisis identitaria de los inmigrantes de segunda generación, el racismo, la discriminación o la xenofobia aún existentes en Estados Unidos.

Con su particular habilidad para contar historias, Hasan va hilando un monólogo por momentos desternillante y acelerado, que en ciertos instantes se vuelve personal, emotivo y profundo. Así, inicia su relato con sus padres, originarios de la India, que se casaron sin conocerse para enseguida viajar a América en busca de una vida mejor. Se detiene en comentar cómo el hecho de que su padre sea inmigrante le hace albergar un sentimiento patriótico hacia los Estados Unidos que roza el ridículo, hasta el punto de considerar la intolerancia, o incluso el acoso, como un justo precio a pagar por vivir en “la tierra de las libertades”.

Su madre hubo de regresar a la India para acabar la carrera de medicina y cuando regresó definitivamente a América trajo consigo otra hija: la hermana de Hasan, cuya existencia le ocultaron durante cinco años. Esto sin lugar a duda fomentó la relación de amor-odio fraternal entre ambos: “¡Construid el muro!” –exclama, en clara referencia a las políticas migratorias de Trump.

A ver, mamá, papá. Hablemos en serio. Dios mío, esta gente de color… Qué horror. Invaden nuestra casa… se comen nuestras chucherías… no hablan el idioma… Propongo que les digamos que se vuelvan a sus casas.

Sin embargo, fue precisamente su hermana la que ayudó a romper las barreras para que Hasan pudiera contraer matrimonio con su actual mujer, Beena Minhaj, pese a la oposición de su familia por ser esta hindú. Aprovecha este hecho para establecer, con mucho humor, las diferencias entre musulmanes e hindúes, concluyendo que los primeros odian los dibujos (una alusión indirecta a las caricaturas de Mahoma y el atentado a la revista Charlie Hebdo).

Momento del monólogo en que muestra las diferencias entre musulmanes e hindús.

El tono cómico se vuelve intimista cuando Hasan cuenta sus vivencias durante el 11-S: las amenazas telefónicas, los cristales rotos y la incomprensión de un muchacho que se considera americano pero al que sus propios vecinos ven como una amenaza. La realidad de la crisis identitaria por sentirse un ciudadano de segunda y comprobar cómo la lealtad de su familia hacia su país de acogida se pone a prueba a cada instante resulta desgarrador.

Hasan Minhaj, ante la bandera estadounidense, en un momento del especial.

Pero, de entre todas las anécdotas y todas las historias que pueblan la actuación, hay una en especial que articula gran parte del monólogo, y es su amor de instituto: Bethany Reed. La relación con una chica blanca y sus aspiraciones por acompañarla al baile de fin de curso resume a la perfección la intención de todo el especial en sí: una historia personal, contada con humor y autocrítica, que esconde un poso amargo de xenofobia que nos hace reflexionar sobre los problemas de la sociedad americana actual, a pesar de lo cual, dejará al espectador con un inmejorable sabor de boca y una sonrisa de oreja a oreja.

Habría mil detalles más para analizar en clave cultural sobre el monólogo de Hasan, desde el férreo modelo patriarcal en el que se crió, el peso de la moralidad y la opinión del colectivo en la toma de decisiones en la sociedad india, o las diferencias generacionales a la hora de afrontar el racismo, pero preferimos que os adentréis vosotros mismos en este fabuloso mundo cómico de Hasan Minhaj y paladeéis con gusto este grandioso especial que es Homecoming King.

Cartel promocional del especial de Netflix.

avatar Laura Martínez (173 Posts)

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y Máster de Estudios Avanzados en Historia del Arte de la misma, con especialización en Cine. Actualmente realiza estudios de Doctorado en la Universidad de La Rioja.


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