Revista Ecos de Asia

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This article was written on 25 Ene 2021, and is filled under Historia y Pensamiento.

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¿QUÉ PENSARÍA ALÁ DEL CITARUM? La ética ambiental en el Corán y el caso de Indonesia

La gestión de residuos es uno de los más grandes retos a los que nos enfrentamos, debido a que nuestro actual sistema productivo ha generado una contaminación plástica que nos supera, según estimaciones de Naciones Unidas[1] las cuales apuntan a que para el año 2050, “los océanos contendrán más plástico que pescado por peso”. Además, Greenpeace[2] asegura que cada año doce millones de toneladas de basura son arrojadas al mar. Su enorme volumen es asociado a un sistema de consumismo y fácil desecho pues al menos el 39,7% es utilizada en forma de envases de un solo uso.

El caso de Indonesia es en especial alarmante pues tiene el río más contaminado del mundo: el Citarum, pero ¿por qué está tan contaminado? Los expertos[3] estiman que solo en Yakarta (la capital), la generación de residuos per cápita por día es de unos 0,66 kg, lo que suma un total de 6 717,4 toneladas/día (considerando su población de 10 177 924 personas), de estos, el 14,02% son residuos plásticos y solo el 24% de ellos son reciclados. Lo que nos lleva a un punto clave: diversos estudios señalan el deficiente sistema de recolección de basura y escasa infraestructura para reciclar. Lo cual se refleja en el papel tan significativo de los basureros (quienes han llamado la atención por su abundancia), pero también es evidenciado por la cantidad de residuos que terminan a la intemperie en las playas de Bali y, por supuesto, en el río Citarum.

Imagen del río Citarum

Por si fuera poco, además de la significativa producción de basura al interior, hay otro elemento a evaluar, que es la importación de basura para reciclar: para el 2 de agosto de 2019,[4] autoridades indonesias descubrieron 80 contenedores de basura ilegal proveniente de EEUU, Australia y Europa, el asunto respecto a estos contenedores es que los residuos vienen mezclados con otros tipos de residuos -sanitarios, orgánicos  u otros no reciclables- y esto ha sido un factor generalizado en varios países del sudeste asiático como Vietnam, Tailandia, Indonesia, Filipinas y Malasia, generando disconformidad y molestia para los gobernantes que afirman que no quieren convertirse en el basurero del mundo.

Por otra parte, Indonesia es el país con más habitantes musulmanes y el islam es la segunda religión más grande del mundo, proyectada a ser la primera hacia 2060,[5] debido a la naturaleza de profunda profesión de esta religión, se espera que los valores religiosos influencien en el comportamiento de las sociedades musulmanas.

Dado que el comportamiento de la población puede estar determinado por su credo, a través de la asimilación de valores religiosos, este trabajo plantea un vínculo entre la religión y el medio ambiente en el caso de Indonesia, ¿cuál es la principal doctrina?, ¿qué enseña esta acerca del medio ambiente? y ¿la situación medioambiental es cercana a la doctrina?

Pues bien, una vez mencionado lo anterior habría que preguntar ¿cuál es la ética ambiental en el islam?, ¿los valores ambientales de esta religión son reflejados en el caso de Indonesia? y ¿por qué?

En este reportaje, la situación medioambiental se referirá exclusivamente a la contaminación plástica, pues, aunque es de conocimiento común que Indonesia también tiene un conflicto de devastación forestal para la producción de aceite de palma, es un tema bastante grande que da para otra investigación.

LA NATURALEZA EN EL CORÁN

El Corán enseña que la naturaleza es creación de Dios y, por lo tanto, es un signo de él y de su grandeza, por lo que a través de ella hay que honrar a Alá. A diferencia de otras religiones, el Islam le atribuye a la naturaleza una característica humana: la práctica de la fe, es decir, que ve a la naturaleza como musulmana, de aquí que el paraíso que concibe incluya animales y plantas. Este libro sagrado también sostiene que la naturaleza no puede desobedecer la ley de Alá, esto solamente puede hacerlo el humano.

En la Sura de la vaca, por ejemplo, se habla del trato que se debe tener con los animales que serán sacrificados como alimento, en ella se habla de evitar el sufrimiento del animal, explicarle que su muerte es justificada y en nombre de Alá. Pero también se habla de hacerlo solo cuando sea necesario, este carácter moderado se hace presente en distintos pasajes en los cuales se condena el derroche o desperdicio, además “los derechos del humano no son absolutos ni ilimitados, no podemos consumir o contaminar la naturaleza como queramos”.[6] De esta manera el hombre asume un papel no exactamente de superioridad sobre la naturaleza, sino de custodio: Sayyed Hossein[7]reconoce que el Corán habla de los humanos tanto como sirvientes (‘abd Allah) de Dios como sus vicegerentes (khalifat Allah), por tanto es difícil definir si hay o no una subordinación de la naturaleza ante el humano, lo que sí es evidente es que no hay una visión antropocéntrica, debido a que este no es el centro de la narrativa, sino que se ubica como parte de un conjunto llamado “creación”. De esta manera salen a relucir sus obligaciones, el Corán condena el derroche, por lo tanto, los patrones de producción y consumo humano deberían basarse en el balance de la naturaleza y no desperdiciar los recursos.

La dimensión divina de la naturaleza parece una narrativa profunda y convincente, pero entonces ¿por qué Indonesia está tan contaminada? Como primer punto hay que traer a la mesa un concepto que será clave en el cumplimiento de estas enseñanzas divinas: fasadf’il-ard, el cual podría traducirse como “corrupción en la tierra” y evitarla es una de las responsabilidades primarias de los creyentes.

Entre las autoridades morales islámicas (Ulema) es común encontrar una oposición frente a la secularización del Estado, de hecho, gran parte de los movimientos de oposición a regímenes políticos suelen ser por la exigencia de que el Estado emplee marcos jurídicos religiosos y la oposición a esto.

Pues bien, el contacto del mundo musulmán con occidente ha tenido siempre como reto el mantener sus valores sin aceptar sus imposiciones. Sin embargo, el proceso de globalización ha orillado a los países a alinearse, o asumir algunas características casi universales como lo son: 1) propagación de la economía capitalista y la democracia, 2) el desvanecimiento de fronteras en cuanto a la propagación de información, riesgos, etc. Y 3) un concepto de lo global, que ha generalizado cientificidad, institucionalidad y homologación.[8] Cabe que destacar que hay muchos más efectos de la globalización, pero los mencionados son considerados los más pertinentes para este caso de estudio.

 

CAPITALISMO Y DEMOCRACIA

La experiencia colonial pudo haber sido el primer impacto de Indonesia con occidente, pues fue colonia portuguesa, británica y neerlandesa, y no es hasta 1946 cuando se habla del surgimiento de una República de Indonesia al haber reconocido el gobierno holandés su existencia y, aunque la experiencia colonial dejó influencia de occidente, no se consiguió perpetuar ningún idioma ajeno ni el cristianismo. Años después, el imperio nipón también ocupó Indonesia y fue desterrado por los precursores del Partido Comunista de Indonesia, sin embargo, comenzó su proceso de democratización en la década de los ochenta y como consecuencia su economía se volvió abierta.[9] Estos son algunos elementos históricos que permiten ver momentos de reestructuración y progresiva asimilación de elementos occidentales.

En la etapa de 1990 – 2000 cuando gran parte de Asia liberalizaba su economía se asumieron estilos de vida consumistas y rápidos cambios en su paisaje mediático.[10] Es bien sabido que el modelo de producción capitalista es “lineal”, es decir, la materia tiene una sola vida útil que termina después del consumo. Este modelo es intensivo en uso de las materias primas y también genera grandes brechas entre ricos y pobres. Indonesia ejemplifica los efectos del modelo capitalista, primero porque la enorme producción de basura es resultado de este sistema de consumo lineal; segundo, porque las empresas toman la materia necesaria sin el compromiso de darle una segunda vida o preservar la sostenibilidad de su producción y, en tercer lugar, los países ricos perpetúan su bienestar medioambiental deshaciéndose de su basura al exportarla a países subdesarrollados para que estos puedan “añadirles valor” a través del proceso del reciclaje.

Un basurero de Yakarta

 

EL CONCEPTO DE LO GLOBAL

Ahora hay grandes niveles de conectividad entre los estados y la proliferación de ideas ya no se detiene en las fronteras, es por esto que ha surgido el entendimiento de fenómenos que trascienden fronteras[11] como la violación de los derechos humanos, la ciberseguridad, las pandemias y la contaminación.

De esta manera hay una comprensión de la humanidad y de los bienes que compartimos, como el agua o el aire, así como de la necesidad de preservarlos por su carácter público. Sin embargo, es bien sabido que los bienes públicos globales están siendo degradados por la actividad humana, la explicación podría estar en cómo es percibida la naturaleza ahora.

LA CIENCIA Y LA SECULARIZACIÓN

El desarrollo científico y la conformación del estado moderno han traído como “modelo” la secularización del estado, lo cual es uno de los mayores debates en el mundo islámico. Gran parte de los movimientos de oposición ante los regímenes o gobiernos en el mundo islámico suelen tener como centro del debate la secularización frente al empleo de un marco jurídico religioso, basado en el Corán.[12]

Pues bien, la implicación de esta secularización en la percepción de la naturaleza viene de la mano del modelo económico capitalista, donde la tierra es vista como proveedora y bajo la premisa de un crecimiento económico sostenido (infinito), la explotación de recursos tampoco para. La crítica frente a este fenómeno desde la perspectiva musulmana se ejemplifica con el aporte de Ibraim Ozdemir,[13] quien sostiene que un árbol tiene un valor intrínseco, de hecho, el Sahih al-Bujari, (que es una compilación de hadices o tradiciones proféticas que ejercen como enseñanzas para la vida musulmana) explica en su párrafo 3769[14] que plantar un árbol o cultivar tierra son grandes obras de caridad, por lo tanto, un árbol no es solo hogar de animales y sombra para el humano, también puede ser clave en la salvación. Sin embargo, el concepto materialista ve a un árbol como objeto de intervención humana gracias al cual se podrán elaborar objetos útiles, por tanto, su valor se vuelve instrumental.

En el Corán también se habla del empleo de la naturaleza como proveedora, pero, como se expuso previamente, se condena el consumismo y el derroche, se demanda la justicia en la repartición de los bienes y reconoce que el consumo debe ser por necesidad. Además de esto, la naturaleza no se ve como un instrumento del cual el humano disponga, sino que se perciben técnicamente como iguales, la perspectiva secular pone al humano en el centro, mientras que la musulmana lo concibe como parte de ella.

Al igual que en gran parte de los países musulmanes, en Indonesia la presencia religiosa es fuerte y se opone a todo contacto con las ideas de occidente, ejemplo de esto son las protestas en 2017 en contra del día de San Valentín debido a que “promueve el sexo casual”,[15] las afirmaciones de que prevalece una narrativa religiosa en los medios[16] o el negacionismo de la pandemia al descuidar protocolos de salud en festejos religiosos.[17]

Pues bien, a pesar del arraigo de la religión, la enorme distancia entre la teoría en la ética ambiental del islam y la situación medioambiental de Indonesia refleja que siguen existiendo obstáculos para su praxis. En la obra del autor Seyed Hossein se encuentran puntos clave que funcionan como síntesis para este reportaje: él sostiene que las principales limitantes para la ética musulmana ambiental son 1) que “los rápidos cambios y la modernización en la ciencia han traído una visión secularizada de la naturaleza” de manera que el humano se creó un concepto de bienestar a través de la devastación de la tierra,[18] 2) la migración de personas de ambientes rurales, donde suelen estar en armonía con la naturaleza y cumplir los mandatos de Alá con mayor detalle respecto al consumo de animales, por ejemplo; a áreas urbanas donde uno se familiariza con la contaminación y la gente se desarraiga de sus tradiciones, priorizando el trabajo de manera que el medio natural se pierde como tema de interés, finalmente que 3) se busca resolver los retos a los que se enfrentan los gobiernos islámicos con modelos occidentales, que no acaban de encajar, lo que no termina bien.

El islam tiene un papel innegable en la cultura popular indonesia que se cruza con la vida cotidiana, generando quizá conflictos cuando el progreso, cargado de valores occidentales se cruza con los valores religiosos musulmanes. Weintraub sostiene que “la cultura popular musulmana es inclusiva, ampliamente mediada, enormemente atractiva y relacionada con grandes segmentos de estas sociedades”,[19] refiriéndose a Malasia e Indonesia, que son los dos países del sudeste asiático con mayoría musulmana.  Dado esto, es posible concluir, primero, que en Indonesia se confrontan dos sistemas de valores opuestos (occidentales/seculares frente a orientales-musulmanes), donde se observan matices de ambos, de tal manera que el modelo de producción y consumo es la antítesis de los preceptos religiosos al respecto, generando como resultado una situación gravísima de contaminación plástica.

 

Notas:

[1] La ONU lucha por mantener los océanos limpios de plásticos. Disponible aquí.

[2] Greenpeace. “Reciclar no es suficiente: La gestión de residuos de envases plásticos en España” Disponible aquí.

[3] Putri, Amissa; Fujimori, Takasi; Takakoa, Masaki. “Plastic waste management in Jakarta, Indonesia: evaluation of material flow and recycling scheme”, en Journal of Material Cycles and Waste Management, Vol. 20, 19/06/2018, pp. 2-10  Disponible aquí.

[4] Plastic waste piles up as Indonesia’s import crackdown backfires. Disponible aquí.

[5] Methaphysical dimensions of muslim environmental consciousness. Disponible aquí.

[6] Ozdemir, Ibraim, Towards an understanding of environmental ethics from a qur’anic perspective, Massachusetts, Harvard Divinity School, 2003. Última visita (20/10/2020) Disponible aquí.

[7] Hossein, Seyed. “Islam, el mundo islámico contemporáneo y la crisis ambiental” en Islam and Ecology: a Bestowed Trust, Massachusetts, Harvard Divinity School, 2003, Disponible aquí.

[8] Kiely, Ray, “Globalization and Poverty, and the Poverty of Globalization Theory”, en Current Sociology, Vol. 53, 1/11/2005, pp. 895 – 914. Última visita (17/11/2020) Disponible aquí.

[9] Bianco, Luden, Asia contemporánea, México DF, Siglo Veintiuno, 1987. Última visita (17/11/2020). Disponible aquí.

[10]Adams, Kathleen; Gillogly, Kathleen, Everyday life in Southeast Asia, Indiana, Indiana University Press, 2011. Última visita (17/11/2020)Disponible aquí.

[11] Sloterdijk, Peter, En el mundo interior del capital, Frankfurt, Ediciones Siruela, 2005. Última visita (15/11/2020) Disponible aquí.

[12] Ibídem 7.

[13] Ozdemir, Ibraim, Understanding of environmental ethics from a qur’anic perspective, Massachusetts, Harvard Divinity School, 2003. Última visita (20/10/2020) Disponible aquí.

[14] Sahihal-Bukhari

[15] Muslims Protest ‘Decadent’ Valentine’s Day for ‘Encouraging Casual Sex’. Disponible aquí.

[16] Religious Conservative narrative dominates social media spaces in Indonesia. Disponible aquí.

[17] Two Indonesian police chiefs reassigned after massive religious gatherings violated health protocols Disponible aquí.

[18] Ibídem 7

[19] Weintraub, Andrew, Islam And Popular Culture in Indonesia and Malaysia, Abingdon, Routledge, 2011. Última visita (17/11/2020). Disponible aquí.

avatar Johany Magaña (1 Posts)

Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad de Guadalajara.


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