El pasado mes de noviembre tuvo lugar el XXIV Salón del Manga de Barcelona, y este nos trajo algunas sorpresas que no podemos obviar, como las futuras publicaciones de Planeta Cómic sobre yuri (o Girls’ Love) o el gran avance, firme y seguro, que está teniendo la editorial ovetense Milky Way en el terreno del manga. Pero sin duda, la noticia más impactante fue la incursión de otra editorial asturiana en este campo, y esta no es otra que Satori Ediciones.
Todos y todas conocemos la gran labor que ha hecho esta editorial gijonesa por la literatura nipona en nuestro país. Ahora, y de la mano de Shôtarô Ishinomori, ha decido iniciar una gran aventura en el terreno del manga que, sin duda, traerá grandes obras que tendrían poca cabida en los planes de cualquier otra editorial de historietas.
Así, el pasado 1 de noviembre se anunció la creación de una línea de manga por parte de la editorial, diciendo los nombres de dos de sus futuras obras. La primera de ellas en ver la luz ha sido Mi vida sexual y otros relatos eróticos, del ya mencionado Shôtarô Ishinomori, la cual se encuentra disponible en las librerías desde el 3 de diciembre.
El segundo título que anunció la editorial es Mujeres del zodiaco, de Miyako Maki. Se trata de una josei de tres tomos que cuenta, desde varios puntos de vista femeninos, diferentes situaciones y encuentros vividos durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Esta serie de tres tomos saldrá a la venta a principios del próximo año 2019.
Volviendo de nuevo a Mi vida sexual y otras relatos eróticos, manga a tratar en este artículo, es necesario decir que no es una obra convencional; es decir, posiblemente Satori sea la única editorial que se atrevería a empezar su andadura en este campo con una obra de este tipo, aunque ese es su sello. Este manga es un compendio de relatos eróticos creados por Shôtarô Ishinomori, y se trata de una obra que, sin duda, encaja a la perfección dentro de la estética eroguro de Satori.
Shôtarô Ishinomori fue una de las figuras más influyentes del siglo XX en el terreno del manga y el anime. Nació en 1938, y empezó su carrera artística con la publicación de Nikyu Tenshi en 1954, momento en el que Osamu Tezuka (1928-1989), el “Dios del Manga”, se fijó en él, ofreciéndole trabajar como su asistente en la obra Astroboy.
El hecho de formarse con Osamu Tezuka le brindó una buena reputación, siendo ya muy conocido cuando comenzó la publicación de la serie Cyborg 009, su tercera obra y el primer manga que tenía como protagonistas a un grupo de superhéroes con distintos poderes. Esa fue su primera incursión en el género tokusatsu, nombre bajo el que se incluyen las obras niponas con temática de superhéroes.
Pero la aportación de Shôtarô Ishinomori no fue únicamente de esta temática, sino que también se adentró en otros campos como el hentai o el shônen. Sus publicaciones le acabaron otorgando, póstumamente, el apodo de “Rey del Manga”, pues batió el Record Guinness de páginas de comic editadas, hazaña que hizo al publicar, durante toda su vida, quinientos tomos, setecientas setenta historias y ciento veintiocho mil páginas.
En nuestro país no se trata de alguien muy conocido, pues las editoriales no han publicado muchas de sus obras, destacando las licencias de Planeta Cómic, pues ha editado y vendido obras como Musashi o Relatos de Sabu e Ichi, y sin olvidarnos de Hokusai, traído por la ya inexistente Editores de Tebeos, EDT (antigua Glénat), y The Legend of Zelda. A Link to the Past, de Norma Editorial.
Es la aportación de Shôtarô Ishinomori al campo del manga hentai antes mencionada la que se refleja en el primer manga de Satori. Esta editorial tiene varias obras que se podrían catalogar como eroguro, de las que destacan aquellas escritas por Edogawa Rampo (Rampo. La mirada perversa o La bestia ciega, por citar algunas), además del libro Eroguro. Horror y erotismo en la cultura popular japonesa, una obra con ilustraciones a color en la que se analiza en profundidad este género de la mano de Jesús Palacios, Daniel Aguilar, Rubén Lardín, Iria Barro Vale y Germán Menéndez Flórez.
Mi vida sexual y otros relatos eróticos se podría incluir fácilmente dentro de este género, pues reúne varios temas propios del eroguro, como el sexo, el erotismo, lo grotesco y lo poco convencional, dando como resultado una obra que, sin duda, encaja a la perfección en la línea de publicaciones que está siguiendo Satori en estos últimos años.
Este manga fue publicado en japonés en el año 2012 por Tokuma Shoten Publishing, siendo en este 2018 cuando ha llegado a España. En esta antología nos encontramos dieciséis historias independientes que fueron publicadas originalmente en los años sesenta y setenta del pasado siglo, teniendo la mayoría de ellas como protagonista a lo erótico.
De este modo, nos encontramos diferentes situaciones, como la de una mujer realizada a partir de un “mocchi de contacto” que le envían por error al protagonista sus padres, desencadenándose una serie de sucesos protagonizados por insectos gigantes, extraterrestres, naves espaciales, y una mujer con una estética similar a la de Superwoman (Mucho mochi, macho); o la historia en el que un pintor recién mudado encuentra en el armario de su nuevo apartamento una mujer desnuda que parece que está muerta, situación que él aprovecha para usarla como musa, pero resulta que esa desconocida provenía del mundo cuatridimensional que había al otro lado del armario, y en realidad no estaba muerta, sino que el tiempo en la Tierra fluía demasiado rápido, por lo que la mujer no era capaz de moverse, pero en realidad estaba viva (Más allá del fondo del armario del piso de cuatro tatamis y medio).
También hay que destacar la historia que lleva por título Utamaro, y que tiene como protagonista al pintor Kitagawa Utamaro (1753-1806), uno de los mayores exponentes de shunga (también conocido como maura-e o higa), variedad del ukiyo-e que se centraba en la realización de estampas eróticas, tanto de parejas heterosexuales como homosexuales. En esta historia de Mi vida sexual y otros relatos eróticos, Shôtarô Ishinomori aprovecha para relatarnos la afinidad que tenía el gran Kitagawa Utamaro por esta variedad del ukiyo-e, así como los motivos para su realización, los cuales estaban más vinculados a su propio placer y disfrute que a la propia obtención de dinero, aunque no hay que olvidar que durante los siglos XVII, XVIII y XIX el shunga fue muy popular entre todas las clases sociales del Japón Tokugawa.
El caballo azul también destaca, debido en este caso a que es una historia diferente a las demás, pues tiene como protagonista a un adolescente que está teniendo su despertar sexual, dando lugar a unas escenas donde prima más la inocencia, la juventud y lo desconocido que el erotismo y lo grotesco que se encuentran en otras historias.
Hasta aquí hemos visto cuatro de las dieciséis historias que se encuentran en Mi vida sexual y otros relatos eróticos, y es suficiente para no destripar más el contenido del manga. Aun así, es necesario ver el último capítulo del tomo, que se titula Una historia del Tokiwa-sô. En él, a diferencia de los anteriores, no prima el sexo, sino que se trata de doce páginas en donde aparecen diferentes recuerdos de los apartamentos Tokiwa-sô, donde residieron grandes artistas de manga y anime, como el gran Osamu Tezuka, Hideko Mizuno (Fire!, Honey Honey no Suteki na Bouken), Fujio Akatsuka (Cosas de locos, Los Secretos de Julie), el dúo de mangaka Fujiko Fujio (El fantasma Q-taro, Doraemon) o el propio Shôtarô Ishinomori. De este modo, Una historia del Tokiwa-sô es una especie de homenaje a los días que pasó viviendo en esos apartamentos junto a otros artistas.
Con todo esto se puede decir que Mi vida sexual y otros relatos eróticos podría parecer una apuesta demasiado arriesgada para iniciarse en la publicación de manga, pero Satori Ediciones siempre está lejos de los convencionalismos típicos. En esta obra de casi cuatrocientas páginas se encuentra el sello de la editorial asturiana, tanto en su contenido como en su estética.
De la edición hay poco que decir, aunque no es el formato de manga más habitual. Con su encuadernación rústica con sobrecubierta, Mi vida sexual y otros relatos eróticos presenta un tamaño de 21×15 centímetros, alejándose así de los estándares de publicación, que suele estar en torno a 17×12. Esta característica hace que, por consiguiente, el precio de la obra aumente, aunque hay que señalar que 22€ para una obra de estas características no es nada excesivo.
Además de un marcapáginas, el manga es acompañado de un capítulo final (tanto en esta edición como en la nipona) en el que el editor de manga Hideki Kon nos narra algunos acontecimientos de la vida de Shôtarô Ishinomori, así como explica las razones por las que se eligieron estas historias para realizar la antología.
Todo esto hace de Mi vida sexual y otros relatos eróticos una obra de gran calidad, pues la maestría dibujística del mangaka Shôtarô Ishinomori, que va desde la caricatura hasta un detallismo espectacular (esto último sobre todo en los paisajes y los fondos), se complementa con una selección de historias muy estudiada que hará pasar momentos de todo tipo al lector, y una edición muy cuidada y mimada. De este modo, deberíamos estar agradecidos por la incursión de Satori Ediciones en el campo del manga.
Pero la editorial asturiana no se ha conformado con publicar un único manga, sino que a principios del próximo año tendremos el ya mencionado Mujeres del zodiaco, de Miyako Maki, y seguro que nos sorprenden con nuevas licencias. No cabe duda de que Satori Ediciones hará el suficiente ruido como para tener su hueco en el mercado del manga, y desde Ecos de Asia únicamente nos queda desearle suerte en esta nueva travesía.