Revista Ecos de Asia

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This article was written on 12 Ene 2018, and is filled under Historia y Pensamiento.

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El desarrollo de una orden desconocida: los monjes komusô

Hoy vamos a hablar de un grupo de monjes japoneses poco conocidos en Occidente: los monjes Komusô. Se trata de una serie de monjes mendicantes de la llamada secta Fuke[1] del budismo Zen, cuyo punto álgido tuvo lugar durante el periodo Edo (1603-1868), momento precisamente en el que Japón se había aislado del mundo. Los sacerdotes de esta rama eran conocidos primero por el nombre de komosô o “monjes de paja” para llegar a ser por último llamados komusô, que literalmente significa “sacerdote de la nada”.

Este grupo de monjes tenía un atuendo característico, cuyo elemento principal y más reconocible era un sombrero similar a lo que sería el “bascinet” medieval occidental, hecho de paja y colocado sobre la cabeza. Este tipo de casco es conocido por el nombre de tengai o tengui (天 蓋) y simbolizaba la ausencia de su ego especifico. Son sobre todo muy significativos por su forma de canasta al revés, y también porque le daba al monje ese toque exótico tan representativo del Japón del periodo Edo y que tanto gustó en Occidente, ya que en este caso eliminaban la mirada y la identidad de los komusô.

Comparación entre el “bascinet” occidental y el tengui utilizado por los komusô

El resto de elementos de la vestimenta lo formarían: un kimono, especialmente de tipo mon-tsuki,[2] de cinco crestas, junto al obi masculino característico; un o-kuwara, que es un tipo de prenda que se coloca sobre el hombro, de tipo rakusu; el netsuke sobre la cintura, que en su caso servía para guardar medicinas, tabaco o cualquier tipo de artículo; el shakuhachi, que era el instrumento principal que tocaban; unas cubiertas en las piernas, a modo de espinilleras, de tipo Kyahan y en los pies llevaban los típicos calcetines Tabi y una serie de sandalias Waraji.           Llevaban otra serie de adornos menos importantes como una diadema a la cabeza, en este caso llamada Hachimaki,[3] que estaba cubierta por el tengai; una serie de cubiertas de mano a modo de guantes (también en los antebrazos) y un gebako, que sería una caja que se utilizaba para recoger las limosnas.

Vestimenta tradicional de los komusô

La historia remota de estos monjes se podría trasladar hasta cuando la escuela Fuke del budismo Zen llegó a Japón, allá por el siglo XIII. Era un tipo de secta que provenía de las enseñanzas dadas por Linji Yixuan, un monje chino que vivió durante la época de la Dinastía Tang China en el siglo IX. Aun así, el nombre de Fuke proviene de uno de los compañeros y fundadores de la secta que en realidad se llamaba Pahua, por lo que esté no sería más que su nombre en japonés. Este personaje es conocido porque solía caminar tocando una campana para convocar a otros hacia la senda de la iluminación. Hay que recordar que la secta de los monjes komusô era especial porque solían tocar piezas solistas con el shakuhachi, una especie de flauta de bambú japonesa, las cuales recibían el nombre de honkyoku, y que se tocaban sobre todo a la hora de la meditación, para pedir limosnas o como un método para alcanzar esa iluminación, que recibía el nombre de suizen, en contraposición al zazen, que es la meditación más tranquila que practican la mayor parte de los seguidores del budismo Zen. Las piezas musicales solían ser reproducidas al ritmo de los monjes en el momento que realizaban largas peregrinaciones. Al principio era algo poco habitual, pero a medida que fue pasando el tiempo, sobre todo a partir del periodo Sengoku (1467-1568), era ya más habitual ver a numerosos grupos de komusô por las calles o por las carreteras.

Monje de la secta Fuke andando por una carretera

Los komusô tuvieron en algunas ocasiones una serie de privilegios de los que pudieron disfrutar, como por ejemplo durante en el shogunato Ashikaga (1336-1573), época en la que viajar por el país era muy complicado y en muchas ocasiones estaba prohibido. En este momento la secta era una rara excepción ya que su práctica espiritual les exigía la peregrinación constante, el uso habitual de la música y la limosna, la cual se pedía gracias a una canción famosa que refleja fielmente esta tradición y que decía Hi-fu mi, hachi gaeshi o “Uno, dos, tres, pasa el cuenco de limosnas”.[4] Esta serie de privilegios les llevó a verse obligados a espiar a sus rivales para el shogunato que gobernaba debido a que eran las personas idóneas para ello, ya que tenían el rostro cubierto por el sombrero de paja. Incluso había muchos espías que se disfrazaban de este tipo de monjes, haciéndose pasar por ellos, sobre todo para las altas misiones secretas. Los ninjas y los rônin también eran muy conocidos por realizar este tipo de prácticas. Pero el abuso de este tipo de actos llevó a que todos aquellos que llevasen el atuendo de los komusô quedasen sujetos a una serie de inspecciones, sobre todo en áreas más problemáticas, para saber si eran realmente monjes. Estos controles se hacían, por ejemplo, de la siguiente manera: se les obligaba a tocar algunas piezas musicales difíciles, como por ejemplo el Shika no tone, por lo que, si un komusô que era sospechoso era desafiado a tocar una de estas piezas y no sabía, o se negaba, se suponía que era un espía y era detenido rápidamente.

Monjes komusô tocando el shakuhachi en compañía

Cuando el shogunato Tokugawa llegó al poder, en los primeros años del siglo XVII, este tipo de monjes fueron despreciados y criticados por primera vez, ya que muchos de ellos habían sido anteriormente samuráis, y luego habían sido privados de sus derechos, por lo que eran un problema evidente. Por lo tanto, empezaron a verse como un tipo de personas en las que era difícil confiar y que podían suponer un problema importante para el país. A partir de aquí, el gobierno nipón comenzó a realizar una serie de reformas en el periodo Edo para abolir la secta Fuke, por lo que los komusô desaparecieron casi en su totalidad. Los templos y sacerdotes de este tipo de secta fueron abolidos finalmente a partir del año 1871 por entrometerse en asuntos terrenales y no en el vacío del ser. Aun así, pervivieron sus bellos registros musicales que siguen siendo conocidos hoy en día.

Fotografía coloreada que muestra a tres monjes komusô mientras piezas musicales, 1887

En la actualidad, la secta Fuke sigue existiendo en una minoría menos organizada a través de un grupo que se llama Kyochiku Zenji Hosan Kai, en Kioto, que organiza reuniones anuales para personas a las cuales les interese el shakuhachi, clérigos de Rinzai y entusiastas de Fuke Zen.

Para saber más:

  • WATSON, Burton., The Zen Teachings of Master Lin-Chi, Nueva York, Columbia University Press, 1999.
  • SIMPKINS, Alexander., Zen in Ten: Easy Lessons for Spiritual Growth, Boston, Tuttle Publishing, 2003.

 

Notas:

[1]  La secta Fuke era una escuela que se originó derivada como una rama de la escuela Rinzai durante la época feudal del país, allá por principios del siglo XIII.

[2]  Este tipo de kimonos actualmente se utilizan sobre todo en fiestas o ceremonias formales de familiares o parientes cercanos, aunque también para funerales. La palabra la forman “Mon”, que significa “cresta de la familia” y “Tsuki”, que significa “ponerse”.

[3]  El Hachimaki es una cinta, que suele de color rojo o blanco, que los nipones se colocan en la cabeza y que suele simbolizar la constancia y el esfuerzo.

[4] Para observar cómo suena esta canción, observar el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=lT9STKdtwZA

avatar David Díez (16 Posts)

Graduado en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid, japonólogo. Ponente y colaborador en el Congreso Internacional España-Japón "Arte-Hoy". Máster en Europa y el Mundo Atlántico. Poder, Cultura y Sociedad en la misma universidad. Con ideas de futuro para realizar una Tesis doctoral sobre el arte y la cultura japonesa.


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