Revista Ecos de Asia

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This article was written on 27 Sep 2019, and is filled under Arte.

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Adentrándonos en la exposición “Chinamen: un secolo di cinesi a Milano”, una forma de conocer la memoria china en Italia.

Este artículo propone repasar la gran importancia histórica y cultural de la muestra titulada Chinamen. Un secolo di cinesi a Milano (“Chinamen. Un siglo de chinos en Milán”), realizada  desde el 15 de marzo hasta el 17 de abril del 2017 en el Museo MUDEC de Milán, el Museo de las Culturas, que había abierto un año antes.[1] La exposición estaba incluida en el proyecto Milano, Città Mondo (“Milán, Ciudad Mundo”) desarrollado por el Ufficio Reti e Cooperazione culturale (“Oficina redes y cooperación cultural”) del Ayuntamiento de Milán, con la colaboración del MUDEC y con la participación de los miembros del Forum Città Mondo (“Foro Ciudad Mundo”). La atención en 2017 estaba dirigida hacia China y la inmigración china, la más antigua y más numerosa de Milán.

La muestra proponía recorrer la historia de un barrio específico de la ciudad de Milán para despertar la curiosidad e intentar difundir el conocimiento de la cultura chino-milanesa. La exposición recorría los cien años de la comunidad china en Milán como una expresión de la ciudad misma, de su evolución y de cómo había logrado ser “grande”, interesante y apreciada gracias a la aportación de las culturas que allí viven, y de su tejido social y humano. La muestra hablaba así de los ciudadanos de la ciudad.

La muestra quería lograr uno de los más importantes objetivos del MUDEC: promover una visión y un pensamiento creativo como resultado de observar al “otro”, no como entidad alejada de nosotros, sino a través de una mirada integradora y respetuosa con las diferencias.

Así pues, el museo encargó al sinólogo Daniele Brigadoi Cologna[2] y al artista Matteo Demonte que  montaran  la  exhibición, con la coordinación de los responsables del Ufficio Reti e Cooperazione culturale y del Museo MUDEC. Todos los participantes en el proyecto vieron la extraordinaria ocasión que se presentaba: una combinación de investigación científica y producción creativa a través de múltiples herramientas de trabajo que iban desde el testimonio de las experiencias vitales de inmigrantes y sus descendientes, hasta  el análisis  riguroso de documentos y el estudio de campo fruto de la interacción de jóvenes investigadores con los protagonistas chinos y sus descendientes en la ciudad de Milán.

La muestra proporcionó el lugar y el momento para la presentación de ese enorme trabajo de investigación a través de los documentos, cartas, fotografías y objetos recopilados. No obstante, el resultado no se quedó ahí, y los organizadores quisieron introducir las nuevas formas de expresión cultural contemporáneas: artes visuales, diseño, música y performance.

Una sala de la exposición (fuente: Chinamen)

Chinamen, un secolo di cinesi a Milano es, por tanto, un proyecto complejo, que se articuló en:

  • Una novela gráfica de tipo documental (y que, de hecho, es el catálogo de la muestra).[3] [4]
  • Una intervención de arte público en las calles del barrio chino de Milán, patrocinada por la cooperativa de investigación CODICI que se desarrolló a principios del 2017, antes de la inauguración de la muestra. Hay disponible un testimonio de la instalación en YouTube.[5]
  • Un corto de animación, realizado por Ciaj Rocchi[6] y Matteo Demonte[7]
  • La propia exhibición en el Museo MUDEC a partir de 15 marzo 2017.

La muestra utilizó el trabajo de varios años del profesor Daniele Brigadoi Cologna y es también el resultado de la investigación conjunta de un equipo muy unido de jóvenes estudiantes del Polo de  Mediación Lingüística de la Università degli Studi de Milán que han colaborado en la recuperación del material iconográfico (fotografías, documentos) y de los testimonios que pudieran ayudar a arrojar luz sobre las orígenes de la minoría chino-italiana y que son la base de los dibujos y de las animaciones de  Matteo Demonte y Ciaj Rocchi.

El trabajo de los jóvenes investigadores en los archivos y en las calles del barrio histórico “de los verduleros” en Milán (cerca de la calle llamada via Canonica), que es hoy en día el barrio de la comunidad china en Milán, ha contribuido tanto a la revalorización del patrimonio fotográfico presente en los archivos públicos y privados de Milán, como al proceso de socialización de esas evidencias documentales gracias al reencuentro con los descendientes, parientes y amigos de los protagonistas de la primera ola migratoria hace ya tres o cuatro generaciones.

El resultado es un entrelazamiento extraordinario entre biografías de ciudadanos milaneses y chinos, a menudo de humilde condición, que han sabido crear fuertes vínculos de afecto, amistad y negocios, sin preocuparse demasiado de las diferencias étnicas, lingüísticas y culturales.

Cartel de la presentación de la muestra (fuente: Chinamen)

¿De dónde procedía los primeros chinos que emigraron a Milán?

El principal foco de inmigración china en Europa provenía del interior de la ciudad portuaria de Wenzhou, un territorio montañoso en la parte más meridional de la región costera del Zhejiang. Ciudadanos chinos empezaron a visitar diferentes países de Europa continental a menudo a partir de finales del siglo XIX. Sin embargo, sólo a partir del primer cuarto del siglo XX, con motivo de su participación en exhibiciones internacionales y la búsqueda de negocios perdurables en Europa aparecen asentamientos estables en algunas ciudades europeas portuarias como Ámsterdam, Rotterdam, Marsella, Trieste o en grandes metrópolis como Moscú, Berlín y París. Es de esta última ciudad, de donde provienen los primeros inmigrantes chinos en Milán.

Los pioneros de esta migración procedían de un territorio de dimensiones bastante reducidas, enmarcado en un radio aproximado de 50 km. Esta zona de origen incluye varios pueblos en la frontera que divide el actual distrito de Qingtian en el territorio de Lishui, de los colindantes en Wencheng, Rui’an y Ou’hai en la prefectura de Wenzhou. Históricamente, el punto de partida de la migración puede colocarse en el mismo distrito de Qingtian. Se trata de una zona rural y remota que todavía tiene una peculiaridad: la existencia de minas de un mineral conocido en China con el nombre de Qingtian shi, “piedra de Qingtian”. Ese mineral es uno de los más usados en la artesanía china por sus cualidades estéticas y plásticas. Aunque parece jade, es una piedra mucho más blanda y fácil de trabajar, y se usa para el tallado de sellos desde la dinastía Ming. Además, se trata un material mucho más barato que el jade. Todo esto, añadido a la pasión por lo exótico presente durante toda la época del imperialismo europeo, explica el éxito de estos productos en la vieja Europa, lo que justifica que algunos comerciantes llegaran para intentar vender pequeñas estatuas y otros  pequeños artefactos en piedra de Qingtian durante las exposiciones comerciales de los siglos XIX y XX. Hubo también otros flujos migratorios hacia Europa procedentes de las ex-colonias de Indochina, Indias orientales y occidentales holandesas, Malasia, Singapur y Hong Kong.

El flujo migratorio hacia Italia procedía precisamente del Zhejiang meridional y este país ha sido desde entonces un destino importante para la comunidad china. Así, el censo de población china en Europa de 2011 revela que la más grande comunidad en UE estaba afincada en Italia. Lo que atrajo a los primeros chinos a Italia fue probablemente la Exhibición Internacional de Milán de 1906. En esa ocasión se desplazó también una delegación imperial. El imperio Qing, ya en decadencia, participó en la exposición con un pequeño pabellón sobre piscicultura que despertó mucha curiosidad entre los asistentes, no ajena a cierta ironía hacia “el pueblo amarillo”.

Ejemplos de publicaciones en los periódicos de principio del siglo XX.

Gracias al reclutamiento de comerciantes para los mercados europeos, el primer grupo de chinos llegó a Turín desde Francia entre 1925 y 1926. No hablaban casi italiano, vendían perlas falsas y sólo sabían decir a las mujeres que preguntaban por sus productos: “30 liras”. Los periódicos del momento llamaron a la llegada de ese grupo “la invasión china”. Proviene de esa época la primera y única fotografía de un vendedor ambulante que se conserva en los Archivos fotográficos de Milán. Poco a poco, el negocio de la comunidad fue adaptándose. Así, de las perlas pasaron a las corbatas, tirantes, cinturones, mercería, géneros de punto y finalmente a la hostelería.

Vendedor ambulante de collares y bisutería, 1926 – 1928. Civico Archivio Fotografico di Milano (“Archivo Fotográfico de Milán”).

Durante la Segunda Guerra Mundial los chinos afincados en Italia fueron considerados enemigos e internados en campos de concentración. A final de la contienda, los supervivientes volvieron a sus casas que, en el caso de Milán, en muchos casos habían sido destruidas durante los bombardeos. El gobierno italiano decidió resarcirles y un grupo de ellos volvió a China. El 21 septiembre de 1946 un barco zarpó desde Otranto rumbo a Hong Kong con un grupo de chinos y sus familias (mujeres italianas e hijos). Gracias al dinero recibido podían volver “ricos” a su pueblo.

Sólo unos pocos miembros de la comunidad china se quedaron en Italia, pero cuando en China estalló la Revolución Cultural algunos de los repatriados decidieron volver y empezar desde cero. Gracias a sus esfuerzos, la comunidad  china se restableció de nuevo y prosperó en la nueva coyuntura europea. Su historia está contada e ilustrada a través de sus protagonistas en la novela gráfica de Demonte y Rocchi.

En definitiva, la exposición Chinamen humanizaba y personificaba las vivencias de los primeros emigrantes chinos en la ciudad de Milán. Desde ese punto de vista, el proyecto fue una expresión de respeto y reconocimiento a través del relato de sus historias en un libro,  un documental y una muestra. Como resultado, se trató de una oportunidad para celebrar juntos, familias e instituciones ciudadanas, un siglo de integración chino-italiana.

En el próximo artículo profundizaremos en el contenido de la novela gráfica y del documental producido junto a la muestra.

Notas:

[1] La misión de este museo es la conservación y la presentación del patrimonio material e inmaterial de la ciudad procedente de tierras lejanas, así como la puesta en valor de las contribuciones culturales de todos los ciudadanos afincados en Milán procedentes de dichas tierras. El MUDEC propone establecer un dialogo constante con la pluralidad de culturas presentes en la ciudad e intenta dar a conocer su complejidad y riqueza, gracias a una rigurosa investigación científica, a la recopilación de testimonios históricos y a la interpretación de la actualidad. Portada de la muestra aquí.

[2] Daniele Brigadoi Cologna (Bolzano, 1967) obtuvo el Doctorado de investigación en Civilización, culturas y sociedades de Asia y África – especialidad en Asia Oriental – en el Departamento ISO (Instituto Estudios Orientales Universidad de Roma – La Sapienza). Licenciado en Ciencias Políticas, especialidad político-social, por la Università degli Studi de Milán donde empezó a estudiar también lengua, historia y civilización de China. Siguió estudiando chino en la Universidad de Hangzhou (1992-1993) que hoy en día es parte de la Universidad del Zhejiang, en la República Popular de China. Desde 1995 se dedica profesionalmente a la investigación social aplicada en el campo de los estudios de flujos migratorios y desde 2005 enseña lengua, cultura e historia de China en varias universidades italianas. En 2005 fundó la Agencia de investigación social CODICI (Codegos) en Milán, y desde entonces ha coordinado y conducido estudios de investigación, formación y asesoramiento sobre temas de inmigración y diversidad cultural. Durante muchos años colaboró como mediador lingüístico-cultural con el sistema de servicios para el territorio y la ciudad de Milán, en los ámbitos educativo y social. Desde 2004 es miembro de la Sociedad Italiana de Estudios Chinos (AISC). A partir de 2014 es miembro del comité editorial de la revista Orizzonte Cina (Horizonte China). Es responsable de la sección CinesItaliani. Desde 2015 es research fellow del World Affairs Institute de Turín, del que llegó a ser socio en 2017. Desde 2017 es miembro del comité editorial de la revista Mondo Cinese(Mundo chino). Ha publicado numerosos ensayos y artículos sobre la inmigración extranjera (sobre todo china) en Italia y sobre cómo el creciente pluralismo cultural, étnico, lingüístico y religioso está transformando la sociedad y la cultura italianas, así como sobre las dinámicas interculturales entre chinos y no-chinos en la sociedad china contemporánea. Desde 2013 es investigador a tiempo parcial de lengua china y docente de lengua y cultura chinas en la Università degli Studi dell’Insubria (Como), curso de licenciatura trienal en ciencias de la mediación intralingüística e intercultural y en el curso de licenciatura en lenguas modernas para la comunicación y la cooperación internacional en el departamento de Derecho, Economía y Culturas.

[3] Disponible en la página web de la Editorial Becco Giallo: M.Demonte, C.Rocchi, Chinamen. Un secolo di cinesi a Milano. Milán, Becco Giallo, 2017.

[4] Booktrailer de la novela gráfica (último acceso 27/07/2019).

[5] La intervención de arte público es visible aquí (último acceso 27/07/2019).

[6] Ciaj Rocchi (Milán, 1976): directora y fundadora de GKL Film junto a su marido Matteo Demonte, desde 2005 está involucrada en la producción de sus películas y cortometrajes. Se ocupa de todo el proceso: desde la escritura del guion hasta el rodaje y montaje.

[7] Matteo Demonte (Milán, 1973), estudioso de la lengua y la cultura china, alumno de Kung Fu tradicional chino con el maestro Zu Yao Wu en la escuela Ba Ji Shen Quan Hui Guandel y en la escuela Wu Shu Guandel, con el maestro Chang Zu Yao. Diplomado en el IsIAO (Istituto Italiano per l’Africa e l’Oriente), estudió caligrafía en la Yunnan University de Kunming y chino moderno en el Instituto de lengua y cultura de la Universidad de Pekín. En 2005 junto a su mujer Ciaj Rocchi, fundó la GLK Film, un grupo de videomaker y actores.

avatar Monica Maria Schiavolin (2 Posts)

Italiana, con estudios en traducción e interpretación por la Universidad de Milán (1993), ha compatibilizado su pasión por los idiomas y Oriente con su trabajo en la empresa privada milanesa. Fruto de esa pasión, Monica habla con fluidez inglés, francés y castellano, y ha estudiado la lengua china tanto en Italia como en China, logrando un nivel HSK3(B1) en la lengua. Actualmente vive y trabaja como profesora de idiomas en Zaragoza.


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