Revista Ecos de Asia

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This article was written on 11 Feb 2016, and is filled under Cine y TV, Crítica.

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“Ai Fai Thank You Love You” (2014) o de por qué no triunfan los blockbusters tailandeses en Occidente.

A finales de 2014, la comedia romántica tailandesa Ai Fai Thank You Love You rompía récords de taquilla convirtiéndose en la película, nacional e internacional, con más recaudación de la Historia del cine tailandés. A pesar de ello, prácticamente ningún medio extranjero dio la noticia ni, mucho menos, existen planes para estrenarla comercialmente fuera del país. ¿Por qué?

Cartel promocional de la película.

Cartel promocional de la película.

La cinta parte de una historia arquetípica y bastante lineal, de esas que llenan salas en casi cualquier parte del mundo: en un moderno y cosmopolita Bangkok, Pleng es la profesora estrella de su academia de inglés, que se verá obligada a enseñar el idioma a Yim, un guapo, pero bastante bobo y gamberro, ingeniero para que este pueda conseguir un trabajo en Estados Unidos y así vivir felizmente junto a su novia japonesa, con la que no tiene forma de comunicarse.

Como puede desprenderse del planteamiento, ambos irán cediendo en sus obstinaciones para desarrollar una gradual atracción y acabar enamorándose, dejando sus objetivos iniciales (la promiscua amante japonesa, el idílico y ultradetallista millonario tailandés) aparte, y repitiendo así la enésima revisión del clásico argumento profesor-alumno.

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La película nos presenta unos escenarios y unos protagonistas que pueden no ser lo que esperábamos del cine tailandés.

La película nos presenta unos escenarios y unos protagonistas que pueden no ser lo que esperábamos del cine tailandés.

Por una parte, y quizás este sea su mayor atractivo, en la película se presenta un Bangkok moderno, quizás irreal,[1] al que, debido al tipo de imágenes que cinematográficas que nos llegan de Tailandia, no estamos en absoluto acostumbrados: una ciudad de clase alta, con ambientes prístinos, diáfanos e iluminados, que parece más un anuncio conjunto de Ikea y Starbucks, que la que visitan los millares de turistas cada año.[2] A la belleza física de los decorados se suma, además, la de unos protagonistas sumamente atractivos -esto sí, preceptivo para el género- y particularmente caucásicos (una nívea y casi rubia Preechaya Pongthananikorn, un Sunny Suwanmethanon medio francés).

Por otra parte, esta supuesta modernidad se contradice con el tratamiento de la temática sexual en la película -algo posiblemente condicionado por el hecho de que en Tailandia se ejerza la censura estatal de ciertos contenidos-, que se aprecia en momentos como cuando Pleng se escandaliza del apetito sexual de la japonesa Kaya, o cuando diga que es “de puta” el quedase embarazada fuera del matrimonio. Y es que, si ya es raro ver -y más, acostumbrados al cine norteamericano y español- una comedia romántica sin sexo, todavía lo es más el no contemplar un solo beso en pantalla.

Además, y a pesar del loable trabajo de sonido e iluminación, puede apreciarse que la película está excesivamente concebida para un público local, pues depende en exceso de un humor muy racionado y particular, que además se focaliza en el uso de juegos de palabras que pierden su sentido para los extranjeros incluso explicados y con subtítulos.

Los compañeros de Yim ponen el acento cómico en la película.

Los compañeros de Yim ponen el acento cómico en la película.

Dejando al margen los nombres exóticos, este My fair lady, inverso y a la tailandesa, con protagonistas guapos y mobiliario propio de cierta franquicia sueca, podría haber funcionado perfectamente en los mercados occidentales, a pesar su manido argumento, si no fuera por su preceptiva mogigatería y tan particular -y dosificado- humor que, precisamente, parecen ser los motivos que la han hecho triunfar en Tailandia.

Para saber más:


Notas:

[1] No deja de resultar llamativo el altísimo estatus que tiene una profesora de inglés, por mucho que esta sea la estrella de su academia, o los impecables y perfectamente amueblados apartamentos de solteros que tienen el grupo de encargados de mantenimiento que forman el protagonista masculino y sus compañeros.

[2] Dentro de las raras incursiones de Tailandia en el cine occidental, las imágenes más frecuentes son la reconstrucción del pasado histórico (especialmente, a partir de las muchas versiones de Ana y el Rey) o las género denominado como slumdog cinema, que en el caso de Tailandia se centra en temas como la prostitución -cuya representación censura el gobierno tailandés- o la insalubridad de sus cárceles, mientras que unas pocas películas nos hablan de los entornos turísticos y paradisíacos que ofrece el país. En cuanto al cine tailandés en sí, son muy pocos los autores y géneros que trascienden en Occidente (pues es con la industria coreana con la que mantiene un mayor grado de interactividad). Por una parte, se reconoce y da importancia al cine de autor, caso de las obras Apichatpong Weerasethakul, mientras que en los últimos años han sido muy premiadas sobra una serie de películas que trataban temáticas sociales como el travestismo y la homosexualidad. No obstante, aunque la comedia romántica es el principal género, en materia de producción y recaudación, cinematográfico del país, únicamente algún ejemplo simpático consigue colarse en pantallas extranjeras, como fue el caso de The Teachers’s Diary (2014).

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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