Revista Ecos de Asia

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This article was written on 21 Abr 2014, and is filled under Cultura Visual.

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Breve introducción al yuri japonés.

Yoshiya Nobuki, una mujer de mente preclara y evidentemente avanzada a su época escribe una novela, Yaneura no nishojo (‘El ático de las dos vírgenes’), donde una joven estudiante toma la resolución vivir como ella desea vivir, junto a la mujer que ama, rompiendo y olvidando los dictámenes de la sociedad que la envuelven. A pesar de que esto ahora quizá no causaría el mismo tipo de revuelo, estamos hablando del Japón de los años 20, y la novela no sólo planteaba relaciones entre dos mujeres, sino el hecho de que una mujer pudiera vivir de forma independiente a los hombres, en una sociedad claramente patriarcal. Porque, y a pesar de que las relaciones homosexuales entre hombres ya se describen en documentos datados de la época del shogunato Tokugawa (1603-1868), las relaciones de carácter lésbico -aunque existentes- estaban fuera del dominio público, hasta que en 1911 un doble suicidio sacudió la prensa del momento.

Yoshiya Nobuko

Yoshiya Nobuko

Nobuki continuaría escribiendo novelas, viajando por el mundo con su compañera Monma Chiyo. Sobra decir que Nobuki era lesbiana, pero afortunadamente vivió durante la época Taisho (1912-1926), unos breves años de progreso social, en la que nació la revista feminista Saito (Bluestocking en inglés), se avanzó hacia la democracia y las mujeres lograron independencia fiscal, porque al fin eran capaces de trabajar fuera de casa. Nobuki no sólo es considerada la abuela de lo que más tarde se convertiría en el género yuri, sino que sus novelas también marcarían los tópicos y los clichés del género, que escritores y mangakas repetirían en años posteriores. Estas historias protagonizadas por estudiantes de instituto (no necesariamente lesbianas, también mujeres que se veían atrapadas en atracciones platónicas), se conocen como historias “S” de shôjo -chica joven-. También la formación del grupo de teatro musical Takarazuka (formado exclusivamente por mujeres) influiría en lo que muchas expertas del tema como Erica Friedman consideran el “proto-yuri”. A pesar del aparente progreso, en 1936 el gobierno japonés censuró las historias “S”, y aunque las protagonistas de Yaneura no nishojo habían encontrado un final feliz, muchas de las historias que se escribieron durante los años posteriores no lo tuvieron. Muchas de ellas encontraban finales bruscos y muertes prematuras, o eran forzadas al matrimonio y a la vida familiar, o incluso jamás dejaban de ser algo platónico.

En  los años 70, nuevos movimientos políticos surgen, exigiendo un cambio. Las juventudes japonesas también se contagian del bullicio, y se alzan contra el orden establecido, sobre todo en las universidades. No podemos decir que esto provocase un cambio real en Japón, pero al menos se había planteado algo nuevo, algo distinto. Un planteamiento sobre la repartición de la riqueza, de las leyes: básicamente, de la libertad. En esos años, Itou Bungaku, editor de la revista gay Barazoku (‘tribu de la rosa’) utiliza por primera vez por el término yurizoku (‘tribu del lirio’) para referirse a las lesbianas.

No es hasta principios de los 90 cuando el yuri sufre una auténtica revolución, que rompería con las clásicas historias “S”, y exigiría algo más, gracias a Sailor Moon de Naoko Takeuchi; ahí encontramos una relación entre dos de sus personajes, Haruka y Michiru, pero más que eso, una relación pública, abierta, aceptada por el resto del plantel de personajes y sin finales dramáticos. A partir de aquí, nacerían más historias que aunque muchas pudieran contener los clásicos clichés de las historias “S”, en general se adaptan a las necesidades de una sociedad cada vez más moderna, y que no sólo se limitan a las aventuras y desventuras de chicas adolescentes, sino también de mujeres adultas, como los trabajos de Nishi Uko, o romances entre compañeras de trabajo como los de Morishima Akiko. Comienzan a aparecer más mangakas que dibujan y escriben yuri, y con el tiempo se funda la revista Yurihime (‘Princesa del lirio’), dónde estos nuevos mangakas puede publicar sus historias, y unos nuevos lectores pueden consumirlas. Es en estas décadas cuando el yuri se convierte en un género autónomo.

Haruka y Michiru, del manga y anime Sailor Moon.

Haruka y Michiru, del manga y anime Sailor Moon.

Actualmente se considera yuri las historias que contienen relaciones románticas o sexuales entre chicas o mujeres, o a veces de manera más general, historias con un personaje lésbico. Se pueden establecer ciertas diferencias dentro del género: shounen o seinen (autores hombres a lectores hombres), shoujo ai o josei yuri (autoras mujeres a lectores mujeres) y pure yuri (de autoras lesbianas a lectoras lesbianas), pero en general, todo se considera yuri.  

En Occidente, desde los 90, los fans del manga y anime han crecido rápidamente, convirtiéndose también en lectores leales del género yuri, sobre todo gracias a la difusión por internet, en  páginas web de scanlations (donde escanean y traducen mangas originales al inglés, generalmente), como Dynasty Reader. Gracias a su creciente popularidad, algunas editoriales americanas han comprado las licencias y algunos de ellos se han convertido en best sellers, como Girlfriends de Morinaga Milk.

Portada del tomo 1 de GirlFriends, de Morinaga Milk.

Portada del tomo 1 de GirlFriends, de Morinaga Milk.

Igual que muchos géneros o movimientos artísticos, el yuri no es sólo se limita a narrar la historia de unas mujeres, sino es también un reflejo de una realidad tangente, en este caso, el feminismo y el mundo LGTB. Mujeres que se plantean su sexualidad, su persona y sus emociones, como reflejan las obras de Yamaji Ebine; o mujeres que no sólo se encuentran en la desdicha del enamoramiento, sino la de vivir en una sociedad dominada por los hombres, como ocurre en Moonlight Flowers de Tsukumo Mutsumi, donde la co-protagonista, Sahoko, sólo encontrará la felicidad cuando rompa con las imposiciones familiares y las de su propio marido. Todas estas historias reflejan no sólo un amor, sino también las dudas sobre existencias en una sociedad poco igualitaria y arraigada en el pasado.

Scanlation de Moonlight Flowers

Scanlation de Moonlight Flowers

Aunque en este último siglo Japón se haya modernizado mucho, especialmente en las últimas décadas, sigue siendo un país de fuertes tradiciones. Existen leyes que protegen los derechos de la mujer y condenan los abusos a los LGTB, pero el matrimonio entre miembros del mismo sexo todavía no es una realidad. Aun así, recientemente, en Kioto, el hotel Gran Vía y el templo budista Shunkoin ofrecen un pack para bodas entre personas del mismo sexo, aunque no tenga validez legal.

Salvando las distancias, podemos encontrar ciertos paralelismos con la situación española. A finales de la década de los 90, se publicaron en España dos novelas: Con la miel en los labios (1997), de Esther Tusquets, y Beatriz y los cuerpos celestes (1998) de Lucía Etxebarría. A pesar de la distancia fugaz en la que ambas son publicadas, las historias narradas en ellas transcurren en tiempos mucho más dispares. La primera es un perfecto paradigma nacional de las historias “S”, donde las protagonistas encuentran un final desasosegado, dominadas por una realidad que aceptan resignadas. La segunda, sin embargo, narra la historia de Beatriz, que tras dudas e inseguridades, encuentra las respuestas que necesita para estar con la mujer que ama.

Free Soul, uno de los trabajos más populares de Yamaji Ebime.

Free Soul, uno de los trabajos más populares de Yamaji Ebime.

La última se adecua más a nuestra situación, en un país donde el matrimonio igualitario existe. Sin embargo, y a pesar de todo, todavía quedan muchas cosas que hacer en un país donde la violencia de género es el pan de cada día, y los colectivos LGTB sufren abusos y vejaciones varias, incluso por aquellas instituciones que deberían de abogar por la libertad de los ciudadanos. De todos modos, quiero ser optimista, y siento que lentamente, en todas partes que dan pequeños pasos para que un mundo mejor sea algo más que el final de una historia de ficción.

 

Para saber más:

Yuricon.com es un buen lugar para empezar, no solo está fundada por una de las eminencias del yuri en occidente, Erica Friedman (su página http://okazu.yuricon.com/), sino que también tiene un interesante y jugoso apartado de venta para los títulos que han encontrado editoriales occidentales. Para aquellos títulos que todavía no tienen licencia, Dynasty Readers (http://dynasty-scans.com/) ofrece una biblioteca de autores y títulos para complacer a cualquier lector.

avatar Meriem T. Merabet (2 Posts)

Meriem T. Merabet ha trabajado durante cinco años en ambiente taiwanés y estudió, durante un tiempo, Antropología Cultural y Social en la Universidad de Barcelona.


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