Revista Ecos de Asia

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This article was written on 22 Dic 2014, and is filled under Cine y TV.

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Cine de catástrofes III: el devastador suceso de Fukushima.

Después de varias semanas, retomamos la serie sobre el cine de catástrofes. Hasta ahora, hemos visto situaciones derivadas de la actuación del hombre (en concreto ataques terroristas) y de accidentes naturales (tsunamis); en esta ocasión vamos a aunar ambos.  Trataremos uno de los sucesos más relevantes para la población nipona de los últimos años: el incidente de la planta nuclear de Fukushima. Un hecho provocado por la naturaleza, pero que tendrá consecuencias funestas en la planta nuclear, donde influirán también las acciones y decisiones del hombre.

Mapa donde se localiza el epicentro del terremoto y su área de repercusión.

Mapa donde se localiza el epicentro del terremoto y su área de repercusión.

El 11 de marzo de 2011, la prensa internacional nos relataba cómo, tras el terremoto que habían sufrido en Japón a las tres menos cuarto de la tarde (hora local), de un 8.9 es la escala Richter, la central nuclear de Fukushima, (un conjunto de seis reactores nucleares situado en la villa de  Ôkuma en la prefectura de Fukushima), habría registrado problemas de refrigeración, así como una pequeña fuga de radiación que había obligado a las autoridades pertinentes a llevar a cabo una evacuación preventiva de unas tres mil personas, las cuales residían en las inmediaciones de la planta nuclear.

Testimonio de las actuaciones de refrigeración realizadas sobre los reactores.

Testimonio de las actuaciones de refrigeración realizadas sobre los reactores.

Al día siguiente ya se hablaba en la prensa de explosión nuclear, pero realmente no se sabía muy bien el alcance de dicho problema y los propios ciudadanos de Tokio no lo consideraban como un hecho demasiado grave. Nada más lejos de la realidad: la cifra de personas evacuadas aumentó considerablemente transcurridas muy pocas horas, por lo que la población comenzó a ser consciente de la magnitud del incidente.

El día 14 de marzo una nueva explosión sacudió el complejo nuclear debido a la acumulación de hidrógeno en el reactor III de dicha planta. Una tercera explosión tuvo lugar al día siguiente, y fue entonces cuando los niveles de radiación llegaron a exceder el límite legal, teniendo que evacuar a todos los trabajadores de la planta que, hasta ese momento, habían permanecido en sus puestos intentando solventar los daños ocasionados por el terremoto.

Examen al que se tuvieron que enfrentar todos los evacuados de las proximidades de la central para determinar sus niveles de radiación.

Examen al que se tuvieron que enfrentar todos los evacuados de las proximidades de la central para determinar sus niveles de radiación.

El 11 de abril ,un mes después de la primera explosión, el suceso es elevado por el propio gobierno japonés al nivel 7 en la escala de accidentes nucleares, igualándose en gravedad al incidente de la planta atómica de Chernobil. Todo esto derivado de sucesivas explosiones, subidas dramáticas de nivel de radiación en la zona colindante, la fusión parcial de al menos uno de los núcleos, continuas fugas de agua radiactiva al mar y sucesivos intentos fallidos por bajar la temperatura en los reactores comprometidos.

Las alertas por la posible contaminación de agua y alimentos fue inminente y se tomaron medidas de prevención de forma inmediata. Pese a ello, gran parte de los residuos se vertieron  al mar, poniendo en peligro las costas orientales. Las consecuencias empezaban a ser catastróficas.

El incidente llegó a tal nivel de importancia que despertó repercusiones internacionales. Las diferentes potencias mundiales comenzaron a replantearse todo lo que hacía referencia al sector de la energía nuclear, la seguridad de las centrales energéticas y los terribles peligros y consecuencias que esconden. Países como Alemania e Italia echaron hacia atrás sus planes y proyectos de impulsar la energía nuclear; mientras que otros como Francia, el país más nuclearizado de Europa, criticó duramente la gestión del problema, así como la seguridad y mantenimiento de la central japonesa. Se abrió un gran debate en torno al tema desde las principales potencias europeas, organizaciones como la ONU y centrales energéticas, tanto nucleares como de cualquier otro tipo.

Tras esto y los grandes problemas medioambientales, de salud y habitabilidad de las zonas afectadas, Japón se planteó dar un giro en sus políticas energéticas y realizar una apuesta por las energías renovables con importantes inversiones.

fukushima 4A finales del año pasado,  las noticias sobre la central de Fukushima volvían a sucederse tras un nuevo peligro al tenerse constancia de un nuevo escape, un total de cien toneladas de agua radiactiva llegaron al océano contaminando los ecosistemas de la zona; algo que ya había sucedido unos meses antes, pero con unas perdidas menores. Pero no solamente estos “escapes” fueron noticia, se destaparon prácticas de dudosa moralidad relacionadas con la trata de indigentes para la limpieza y descontaminación de las zonas afectadas, cobrando por ello un salario que distaba mucho de llegar al mínimo establecido por el estado.

fukushima 5Toda esta situación, que como vemos no termina de poner punto final, no solo afecta a la salud de las personas, sino también a sus miedos, a sus temores, y en definitiva a su vida cotidiana. Muchos de los niños con edades comprendidas entre los 3 y 5 años de las poblaciones más cercanas a Fukushima no saben lo que es jugar al aire libre, puesto que tenían prohibido pasar más de treinta minutos seguidos en la calle, y, aunque las medidas ya han sido eliminadas, muchas   escuelas y guarderías, por petición de los propios padres, siguen manteniéndolas y no dejan salir a la calle a sus alumnos. Aunque el pueblo japonés se caracterice por la contención de sus sentimientos; la preocupación, el miedo y el pánico a las consecuencias del incidente nuclear siguen palpitando en el día a día de la población. Aparentemente, se da la sensación de normalidad y de que todo ha pasado ya; tal y como dijo el estudioso Lafcadio Hearn: “El pueblo japonés está acostumbrado a convivir con sus fantasmas.”

Estas noticias han sido “calladas”, en cierto modo, por la misma prensa focalizando su atención en otros episodios y crisis, como la Primavera Árabe, las revueltas y huelgas de los indignados, la situación política de los países árabes… pero cabe preguntarse, ¿qué fue de la radiación? ¿Qué fue de los japoneses que se suicidaron por no poder cultivar sus tierras? ¿qué fue de esos operarios que trabajaron en primera fila para intentar arreglar y paliar las consecuencias del desastre? ¿y de sus familias?

Todas las experiencias, historias, relatos… encontraron cabida en la gran pantalla. El cine se convirtió en el medio idóneo para dar a conocer la verdadera situación de los afectados, mostrar su día a día… en definitiva, testimonios muy clarificadores de la magnitud del incidente.

Se realizaron todo tipo de producciones. Las primeras se encuadran dentro del género del documental, ya que permitía mostrar la realidad tal cual se estaba viviendo. Las historias eran demasiado impactantes, los relatos con la suficiente potencia y trascendencia como para convertirse en protagonistas, no era necesario crear nuevos argumentos y adentrarse en el mundo de la ficción; al menos en un primer momento.

Cartel publicitario del film.

Cartel publicitario del film.

Entre todos ellos, tenemos títulos como: Nuclear nation: The Fukishima refugees story, una producción japonesa de 2012 dirigida por Atsushi Funahashi. Destacamos este título por tratarse de una producción japonesa realizada por un director japonés y por ser un documental que te obligue a pensar y reevaluar los tanto los argumentos a favor como los argumentos en contra de la energía nuclear.

Se centra en los habitantes de la ciudad de Futaba, quienes tuvieron que ser evacuados tras el incidente, ejemplificando con ello las nefastas consecuencias que se produjeron. Futaba es una población que, desde la década de los 60 del siglo XX, había estado muy relacionada con la central nuclear: dada su cercanía, se pagaban menos impuestos y las subvenciones a los vecinos eran más numerosas y cuantiosas que en cualquier otra parte del país, lo cual atrajo a muchas personas. Esta medida de exención de pagos y mayores ayudas no era más que una mera compensación por el riesgo que corría la población dada su proximidad con la central.

Fotografía en la que puede verse cómo señalizaban los caminos para determinar la “zona de exclusión”.

Fotografía en la que puede verse cómo señalizaban los caminos para determinar la “zona de exclusión”.

Tras la primera explosión, los vecinos de Futaba sufrieron una lluvia radiactiva, por lo que el gobierno catalogó este área como “zona de exclusión”. Cerca de mil quinientos vecinos tuvieron que huir hacia un instituto abandonado a varios kilómetros del lugar; mientras que el resto de la comunidad, incluido el ayuntamiento, se vio obligada a trasladarse a un conjunto de viejos edificios, convirtiéndose de ese modo en auténticos refugiados.

El documental se centra en reflejar todo este proceso de evacuación, con el caos que ello supone, y en las vivencias de estos refugiados, con testimonios como el del propio alcalde de Futaba, así como de vecinos anónimos que lo habían perdido todo, o casi todo, como es el caso de uno de los granjeros refugiados a quien sólo le quedaba su hijo, pues le habían sido arrebatados sus campos, granja e incluso su esposa.

Este conjunto de duros testimonios culminan con una moraleja, preguntándose acerca del coste real del capitalismo, cuestionándose todo lo que rodea la energía nuclear; lo cual tendría que ser tenido en cuenta, tanto por los partidarios de la energía nuclear como por todos aquellos que están en contra.

Cartel publicitario del documental.

Cartel publicitario del documental.

Este no va a ser el único director que, ante la situación existente, decida coger su cámara e irse a la zona del desastre. Un grupo de cineastas sin un plan previo pero que sintieron que tenían que dar a conocer lo que ni el gobierno ni los medios de comunicación contaban: la realidad, lo que realmente estaba sucediendo alrededor de Fukushima.

Otro documental presentado en el festival de cine de Berlín, al igual que el anterior, es el filme No Man’s zone (2012) del cineasta Toshi Fujiwara. De un modo metafórico, nos relata las consecuencias del incidente, siguiendo las palabras del propio director:

“[…] presento a un grupo de personas que quedan en el limbo temporal, permanecen entre los escombros de su pasado porque no tienen un futuro definido. Lo primero que pensé fue en esa gente que permanecía viva, entre las ruinas, y que a diferencia de las de otras zonas del país, nadie iba a ayudar. La actuación de nuestro gobierno fue poco honesta e incompetente y decidí rodar por primera vez una película de un modo completamente improvisado.”

 Fotograma del documental No man's zone.

Fotograma del documental No man’s zone.

Se centra especialmente en la naturaleza, no sólo como lugar, sino también como estado mental; manifestando la unión que la relaciona con el ser humano. A través de los diferentes paisajes de la naturaleza en sí nos refleja las emociones, los estados de ánimo y los sentimientos de la destrucción y la devastación que trajo consigo el terremoto y las fisiones nucleares. La naturaleza es la auténtica protagonista, la narradora del suceso.

 Cartel del filme.

Cartel del filme.

Otro documental  a destacar es Friends after 3.11 (2011), donde se refleja la reacción social ante la catástrofe. Debido a la trascendencia que tuvo en el país nipón, se considera una de las producciones responsables que ha dado lugar a lo que algunos estudiosos se atreven a tildar como subgénero propio e independiente dentro del género de desastres: el subgénero post-Fukushima.

Su director, Shunji Iwai, se centra en mostrarnos las repercusiones en la región de Tohoku, por ser una de las afectadas por el incidente. En el filme se nos muestra a diferentes miembros de la población conversando sobre diversos temas: sociedad, política, ciencia, altruismo… Uno de los de mayor peso es el tema relacionado con el cambio sufrido en la mentalidad del pueblo nipón tras el incidente. La forma de pensar, actuar y enfrentarse a la vida ya no será igual: el accidente marcará un impasse en toda la población japonesa.

 Conjunto de fotogramas del documental donde aparecen parte de los protagonistas.

Conjunto de fotogramas del documental donde aparecen parte de los protagonistas.

Una de las protagonistas de mayor peso es una joven activista (la que aparece retratada en el cartel del filme) quien plantea la posibilidad de un cambio de mentalidad de toda la sociedad y si éste es realmente factible o no.

Friends after 3.11 es una producción que está por encima del resto, porque no solo nos muestra las consecuencias del incidente y da voz a los afectados supervivientes, sino que también trata de evaluar la gran capacidad de Japón para adaptarse al cambio y de cómo poseen una gran comprensión intelectual ante las adversidades.

Estos tres títulos son algunos ejemplos de los muchos existentes, pues la nómina continúa incrementándose día a día. Son, sobre todo, largometrajes documentales, pero también se realizan películas de ficción, también denominadas docu-ficción, por encuadrarse en un contexto real, en escenarios reales y con historias ficticias pero creíbles. Un ejemplo lo vemos en el filme que lleva por título Leji (Nao Kubota, 2012), el cual será el objeto de estudio en nuestro próximo artículo sobre catástrofes llevadas a la gran pantalla.

El cine se convierte, una vez más, en testigo y testimonio directo de esa parte de la historia que queda oculta y condenada al olvido, tanto por las acciones llevadas a cabo por los medios de comunicación como por el propio gobierno. Este problema no es sólo de Japón, afecta al mundo entero, así que este tipo de producciones cinematográficas nos ayudan a los países más alejados del conflicto a entender la gravedad del asunto.

avatar Miriam Fajardo (3 Posts)

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, actualmente sigue estudiando en esa misma universidad un Máster de Estudios Avanzados en la Historia del Arte, especializándose en Cine.


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