Crítica “Ichi The Killer”, por Hideo Yamamoto

Portada del primer número de Ichi The Killer publicado por la editorial ECC.

Recientemente, la editorial ECC terminó de publicar los mangas correspondientes a la serie Ichi The Killer, una obra de Hideo Yamamoto mayormente conocida por la adaptación cinematográfica a manos del director Takashi Miike.[1] En primer lugar, y antes de abordar el argumento de esta truculenta historia, no podemos dejar de mencionar la labor a manos de esta editorial, que está traduciendo al castellano obras de lo más interesante -que van desde historias de terror, de intriga o incluso basadas en distintos personajes y acontecimientos históricos- dejando de lado las temáticas y autores más comerciales que podemos encontrar actualmente en las secciones dedicadas al comic nipón.

La obra de Yamamoto nos remite al Japón contemporáneo, estando ubicada en el barrio rojo de Kabukichiro, en torno a los enfrentamientos y diferencias de varias bandas de la mafia. La mayor parte del argumento gira alrededor de dos figuras principales: por un lado, el joven Ichi y por otro el mafioso Kakihara. En el caso del primero, se trata de un hábil asesino al servicio de su tío cuya misión es aniquilar a los miembros del grupo del segundo, sufriendo Ichi a causa de sus demonios internos presentes tras su paso por el instituto, donde fue maltratado por sus compañeros. Kakihara es conocido como el mafioso masoquista, un amante del dolor de estridente apariencia que sigue la pista de Ichi como si de un amante se tratara. A lo largo de 10 tomos se desarrollan las idas y venidas de ambos personajes en una larga persecución que los llevará, finalmente, a encontrarse cara a cara al final de la historia. Todo ello teñido de sangre y violencia, de modo que Yamamoto representa de manera fidedigna e imaginativa tanto las peculiares maniobras por parte de Kakihara, como los diversos asesinatos que tienen lugar a lo largo de los capítulos, así como otros temas que nos llevan a ser testigos de violaciones, la prostitución o la crueldad y el acoso en las aulas.

Kakihara, uno de los protagonistas de la historia.

Cabe destacar que esta es una historia bastante equilibrada si tenemos en cuenta su extensión. Así, a lo largo de los varios tomos el lector se va aproximando cada vez más a sus personajes, llegando a conocer lo que piensan y prácticamente la totalidad de su personalidad; así como a la acción, constante e intensa, de modo que Yamamoto consigue que ninguno de los números sea aburrido y mantiene al lector atento en pos de ese encuentro final que desemboca de una manera inesperada -sobre todo por el destino de uno de los protagonistas que hemos mencionado anteriormente-. Ichi The Killer es una historia cruenta, en ocasiones incluso desagradable, si bien, en parte de la inmersión en el barrio rojo, un ejercicio que debe desempeñar el lector para ser consciente de las aberraciones que puede llevar a cabo el ser humano. Todo esto se ve apoyado por el estilo y la estética de los dibujos, de corte más realista que, en ocasiones y según la escena, se torna más caricaturesco y exagerando, incidiendo en lo grotesco de los personajes y de sus actos.

En resumidas cuentas, esta es una lectura entretenida y dinámica, no apta para estómagos sensibles debido a la gran cantidad de escenas truculentas que se suceden a lo largo de los tomos, pero recomendable debido a su complejidad, la gran cantidad de intrigas y la resolución de las mismas, que consiguen cautivar al lector, incluso a empatizar o a posicionarse entre una de las dos bandas rivales. Realmente fue un lanzamiento atrevido por parte de esta editorial (y más si tenemos en cuenta, como ya se ha comentado, el tipo de obras que actualmente llegan al mercado español) y también todo un acierto por la novedad que supone.

[1] Más información acerca de esta película aquí.

María Gutiérrez (133 Posts)

Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, Máster de Estudios Avanzados en Hº del Arte y Máster en Formación de profesorado en Educación Secundaria por la misma universidad. Actualmente se encuentra ultimando su tesis doctoral acerca del coleccionismo de muñecas tradicionales japonesas.