Revista Ecos de Asia

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This article was written on 19 Sep 2016, and is filled under Historia y Pensamiento.

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Descubriendo a Buda

Sidarta Gautama nació aproximadamente entre el 566 a.C. y el 486 a.C. y pertenecía al clan de los kya, por esto es igualmente llamado Sakiamuni (“el sabio de la familia kya”).  Sakiamuni vivió en un período difícil, en el que dieciséis reinos en expansión querían controlar numerosas tribus. El rey Suddhodana, el padre de Sidarta, comandaba el reino de Kapilavatsu. Este territorio se encuentra cerca de la frontera que está entre el actual Nepal y el estado de Uttar Pradesh, en India.

Buda nació en la ciudad de Lumbini, hoy conocida por el pilar de piedra que el rey Ashoka hizo erigir para conmemorar el nacimiento de Sakiamuni.

Aunque el Buda y los bodhisattva tengan el mismo objetivo, o sea alcanzar la iluminación, su forma de actuar es bastante distinta. De hecho, el bodhisattva prefiere quedarse en el mundo terrestre para compartir sus conocimientos con los demás. Buda, por el contrario, abandonó a los seres humanos después de haber llegado al nirvana.

Según la creencia, cuando Sakiamuni caminó por primera vez, sus siete pasos se transformaron en flores de loto. Después de haberle dado a la luz, la reina Maya Devi murió y Sakiamuni fue confiado a su tía, Gautami.

La reina Maya Devi. Arte nepalí en el Museo Guimet.

La reina Maya Devi. Arte nepalí en el Museo Guimet.

Las ruinas de Kapilavatsu fueron identificadas en el V siglo d.C. por el peregrino y monje budista Faxian. Fue en Kapilavatsu, a veintisiete kilómetros de Lumbini, donde Buda recibió su educación.

Según las escrituras, cuando Sakiamuni volvió al palacio de su padre, fue bautizado Sidarta (aquel que ha cumplido su propósito).

Sidarta podía seguir dos caminos distintos: llegar a ser un gran rey o abandonar el palacio para dedicarse completamente a la vida religiosa. Su padre no quería que dejase el palacio. Si Sidarta hubiese partido, ¿quién habría sido su sucesor? Entonces, el príncipe pasó toda su infancia en el palacio, inconsciente de cualquier calamidad o dificultad que uno pudiese encontrar a lo largo de su vida.

La visita al templo:

En el siglo VI d.C. la religión hindú era seguramente la más importante (en esta parte de la India), pero era practicada de forma primitiva. La familia de Sidarta veneraba al dios Shiva y el niño fue iniciado a este culto animista a la edad de seis años. Una leyenda narra que cuando entró en el templo, le ocurrió  algo muy raro.

Los dioses le dijeron:

“Has venido a visitarnos, pero somos nosotros los que deberían postrarse delante de tí”. [1]

El matrimonio con Yashodara:

Dado que Sidarta quería dejar el palacio y descubrir cόmo vivían los demás, Suddhodana pensό que el matrimonio era la única soluciόn para que su hijo llegase a ser rey. Cuando Sidarta cumpliό dieciséis años, fue organizada una fiesta en la que tuvo que elegir a su esposa. Dio un regalo a cada invitada, pero ninguna de las chicas que participaron a la fiesta le llamό la atenciόn. Solamente cuando vio a Yashodara, todo le pareciό más claro: acababa de encontrar a la joven con la que habría compartido el resto de su vida.

Al inicio, el padre de Yashodara no quería que su hija se casase con Sidarta porque no le parecía suficientemente listo. Sin embargo, cambiό de opinión cuando el príncipe organizó una competiciόn en la que enseñó todas sus potencialidades.

Algunos piensan que Sidarta se casό simplemente porque fue obligado por su padre. Otros creen que el joven estaba realmente enamorado de Yashodara y que consideraba esta ceremonia como una experiencia imprescindible en su existencia.

Un día, mientras Sidarta estaba en el jardín del palacio, vio un cisne caer del cielo. Cuando llegό al punto exacto en el que estaba el animal, el príncipe empezό a hablarle dulcemente para que no sintiese miedo. Comenzό a acariciarlo y muy delicadamente le sacό la flecha que tenía en el ala.  Justo en aquel momento, llegό corriendo su primo Devadatta. Dado que el cisne había sido herido por su flecha, Devadatta pensaba que le pertenecía. Entonces, Sidarta le dijo:

“El cisne que has herido ya no existe. Yo le he curado y le he ofrecido una vida nueva. Es un ser diferente del cisne golpeado por tu flecha. Entonces, no tienes ningún derecho sobre él”. [2]

Probablemente, el episodio del cisne está relacionado con el concepto de no violencia y representa el respeto para la vida de todos los seres vivos.

Sidarta abandona el palacio por primera vez:

A la edad de veintinueve años, Sidarta abandonó por primera vez el palacio real. Las condiciones políticas, sociales y religiosas en las que creció estimularon la curiosidad de descubrir el mundo exterior.

Cuando empezó su búsqueda de la verdad, Sidarta tuvo que enfrentarse a cuatro eventos que marcaron su visión de la existencia. Durante el viaje, encontró a un hombre enfermo, a un anciano débil, a una multitud de gente que estaba participando a un funeral y a un monje itinerante. Estos eventos provocaron un cambio radical en su personalidad.

Sidarta se dio cuenta de que la vida humana es efímera: el nacimiento y la muerte son dos eventos inevitables y hace falta encontrar una solución para que el dolor, el sufrimiento, la vejez y las enfermedades desaparezcan definitivamente.

Los viajes de Buda:

Cuando Sidarta decidió abandonar el palacio, se dirigió hacia el río Ganges. A lo largo del viaje, cinco compañeros quisieron acompañarle. Se piensa que Sidarta tuvo seis maestros distintos.

Su primer maestro fue un gurú. El objetivo principal del gurú era ayudar a su discípulo en la búsqueda de la verdad. En cuanto conseguía encontrarla, el discípulo era libre de enfrentarse a esta última de forma independiente.

Después de haber dejado a su primer maestro, Sidarta y sus compañeros siguieron su viaje hasta la ciudad de Rajgir. Bimbisara, el rey de la capital, era bastante comprensivo y les ofreció protección. Además, esperaba que Sidarta se casase con su hija pero esto no fue posible. Sidarta y sus compañeros solían refugiarse en las cuevas que estaban cerca de la capital y se quedaban allí meditando.

Cuando Sidarta llegó a Bodh Gaya, se alejó totalmente de su familia. Este sitio siguió siendo uno de los más importantes para los peregrinos budistas. Según su credo, fue en esta ciudad donde Sidarta  alcanzó la iluminación. Los ritos practicados en Bodh Gaya libraban a los seres humanos de las obligaciones relacionadas con su karma. Esta palabra se utiliza para indicar los actos realizados en vidas anteriores. El karma se interpreta como una retribución cósmica y se refiere al comienzo del ciclo de causa y efecto. Esta energía transcendente explica los dramas humanos como una reacción a las acciones realizadas en el pasado.

En aquel período, Sidarta abandonó todas las religiones tradicionales para dedicarse completamente a la meditación. Un día, una chica cuyo nombre era Sujata vio a Sidarta que estaba a punto de morir. Su cuerpo, demasiado delgado, necesitaba alimentarse. No pudiendo soportar que el hombre estuviese en un estado parecido, la joven le ofreció arroz y miel. Fue en ese momento que Sidarta decidió olvidarse de cualquier privación. Sus discípulos pensaron que ya no tenía bastante fuerza para cumplir su misión y le abandonaron.

Después de haber sido abandonado por sus compañeros, Sidarta encontró a unos paisanos que llevaban instrumentos musicales. El líder del grupo les dijo que las cuerdas no tenían que estar demasiado apretadas, pero tampoco tenían que ser demasiado largas. En el primer caso, podrían romperse. En el segundo, sería imposible producir buena música. Este episodio está relacionado con el Camino medio, la práctica budista de No Extremismo. Este camino cristaliza el momento en el que Sidarta alcanzó el nirvana a través de la moderación, que supone el alejamiento de los extremos. Este alejamiento se puede conseguir solamente con la indulgencia, con la sabiduría y con la moralidad.

El Buda sentado bajo el árbol Bodhi.

El Buda sentado bajo el árbol Bodhi.

A lo largo de su viaje, Sidarta pasó unas semanas sentado bajo el árbol Bodhi. Reflexionó mucho sobre el sufrimiento, las enfermedades, las frustraciones, la vejez, la muerte y la ausencia de las cosas a las que queremos. Aunque Mara, una de las entidades del Reino de los Hombres, intentó evitar que el Buda alcanzase la iluminación, este último no se dejó transportar por las tentaciones humanas y llegó al nirvana (un estado de paz definitivo e independiente de cualquier sufrimiento). La iluminación budista es igualmente sinónimo de alcanzar completamente el conocimiento.

El demonio Mara y sus hijas atacando a Buda. Relieve localizado en las Cuevas de Ajanta (India).

El demonio Mara y sus hijas atacando a Buda. Relieve localizado en las Cuevas de Ajanta (India).

Después de haber llegado al nirvana, Sidarta quiso compartir esta experiencia con los compañeros que le abandonaron. Pensó dirigirse a Benarés, otra ciudad situada en el estado de Uttar Pradesh, y fue allí que encontró a sus discípulos. Estos últimos creían que Sidarta no podía enseñarles nada porque no había sido capaz de seguir su meditación sin comer.

En Benarés, Sidarta pronunció su primer sermón sobre las cuatro nobles verdades. Fue entonces que creó con sus compañeros la primera comunidad monástica budista: la Sangha.

El Buda empezó a difundir el dharma sin preocuparse de las imposiciones sociales y políticas porque su objetivo era comunicar con el pueblo. Después de haber pasado cuarenta años enseñando el dharma (esta palabra se refiere a todos los fenómenos del Universo y a las enseñanzas de Buda para llegar al nirvana), murió en la ciudad de Kushinagar.

“Buda no murió. Sigue existiendo a través de la Sangha y del dharma. El Buda existe aquí y ahora. Cada uno de nosotros puede llegar a ser un Buda, eso fue lo que dijo. Hombres o mujeres, negros o blancos, marrones o rojos, todos podemos encontrar la iluminación. Es así que cada uno de nosotros puede ser la continuación de Buda. Cuando sepáis esto, ya no tenéis miedo. Y cuando no tengáis miedo, cuando ya tengáis esta sabiduría, os volvéis sobrenaturales”. [3]

 

Para saber más:

  • La presentación del documental La vie de Bouddha está disponible aquí.

Notas:

[1] La vie de Bouddha, documental realizado por Martin Meissonnier, traducción de la autora.

[2] La vie de Bouddha, documental realizado por Martin Meissonnier, traducción de la autora.

[3] La vie de Bouddha, documental realizado por Martin Meissonnier, traducción de la autora.

 

avatar Alessandra Bruni Prenestino (3 Posts)

Licenciada en Lenguas y Culturas orientales por la Universidad «L'Orientale» de Nápoles, bibliotecaria, estudiante de Master 1 Didactique des langues (FLE/FLS) en la Universidad Sorbonne Nouvelle - Paris 3.


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