Revista Ecos de Asia

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This article was written on 19 Jun 2020, and is filled under Cine y TV.

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“Drifting Dragons” con perspectiva de género

El 1 de mayo se estrenaba el anime Drifting Dragons de manera exclusiva en Netflix. Se trata de la adaptación producida por el estudio de animación japonés Polygon Pictures, que se basa en el manga original Kûtei Doragonzu de Taku Kuwabara. Esta crítica se ha realizado después del visionado de la serie completa y contiene spoilers.

Drifting Dragons es un anime que nos muestra el día a día de los tripulantes del Quin Zaza, un barco volador dragonero, cuya tripulación se dedica a cazar extraordinarias criaturas voladoras conocidas como dragones. Con su aire steampunk, que puede recordar a la combinación de otras series como Last Exile o Bônen no Xamdô, y videojuegos como Monster Hunter, por el uso de fantásticas naves voladoras, la caza de criaturas y el empleo de los recursos que estas proporcionan (carne, grasa, etc.). Sin duda, puede enmarcarse en el género de slice of life, ya que cada capítulo relata el quehacer habitual de la tripulación en dos líneas principales: la gestión de la nave y el manejo de la caza; la dinámica oscila entre estos dos polos, poniendo el foco en las vicisitudes que ocurren y en el desarrollo de los personajes y de sus relaciones.

Imagen del opening que muestra una parte de la tripulación del Quin Zaza.

Este anime, por las características que presenta, resulta de interés para su discusión desde la perspectiva de género. En primer lugar podemos fijarnos en la representación de los personajes que aparentemente son mujeres (sin conocer su orientación sexual ni identidad de género). Según las imágenes que se muestran en el ending, puede apreciarse que la tripulación se compone de en torno a quince miembros, donde cuatro son mujeres; por lo tanto, el veintisiete por ciento (redondeando hacia arriba) son mujeres y el setenta y tres por ciento son hombres, lo que denota una clara infrarrepresentación de la mujer en la tripulación del Quin Zaza. No obstante, cabe destacar que en Drifting Dragons se produce una analogía con la caza de ballenas (sustituyendo éstas por dragones), una industria de carácter exclusivamente masculino; a pesar de este hecho histórico, el autor decide contar con cierta representación femenina, aunque ésta sea reducida y su tratamiento cuestionable, tal y como puede evidenciarse a lo largo de este artículo.

También podemos fijarnos en los roles y estereotipos de género que ocupan estas cuatro mujeres: Capella, Mayne, Takita y Vannie. Lamentablemente, se sabe muy poco de las dos primeras y su aportación en la obra es escasa. Capella es la timonel de la nave, mientras que Nanami es ingeniera. Aunque, a priori, juegan dos roles de extrema importancia para el buen funcionamiento de la nave, en las escenas en las que más pueden verse en acción (Capítulo 3), están fuertemente apoyadas por hasta tres hombres cada una cuando tienen que superar la crisis provocada por una peligrosa tormenta eléctrica: se transmite que las mujeres no son capaces de desempeñar su papel solas, sin la constante presencia y apoyo de los hombres, o que no son capaces de gestionar situaciones de crisis, lo que refuerza estereotipos como la dependencia; en estas escenas podría haber habido otras mujeres participando y las dificultades se podrían haber presentado y afrontado de diferentes maneras.

Imagen del Capítulo 3 que muestra a la timonel intentando mantener el control de la nave en medio de una tormenta, siendo fuertemente apoyada por tres hombres, uno de ellos el capitán.

Y es que, por muy sorprendente que parezca, las otras dos mujeres, que poseen un mayor protagonismo en el anime, Takita y Vannie (especialmente la primera), permanecen resguardadas en un camarote, asustadas y sin hacer nada, ¿es que no hay un papel para ellas en la gestión de esta crisis que amenaza con hacer añicos la nave? Resulta surrealista pensar que en pleno caos no se les ha dado una función a ambas; para colmo, en la misma escena, de repente Takita pregunta por algo tan irrelevante como el olor de su pelo, dada la gravedad de la situación; esta preocupación por la higiene y en concreto por el aroma de su cabello será uno de sus leitmotiv durante al menos los primeros tres capítulos, de manera forzada y sin aportar nada, lo cual hace un flaco favor a su personaje y viene a exaltar los estereotipos tradicionales sobre la mujer preocupándose por la imagen, la apariencia física y la belleza. De hecho, no será hasta el capítulo 4 que, por fin, los productores del anime decidan que Takita puede lavarse el cabello (a pesar de que otro miembro de la tripulación ya lo hace a comienzo del Capítulo 3), esperando infructuosamente que Mika lo aprecie, quien se dedica a olisquear el pelo de las mujeres en varios capítulos, algo que resulta totalmente incomprensible, repugnante y que rompe con la narrativa.

Takita y Vannie tienen unos roles similares, pero Takita es una novata recién enrolada, mientras que Vannie es una dragonera veterana, ducha tanto en el combate como en el resto de tareas en las que se la necesita. El problema está en que no es hasta el capítulo 4 que se descubre algo más sobre Vannie, y de aquellas maneras: hasta ahora sólo se la conocía por su afición por el alcohol, tal y como puede comprobarse a final del capítulo 1, donde se destaca expresamente cuando se termina el culo de una botella e inmediatamente pide que la repongan a la camarera; también a comienzo del capítulo 3, donde aparece con una fuerte resaca, y a final del capítulo 4, donde una vez más se da a la bebida, agarrando la botella por el cuello cual borracho (ningún detalle está dejado al azar). La realidad es que no hay ningún problema con que se muestre la afición de Vienna por el alcohol, el problema radica en que éste es apenas el único dato que se conoce sobre el personaje y es en lo que principalmente se basan sus intervenciones; como se decía anteriormente, no es hasta el capítulo 4 que conocemos a Vannie en otras facetas y se puede intuir que está pasando por un mal momento, con tintes depresivos, debido a que siente que vive un sinsentido como dragonera, por lo cual puede llegar a interpretarse que se está refugiando en la bebida como vía de escape, y de ahí la insistencia en asociarla con el alcoholismo; aunque esto, “cogido con pinzas”, fuera así, no justifica la casi total reducción de las intervenciones de Vannie a este tema, especialmente en los tres primeros capítulos.

Imagen del Capítulo 4 que muestra a Vannie invitando a Mika a beber, incluso antes de ponerse a preparar la cena.

Takita, por su parte, se dedica a las tareas más pesadas como aprendiz, como hacer la colada, limpiar o preparar la comida, mientras continúa (si queda tiempo) su formación en otras artes como el combate y la comprensión del fenómeno de los dragones. La mayoría de sus comportamientos se asocian con la ingenuidad, la torpeza y la emocionalidad. Logra meterse en todos los conflictos, pero su participación en la gestión de estos se ve opacada por la intervención de tantos hombres a su alrededor, que, sencillamente, “roban” las líneas de texto que ella debería estar diciendo. La sensación que deja es que acaba involucrándose y sacrificándose forzadamente como la que más en pos de la resolución del conflicto, riesgo que le vale más de una regañina y castigo. Aunque Takita es la principal protagonista y es el personaje que más se desarrolla, en ocasiones su participación está fuertemente subordinada a la de Mika y Jiro.

Drifting Dragons también juega, sibilinamente, con las escenas de fanservice. En el capítulo 4 podemos ver una escena en la que se oye a Mika y Takita proferir una serie de frases sugerentes mientras se escucha un recurrente ruido de muelles, jugando con el ocultamiento, la sospecha y la inminente presencia de Vannie, que se acerca sigilosamente por las escaleras hacia el cuartillo, en una suerte de espionaje que descubre lo que resulta ser no una escena de índole sexual, sino un forcejeo por quién maneja la manivela del sistema de la colada.

Imagen del Capítulo 4 que muestra la perspectiva de Vannie bajando por las escaleras mientras escucha el ruido de muelles y los extraños comentarios forzados entre Mika y Tatika para generar la atmósfera típica de una escena de fanservice.

También hay que destacar que este capítulo comienza con la aparición de un dibujo artístico de Vannie semidesnuda, tapada por sábanas, que uno de los miembros del Quin Zaza ha dibujado, lo que se convierte en la “comidilla” de la tripulación, que comienza la búsqueda del autor, al margen de la principal afectada, que es Vannie: el capítulo termina, y nadie ha contado con la afectada, ni ha pensado en decirle nada, ni se llega a enterar nunca de lo que ha pasado, ¿acaso no sería lo lógico y prudente que si circula públicamente un boceto de una compañera durmiendo semidesnuda, esto se ponga en conocimiento de la afectada y que, cuando menos, se tengan en cuenta sus sentimientos y pensamientos al respecto? Se trata de contenido íntimo que circula en el ámbito laboral sin el consentimiento ni conocimiento de la protagonista; la tripulación se convierte en cómplice de esta práctica y deja de darle importancia cuando aclaran que el autor no es un “pervertido” simplemente porque no ha dibujado a Vannie directamente y a escondidas, sino que lo ha hecho imaginándosela. La tripulación da por buena la excusa sin mayor evidencia, ¿los consumidores también tenemos que darlo por válido? Esta es una problemática muy seria que se da en la vida real en el ámbito laboral y que supone graves situaciones de discriminación y violencia contra la mujer: contenido íntimo o explícito de índole sexual circula públicamente y por ello las mujeres sufren consecuencias a nivel psico-social, laboral y en su bienestar físico y mental. Si la serie presume de poner el foco en el desarrollo de las relaciones interpersonales de los miembros de la tripulación, que son como una familia que se juega la vida en cada cacería, en este caso se evidencia la negligencia, frialdad y falta de empatía para con su compañera de trabajo y amiga Vannie.

Más adelante (Capítulo 6) puede observase otra escena de fanservice, cuando Ula, que es ciego, le toca un pecho a Takita con la excusa de verificar que se trata de una mujer (algo que ya sabe).

Imagen del Capítulo 6 que muestra a Takita indignada después de que Ula le haya tocado un pecho. Ula además le dice con lascivia que “Aún eres joven”, a lo que ella simplemente responde “¿Quién es este viejo verde?” y todo queda en nada. A la izquierda, Mika mira impasible e indiferente a su compañera.

El machismo y sexismo por parte de los personajes masculinos también es evidente en numerosas ocasiones. Se refleja, por ejemplo, a través de los corrillos que repetidamente forman (especialmente en los Capítulos 6, 7 y 8), por la cantidad de veces que llevan la voz cantante y lideran situaciones de crisis o conflicto o por tener los puestos de mayor responsabilidad como capitán (Crocco), contramaestre (Gibbs), jefe de cocina (Yoshi), jefe de ingenieros (Doug), vigía principal (Jiro), combatiente principal (Mika) y secretario y tesorero (Lee). También por actitudes y comportamientos benevolentes, es decir, condescendientes, paternalistas y sutiles, que a menudo pasan desapercibidos como micromachismos.

Imagen del Capítulo 1 donde la tripulación vende los recursos obtenidos de un dragón recién cazado. A pesar de que Takita no participa en esta caza, Yoshi le dice que se le da mejor el trabajo de venta de cara al público, sólo por una fugaz intervención exitosa de venta en la que se cuela. Sin embargo, la realidad es que Takita ni si quiera se está ocupando de la venta, sino del transporte de las cajas y de las labores como pinche de cocina.

En definitiva, Drifting Dragons es una serie entretenida, pero que esconde con una sutileza artística un sinfín de contras en lo que a perspectiva de género se refiere, mediante actitudes y comportamientos que probablemente son difíciles de identificar por la mayoría de los consumidores. Afortunadamente, los personajes femeninos generalmente no están hipersexualizados, lo que hubiera dañado seriamente el tono de la narrativa. La serie termina y deja la sensación de que podía haberse conocido mucho más sobre los personajes principales, concretamente sobre Takita. Las escenas de fanservice y el excesivo y forzado protagonismo de una tripulación masculina que está más bien para hacer bulto, así como de otros personajes secundarios que van apareciendo hacia el ecuador de la serie, emborronan el papel de los personajes principales, especialmente de los femeninos y hacen que el anime, en términos generales, tenga menos profundidad de la que cabría esperar.

avatar Javier Cebrián (3 Posts)

Graduado en Trabajo Social en la Universidad de Zaragoza, con Máster en Salud Pública y actualmente doctorando en el Programa de Sociología de las Políticas Públicas y Sociales en la Universidad de Zaragoza con la tesis “El ámbito cultural del anime en España en el contexto de los consumidores, las políticas culturales y la igualdad de género". Ha trabajado en proyectos sobre violencia de género. Amante del anime y los videojuegos.


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