Revista Ecos de Asia

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This article was written on 01 Feb 2021, and is filled under Cine y TV.

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El enigma del deseo masculino en la película “Painted Skin: The Resurrection” de Wu Ershan (2012) (segunda parte)

Póster del filme en que dos mujeres cambian de piel por diferentes motivos.

 

Primeras impresiones de la película al visionarla

En esta segunda parte sobre la película Painted Skin: The Resurrection de Wu Ershan (2012) profundizamos más en su significado, empezando con los problemas en la comprensión de la película. La cinta produce una sensación de confusión, sobre todo en las primeras escenas, por crear un universo en que sólo existen las mujeres. Todo, el invierno, el frio, el agua, el hielo, la tierra, la noche y la luna, remite al Yin, el concepto de la feminidad. Hasta el único contacto físico es sólo entre mujeres en una escena de “intercambio de pieles” debajo del agua que hace pensar en un mundo del inconsciente que sólo las mujeres comparten, por no hablar de la posible implicación de que la única compenetración posible en lo emocional es entre mujeres. Recordamos otra escena de gran ternura en que la princesa Jing consuela a Xiaowei. Esto se aprecia también desde el punto de vista narrativo, con el pájaro-espíritu es femenino, y cuando Xiaowei es rescatada por lo que parece ser un hombre fuerte y enérgico con un corazón cálido (la fuerza, energía y el calor siendo elementos que remiten al Yang; la masculinidad) que puede protegerle del frío que amenaza con volver a encarcelarla, resulta ser una mujer: la princesa Jing.[1]

Fotograma: La primera aparición de un hombre en la película, como representación simbólica, fantasmal a través de la palabra.

De modo que, de entrada, uno se hace la pregunta: ¿tiene el director algo en contra de los hombres? De hecho, la primera “entrada” que hace del sexo masculino es puramente simbólica, a través del lenguaje, ya que la princesa Jing susurra el nombre de un hombre estando inconsciente. De hecho, esta primera aparición fantasmal establece el tono del resto de la película. Una circunstancia que parece lógica si consideramos el hecho de que lo que realmente trata la película es el tema del enigma que representa para las mujeres el corazón masculino – de ahí la metáfora en el título de la película “painted skin” (piel pintada), que alude a la dificultad que plantea llegar a entender los sentimientos masculinos. En este sentido uno plantearía la idea de que la película tiene un interés especial para las mujeres porque parece relatar cómo las protagonistas intentan averiguar lo que pasa en el interior de hombres que no vocalizan sus sentimientos. En este sentido el director se hace cómplice en el sentido de que se pone a su lado para dar su punto de vista sobre cómo se pueden interpretar las miradas enigmáticas de los hombres con sus “corazones pintados”.

Fotogramas de tres momentos claves en que la protagonista la princesa Jing intenta provocar una reacción afectiva en el protagonista masculino. En ninguno se consigue adivinar lo que se esconde detrás de la mirada del protagonista. Un problema que se complica cuando hasta la protagonista opta por llevar una “máscara”.

La primera escena originaria de película – la idea del paraíso perdido

En busca de una escena primaria que actúe como motor para la fuerza dramática del relato, es necesario tener en cuenta detalles de la primera parte de esta saga. Unos acontecimientos que tienen lugar, como ya se ha dicho en la primera parte de este artículo, unos quinientos años antes del presente relato. Concretamente habla del efecto sobre la psique de una mujer cuando se enamora de un hombre casado, que le ama, pero con un amor que no supera el que siente por su mujer. Alude en cierto modo a la imposibilidad de alcanzar el objeto de deseo. Sus intentos de manipular la situación, además, resultan ser contraproducentes ya que el hombre que ama y su mujer mueren como consecuencia, y se ve obligada a usar sus poderes para devolverles a la vida, desencadenando su propia perdición al infringir unas leyes fundamentales del mundo de los espíritus.

Cuando el personaje llega a la segunda parte de la entrega, se encuentra profundamente desilusionada con el amor y los hombres, deseando solo encontrar un hombre que dé su vida por ella, entregándole libremente su corazón, para que ella pueda convertirse en humana y escapar su perdición en el más allá. En realidad, su historia es una versión invertida de la ópera de Wagner El holandés errante (Der Fliegende Holländer), compuesta entre 1841 y 1850, sobre un capitán marinero que es condenado por una maldición a navegar por los mares en un barco fantasma hasta el fin del mundo a no ser que encuentre a una mujer dispuesta a serle leal hasta la muerte, a morir por él. Una historia sobre el poder de la redención del amor. De hecho, la impresión que da Xiaowei es que, a un nivel metafórico, representa a una persona que ha perdido la capacidad de amar y se ha transformado en una perversa narcisista que ve a las personas solo como alimento para nutrir su autoestima.

Paralelo a esta historia, tenemos a otro personaje narcisista, la mujer pájaro. Ella se enamora del cazador de demonios, convirtiéndose en una persona más humana, capaz de sentir el dolor que forma parte de la experiencia de amar (representado metafóricamente por la idea de que cuando su amado sangra, esta sangre le quema la piel cuando le toca). En este sentido, es interesante que cuando ella cuenta lo que le ha ocurrido a su amiga, Xiaowei, ésta no la cree, dando una explicación racional, puramente física de lo que ha experimentado. Cabe pensar que la persona narcisista de verdad está tan obsesionada con su propia imagen que es incapaz de sentir empatía, de ver la realidad desde el punto de vista de otra persona. Irónicamente, al final de la historia, se puede argumentar que incluso Xiaowei encuentra la redención porque se sacrifica para que una pareja pueda vivir su amor. En este sentido “la resurrección” en la película no sólo alude a la reencarnación de los personajes y al escape de Xiaowei del lago de hielo, de un estado entre la vida y la muerte, sino también a la resolución de estar en el limbo entre la vida y la muerte, para pasar al más allá a otro ciclo de vida. Por no mencionar que la princesa Jing tiene su propia resurrección al final de la película.

En síntesis, esta escena primera de la película es una experiencia de desamor que conduce a la perdición, un estado demoníaco, exiliado del cielo, pero también de ser non grata, incapaz de sentir -en el sentido de poder formar un vehículo afectivo con otros seres humanos. Una existencia en la tierra, pero vivida en un estado intermedio entre la vida y la muerte. Es un tema que remite al Infierno de Dante (1308) así como al tema del demoníaco en Byron y Lermontov, entre otros. Por último, hace falta constatar que como consecuencia de un pacto en el que Xiaowei y la princesa Jing cambian de cuerpos, de “pieles”, de alguna manera la protagonista de la historia también hace suya esta experiencia de lo que es en cierto modo el mito del pecado original.

Fotogramas que muestran la escena del ataque del oso

 

La segunda escena originaria – la importancia del oso

En el imaginario popular, y también en la mitología china, la imagen del oso es un frecuente símbolo que se utiliza para representar al hombre. Cabe pensar que solo con considerar los atributos de los osos –su tamaño y fuerza, por no mencionar su naturaleza impredecible, un poco salvaje–, como significante se presta con mucha facilidad a representar lo que se puede observar del exterior del comportamiento y aspecto de los hombres. En este sentido es llamativo que hay una escena en la que princesa Jing es atacada por un oso que le deja con la cara desfigurada. Mientras hay una tendencia entre la crítica de ignorar imágenes o secuencias que duran poco tiempo, o detalles que aparecen como anomalías sin sentido que parecen irrelevantes en el curso de acontecimientos, estos muchas veces son un síntoma de un contenido encubierto en la película que por una o varias razones está siendo reprimido.[2] En este caso se plantea la hipótesis de que existiera una experiencia traumática de un posible primer amor, tal vez un amor ideal que resultó no ser correspondido.

Al representar esta experiencia originaria de una forma encubierta, hace pensar que de representarlo de una forma abierta detractaría del mensaje principal de la película. Aun con todo, a la crítica hollywoodiense se le ha escapado el detalle de que es precisamente la cara de la princesa la que ha sido dañada. Recalcando una idea mencionada en otros artículos, como metáfora del concepto de “perder cara” en la cultura de la China más tradicional, conservadora, es muy seria. Lo hemos visto antes en el artículo sobre la película Yo no soy Madame Bovary de Feng Xiaogang (2016). En cuanto a las dificultades que tiene la princesa Jing para establecer una relación amorosa con el general Huo Xin, cuyo nombre susurra estando inconsciente, todo hace pensar que parte del desinterés y falta de respuesta emocional del galán se debe a que duda de su sinceridad, o teme ser usurpado de nuevo por algún rival, si es que no se siente ofendido por alguna traición.

Si esta hipótesis no se sostiene, habrá que aceptar la explicación de una crítica hollywoodiense que atribuye la reticencia a un sentimiento de deshonra por su parte por no lograr protegerle del oso.[3] Independientemente de si aceptamos esta hipótesis o no, lo que está claro es que el personaje cae bajo los encantos de otra mujer, y la princesa Jing se ve obligada a esperar a que su corazón vuelva a ella. Un punto de inflexión en la historia es cuando, después de un arrebato de ira, la princesa decide reafirmar su compromiso hacia él declarando que no puede casarse con el príncipe de otra provincia porque ya es la mujer de Huo Xin. Sin embargo, retomando la hipótesis del amor rival anterior, se podría argumentar que solo cuando la princesa Jing toma la decisión de sacrificar su propia vida (su alma) para salvar su “matrimonio”, una acción que deja en evidencia sin duda su compromiso a él, cuando Huo Xin despierta de su indiferencia respondiendo de la misma manera.

Efectivamente, cuando el general se da cuenta de que su “mujer” ha sacrificado su alma, convirtiéndose ella misma en demonio por culpa de su incapacidad de controlar su deseo, se automutila, como Edipo en el relato de Edipo Rey, pues su amor por ella le conduce a la castración. En este sentido recuerda un comentario que hace Miller sobre el tema del amor en el matrimonio:

Balzac decía: “Toda pasión que no se crea eterna es repugnante”. ¿Pero el vínculo puede mantenerse toda la vida en el registro de la pasión? Cuanto más un hombre se consagra a una sola mujer, más ella tiende a tomar para él una significación maternal: tanto más sublime e intocable cuanto más amada. Son los homosexuales casados los que desarrollan mejor este culto de la mujer: Aragon canta su amor por Elsa: cuando muere, ¡buen día a los muchachos! Y cuando una mujer se apega a un solo hombre, lo castra. Por lo tanto, el camino es estrecho. “El mejor destino del amor conyugal es la amistad”, decía en esencia Aristóteles.[4]

 

Conclusiones

En la medida en que se puede considerar la película como algo concebido para mujeres para ayudarles a entender mejor lo que queda escondido en los corazones de los hombres, la metáfora del oso salvaje es una imagen clave. Hemos planteado la hipótesis de que la reticencia del general frente a los avances amorosos de la princesa Jing se debe, entre otras cosas, a la existencia de un hipotético primer amor anterior a su relación con Huo Xin. Algo que produce una situación de desamor entre ambos y la eventual traición de él en los brazos de otra mujer. La idea es que la princesa de joven tuvo una experiencia de amor apasionado en que se entregó en cuerpo y alma a un hombre que en un primer momento la correspondió, pero luego la abandonó, dejando un sentido de amargura que cambió radicalmente su personalidad. Es una interpretación que surge de la representación de una escena primaria en la película en la que la joven princesa es atacada por un oso – un símbolo que se utiliza para representar la idea de un hombre. Puesto que la única lesión que recibe es en la cara, la implicación es que la interacción con el hombre no le dañó tanto físicamente como moralmente, ya que en China el concepto de sufrir una lesión en la cara (lian) se relaciona con una deshonra que hace que se pierda el respeto de los semejantes.

Hablando de la representación alegórica de la película, hemos visto cómo crea una representación paralela de los hombres y las mujeres en forma de animales de la mitología china. Así que, si la mujer es representada por un pájaro o un zorro, el hombre cuenta con la imagen del oso. Dentro de este esquema, la representación del demonio del zorro viene a representar la posición narcisista, de una persona que se enamora de su propia imagen en el espejo, pero efectivamente no tiene corazón porque ve a todo el mundo como alimento para inflar un sentido exagerado de su propia importancia. La princesa Jing empieza el relato como la opuesta del demonio del zorro, porque es todo corazón, pero entra en el engaño de éste cuando es convencida de que lo único que importa a los hombres es el aspecto exterior de las mujeres y no su alma. Por eso siempre lleva una máscara de oro para cubrir sus cicatrices.

Cuando cambia de lugar con el demonio de zorro entregándole su corazón para que pueda ser humana, piensa que el hombre que quiere le amará ahora que tiene una belleza perfecta, pero su amado intuye en seguida que no tiene corazón después de estar con ella y prefiere estar con la versión original con la cara desfigurada, pero con corazón. La moraleja de la historia, por lo tanto, es que para ser querido de verdad hay que quitar las máscaras y dejar a la otra persona ver cómo somos realmente. En eso se diferencia la relación entre el espíritu pájaro y el cazador de demonios. Aunque ella empieza desde la misma posición de la obsesión narcisista, viendo a los hombres solo como sustento para alimentar su sentido de su propia importancia, hay algo en el cazador de demonios que despierta sentimientos de amor y empieza a convertirse en humana. En realidad, su relación es un modelo en la película de la relación sana y armoniosa. Prueba de ello es que cuando “muere” ella permanece en su corazón y sentimos que hay una parte de él que la querrá para siempre, como si se hubiera construido un templo dedicado a su recuerdo en su corazón. Realmente es una película encantadora que ayuda a entender mejor las relaciones humanas y deja con un muy buen feeling al final. En definitiva, es un filme altamente recomendable.

 

Notas:

[1] Xiaowei, el espíritu de zorro, quien había sido condenada a pasar la eternidad congelada en el fondo de un lago de hielo al final de la primera entrega (como castigo por devolver a la vida al hombre que quiere y su mujer, rompiendo así un código del mundo de los espíritus) escapa gracias a la ayuda del pájaro-espíritu, quien rompe el hielo con su pico. No sabemos si ella orquestra un ataque o es atacada de verdad por unos bandidos que ocasionan lo que parece ser la intervención de un valiente general para rescatarla, aunque en realidad no corre ningún peligro. De entrada, piensa que el héroe puede ser un candidato para regalarle libremente su corazón, convirtiéndole así en humana, aunque a costa de la vida de éste.

[2] Se ve más frecuentemente en los sueños en la elaboración onírica cuando el “yo” del inconsciente reelabora la representación mental de una experiencia traumática que perjudicaría el equilibrio mental. Este puede ocurrir a nivel de la metáfora y de la metonimia – lo que en Freud se define como condensación y desplazamiento.

[3] Dice por ejemplo que “sus razones por su timidez son totalmente nobles” (his reasons for coyness are utterly noble). Young, Deborah, “Painted Skin 2: The Resurrection: Film Review”, en The Hollywood Reporter, 6 de Julio 2012. Disponible aquí.

[4] Waar, Hanna, “Sobre el amor, Jacques Alain Miller”, en Varité, mayo 2011. Disponible aquí.

avatar Simon Kelly (35 Posts)

Graduado en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, donde también realizó el Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte, especializándose en cine y literatura. Además, es Licenciado en Biología por la UCM y continúa realizando estudios de psicología, sociología, francés y chino.


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