Revista Ecos de Asia

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This article was written on 22 Jun 2017, and is filled under Cultura Visual.

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El miedo en la ética y moralidad del siglo XXI a través del manganime de Death Note (Parte III: Recursos de ambientación)

Ilustración perteneciente a las páginas del manga Death Note.

Uno de los puntos fuertes del manganime Death Note es el escenario serio y realista que mantiene a lo largo de con todo lo que va sucediendo en su trama. No obstante, para que se den las situaciones que llevan al espectador a plantearse situaciones y encrucijadas morales completamente a la orden del día (comentadas en el artículo anterior: El miedo en la ética y moralidad del siglo XXI a través del manganime de Death Note. Parte II: Cuestiones éticas), se introduce un pequeño porcentaje de fantasía. Esta aportación se basa en la existencia de los shinigami, el cuaderno de muerte y todo lo que con ello acontece. Gracias a estas tres contribuciones es posible realizar un estudio de la moralidad en una era completamente actual del ser humano, realizando al mismo tiempo una obra amena y enfocada al entretenimiento.

Por otro lado, además de que lo sobrenatural sea lo que sirva de desencadenante para los hechos a acontecer, nos permite, mediante el personaje del shinigami Ryuk (original propietario del cuaderno de Light) y del shinigami Rem (acompañante del segundo cuaderno perteneciente a Misa), tener un punto de vista neutral del conflicto que se desarrolla en nuestro mundo. Sin embargo, aunque ambos pueden ser calificados de neutrales, cada uno posee una opinión diferente respecto a los humanos. Ryuk los considera interesantes, increíbles y muy entretenidos, un buen pasatiempo. Ésta es la principal razón por la que decide tirar a propósito el cuaderno a la Tierra, “porque estaba aburrido”.[1] Mientras, Rem se muestra mucho más pesimista, calificándolos de “repugnantes”,[2] sólo la inocencia de Misa la excluye de tal apreciación.[3] No obstante, será principalmente Ryuk el que está más presente durante toda la historia. Con un carácter divertido y jocoso, sirve para darle un contrapunto a la trama, quitándole peso y dotando de humor en ciertos momentos puntuales, como cuando deja constancia de su total devoción por las manzanas. Se convierte en el personaje con quien el espectador acaba teniendo más empatía, ya se sitúe desde el lado de Kira o del de L, pues desde un inicio se declara al margen de cualquier bando. Ryuk de vez en cuando da su opinión sobre los acontecimientos, pero lo que él piense no influye en la forma de actuar de Light. De hecho, como shinigami, no le importan las vidas humanas de cualquier tipo, pues está acostumbrado a verlos morir, pero su forma de ver las cosas como quien ve una película no evita que llegue a entablar amistad con Light, lo que tampoco le impide escribir su nombre cuando ya la situación ha dejado de parecerle divertida. Lo más curioso de esto es que, a la hora de la verdad, Death Note nos enseña que muchas veces el ser humano puede ser en muchos sentidos bastante más cruel que cualquier dignificado dios de la muerte.

Ilustración del manga Death Note en la que aparecen Misa Amane y Light Yagami con sus respectivos shinigami tras ellos, Rem y Ryuk.

Para contar una historia tan enrevesada y con tantos factores a tener en cuenta son necesarios, además del guion, unos recursos técnicos y estéticos que dependen del medio utilizado, bien en el manga o el anime, para ayudar al espectador a lograr una mejor comprensión y experiencia del producto. Lo primero a tener en cuenta es la creación de personajes con unas personalidades carismáticas o, al menos, llamativas, que den juego. Las más representativos e importantes son las de Light y L, ambos muy parecidos por su edad y coeficiente intelectual o capacidad de análisis, incluso en lo relativo a tomarse algunas cosas de la vida como un juego, aunque se tratara de un tema serio, pero a la vez muy diferentes en su concepción de justicia, y, paradójicamente, de relacionarse con los demás. Mientras Light es el hijo modelo que cualquier familia japonesa desearía tener, L parece tener síndrome de Asperger,[4] lo que viene acompañado de manías muy curiosas, como tomar grandes dosis de azúcar para pensar sin necesidad de dormir o sentarse en cuclillas para concentrarse mejor.

La confrontación entre los dos o, avanzada la trama, lo que ambos representan mediante otros personajes, le añade un plus a este debate entre una posición y otra, yendo mucho más allá de un simple enfrentamiento como la de un superhéroe contra su villano antagonista. La historia no se puede resumir a eso, pues sería incorrecto, especialmente cuando entran en juego muchos otros personajes cuyo carácter está igual de estudiado según el papel que van a jugar: el padre de Light (a la vez líder de los agentes de policía que trabajan con L), sus compañeros del cuerpo, Misa Amane (la lolita y enamorada de Kira que posee otro cuaderno), Near y Mello (sucesores de L)… y, por supuesto, los ya mencionados shinigami, Ryuk y Rem.

Estéticamente, la representación de los personajes y del resto de elementos visuales en cualquier obra gráfica es materia de alta importancia. En este caso, con Takeshi Obata como encargado, es incuestionable la alta calidad de dibujo que posee. De trazo firme, ágil, bastante detallismo, interés en las expresiones y realismo en las facciones y fisionomía de los sujetos. No obstante, la presencia de algunos elementos, tanto en el manga como en el anime, ayudan a crear una atmósfera o escenario que fomenten al público a introducirse en la trama o en una sensación más mística y/o tensionada. Tal es el caso de dotar a algunos objetos de significado: el cuaderno con la muerte, la manzana con el fruto prohibido del Edén, la letra negra de L sobre un fondo blanco como una forma de ver la justicia, el nombre de Kira sobre un fondo negro como lo contrario, la presencia de elementos cristianos vinculados indudablemente con la muerte (como cruces, guadañas o incluso esqueletos), los shinigami (provenientes de la literatura y tradición japonesa) como la muerte inevitable que espera su momento… Incluso las propias formas de representar a Light en algunos planos como si estuviera por encima del resto de seres son recursos que provocan, por tanto, que cada vez que aparezcan estas representaciones, aunque sea de manera secundaria, se manifieste un sentimiento o sensación ambiental que el lector ya entiende subconscientemente con un significado determinado.

Captura del capítulo 2 del anime Death Note en el que aparecen L y Light.

Por otra parte, bien es cierto que algunos recursos se añaden o cambian al pasar de manga a anime. En primer lugar, los colores, puesto que en el manga – como es habitual – únicamente las portadas y algunas pocas páginas son las que están íntegramente coloreadas pero la mayoría son en blanco y negro.[5] En el anime, por supuesto, todo está en color, pero además, es necesario hacer referencia a una licencia que se tomó el director Araki Tetsurô: colorear en tonos rojos a Light y azules a L cuando ambos están pensando. El propio Araki explicó que, como el espectador no puede “volver la página para volver a ver una determinada viñeta”,[6] con este recurso se le facilitaba su comprensión. Otra cosa que apoya al público en el anime es la introducción de dos normas nuevas del cuaderno a mitad de cada capítulo para ir recordando su funcionamiento. Empero, en la versión animada se añaden todavía más elementos de la tradición iconográfica religiosa católica, especialmente en los openings[7] y endings[8] de los capítulos. En ellos aparece, por ejemplo, Light Yagami sustituyendo a Jesús en la imagen de la Capilla Sixtina pintada por Miguel Ángel, dotado de alas de ángel salvador o hasta sujetando una bola del mundo con una mano y el cuaderno con la otra. Por último, la música, un elemento tremendamente importante a considerar en cualquier audiovisual, está muy bien  elegida. Desde la música ambiente que genera tensión en los momentos más agudos de la historia pasando por los cantos gregorianos cuando Light empieza a hablar de su nuevo mundo ideal o cuando los shinigami hacen aparición, hasta los temas elegidos para los openings y endings interpretados por grupos ciberpunks, casan totalmente con la esencia de la serie.

El manga, como tipo y/o estética de cómic originado en Japón que es, desde su establecimiento como medio cultural de masas ha ido evolucionando durante todo el siglo XX hasta nuestro actual siglo XXI. Death Note debutó en 2003 en un contexto japonés de nihilismo en el que, tras una década eufórica de los años ochenta, tanto el manga como otros productos audiovisuales comenzaban a transmitir conceptos y sentimientos mucho más profundos, existenciales y oscuros que los empleados hasta entonces en Japón. Este es el caso de dicho manganime, en el que la muerte no significa nada, se presenta una visión del mundo sin valores, en el que cada uno lucha por un tiempo de vida que puede no depender ni de él mismo… Tal historia en dicho contexto funcionó bastante bien, pues consiguió llegar a un público muy amplio, más allá de los lectores habituales de la revista en la que empezó a lanzarse dentro y fuera de las fronteras niponas.

Como conclusión, podemos afirmar que Death Note es un manganime fruto de un contexto sociocultural concreto, el de un Primer Mundo totalmente actual y occidentalizado en el que nos vemos hoy en día reflejados. La ética y los miedos de los habitantes del mismo junto a la alta calidad artística de la obra han conseguido que ésta obtuviera tanto aprecio y reconocimiento. De hecho, todavía se mantiene en boga más de diez años después de su primera publicación. Prueba de ello son las constantes reelaboraciones cinematográficas que se han hecho sobre ella, ya no solo en Japón –con varios live action-, sino también en EEUU este 2017, como lo demuestra la nueva serie de Netflix, Death Note, esta vez ambientándose en el mencionado país americano pero con unos personajes similares a la historia original.

Para saber más:

  • Araki, T. Death Note (anime) en Animax, ep. 01-37, Madhouse (prod.) y Selecta Visión (distr.), Barcelona, 2008.
  • Ôba, T., Obata, T. Death Note (manga), vol. 1-12, Barcelona, Glénat, 2011.
  • Ôba, T., y Obata, T. Death Note, vol. 13: Guía de lectura. Barcelona, Glénat, 2012.
  • Anaya Martínez, J. S. El simbolismo en el animé japonés: Un acercamiento a la serie Death Note, México, 2012. Disponible aquí.
  • Anime analysis & review: Death Note, Hubpages. Disponible aquí.
  • Esteban Fdez, Ignacio., Death Note como fábula agonística de la era de la información (Falencias del sistema de medios y degradación de la esfera pública digital). Madrid, URJC, 2015. Disponible aquí.

Notas:

[1] Death Note. Cap 1, “Renacimiento”.

[2] Death Note. Cap 25, “Silencio”.

[3] All For Love – Women in Death Note, en Essay, Nobutterflies. Disponible aquí.

[4] Trastorno metal y de conducta que se incluye dentro de los trastornos autistas.

[5] Santiago, J. A., Manga. Del Cuadro Flotante a la Viñeta Japonesa, Pontevedra, dx5. Digital & Graphic art research, 2010, p. 10.

[6] Terrades, E., y Serradilla, E., Death Note. Jugando a ser un Dios moderno, España, Manga Books, 2009, p. 103.

[7] Video introductorio acompañado de música con créditos que preceden cada capítulo de anime.

[8] Video final acompañado de música con créditos que cierran los capítulos de un anime.

avatar Julia Rigual Mur (8 Posts)

Graduada en Historia del Arte, actualmente cursando el Máster de Estudios Avanzados en Historia del Arte y el título de Postgrado en Estudios Japoneses, con nivel del idioma nipón N4.


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