Revista Ecos de Asia

El peligro amarillo en los cómics III: La historieta como arma de guerra

En dos artículos anteriores planteamos el concepto de peligro amarillo y sus representaciones en la cultura popular, y atendimos a los principales arquetipos que aparecieron en las historietas de las primeras décadas del siglo XX. A modo de conclusión, el presente artículo se centrará en el papel que los estereotipos del peligro amarillo aplicados a los cómics jugaron en la propaganda bélica de la II Guerra Mundial, así como haremos una valoración global del fenómeno.

Las dos Guerras Mundiales, los procesos descolonizadores, el nacionalismo de todo signo, la Guerra Fría, el cambio de poder del eje del Atlántico al eje del Pacífico y el resurgimiento de China como potencia global dan una idea somera de un siglo, el siglo XX, rico en conflictos y procesos transformadores. A esto se unen procesos globales como el aumento vertiginoso de la población mundial y de los procesos migratorios, la revolución en las comunicaciones y el cambio de paradigma industrial al tecnológico. El fin de la II Guerra Mundial marcará el fin de una época y el comienzo de otra.

El continente asiático ha vivido grandes revoluciones y cambios durante el pasado siglo. Podemos señalar, de entre los principales cambios, el de Japón con la Restauración Meiji, el de China y el advenimiento del comunismo maoísta, el nacionalismo en Indonesia y en algunos países melanesios, los procesos descolonizadores y los posteriores conflictos en Vietnam, Corea, Laos, etcétera. Todo esto ha dejado una huella muy profunda en la visión y en la percepción de los asiáticos en general – chinos y japoneses, con roles principales- en el imaginario colectivo occidental.

La II Guerra Mundial fue el conflicto donde con más eficacia se utilizaron los cómics como herramienta masiva de propaganda, junto con el cine. Una gran cantidad de autores de cómic sirvió en los ejércitos aliados. Muchos de ellos continuaron con su labor gráfica, pero con fines útiles al empeño de la guerra. Autores como Will Eisner, Jack Kirby, Stan Lee o Milton Caniff fueron parte del “ejército” creativo americano.

Milton Caniff se había hecho famoso como dibujante con su historieta Terry y los Piratas, en 1934. Durante la II Guerra Mundial, el ejército del Estados Unidos elaboró varias guías explicativas de los países en conflicto y de aquellos donde estaban destinadas sus tropas en Asia. Así, durante la ocupación japonesa de China, el ejército americano elaboró la Guía de bolsillo de China. Su función era explicar el país, sus gentes, sus costumbres y su lenguaje. Dentro de la guía aparece una sección titulada Cómo identificar a un japonés (How to spot a Jap), diferenciándolo de los aliados chinos. Los personajes de Terry y los Piratas son los encargados, “dada su experiencia en la zona”, de diseccionar morfológicamente a los japoneses respecto a los asiáticos de origen chino.

Instrucciones sobre cómo reconocer a un japonés, por los personajes de Terry y los piratas.

Instrucciones sobre cómo reconocer a un japonés, por los personajes de Terry y los piratas.

La historieta hace una descripción pormenorizada del cuerpo japonés resaltando las diferencias respecto al “genérico” chino. Describe al japonés como alguien corto de estatura, cuyas piernas se unen al pecho y que carece de cadera. Prosigue diferenciando el color de la piel del chino, que es de color bronce, de la del japonés, de color amarillo. Señala los ojos rasgados hacia debajo de los japoneses, mientras describe a los chinos con dientes tipo paleta. Caracteriza a los japoneses como más arreglados en el vestido. Estos, a su vez, arrastran los pies, mientras que los chinos caminan erguidos. Todos estos adjetivos se muestran gráficamente en viñetas, como aquellas que muestran los pies de los japoneses como más abiertos, a la altura de los dedos, ya que calzan los tradicionales geta o zuecos de madera.

Aunque el manual está dirigido a identificar al enemigo japonés (muchas veces infiltrado), también revela un estereotipo del chino y del asiático en general. Todos estos estereotipos y miedos tuvieron su triste consecuencia en los centros de internamiento o campos de trabajo donde el gobierno estadounidense recluyó a sus ciudadanos de origen chino, japonés o coreano.

No solo los aventureros como Terry se alían al esfuerzo bélico para ganar la II Guerra Mundial, los superhéroes también lo hacen. Superman es un personaje creado por Joe Shuster y Jerry Siegel en las páginas de Action Comics en 1938. Desde un principio, el personaje intenta representar el ideal norteamericano. Los propios autores, que eran la primera generación nacida en Estados Unidos de dos familias judías provenientes de Lituania y de los Países Bajos, crean el personaje con una clara intención integradora de la sociedad norteamericana y como reflejo del New Deal del presidente Roosevelt. Este nuevo contrato social que propone la distribución equitativa de la riqueza, la mejora de las condiciones de vida de las clases populares y la creación de estructuras estatales de protección social se verá reflejado en la figura de Superman. Este luchará contra empresarios criminales, políticos corruptos, el Ku Kux Klan o contra el enemigo oculto entre los honrados ciudadanos americanos (nazis y japoneses).

Superman imprime bonos de guerra.

Superman imprime bonos de guerra.

En la mañana del 7 de diciembre de 1941, el ejército japonés atacó la base marítima de Estados Unidos en el Pacífico, Pearl Harbour, destruyendo una parte de la flota del Pacífico. Este ataque marcó el inicio de la participación activa de Estados Unidos en la II Guerra Mundial. Anteriormente, Estados Unidos había ayudado con material militar y financiero a los aliados, pero al pasar a ser contendiente se refuerza su papel y aumenta la maquinaria propagandística en el propio país. Para financiar la maquinaria militar se potencian los bonos de guerra. Comienza un intenso periodo propagandístico con panfletos de todo tipo, donde los personajes de la cultura popular o pulp luchan contra el enemigo. Uno de los episodios más llamativos fue aquel en el que, para que los estadounidenses ayuden en el apoyo a la guerra, Superman imprime bonos de guerra en los que él mismo aparece propinando una bofetada a un japonés. De hecho, la expresión slap a jap (“abofetea a un japo”) o slap jap ha quedado en la jerga norteamericana con el significado de abofetear a alguien que no se lo espera.

En otras historietas realizadas durante la II Guerra Mundial, Superman pondrá fin al conflicto volando hasta Alemania para aprehender a Hitler y llevarlo ante la justicia o volando al Sudeste Asiático para animar a las tropas norteamericanas.

Conclusión

Todo comenzó con un sueño profético: Buda a lomos de un dragón. En este sueño, Asia aparece en la mente del Emperador Guillermo II como si fuera el Dragón Rojo del Apocalipsis, listo para devorar al hijo naciente, en este caso el “padre” civilizador. Si en el continente americano se producía un movimiento emancipatorio, en el otro lado del globo, en Asia, se vivía el proceso contrario: el de la dependencia del continente respecto a las potencias occidentales. Asimismo, los procesos migratorios de asiáticos a las sociedades occidentales o a sus colonas, como mano de obra barata, convirtió a los asiáticos en elementos cotidianos de la vida urbana. Las sociedades occidentales se encontraron ante un tipo de población con una identidad milenaria que no era fácilmente permeable a los valores occidentales. Esa resistencia produjo varias reacciones. Por un lado, la de aquellos que intentaban explicar las nuevas costumbres y valores asociados a los asiáticos, y por otro, los que se sirvieron de los clichés para crear en el imaginario colectivo una serie de imágenes personificadas en los Fu Manchú o Chop Chop, que eran el reverso y el anverso de esos prejuicios hacia los asiáticos.

Shanghái vista por Hergé en Tintín y el Loto Azul.

Shanghái vista por Hergé en Tintín y el Loto Azul.

La historieta, desde su nacimiento, ha tratado de ser un vehículo de comunicación accesible y de masas, dirigido a las clases populares. En ella se reflejan las historias cotidianas. Los héroes y villanos que encontramos en los cómics son el símbolo que aglutina determinados comportamientos sociales. Asimismo, el cómic, como herramienta de comunicación de masas, ha acompañado a las sociedades durante su historia. Guerras, crisis económicas, prosperidad y decadencia aparecen dibujadas en las viñetas conformando un ideario simbólico fácilmente distinguible por cualquier lector.

La historieta no creó la idea del llamado peligro amarillo, pero ayudó a su difusión y enraizamiento en el pensamiento colectivo del ciudadano occidental. El final de la II Guerra Mundial supuso el fin de una época en la historia contemporánea y, así, también en el imaginario que representa el peligro amarillo. En las siguientes décadas la imagen del asiático se transformará, como en la historieta del diabólico Fu Manchú, quien tendrá su principal némesis en su propio hijo, Sang Chi, que representa la integración de la nueva generación en Occidente.

avatar Enrique Larrea (3 Posts)

Apasionado de Asia, ha vivido seis años en Malasia. Ahora es el editor del sello Amok Ediciones (www.amokediciones.es).


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