Revista Ecos de Asia

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This article was written on 11 Ene 2019, and is filled under Cine y TV, Cultura Visual.

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“Flavors of Youth” un preciosismo cargado de emociones

Cada día es más abundante entre los cinéfilos el consumo de filmes de animación. Esto hace que géneros pertenecientes a un ámbito concreto como es el anime japonés se expandan y abarquen otro tipo de realidades que no sean exclusivamente niponas. Un claro ejemplo de ello es Flavors of Youth obra lanzada al mercado global el 4 de agosto de 2018 por StudioCanal y Netflix. Este largometraje tiene como peculiaridad que ha sido concebido desde diversos ámbitos culturales contando así con dos directores chinos (Li Haoling y Jiaoshou Yi Xiaoxing) y uno japonés (Noritaka Kawaguchi). Lo que resulta llamativo en esta obra es la historia que se muestra al público, la cual hunde sus raíces en un mundo ajeno al contexto nipón al que tanto estamos acostumbrados. Proyectando así un enorme atractivo para los espectadores, garantizándose, en cierta manera, su éxito comercial.

Una de las portadas que anuncia el estreno de la película durante el verano de 2018.

Así pues, en esta obra se nos presenta una sucesión de tres relatos situados en la china contemporánea y que aparentemente no tienen nada en común. El primero de ellos (The rice noodles) se basa en una emotiva trama cuyo hilo conductor se hace a través de las texturas y sabores que poseen los diferentes platos que va degustando el protagonista en su vida, enlazando de esta manera con sucesos del pasado relacionados con las pérdidas afectivas y familiares. Lo que llama la atención de este relato es sobre todo la recreación narrativa en cuanto a la descripción culinaria que se realiza de cada uno de los platos de fideos que va probando el protagonista. Además, la exactitud con la que se describe cada uno de estos puede llevarnos, incluso, a relacionarlo con otras historias similares escritas con anterioridad pertenecientes al mundo del manga como puede ser Oishinbo de Tetsu Kariya (1983).

El segundo relato (A little fashion show) tiene como protagonistas a dos hermanas, las cuales quedan huérfanas en su juventud y se ven abocadas a separarse. Sin embargo, la hermana mayor hará lo que sea para ocuparse de la menor llevándole este deseo a convertirse en una modelo de pasarela. Poco a poco este mundo le irá consumiendo hasta tal punto que se verá cegada por su empleo; generándose así un conflicto entre ella y su hermana debido a que pone por encima el mundo de la moda que la preocupación y dedicación de su hermana pequeña cuya pasión siempre ha sido la confección y el diseño de ropa. Finalmente todo este argumento desemboca en un entendimiento mutuo familiar que transforma por completo sus vidas y hace que las dos puedan dedicarse al mundo de la moda.

Imagen que muestra a las protagonistas correspondientes al relato A little fashion show.

Para cerrar el bloque el último relato (Love in Shanghai) que se presenta quizás sea el que más recursos narrativos y visuales emplea. Aquí se muestra la historia de tres amigos que desde el colegio han crecido juntos pero que por circunstancias de la vida han tenido que separarse. En el Shanghái actual la especulación inmobiliaria está destruyendo barrios viejos para construir edificios modernos, sacrificando así la arquitectura tradicional china y las gentes de estos barrios que se ven obligados a trasladarse. A partir de aquí nuestro protagonista el cual es arquitecto se muda a su nueva casa debido a un conflicto laboral y en las cajas de la mudanza encuentra una cinta de casete que pertenecía a alguien importante para él y que nunca había escuchado. Gracias a este encuentro fortuito el joven comienza un recorrido para poder reproducir la cinta de casete. Mientras esto sucede se van originando una serie de flashbacks que nos muestran la vida del joven y que poco a poco nos van introduciendo en la vida de los tres protagonistas y en la relación de amor subyacente que hay entre dos de ellos (Lee Mo y Xiao Yu), los cuales, por diversos infortunios, nunca llegaron a estar juntos. Tras varios visionados de los viajes al pasado que se le presentan al público, finalmente Lee Mo consigue reproducir la cinta y descubre que Xiao Yu sentía lo mismo que él, una atracción que nunca había manifestado hasta ese momento. En ese preciso instante en el que Lee Mo reproduce la cinta, desde el presente, se da cuenta de lo que sentía su amiga de la infancia y se arrepiente de no haberle podido declarar también su amor. Sin embargo y pese a las circunstancias, nuestro joven arquitecto consigue edificar el hotel que le fue rechazado en la empresa inicial, y en ese momento aparece Xiao Yu por la puerta y se le brinda la oportunidad a nuestro protagonista de comunicar todos esos sentimientos y emociones del pasado. Este tipo de historia con saltos temporales que tienen un trasfondo sentimental marcado, nos puede recordar a obras recientes de la animación japonesa tan aclamadas como Kimi no na wa (Your name) del cineasta Makoto Shinkai (2016).

Al final del film los tres relatos confluyen y cierran en un desenlace que deja un buen sabor de boca al espectador, depositando sus esperanzas en un futuro que tiene mucho que aportar a cada uno de los sentimientos y emociones que han sido manifestados hacia el público a través de la sensibilidad irradiada a partir de las diferentes historias.

Fotograma de la película en el que se puede apreciar su recreación constante en los paisajes y su “preciosismo” manifestado durante toda su duración.

Pasando ya al apartado estético y visual, hay que decir que la recreación visual y la apreciación de instantáneas con detalles están muy presentes en los tres relatos. En todos podemos ver como los directores se recrean en el dibujo, color y ambientación de las diferentes historias mediante planos estáticos que muestran tanto paisajes rurales (villas o valles) como paisajes urbanos (fachadas de edificios o barriadas en Shanghái) además de recrearse en pequeños detalles como puede ser un plato de comida. Sin embargo, si vamos más allá vemos que estos directores quieren sumarse a esta tendencia “preciosista” que está en boga en el anime nipón y particularmente en de los últimos años, pudiéndola apreciar en obras como A silent voice (Koe no katachi) de Naoko Yamada (2016) o Luces en el cielo (Uchiage hanabi, Shita kara miru ka? Yoko kara miru ka?) de Akiyuki Shinbo y Noboyuki Takeuchi (2017).

Por tanto, si hay que poner el acento en algo, es en la profundidad y cotidianeidad que los directores quieren darle a las diferentes tramas, haciéndolas cercanas al espectador y reflejando diversos conflictos que perfectamente pudieran ser vividos por cualquiera de nosotros. Poniendo énfasis en la sensibilidad del espectador, buscando ante todo momento su recreación, y enfatizando este sentimiento con las pausas realizadas a través de planos en los que uno puede abstraerse apreciando simplemente el fotograma que se le presenta; generándose de esta forma un momento de reflexión propio, único e intransferible. Todo ello hace que Flavors of Youth sea una de esas películas de animación esenciales que han de visionarse para entender el rumbo que está tomando ahora este género y de cómo desde otros ámbitos geográficos que no sea el nipón se están haciendo piezas que sin lugar a dudas pueden llegar a estar a la altura incluso de las más brillantes producciones japonesas.

avatar Pablo C. Anía (10 Posts)

Graduado en Historia del Arte (2012-2016) por la Universidad de Zaragoza. Actualmente cursando el máster de Estudios Avanzados en Historia del Arte y un postgrado de Estudios Japoneses en la misma Universidad. Su investigación esta centrada en el japonismo y el impacto de las estampas ukiyo-e en España.


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