Revista Ecos de Asia

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This article was written on 05 Dic 2014, and is filled under Cultura Visual.

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FOTOS A EROS Y TANATHOS. La fotografía de Nobuyoshi Araki.

Araki ha trabajado con distintas celebridades occidentales como Björk o Lady Gaga

Araki ha trabajado con distintas celebridades occidentales como Björk o Lady Gaga

“A photograph takes place only at a certain instant. And this instant is unidentifiable. The instant is the eternal and the eternal is the instant. When the camera shutter is released, that’s the eternal. Eternity is achieved by releasing the camera shutter and letting it descend.” – Araki.[1]

En esta revista ya hemos hablado tanto de la fotografía histórica japonesa, como de alguna figura contemporánea. Hoy retomamos el tema con un nuevo  prolífico e interesante autor: Nobuyoshi Araki. A diferencia de la mayoría de fotógrafos que no son conocidos por el gran público, en Japón es toda una estrella donde es llamado: “Tensai Araki”.

Actualmente la disciplina de la fotografía se ha convertido en un medio expresivo, libre y autónomo; relacionado con el arte conceptual, el pop art, y las numerosas corrientes plásticas que bullen tanto en Japón como en el resto del orbe.

El fotógrafo del que hablaremos hoy, Nobuyoshi Araki, nace el 25 de mayo de 1940 en Tokio. Nativo del barrio de Shitamachi, un lugar no particularmente prospero pero que le proporciona material para su larga serie de fotos Satchi  con la que gana el premio Taiyo, su primer reconocimiento importante que además le llega apenas se gradúa en fotografía por la Universidad de Chiba.Higan2011

Desde esta primera serie de éxito el paseo por Tokio es su modus operandi.  Araki contempla el paisaje urbano y de éste arranca las imágenes que vemos en sus instantáneas. Si bien su obra más característica tiene por tema el desnudo femenino, para muchos de nosotros el protagonista de la mayoría de su obra será la ciudad de Tokio, una ciudad a la que el autor impregnará con su pulsión sexual  desbordante. En Tokyo Nude, por ejemplo, ilustra este fuerte deseo sexual relacionado con la ciudad  mostrándonos mediante la yuxtaposición de desnudos femeninos y tomas de edificios o cableados, su visión del mundo. Esta ciudad es el lugar donde se retrata y nos relata gran parte de la vida de los tokiotas y  de su vida personal. La vida de Araki es un tema válido y recurrente en su obra. De su vida personal tenemos tanto numerosas fotografías de su gata Chiro como de su matrimonio que se muestra plasmado desde su principio a su fin en instantáneas sinceras, sin escenografía ninguna,  y que no están exentas de una carga nostálgica importante.

Chiro, su gata, es seguramente el felino más famoso de Japón

Chiro, su gata, es seguramente el felino más famoso de Japón

Intenta reflejar la cotidianeidad del Tokio post-industrial  dentro de las fotografías desde las que aparecen y brillan personalidades tan diferentes como miembros de la yakuza o colegialas.  Su preocupación por la realidad oculta le lleva a realizar el documental Tokyo Love con Nan Goldin en 1994 donde pinta con la rabiosa estética de las culturas underground juveniles de la capital nipona que a su vez son un fiel reflejo de temas tan contemporáneos como  la flexibilidad del género, el inconformismo adolescente y la alienación juvenil.

Este uso de la ciudad como tema no es impedimento para que profundice en los grandes temas  del espíritu humano. Él explora los deseos de la humanidad en sus diversas  series. En  Monsters, recupera el carácter animista del Japón tradicional que podemos observar en el ukiyo-e de grandes maestros como Hokusai, y como no de su estampa shunga de la que elimina el sujeto  masculino dentro del marco fotográfico y éste se traslada a la situación de espectador.

Sus instantáneas, por muy diversa que sea su temática, no son sino un reflejo del Japón posmoderno en el que la evaporación de los valores tradicionales dan paso a una miríada de individualidades que Araki refleja en tomas altamente líricas, fuertemente modernas y que giran en torno al eje Eros-Thanatos.93ba6c299f04f710c35672b0f157402a_XL

En ese sentido, no trabaja nada que no estuviera ya sobre la mesa de revelado a lo largo de la historia de la fotografía, que en numerosas ocasiones había servido como vehículo transmisor de escenas radicalmente eróticas desde las imágenes pornográficas decimonónicas o las fotografías del propio Man Ray.

Si el sexo estuvo en su fotografía desde el principio, la muerte toma el primer plano en 1990 tras la muerte de su mujer, Yoko. Él trabajará con la muerte como un elemento más de la vida cotidiana que nos ayuda a ver su fugacidad y también como parte imprescindible del sexo y el amor. Esa chispa de vitalidad que sólo se activa ante la certera amenaza de la muerte, y ese estado límite que es el clímax sexual  es el tema de sus imágenes que se nos muestran como un túnel, un contacto abierto entre la vida y la muerte. Sus tomas nos abren un espacio intersticial en el que, tras superar el primer y violento choque, poder vivir y morir realmente. Ese instante es eterno, y es fugaz, es tradicional y es rabiosamente actual. Y es, en realidad, la fuerza motora del universo que Araki plasma.

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El Japón tradicional se encuentra integrado en su transgresora obra

Generalmente, para sus imágenes más famosas, trabaja con una base temática doble: el desnudo femenino y el shibari  o kinbaku (práctica de bondage japonés). Con sólo estos datos podríamos ver estas imágenes  como las de un profesional de la pornografía softcore,[2] pero en realidad es mucho más. Su obra transciende de lo meramente erótico y nos muestra, a veces duramente, la identidad femenina contemporánea desde un punto de vista masculino y devorador que puede resultar incómodo a los ojos más sensibles. Su trabajo recoge los estereotipos del ambiente tokiota: la geisha, la colegiala, la esposa… La relación de este autor con el sexo y su visión de él como origen y verdadero tema de la vida es tan fuerte que en casi cualquiera de sus obras podemos percibir el aroma de Eros, incluso en tomas dedicadas a flores sus planos consiguen que los pistilos y estambres se tornen obscenos bajo el objetivo de Araki, a la vez que obscenas y lúgubres ya que su marchitamiento nos recuerda al paso del tiempo y a la putrefacción de todos los seres terrenales.

Volviendo al uso del kinbaku, algunos lo han tachado de machista, de lo que él se defiende diciendo que el kinbaku que él práctica no es, a diferencia del bondage, una técnica para poseer  físicamente a las mujeres, sino para intentar atrapar su corazón, lo que él enuncia como imposible de realizar por lo que con esta técnica sólo se consigue abrazarlo. Araki no es un especialista en este arte erótico (un nawashi), ya que sus nudos y ataduras son más bien simples. Lo que recrea aquí es la estética y elegancia  propia del bondage que convierte  a sus modelos en diosas, según palabras del propio autor. Y no es difícil para el espectador verlas como tales, pues la energía y fuerza  que emanan es sobrenatural, sacra, telúrica y muy, pero que muy, sexual.

Rabiosamente vivo, lujurioso, alegre y salvaje es, como su obra, un representante del impulso vital eterno. Los shinigami, o dioses de la muerte, alcanzarán pronto a Araki, pero su obra, sus fotografías batallarán contra estos seres eternamente.

Yoko, la esposa de Araki, retratada en su féretro.

Yoko, la esposa de Araki, retratada en su féretro.

Para saber más:

  • Sagaste Abadía, Delia. “Fotógrafos japoneses contemporáneos en Photoespaña.”, Japón y el Mundo Actual, VV.AA., Colección Federico Torralba de estudios de Asia Oriental, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2011.
  • http://www.arakinobuyoshi.com/

 

Notas:

[1] “Una fotografía tiene lugar en tan sólo un instante. Y este instante es inidentificable. El instante es lo eterno y lo eterno es el instante. Cuando el obturador de la cámara es liberado, eso es lo eterno. La eternidad se consigue mediante la liberación del obturador de la cámara y dejándolo descender.”

[2] También conocido como porno blando, la pornografía softcore incluye desnudos y posturas sexuales pero sin mostrar, normalmente, penetraciones ni sexo oral. Tampoco es común ver al sujeto masculino.

avatar María Galindo (40 Posts)

Estudió la Licenciatura de Historia del Arte y un Máster de Estudios Avanzados especializándose en Arte Extremo Oriental en la Universidad de Zaragoza. Trabaja como profesora de Historia del Arte, cronista, divulgadora y conferenciante. Actualmente, sigue formándose en la Universidad Complutense de Madrid cursando un Máster de Gestión del Sector creativo y cultural.


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