Revista Ecos de Asia

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This article was written on 10 Jun 2019, and is filled under Cultura Visual.

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Una reedición muy esperada: “Hokusai”, de Shôtarô Ishinomori

En un momento en el que la industria del manga en España apuesta fuerte por la publicación de clásicos inéditos y la reedición de obras ya descatalogadas, parece costar que se restituya la deuda histórica con uno de los más prolíficos y exitosos autores del panorama nipón, Shôtarô Ishinomori, de quien apenas nos habían llegado algunos títulos desde 2008. Uno de ellos, Hokusai, fue publicado en 2012 de la mano de la ya extinta Editores de Tebeos, en una edición que llevaba ya largo tiempo descatalogada y se hacía difícil de encontrar. Afortunadamente, aprovechando el buen momento por el que pasa el mercado, Panini ha llevado a cabo una reedición a la altura de la obra, con la que vuelve a estar a disposición de un público cada vez más variado.

En esta atípica biografía, Ishinomori realiza constantes saltos adelante y atrás en la vida del protagonista para narrar una serie de pasajes que, aunque parecen disponerse en un orden aleatorio, en realidad suponen una aproximación muchísimo más elocuente que si los hechos se presentasen en orden lineal. Esta distribución, unida al uso de flashbacks en algunos episodios, permite poder conocer algunos sucesos desde varios puntos de vista, acentuando el proceso de desarrollo al que somete al personaje.

Y es que, aunque Hokusai es un personaje histórico de gran importancia para Japón, en realidad Ishinomori lleva a cabo una reinvención de su figura. En manos del mangaka, Hokusai se desprende de la persona para dar fuerza al personaje, al mito. Aunque Ishinomori conoce bien la biografía del artista, su interés no es tanto presentar los hechos como llevar a cabo una idealización que satisfaga sus propias necesidades narrativas, anteponiendo la ficción a la realidad y aprovechándose de la familiaridad que despertaba Hokusai en los lectores originales del manga. Como tantos otros títulos, japoneses y occidentales, ya sean de cómic, cine o novelas, este manga se sirve de la Historia del Arte para imaginar la personalidad y los aspectos más cotidianos de un gran artista, pasado por el prisma de la visión romántica del artista como un genio atormentado que se desenvuelve en una sociedad en la que no termina de encajar por su propia genialidad. Casos similares se han visto, en la película El tormento y el éxtasis, que reflejaba las tensiones entre Miguel Ángel y el papa Julio II durante la realización de los frescos de la Capilla Sixtina en 1965,[1] en Goya. Lo sublime terrible, en el que El Torres y Fran Galán se aproximan a la figura del pintor aragonés,[2] por citar algunos ejemplos que atestigüen lo recurrente del tema. El propio Hokusai ha recibido tratamiento similar en diversos medios, de los que podríamos destacar la película Edo Porn,[3] centrada en su faceta como creador de escenas eróticas y la relación de estas con la propia sexualidad del artista.

Para poder desarrollar esta imaginación de la personalidad de Hokusai, Ishinomori se centra en episodios menos conocidos de su vida, en los que puede realizar mayores aportaciones. Así, buena parte de los capítulos narran momentos a priori intrascendentes, que habrían podido ocurrir o no, y que de haber ocurrido, podrían haber servido de inspiración a Hokusai. Y sobre estas fantasías, Ishinomori construye una historia sólida y fluida, en la que despliega toda su habilidad como mangaka.

Aprovechándose de esta flexibilidad, Ishinomori juega con el tono que resalta en cada parte, aludiendo a los géneros clásicos (incluido el chanbara), y estableciendo unas diferenciaciones sutiles que contribuyen a compartimentar cada episodio, de manera que al lector le resulte más claro percibir estos cambios. De este modo, los diferentes planteamientos añaden color a la narración y refuerzan los saltos temporales.

Ishinomori recrea con habilidad los últimos años del Periodo Edo (1603-1868), valiéndose para ello en buena medida de los grabados ukiyo-e del maestro Hokusai. Reproduce muchos de ellos de manera enfática, como muestras de los encargos que realiza el artista durante los distintos capítulos, sin embargo, es capaz de integrarlos en la narración, haciendo que formen parte del paisaje y de los personajes que habitan los distintos lugares visitados por el maestro. De este modo, establece además un interesante diálogo entre las obras artísticas producidas en un momento determinado y el contexto social en el que dichas obras se han producido. En este sentido, la obra denota una gran madurez, ya que de ella se desprende una reflexión sobre cómo la producción artística condiciona la forma en la que percibimos la época en la que se produjo.

No es la única cuestión artística que se plantea en la obra, puesto que Ishinomori incluye un pasaje cuya presencia y planteamiento resultan cuanto menos elocuentes de una cierta intencionalidad. Se trata del quinto capítulo, titulado Mi amigo Hokusai, en el que se narra un suceso ocurrido cuando el artista tenía cincuenta años, justo después de haber decidido reinventarse a sí mismo. Hokusai se muda a casa de su amigo Bakin, un literato con el que iba a realizar una colaboración que rápidamente se tornaría conflictiva. El proyecto era una novela ilustrada, un producto tradicional de gran popularidad durante el Periodo Edo, en el que Bakin debía realizar la historia y Hokusai los dibujos. El choque entre los dos artistas es constante, y se acrecienta cuando ambos intentan renegociar sus condiciones con el editor. Para tratar de imponerse al otro, en un momento dado ambos discuten acaloradamente, y Hokusai realiza una exaltada defensa de la importancia del dibujo en el proyecto común: sus ilustraciones deben ser mayores, ocupar la parte principal de la página, y el texto debe ser un apoyo, una muleta para que el lector pueda acabar de interpretarlas. Plantear esta cuestión artística resulta ya de por sí interesante, pero contemplarla expresada en un medio como el cómic, que buena parte de su vida ha buscado su legitimación al amparo de las artes plásticas y las artes literarias, dota a esta discusión de una segunda lectura metacomicológica.

A través de estas notas, podemos atisbar la importancia de la obra que tenemos entre manos y que Panini ha recuperado en una edición a la altura, en tapa dura y con una preciosa sobrecubierta cuyo lomo bebe de los diseños de catálogos artísticos, haciendo que el tomo adquiera un aspecto señorial. La historia completa se recopila en un único volumen, que a pesar de su amplia extensión, cercana a las seiscientas páginas, resulta muy fácil de leer sin que la encuadernación sufra demasiado. En general, se trata de una edición hecha con mimo, sin que ello afecte al precio de venta. Así pues, ya no hay excusas para incorporar el Hokusai de Shôtarô Ishinomori a las bibliotecas manga más selectas.

 

Notas:

[1] The Agony and the Ecstasy fue dirigida por Carol Reed (El tercer hombre) y protagonizada por Charlton Heston (Ben-Hur, El Cid, 55 días en Pekín) como Miguel Ángel y Rex Harrison (Cleopatra, My Fair Lady) como Julio II.

[2] Cómic publicado en 2018 en la editorial Dibbuks que ofrece una visión sobre el artista en la etapa en la que produjo sus célebres Pinturas Negras, introduciendo elementos sobrenaturales.

[3] Hokusai manga, conocida internacionalmente como Edo Porn, es una película de 1981 dirigida por Kaneto Shindo (Onibaba) y protagonizada por Ken Ogata (La balada de Narayama, Love and Honor).

avatar Carolina Plou Anadón (272 Posts)

Historiadora del Arte, japonóloga, prepara una tesis doctoral sobre fotografía japonesa. Autora del libro “Bajo los cerezos en flor. 50 películas para conocer Japón”.


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