Revista Ecos de Asia

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This article was written on 27 Jul 2015, and is filled under Historia y Pensamiento.

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Imaginando Oriente. El comercio de Porcelana China y Japonesa durante la Edad Moderna

Los viajes e intercambiosentre distintos pueblos han tenido un papel destacado desde la Antigüedad. Son famosos los relatosde viajeros griegos y romanos, así como las masivas peregrinaciones medievales a los distantes lugares santos. Durante la Edad Moderna se produjo el curioso fenómeno del Grand Tour, viaje que realizaban los jóvenes de las familias adineradas europeas a la península itálica con el fin de visitarlas principales ciudades para contemplar obras de arte. En época más reciente y con el desarrollo de los medios de transporte, los cuales facilitaron enormemente los intercambios entrelas distintas partes del globo, el deseo innato de los seres humanos por descubrir e imbuirse de culturas lejanas se fue poniendo al alcance de una mayor parte de la población.

En esta ocasión nos acercaremos al fenómeno del coleccionismo de porcelana china que se produjo en Europa durante la Edad Moderna. Si bien a priori el asunto parece no tener nada que ver con la temática de viajes, descubriremos que la contemplación y coleccionismo de este tipo de obras estaban íntimamente relacionados con el afán por descubrir exóticos y misteriosos territorios. Desde finales del Renacimiento, el referente para las relaciones comerciales y las influencias artísticas fue la China de la dinastía Ming (1368-1644), seguida en la segunda mitad del XVII por la dinastía Qing (1644-1911). Durante el Barroco y el Rococó una de las tendencias decorativas europeas más exóticas, valoradas e imitadas fue la denominada Chinoiserie, cuyo origen se encuentra en el coleccionismo de objetos de lujo chinos (realizados para la exportación), como la porcelana, los paneles y muebles lacados, los tejidos y los marfiles.

Jarrón de porcelana china realizado en 1552 para Jorge Anriques, un capitán portugués

Jarrón de porcelana china realizado en 1552 para Jorge Anriques, un capitán portugués.

Desde sus inicios, la porcelana realizada en China había fascinado a los distintos pueblos que tuvieron acceso a estos objetos. Su extrema dureza, inalterabilidad e innegable belleza, hacían de estos productos algo único, lo que hizo que fueran extremadamente valorados y demandados por toda una serie de pueblos, desde Japón, el Sureste Asiático o India, hasta el mundo Musulmán y Europa.

En el siglo XVI el comercio con Extremo Oriente recayó en manos de los portugueses, quienes a través de una serie de asentamientos desde Ormuz (en el Golfo Pérsico), Goa (en la costa de la India) y Malaca, controlaron la región. Malaca se trataba del principal puesto estratégico en el comercio de las especias del Sudeste Asiático, así como del principal puerto hasta el que se acercaban los juncos chinos cargados con porcelanas y seda. Desde estos enclaves los portugueses se hicieron con el control del más que beneficioso comercio asiático, ya que estos puertos les garantizaban el acceso a una gran cantidad de productos extremadamente preciados en los mercados de Occidente. El primer acercamiento oficial de los portugueses a China se produjo en 1517, enla ciudad de Cantón, lugar que habían visitado tres años antes, pero en el que no se les permitió asentarse hasta 1557, y que pasó a convertirse en el principal punto de abastecimiento de porcelanas.

En el siglo XVII este comercio fue a su vez acaparado por los holandeses, cuyo poder marítimo había crecido rápidamente una vez finalizada la guerra contra España por el control de los Países Bajos. Durante el conflicto, los piratas holandeses, los denominados “Mendigos del Mar”, jugaron un papel destacado, asaltando las naves de la Corona Española, e intentando sacar provecho del comercio con las colonias. Así, en el año 1604, la carraca portuguesa “Catarina,” con sus bodegas abarrotadas de piezas de porcelana china, fue capturada por navíos holandeses cerca de las costas de Malasia y reconducida posteriormente a Ámsterdam, en donde la más que buena acogida que tuvieron las piezas sacadas a subasta no hizo sino acrecentar los intereses en este comercio con China.

En 1611 la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, fundada en 1602, estableció sus cuarteles generales en Batavia, actual Yakarta, en la costa norte de Java, desplazando a los portugueses de todos los principales puertos, con excepción de Macao. La Compañía estableció una red de puestos comerciales en los principales puertos de Japón, Siam, Bengala, Ceilán y Persia, a través de los cuales podía gestionar este lucrativo negocio y, a pesar de que no fueron capaces de establecer una base segura en China, lograron asentarse en las cercanas Pescadores y Formosa (Taiwán), teniendo acceso a la preciada porcelana gracias a los mercaderes provenientes de China. En la época, la porcelana ocupaba un pequeño espacio en los cargamentos, ya que a ojos de los capitanes su principal cualidad era la de actuar como lastre y contenedor de mercancías, ya que podía ser almacenada en los compartimentos de carga sin riesgo de que estropeara o contaminara otros bienes.

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Área de expansión de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales hacia el año 1700.

Las porcelanas, con decoración azul y blanca, traídas a Europa por los portugueses en el XVI, se decoraban con imágenes y temas característicos del arte de la dinastía Ming; así, encontramos todo un repertorio de exóticos motivos florales, criaturas fantásticas como dragones y aves fénix, y, conforme avanzaba el siglo, el catálogo se fue ampliando hasta incluir escenas figuradas y otros motivos tomados de la naturaleza. Especialmente frecuentes eran las representaciones de carpas, ciervos, y grullas, así como de numerosos tipos de insectos y plantas que, en general, contenían profundas connotaciones alusivas al Taoísmo y a la mitología popular china, las cuales escapaban totalmente a la comprensión de sus receptores occidentales, a quienes por lo demás interesaba y atraía la idea de la misteriosa y celosamente guardada China, a la que el visitante extranjero tenía completamente prohibida la entrada. Estas piezas tan demandadas, tipológicamente comprendían distintos tipos y tamaños de platos, cuencos, jarras, frascos y botellas destinados a almacenar y servir líquidos. Estaban en ocasiones decoradas en demasía para los estándares chinos y no siempre realizadas con el mayor de los cuidados.

Cuando los holandeses se hicieron con el control de estas exportaciones, se produjo un cambio de tendencia, encaminado a satisfacer la ávida demanda que existía en las principales ciudades europeas. Las importaciones de la denominada kraakporselein (porcelana de carraca) continuaron por un tiempo sin cambios, pero siempre se intentaba incrementar los beneficios, por lo que durante los años 1635 y 1640 aparecieron en Europa las denominadas “Piezas de Transición”, porcelanas en cuya pintura se observaba un nuevo grado de complejidad. A través de distintos intermediarios, los holandeses persuadieron a los ceramistas de Jingdezhen, principal cuidad productora de porcelana, para que realizara una serie de piezas basadas en moldes de madera traídos desde Holanda, y que estos se pintaran con decoraciones de “figuras chinas” con el fin de potenciar su carácter exótico. Así encontramos botes para mostaza, saleros, jarras para cerveza y vasos cilíndricos que presentan decoraciones de figuras, paisajes, animales y plantas, que posteriormente se copiaron por los incipientes talleres de Delft. Durante este periodo hasta el año 1675, más de ciento cincuenta formas diferentes inspiradas en modelos europeos se produjeron y, durante los cincuenta años siguientes,más de tres millones de piezas se embarcaron con destino a Holanda.

Ejemplo de plato de kraak porselein: las iniciales VOC corresponden a las de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (Vereenigde Oostindische Compagnie).

Ejemplo de plato de kraak porselein: las iniciales VOC corresponden a las de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (Vereenigde Oostindische Compagnie).

El año 1657 supuso un parón importante para la relaciones comerciales entre Holanda y China. La dificultades se habían venido incrementando desde que en 1644 la dinastía Ming había caído bajo el empuje de los Manchúes, viéndose el comercio gravemente afectado, a lo que hubo que añadir la expulsión de los holandeses de Formosa debido a la rebelión organizada por Koxinga (1624-1662), quien se había hecho con el control de la isla. Fue en este momento cuando los holandeses volvieron su atención hacia Japón. En 1641 se les había permitido establecerse en la isla de Deshima, en la bahía de Nagasaki, desde la cual ejercían junto a los chinos el monopolio de comercio con el archipiélago. Así fueron capaces de adquirir piezas de porcelana japonesa de los talleres de Arita,con las que pudieron seguir comerciando mientras duraban las inestabilidades en China. En 1659 embarcaron su primer cargamento de porcelana japonesa, que incluía numerosas porcelanas azul y blanca para los mercados indio y árabe, así como una pequeña cantidad destinada a Europa. Los talleres japoneses no estaban orientados a una producción masiva de piezas como ocurría en Jingdezhen, por lo que experimentaron una considerable expansión para hacer frente a estas demandas. En estas porcelanasla pintura imitaba a los estilos chinos precedentes, pero la paleta colorida de las denominadas Kakiemon y el gusto por lo asimétrico, característico del arte japonés, debieron de atraer enormementea los compradores europeos. En el siglo XVIII los más avezados coleccionistas seguían valorando este tipo de piezas, cuyos modelos fueron copiados por las distintasfactorías europeas, como Meissen, Chelsea y Bow. Pero el comercio de la Compañía con las porcelanas japonesas se fue paulatinamente abandonando, debido en parte a que el abastecimiento resultaba complejo y poco beneficioso. A pesar de esto, grandes cantidades de porcelanas japonesas recalaron en hogares de toda Europa, ya que fueron frecuentes las piezas procedentes de Japón que eran adquiridas indirectamente a través de intermediarios chinos.

Representación de la isla de Deshima, en la bahía de Nagasaki, único lugar en el que podían permanecer los comerciantes holandeses estacionados en Japón.

Representación de la isla de Deshima, en la bahía de Nagasaki, único lugar en el que podían permanecer los comerciantes holandeses estacionados en Japón.

En algunos aspectos los japoneses dejaron una profunda influencia en el mercado de este tipo de bienes. Introdujeron en Europa su característico estilo pictórico, y las porcelanas Kakiemon, vivamente coloreadas, influyeron más que ninguna otra pieza en modelos occidentales. También es reseñable la producción de piezas basadas en modelos holandeses, especialmente en lo que se refiere a la forma, así como a las figuras y modelos de animales (tigres, leones y pájaros), o de actores y actrices,similares a las representaciones de los primeros grabados xilográficos. Como podemos observar, las piezas realizadas en Japón,además de llenar el vacío dejado por la caída de las exportaciones chinas durante un cuarto de siglo, supusieron un soplo de aire fresco en el comercio de estos objetos.

Naturaleza muerta con cuenco de porcelana china, 1662, óleo sobre lienzo del pintor holandés Willem Kalf (1619-1693).

Naturaleza muerta con cuenco de porcelana china, 1662, óleo sobre lienzo del pintor holandés Willem Kalf (1619-1693).

En Europa, resulta interesante el comprobar la disposición de este tipo de porcelanas, tanto chinas como japonesas, en los hogares de la época. Al principio la extrema rareza de las porcelanas hizo que éstas se dispusieran con adornos y monturas de plata, que realzaban el carácter exótico del objeto. Posteriormente en Holanda se originó un ávido furor por el coleccionismo, tal como demuestran los retratos y naturalezas muertas del periodo, en donde encontramos porcelanas dispuestas sobre las paredes, en gabinetes, o como adornos de las chimeneas. La porcelana se hizo un hueco en la decoración de interiores, y son famosas las decoraciones de Hampton Court en Kensigton, o el palacio de Charlottenburg en Berlín, de Federico I de Prusia (1657-1713), en el que las porcelanas adornaban las paredes prácticamente desde el suelo hasta el techo. El ejemplo más famoso es el de Augusto el Fuerte (1670-1773), Elector de Sajonia y Rey de Polonia, quien amansó una increíble colección compuesta por más de diez mil piezas.

En el año 1863 se reconstruyó la Factoría Imperial de Jingdhezen, bajo el mando de un nuevo director, quedando patentela intención del gobierno chino por retomar este beneficioso comercio de exportación. Así, nuevamente, grandes cantidades de porcelana azul y blanca realizadas en masa se embarcaron hacia Occidente a finales del XVII y principios del XVIII. A Jingdhezen se sumaron otros centros, caso de Dehua, en el que se realizaban las famosas Blanc de Chine, piezas y figuras realizadas en pasta blanca sin policromía.

Las condiciones en las que se desarrolló el comercio de porcelana en el XVIII variaron sustancialmente respecto al siglo anterior. Durante el periodo posterior a 1683, momento en el que los holandeses volvieron a aguas chinas, naves francesas e inglesas comenzaron a comerciar en Cantón con considerable éxito y, en menos de una década, la Compañía Inglesa de las Indias Orientales pasó a ejercer el papel preponderante en la región. Debido a la cada vez mayor demanda de este tipo de bienes en toda Europa, se originaronnuevas compañías comerciales, como las fundadas por daneses y suecos en 1731 y 1732 respectivamente.Tampoco podemos olvidar el papel que jugó España. Desde 1571, año en que comenzó la línea Galeón de Manila, hasta 1815, este galeón hacía la ruta entre Acapulco, en la costa del Pacífico en México, y la capital filipina. En México las mercancías se transportaban por ruta terrestre de Acapulco a Veracruz pasando por la capital, y desde Veracruz a Sevilla. Su actividad, a diferencia de su nombre, no se limitaba exclusivamente a Filipinas, ya que las mercancías transportadas se correspondían también a China, Japón, Siam, Indonesia, Malasia, India, Ceylán y Persia.

Tal como hemos podido comprobar,lo que el comercio de la porcelana china generó fue, en cierta medida, una continuidad en la Edad Moderna de la mítica imagen de China en la Antigüedad y la Edad Media. Esta imagen arquetípica representaba aquello que Occidente buscaba en Oriente, lo lujoso y exótico, encarnado en las decoraciones y piezas de porcelana. En una época caracterizada por la expansión europea por el mundo y los viajes a tierras distantes, lo oriental se transformó, más que nunca, en un símbolo de riqueza y poder, así como en el principal referente de estos mundos lejanos.

Para saber más:

  • Balk, G.L., Van Dijk, F., Y D.J. Kortlang, The archives of the Dutch East India Company (VOC) and the local institutions in Batavia ( Jakarta), La Haya, NationaalArchief, 2007.
  • Jörg, C. J. A.,  Porcelain and the Dutch China trade, Springer Science, La Haya, 1982.
avatar David Lacasta (76 Posts)

Soy Licenciado en Historia del Arte y actualmente estoy cursando el máster en estudios avanzados, en la modalidad de Asia Oriental. Estoy trabajando en la cerámica Satsuma, y el fenómeno de su coleccionismo en occidente.También me interesa mucho todo lo relacionado con las armas y armaduras de los samurai, así como la historia militar de Japón.


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